De entre las naves que guardan los hangares del aeroclub de San Martín, hay allí un avión histórico, una pieza única en la Argentina y del que solo existen cuatro ejemplares más en el mundo. Se trata de un Miles Magister en condiciones impecables, un avión con estructura de madera construido en 1938, que participó de la Segunda Guerra Mundial y que ahora, por esas cosas del destino, se guarda en San Martín y de tanto en tanto, sale a trazar los cielos de la zona Este.
"Hay muy pocos en el mundo y es el único en la Argentina, eso lo convierte en una verdadera joya de la aviación", dice Mauricio Vitale, miembro del aeroclub y subraya durante la charla, que a pesar del paso del tiempo, el aparato mantiene sus piezas originales y que incluso, luce la pintura y los escudos que identificaban a estas aeronaves dentro de la Real Fuerza Aérea Británica.
"Es el único avión del país que tiene los colores militares ingleses, asunto que ha sido respetado por toda la comunidad aeronáutica e incluso por la Fuerza Aérea Argentina, en función de su indiscutible carácter histórico", comenta el historiador aeronáutico Gustavo Marón.
El Miles Magister es un avión que los ingleses construyeron con la idea de entrenar a sus pilotos. Tiene una cabina en tándem (asientos unos detrás de otro), donde el aprendiz ocupa el primer lugar. Durante la Segunda Guerra Mundial y ya con cierta preparación en el modelo de avión, los pilotos pasaban a volar los célebres cazas Hawker Hurricane y los Supermarine Spitfire con los que, entre otros méritos, se le puso un freno a la expansión nazi en Europa en mayo de 1940.
Finalizada la contienda bélica, en 1946 el gobierno del presidente Juan Domingo Perón compró 150 de estos aviones y esas máquinas fueron asignadas a los diversos aeroclubes del país, con la idea de formar pilotos que pudieran servir como reserva a la naciente Fuerza Aérea Argentina. Uno de ellos y luego de haber pasado por otros destinos, llegó al aeroclub de San Martín en agosto de 1962 y se mantiene allí hasta hoy.
"Hará unos diez años, este Miles Magister participó de un certamen en Buenos Aires y se trajo un segundo premio de ese concurso de aviones históricos", cuenta Fabio Zabala, mientras limpia parte de las instalaciones. Zabala trabaja en el aeroclub desde hace 36 años y dice que hay algunos pilotos que lo han volado, pero que es "un avión difícil, al que hay que conocer mucho".
-¿Sabe por qué salió segundo en aquel concurso?- pregunta Zabala y acomoda unas cajas.
-Ni la menor idea.
-Porque sus ruedas no son las originales, sólo por ese detalle. Pero digo yo, después de tantos años lo más lógico es que las ruedas ya no sean las mismas.
Marón explica que hubo dos razones por la que los Miles Magister fueron sacados de servicio: "Por un lado, eran de madera y pronto comenzaron a mostrar deterioro. Lo otro, era su relativa complejidad en relación con las demás aeronaves de entrenamiento que surgieron en la época, no hay que olvidar que era un avión de entrenamiento avanzado".
En el aeroclub de San Martín todos recuerdan la anécdota de aquellos años, a mediados de los 60: "Es un avión que no es sencillo de volar y hubo algunos accidentes en distintas partes del país. Finalmente, la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad mandó una resolución para que se sacaran de servicio y se los quemara a todos", cuenta el piloto Gustavo Fiadino. Y sigue: "Pero acá se le tenía mucho cariño y el mecánico Héctor Poulain decidió desarmarlo y ocultarlo".
Mientras que algunos dicen que al avión lo guardaron en el interior de una bodega, otros sostienen que Poulain se lo llevó a su casa, que la nave viajo hasta un barrio de Godoy Cruz con las alas desmontadas y en un remolque. Sea como sea, el mecánico aprovechó ese tiempo para hacer una revisión general de la estructura de madera y para reparar lo poco que había por arreglar. "Después, cuando ya nadie preguntó por el avión lo trajeron de vuelta y Poulain volvió a armarlo", cuenta Fiadino.
Dicen que el avión está en venta y que hubo algunas ofertas de particulares británicos que no prosperaron. "Es muy especial y debería estar en un museo; posiblemente ése sea el mejor destino para un avión que ya cumplió su tarea y que merece jubilarse", cierra Fiadino, mientras observa una vez más el interior de la nave.