Quince museos reconocen la figura de Alfred Flechtheim
Alfred Flechtheim
Alfred Flechtheim
Alemania 1933, Alfred Flechtheim cierra su maleta con las pocas pertenencias que había podido conservar, un avión con destino a parís le espera, un viaje hacia una nueva vida, lejos del expolio sufrido por los nazis, que habían conseguido acabar con su galería de arte y con todas las obras que se encontraban en ella, nombres como Picasso, Klee o Cézanne habían pasado por sus manos y ahora se habían perdido o vendido a colecciones privadas dejando un reguero de arte "degenerado".
La historia del arte le debía una disculpa, uno de los marchantes de arte más importantes de Europa en la década de los años veinte, que debido a sus apuestas por artistas y pinturas controvertidas fue perseguido hasta que no tuvo más remedio que huir hacia Francia y Reino Unido. Ahora, 15 museos han trabajado juntos para crear una exposición online que muestre al mundo más de trescientos trabajos que exhibió en sus galerías. La muestra se completará con fotografías, cartas y documentos que enseñarán al público su gran labor.
Gracias a estas instituciones, entre las que se encuentran el Museo Sprengel de Hanover o el Museo Kunstpalast entre otros, desde el 9 de octubre se podrá tener acceso a la web que bajo el título de Alfred Flechtheim.com: Marchante de arte de la vanguardia, intentará devolverle al lugar que le corresponde.
Esta muestra se realiza también con el objetivo de por la repercusión que tenga, aparezcan propietarios de piezas que pertenecieron a su galería y así poder aumentar el conocimiento de su trabajo.
Flechtheim aparece en el mundo del arte en 1900, gracias a una poderosa colección de artistas de renombre, y rápidamente se hizo un nombre y en 1913 pudo abrir en Düsseldorf su primera galería, obtuvo éxito y decidió abrir también en otras ciudades. Con la llegada de la IGM. su negocio tuvo que cerrar, pero consigue recuperarse y vuelve a iniciar su carrera como marchante en su galería, en 1919.
Su figura es reconocida en toda Alemania, e incluso llega a fundar su propia revista cultural, Der Querschnitt. Convirtiéndose el marchante más importante, e incluso llega a posar para los artistas que exhibe, siendo legendarias las fiestas que organizaba, con famosos de todo tipo que se sentían atraídos por el glamour.
La historia del arte le debía una disculpa, uno de los marchantes de arte más importantes de Europa en la década de los años veinte, que debido a sus apuestas por artistas y pinturas controvertidas fue perseguido hasta que no tuvo más remedio que huir hacia Francia y Reino Unido. Ahora, 15 museos han trabajado juntos para crear una exposición online que muestre al mundo más de trescientos trabajos que exhibió en sus galerías. La muestra se completará con fotografías, cartas y documentos que enseñarán al público su gran labor.
Gracias a estas instituciones, entre las que se encuentran el Museo Sprengel de Hanover o el Museo Kunstpalast entre otros, desde el 9 de octubre se podrá tener acceso a la web que bajo el título de Alfred Flechtheim.com: Marchante de arte de la vanguardia, intentará devolverle al lugar que le corresponde.
Esta muestra se realiza también con el objetivo de por la repercusión que tenga, aparezcan propietarios de piezas que pertenecieron a su galería y así poder aumentar el conocimiento de su trabajo.
Flechtheim aparece en el mundo del arte en 1900, gracias a una poderosa colección de artistas de renombre, y rápidamente se hizo un nombre y en 1913 pudo abrir en Düsseldorf su primera galería, obtuvo éxito y decidió abrir también en otras ciudades. Con la llegada de la IGM. su negocio tuvo que cerrar, pero consigue recuperarse y vuelve a iniciar su carrera como marchante en su galería, en 1919.
Su figura es reconocida en toda Alemania, e incluso llega a fundar su propia revista cultural, Der Querschnitt. Convirtiéndose el marchante más importante, e incluso llega a posar para los artistas que exhibe, siendo legendarias las fiestas que organizaba, con famosos de todo tipo que se sentían atraídos por el glamour.
Alfred Flechtheim y Betty Goldschmidt en 1917
Sin embargo, a finales de los años veinte, el auge del nazismo le coloca en una posición difícil, de la élite al destierro, pasó a convertirse en el centro de las críticas de los partidarios de Hitler, siendo una bestia negra para ellos, y más tarde del propio Gobierno, que consideraban que el arte que ayudaba a promover era "degenerado". Lo que unido a su condición de judío, (a pesar de que sirvió en la IGM.) le hicieron un blanco fácil en el que centraron las críticas.
Las primera acciones fueron destinadas a ¨aranizar¨ sus galerías, para los que se vendieron a museos y colecciones privadas gran parte de sus posesiones, lo que le llevaron a una economía débil que le hizo organizar una subasta de sus obras más importantes para conseguir salir a flote. Los nazis ni siquiera le dejaron recaudar ese dinero e irrumpieron en la sala prohibiendo su venta y requisando el contenido.
Por si fuera poco el agravio, el ministro Goebbels le dedicó un artículo ensañándose con su persona, e incluyéndole en una Exposición de Arte Degenerado.
Con la llegada al poder de los nazis, decide comenzar de cero en Europa, donde el destino le tenía reservada una jugada definitiva: en 1937, muere en Londres al herirse con un clavo oxidado mientras se encontraba en el hospital, al que fue trasladado por caerse al pisar una placa de hielo, lo que hizo que tuvieran que amputarle una pierna que finalmente le produjo la muerte, por una septicemia.
Su mujer, Betty, regresó a Alemania en 1941, pero cuando recibió la orden de presentarse para ser deportada, ingerió un veneno y murió, no tuvieron descendientes.
Han tenido que pasar 76 años para que el mundo del arte se acuerde de una figura como la suya, sin la cual el mundo de las vanguardias hubiera estado escondido en Europa durante muchos más años.
FuenteLas primera acciones fueron destinadas a ¨aranizar¨ sus galerías, para los que se vendieron a museos y colecciones privadas gran parte de sus posesiones, lo que le llevaron a una economía débil que le hizo organizar una subasta de sus obras más importantes para conseguir salir a flote. Los nazis ni siquiera le dejaron recaudar ese dinero e irrumpieron en la sala prohibiendo su venta y requisando el contenido.
Por si fuera poco el agravio, el ministro Goebbels le dedicó un artículo ensañándose con su persona, e incluyéndole en una Exposición de Arte Degenerado.
Con la llegada al poder de los nazis, decide comenzar de cero en Europa, donde el destino le tenía reservada una jugada definitiva: en 1937, muere en Londres al herirse con un clavo oxidado mientras se encontraba en el hospital, al que fue trasladado por caerse al pisar una placa de hielo, lo que hizo que tuvieran que amputarle una pierna que finalmente le produjo la muerte, por una septicemia.
Su mujer, Betty, regresó a Alemania en 1941, pero cuando recibió la orden de presentarse para ser deportada, ingerió un veneno y murió, no tuvieron descendientes.
Han tenido que pasar 76 años para que el mundo del arte se acuerde de una figura como la suya, sin la cual el mundo de las vanguardias hubiera estado escondido en Europa durante muchos más años.