La delegación de embajadores en el cementerio judío de La Paz. Foto: Sara Aliaga
En el cementerio se encontraban embajadores de siete países, encabezados por el de Alemania, con el compromiso de que el mundo nunca más vuelva a permitir un episodio como ése que terminó con la vida de más de 60 millones de personas.
“Señores, lo que tenemos que hacer todos nosotros, todas la naciones es evitar que un desastre, una masacre, que un Holocausto se repita, no sólo contra los judíos, sino contra cualquier otro pueblo o etnia”, convocó con voz firme el hombre que junto a sus padres encontró asilo en Bolivia hace más de 80 años, huyendo del horror de la guerra.
El encargado de Negocios de la Embajada de Alemania, Adrian Seufert, afirmó que una forma de impedir una catástrofe como la Segunda Guerra Mundial es no olvidar la historia.
“Tenemos que aprender de ella, de cómo un conflicto que surge de retóricas, de límites traspasados, de la intolerancia ante lo diferente y ajeno puede llegar a la catástrofe”, sostuvo ante los embajadores y representantes diplomáticos de España, Italia, Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Canadá.
Winer no pudo evitar reclamar porque la noche del 9 de noviembre de 1938 sea llamada la Noche de los cristales rotos. “No sé quién le puso ese nombre, porque lo que ocurrió esa noche tiene más trascendencia de la rotura de vitrinas de negocios judíos; esa noche los nazis, maldita sea su memoria, se sacaron la careta y mostraron su verdadero espíritu. Quemaron en Alemania y Austria más de 100 sinagogas, detuvieron a más de 15.000 judíos y mataron a cientos”, sostuvo.
“Quiero dar la razón al señor Winer, ese denominativo es un eufemismo que ya no se debe usar. Por eso en Alemania se habla de la Noche de los progromos (masacre)”, dijo Seufert de Alemania.
Winner era niño durante la Segunda Guerra Mundial. Vivía en Viena, donde vio los crímenes que cometieron los nazis. “Hacían que las mujeres vistieran sus mejores ropas y con cepillos de dientes les hacían limpiar las calles. El mundo no se dio cuenta”, contó.
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