Hitler. La biografía definitiva
Titulo: Hitler. La biografía definitiva. Edición del autor
Autor: Ian Kershaw
Editorial: Península
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-9942068-4
Año de Edición: 2010
Páginas: 1.332
Sinopsis
Esta monumental obra recrea, con toda destreza y una intensidad extraordinarias, valiéndose de una inmensidad de fuentes, el mundo vital, político y militar de Adolf Hitler. Desde sus raíces provincianas en la Austria de los Habsburgo hasta su muerte en Berlín en 1.945, Ian Kershaw despliega todo su conocimiento sobre el personaje y su época para ofrecernos un fresco inigualable del dictador, sus pensamientos, métodos y oratoria. ¿Cómo pudo Hitler fascinar a una sociedad culta como la alemana, con una economía puntera? ¿Por qué muchos de sus compatriotas callaron? ¿Quién pudo imaginar el resultado final de la ambición del Dictador?
Reunido en un solo volumen, nos encontramos ante un perfecto trabajo de síntesis hecho por el propio Profesor Kershaw. Esta obra es el resultado de una de las investigaciones más apasionantes de un historiador contemporáneo: descubrir que se esconde detrás del dictador alemán y, por extensión, por qué un pueblo y su ejército se dejaron arrastrar por los delirios de un líder que provocó la destrucción de Europa y su propia destrucción.
Opinión
Nos encontramos ante la que, hasta la fecha, pueda considerarse como el estudio definitivo tanto sobre el personaje como sobre la sociedad y el tiempo en que este desarrollo su terrible vida y que tuvo una trascendencia tan exagerada sobre la vida, y la muerte, de millones de habitantes de este planeta en la primera mitad del siglo pasado.
Se podría decir que más que una biografía esta obra es una sociografía, fundamentalmente porque tras el personaje no se encuentra persona alguna. Me ha resultado realmente llamativo el hecho de que un historiador de la talla del autor, que ha dedicado parte de su vida al estudio de Hitler no sea capaz de elaborar un retrato sobre Hitler, la persona.
Y es que, a pesar de que la gran mayoría de la vida de Hitler, transcurrió rodeada de personas, ayudantes y sirvientes, ninguno de ellos ha sido capaz de describirlo más allá del personaje público. Lo más parecido a un retrato lo podemos encontrar en los escritos de Goebbels, de Speer o incluso en los de Ernest Putzi Hanfstaengl referentes a los primeros tiempos, pero todos ellos tienen una lectura en clave política, a penas rozan el terreno personal.
Está claro que para la consecución del “culto al Líder” que era necesaria para el desarrollo del nacionalsocialismo era necesario que solo fuera visible el personaje, y se evitará en todo lo posible que esa imagen se debilitara por las debilidades intrínsecas al individuo. Así mismo, es también que con el transcurso de los años, la personas terminen mimetizándose con el personaje que ha creado, pero en este caso da la sensación, como advierte el autor, de que tras el personaje no existe persona.
Por lo tanto, y debido a esta imposibilidad de retratar al sujeto del estudio, esta obra gira en torno a dos cuestiones fundamentales, ¿Cómo pudo nacer Hitler? Y ¿Cómo pudo subsistir Hitler?. Ninguna forma mejor de expresar esta idea que las palabras del propio autor en su prólogo cuando dice “Mi biografía pretendía, sobre todo, ser un estudio del poder de Hitler. ¿Cómo un incapacitado social tan estrambótico pudo llegar a tomar el poder en Alemania, un país moderno, complejo, desarrollado económicamente y avanzado culturalmente?.
