Aunque notaba su parecido con la imagen, sabía que siendo una entre más de 6 millones de mujeres que ingresaron a la fuerza de trabajo durante la Segunda Guerra Mundial, estaba lejos de ser la única que se sentía reflejada en el cartel, símbolo del feminismo moderno.
Parker-Fraley descubrió que era ella la verdadera Rosie, y no Hoff Doyle, apenas en el año 2009. Ese año, durante una reunión en el Parque Histórico Nacional Rosie the Riveter/Frente local II Guerra Mundial, se exhibió una fotografía de Parker- Fraley a los 20 años en una fábrica en Alameda, California, como la posible inspiración detrás del póster. Sin embargo, la foto cumplía tres décadas de llevar otro nombre en la leyenda, el de Geraldine.
Parker-Fraley se sintió devastada, aunque intentó aclarar la confusión, era tarde. "Solo quería mi propia identidad", dijo a la revista People en 2016. "No quería la fama ni la fortuna, pero sí quería mi propia identidad".
Su lucha tomó otro rumbo en 2015, cuando conoció al profesor de comunicación de la Universidad Seton Hall de Nueva Jersey, James J. Kimble, quien la contactó en su búsqueda por identificar a la verdadera Rosie.
En un artículo académico publicado en la revista Retórica y Asuntos Públicos el profesor Kimble compartió la historia de Naomi y la prensa amplificó el descubrimiento.
Naomi se divorció una vez, enviudó dos veces y trabajó la mayor parte de su vida como mesera. Entrevistada en el 2016, el World Herald le preguntó cómo se sentía al ser reconocida públicamente como Rosie the Riveter.
“¡Victoria!,” dijo. “¡Victoria! ¡Victoria!”