Los cañones de agosto, de Barbara W. Tuchman

Descripción: A finales del mes de julio de 1914, Europa vivía inmersa en la engañosa placidez de la belle époque, instalada en una prolongación de la prosperidad.

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Gualtier Malde
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Los cañones de agosto, de Barbara W. Tuchman

Mensaje por Gualtier Malde » 02 08 2012 21:09

Los cañones de agosto

Portada de Los cañones de agosto

Título: Los cañones de agosto. Treinta y un días de 1914 que cambiaron la faz del mundo.
Autor: Barbara W. Tuchman.
Editorial: RBA. Temas de actualidad.
Encuadernación: Rústica.
ISBN: 978-84-9006162-6
Año de Edición: 2012 (año de la primera edición: 1962)
Páginas: 592

Sinopsis

A finales del mes de julio de 1914, Europa vivía inmersa en la engañosa placidez de la belle époque, instalada en una prolongación de la prosperidad de finales del siglo XIX que duraba casi tres lustros. Un mes más tarde, solo quedaban un montón de escombros y ruinas humeantes: habían tronado los cañones de agosto.

Barbara W. Tuchman reconstruye en este libro clásico en su género -premio Pulitzer en 1962- el dramático panorama, la tensión psicológica, la incertidumbre y el desconcierto de aquel intenso mes de agosto de 1914 que transformó drásticamente el mundo, y que, como muestra la autora, determinó el resultado de los siguientes cuatro años de conflicto. Asimismo, recrea con una vivacidad admirable los principales acontecimientos que se desencadenaron en el complejo escenario de Europa y los personajes que intervinieron en ellos.

El lector asiste a un auténtico fresco sobre las pequeñas miserias, las virtudes, el genio o los rasgos más íntimos de las figuras que tuvieron en sus manos el destino de millones de personas. Casi un siglo después, los principales acontecimientos y las historias singulares que urdieron aquella enorme tragedia mundial siguen vivos en esta obra de lectura obligada.


Opinión

“Era tan maravilloso el espectáculo aquella mañana de mayo del año 1910, en que nueve reyes montaban a caballo en los funerales de Eduardo VII de Inglaterra, que la muchedumbre, sumida en un profundo y respetuoso silencio, no pudo evitar lanzar exclamaciones de admiración. Vestidos de escarlata y azul y verde y púrpura, los soberanos cabalgan en fila de a tres, a través de las puertas de palacio, luciendo plumas en sus cascos, galones dorados, bandas rojas y condecoraciones incrustadas de joyas que relucían al sol. Detrás de ellos seguían cinco herederos al trono, y cuarenta altezas imperiales o reales, siete reinas, cuatro de ellas viudas y tres reinantes, y un gran número de embajadores extraordinarios de los países no monárquicos. Juntos representaban a setenta naciones en la concentración más grande de realeza y rango que nunca se había reunido en un mismo lugar y que, en su clase, había de ser la última. La conocida campana del Big Ben dio las nueve cuando el cortejo abandonó el palacio, pero en el reloj de la Historia era el crepúsculo, y el sol del viejo mundo se estaba poniendo, con un moribundo esplendor que nunca se vería otra vez.”
Inicio del primer capítulo de Los cañones de agosto.

¿Por qué traer a este foro la reseña de un libro que versa sobre el comienzo de la Primera Guerra Mundial?. Existen distintos motivos para ello, pero el más importante es la debilidad. No me he podido resistir más a escribir unas líneas sobre el que supuso uno de los grandes hallazgos literarios a lo largo de mi vida como lector. Y es que entre las páginas de esta obra se esconde algo más que una simple descripción de los hechos acaecidos en los primeros días de la temible Primera Guerra Mundial. Desde el magnífico comienzo de este libro, y con un estilo claro y directo, la autora nos atrapa en el devenir de los acontecimientos, haciendo que parezca más una crónica periodística que un relato histórico. Escribe Robert K. Massie en su prefacio a la obra …La autora incita al lector a suspender todo conocimiento que se posea de antemano acerca de lo que va a suceder. En las páginas del libro, Barbara Tuchman sitúa ante nuestros ojos un ejército alemán enorme –tres ejércitos de campaña, dieciséis cuerpos, treinta y siete divisiones, setecientos mil hombres- que avanzan a través de Bélgica con un objetivo final: París. Esta marea de soldados, caballos, piezas de artillería y vehículos discurre por los polvorientos caminos del norte de Francia, avanzando de modo implacable, a todas luces imparable, hacia la capital francesa, con el objetivo final de poner punto final a la guerra en el Oeste, tal y como los generales del káiser los han planificado, en cuestión de seis semanas. El lector, al contemplar el avance de los alemanes, sabrá ya seguramente que no van ha alcanzar su meta, que Von Kluck desviará sus tropas y que, tras la Batalla del Marne, millones de soldados de ambos bandos se agazaparán en las trincheras para dejar paso a cuatro años de carnicería. No obstante, la señora Tuchman hace gala de tanta habilidad que el lector se olvida de sus conocimientos. Rodeado por el estruendo de los cañones y el entrechocar de los sables y las bayonetas, se convierte prácticamente en un personaje más de la acción. ¿Seguirán avanzando los exhaustos alemanes? ¿Podrán resistir los desesperados franceses y británicos? El mayor mérito de la señora Tuchman es que, en las páginas de su libro, consigue revestir los acontecimientos de agosto de 1914 de tanto suspense como el experimentado por las personas que lo vivieron realmente.