La segunda era cómo, después, pudo Hitler ejercer el poder. Tenía mucho talento para la demagogia, sin duda, y lo combinaba con una gran habilidad para aprovechar de manera implacable los puntos débiles de sus adversarios. Pero era un autodidacta poco sofisticado que carecía de la menor experiencia de gobierno. A partir de 1933 tuvo que tratar no sólo con matones nazis, sino también con una maquinaria de gobierno y con círculos acostumbrados a gobernar. ¿Cómo pudo, entonces, dominar tan rápidamente a las élites políticas consolidadas, arrastrar a Alemania a un catastrófico juego de alto riesgo por el dominio de Europa con un programa genocida terrible y sin precedentes en el corazón de la misma, obstaculizar todas las posibilidades de poner fin negociado al conflicto y finalmente suicidarse sólo cuando su acérrimo enemigo estaba a las puertas y su país se encontraba en la ruina física y moral total?”.
Cuando uno finaliza la lectura de esta obra queda con la sensación de haber estado leyendo sobre un personaje y una época de ficción. No es posible que en la Alemania en la que se estaba desarrollando la Bauhaus, en la que el expresionismo alemán se acercaba hasta sus cotas de mayor belleza, reinventado, de camino, el nuevo arte del cine. En un país que había formado parte desde el principio en la construcción europea, entendida esta como expresión de la consecución de sociedades avanzadas donde el individuo pudiera desarrollarse como tal. No es posible que tuviera cabida este personaje y sus secuaces.
Pero en esta obra también encontramos respuestas. Podemos ver como una de las causas por las que fue posible la llegada de Hitler al poder estaba basada en que ningún estamento social, a parte del político, hizo nada para conseguir que el sistema de la República de Weimar funcionase, más allá de los problemas que puntualmente pudieran representar la tremenda recesión que acaeció en estos tiempos. Y esta animadversión hacia el sistema democrático se debía no tanto a la oposición de los grupos conservadores que habían detentado el poder históricamente, sino porque este sistema era asimilado, por parte del conjunto de la sociedad, como una imposición realizada desde fuera en la torpe negociación, por parte de todas las potencias europeas, del armisticio de la Gran Guerra. La sociedad reaccionaba frente a un agente que consideraba exógeno, aunque este fuera la democracia. No es posible la imposición de un sistema desde fuera (y esta claro que no hemos aprendido, echado un vistazo a la década prodigiosa que el mundo occidental ha mantenido en Afganistán e Irak; ¿aprenderemos para la Primavera Árabe?).
Esta monumental obra recrea, con toda destreza y una intensidad extraordinarias, valiéndose de una inmensidad de fuentes, el mundo vital, político y militar de Adolf Hitler. Desde sus raíces provincianas en la Austria de los Habsburgo hasta su muerte en Berlín en 1.945, Ian Kershaw despliega todo su conocimiento sobre el personaje y su época para ofrecernos un fresco inigualable del dictador, sus pensamientos, métodos y oratoria. ¿Cómo pudo Hitler fascinar a una sociedad culta como la alemana, con una economía puntera? ¿Por qué muchos de sus compatriotas callaron? ¿Quién pudo imaginar el resultado final de la ambición del Dictador?
Reunido en un solo volumen, nos encontramos ante un perfecto trabajo de síntesis hecho por el propio Profesor Kershaw. Esta obra es el resultado de una de las investigaciones más apasionantes de un historiador contemporáneo: descubrir que se esconde detrás del dictador alemán y, por extensión, por qué un pueblo y su ejército se dejaron arrastrar por los delirios de un líder que provocó la destrucción de Europa y su propia destrucción.
Opinión
Nos encontramos ante la que, hasta la fecha, pueda considerarse como el estudio definitivo tanto sobre el personaje como sobre la sociedad y el tiempo en que este desarrollo su terrible vida y que tuvo una trascendencia tan exagerada sobre la vida, y la muerte, de millones de habitantes de este planeta en la primera mitad del siglo pasado.
Se podría decir que más que una biografía esta obra es una sociografía, fundamentalmente porque tras el personaje no se encuentra persona alguna. Me ha resultado realmente llamativo el hecho de que un historiador de la talla del autor, que ha dedicado parte de su vida al estudio de Hitler no sea capaz de elaborar un retrato sobre Hitler, la persona.