Pero no queda solo ahí el interés de esta narración. A través de sus páginas uno puede asombrarse con las grandes similitudes que aparecen entre estos primeros días de ataque alemán con los que varias décadas después se reproducirán en la Campaña de Francia de la Segunda Guerra Mundial. El rápido avance de los ejércitos germanos, la impunidad en el avance sobre tierras de países neutrales, la aparición de las crueles represalias sobre la población civil, la inicial debilidad de los ejércitos aliados, el desastre del Cuerpo Expedicionario Británico. Ahora bien, sobretodo es interesante por sus grandes diferencias. Se puede decir que la narración histórica que la autora realiza en este libro no se siguen las reglas marxistas. Se trata de la descripción de una guerra de reyes y generales. Pero este hecho, más que reducir el valor de la obra, fortalece la sensación de encontrarnos ante la última guerra de los antiguos regímenes europeos, en las que sus reyes y dirigentes hacían y deshacían sin ninguna participación de los pueblos que gobernaban, que era sobre los que recaía el peso de las consecuencias de sus decisiones (hoy día no tengo muy claro si esto ha cambiado realmente).

Se trata, por tanto, de una magnífica obra literaria que además trata sobre un tema histórico. Suponiendo, de este modo, el inicio en una nueva forma de contar la historia, y en especial la militar, y en el que podemos ver el origen de la narrativa militar que hoy nos encontramos en las obras de los grandes autores actuales. Esta toma de importancia del estilo literario no disminuye ni un ápice el rigor de los hechos históricos contados en sus páginas, de modo que consigue acercar la Historia al gran público pero sin sacrificar ni simplificar la verosimilitud de lo narrado.

Existe otra razón más que hace de esta obra una rara avis dentro de las dedicas a esta temática. Y es que no son muchas las mujeres las se han acercado a estos temas a lo largo de lo años. Cuando este libro apareció publicado en el año 1962 generó un gran revuelo. Rápidamente se convirtió en un gran éxito, llegando, incluso, a ser regalado por el Presidente Kennedy al primer ministro británico como ejemplo de los errores que los mandatarios debían evitar cometer. Fue galardonado con el Premio Pulitzer de no ficción (puesto que no podía recibir el de Historia por no versar sobre aspectos relacionados con la Historia de los Estados Unidos). Pero no todo fueron alabanzas, desde lo círculos más académicos se intento denostar la obra por no ser escrita por un Historiador en toda regla. Algunos reseñistas presentaban a la autora como un ama de casa, en un intento de minusvalorar su obra.

¿Pero, quién era Barbara W. Tuchman? Esta doble ganadora del premio Pulitzer, licenciada en Artes por la Radcliffe College, pertenecía a una influyente familia estadounidense. Su padre era el banquero Maurice Wertheim, nieta de Henry Morgenthau, Embajador en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial y sobrina del Secretario del Tesoro de la Administración Roosevelt, Henry Morgenthau Jr. Fue ayudante de redacción de The Nation (donde cubrió la Guerra Civil Española desde Madrid) y corresponsal en Londres para el New Statesman, el Centro de Noticias del Lejano Oriente, así como para la Oficina de Información de Guerra en los años 1944 y 45. Fue, por tanto, testigo en primera persona de muchos de los grandes acontecimientos del siglo pasado -en lugar de asistir a su ceremonia de graduación en Radcliffe prefirió acompañar a su abuelo a la Conferencia Monetaria y Economía Mundial del año 33 organizada con el fin de atajar la tremenda Depresión que subyugaba a los países occidentales, y en la que Morgenthau encabezaba la Delegación estadounidense-. Fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias de la que se convirtió en la primera mujer en presidirla en el año 1978. Quiso la casualidad que Barbara Tuchman contrajera matrimonio con Lester R. Tuchman, famoso médico internista e investigador neoyorquino, el 18 de junio de 1940 mientras en tierras de Francia un iluminado intentaba repetir, esta vez con éxito, la conquista de la capital francesa.

Fuentes

Imagen de la portada: http://www.sellorba.com/
Sinopsis: http://www.sellorba.com/
Otras Fuentes:
http://www.answers.com/topic/barbara-tuchman
http://www.bookrags.com/biography/barbara-tuchman/
Wikipedia
http://www.yatedo.com
http://www.jewishvirtuallibrary.org/jso ... chman.html


"No existe un camino para la paz, la paz es el camino". Ghandi.

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