Y es que, a pesar de que la gran mayoría de la vida de Hitler, transcurrió rodeada de personas, ayudantes y sirvientes, ninguno de ellos ha sido capaz de describirlo más allá del personaje público. Lo más parecido a un retrato lo podemos encontrar en los escritos de Goebbels, de Speer o incluso en los de Ernest Putzi Hanfstaengl referentes a los primeros tiempos, pero todos ellos tienen una lectura en clave política, a penas rozan el terreno personal.
Está claro que para la consecución del “culto al Líder” que era necesaria para el desarrollo del nacionalsocialismo era necesario que solo fuera visible el personaje, y se evitará en todo lo posible que esa imagen se debilitara por las debilidades intrínsecas al individuo. Así mismo, es también que con el transcurso de los años, la personas terminen mimetizándose con el personaje que ha creado, pero en este caso da la sensación, como advierte el autor, de que tras el personaje no existe persona.
Por lo tanto, y debido a esta imposibilidad de retratar al sujeto del estudio, esta obra gira en torno a dos cuestiones fundamentales, ¿Cómo pudo nacer Hitler? Y ¿Cómo pudo subsistir Hitler?. Ninguna forma mejor de expresar esta idea que las palabras del propio autor en su prólogo cuando dice “Mi biografía pretendía, sobre todo, ser un estudio del poder de Hitler. ¿Cómo un incapacitado social tan estrambótico pudo llegar a tomar el poder en Alemania, un país moderno, complejo, desarrollado económicamente y avanzado culturalmente?.
La segunda era cómo, después, pudo Hitler ejercer el poder. Tenía mucho talento para la demagogia, sin duda, y lo combinaba con una gran habilidad para aprovechar de manera implacable los puntos débiles de sus adversarios. Pero era un autodidacta poco sofisticado que carecía de la menor experiencia de gobierno. A partir de 1933 tuvo que tratar no sólo con matones nazis, sino también con una maquinaria de gobierno y con círculos acostumbrados a gobernar. ¿Cómo pudo, entonces, dominar tan rápidamente a las élites políticas consolidadas, arrastrar a Alemania a un catastrófico juego de alto riesgo por el dominio de Europa con un programa genocida terrible y sin precedentes en el corazón de la misma, obstaculizar todas las posibilidades de poner fin negociado al conflicto y finalmente suicidarse sólo cuando su acérrimo enemigo estaba a las puertas y su país se encontraba en la ruina física y moral total?”.
Cuando uno finaliza la lectura de esta obra queda con la sensación de haber estado leyendo sobre un personaje y una época de ficción. No es posible que en la Alemania en la que se estaba desarrollando la Bauhaus, en la que el expresionismo alemán se acercaba hasta sus cotas de mayor belleza, reinventado, de camino, el nuevo arte del cine. En un país que había formado parte desde el principio en la construcción europea, entendida esta como expresión de la consecución de sociedades avanzadas donde el individuo pudiera desarrollarse como tal. No es posible que tuviera cabida este personaje y sus secuaces.
Pero en esta obra también encontramos respuestas. Podemos ver como una de las causas por las que fue posible la llegada de Hitler al poder estaba basada en que ningún estamento social, a parte del político, hizo nada para conseguir que el sistema de la República de Weimar funcionase, más allá de los problemas que puntualmente pudieran representar la tremenda recesión que acaeció en estos tiempos. Y esta animadversión hacia el sistema democrático se debía no tanto a la oposición de los grupos conservadores que habían detentado el poder históricamente, sino porque este sistema era asimilado, por parte del conjunto de la sociedad, como una imposición realizada desde fuera en la torpe negociación, por parte de todas las potencias europeas, del armisticio de la Gran Guerra. La sociedad reaccionaba frente a un agente que consideraba exógeno, aunque este fuera la democracia. No es posible la imposición de un sistema desde fuera (y esta claro que no hemos aprendido, echado un vistazo a la década prodigiosa que el mundo occidental ha mantenido en Afganistán e Irak; ¿aprenderemos para la Primavera Árabe?).
Fuentes
Imagen de la portada: http://www.casadellibro.com/libro-hitler/
Sinopsis: Contraportada propio libro
