El piloto sin piernas de la RAF

Banco de noticias de actualidad sobre la Segunda Guerra Mundial

Moderador: abhang

Responder
Avatar de Usuario
abhang
General der Flieger
General der Flieger
Mensajes: 7260
Registrado: 18 06 2010 18:09
País 2GM: Alemania
Zona/Región: Montecassino
Ubicación: España

El piloto sin piernas de la RAF

Mensaje por abhang » 21 04 2014 11:38

El británico Douglas Bader, que perdió sus extremidades mientras realizaba una acrobacia, se convirtió en un héroe tras conseguir combatir en la Segunda Guerra Mundial y derribar veintidós aparatos enemigos
Imagen
Cuando se habla de tesón en Reino Unido siempre se utiliza el ejemplo de Douglas Bader. Cuando se quiere incentivar a alguien para que no ponga límites a la voluntad humana se cita asimismo al histórico piloto de la Royal Air Force. Para demostrar que quien quiere puede, asimismo se recurre al aeronauta inglés. ¿Por qué?

Simplemente porque Bader (1910-1982) es el protagonista de una historia de autosuperación que impresionó a toda una nación durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. La siguiente pregunta es obligada. ¿Quién fue este personaje? Y, sobre todo, ¿cuál fue su hazaña?

Las estadísticas le otorgan el récord de veintidós derribos de aviones enemigos, algo que ya de por sí le convierte en héroe nacional de los británicos, pero su condición de leyenda la adquirió porque volaba con unas prótesis de aluminio después de que sus piernas tuvieran que ser amputadas por causa de un accidente, naturalmente aéreo, al intentar una maniobra arriesgada que tenía el nombre de ‘tonel’ y que consistía en hacer una rotación de 360 grados sobre el eje longitudinal de la nave.

Ocurrió durante una escala en el aeródromo de Woodley, en diciembre de 1931. Allí, en el transcurso de una conversación con unos jóvenes pilotos sobre la dificultad de las acrobacias, optó por realizar una demostración práctica sobrevolando la zona boca abajo y a escasa velocidad. El ala izquierda de su Bulldog rozó contra el suelo y se estrelló. Sus dos piernas resultaron aplastadas. Además quedó inconsciente.

Tras luchar durante varios días por su vida, el doctor Leonard Joyce, en esos tiempos el mejor cirujano de todo Reino Unido, consiguió mantenerle en este mundo a costa de tener que amputarle las dos extremidades inferiores. Sin embargo, la peor noticia fue que jamás podría volver a volar. O al menos eso creía entonces la RAF, que le dio la baja como piloto activo por no considerarlo apto para el servicio. Fue destinado a la sección de instrucción, en tierra.

Pero Bader no desfalleció y se dedicó a la difícil tarea de reconstruirse. Se propuso abandonar la silla de ruedas y caminar sin ayuda de muletas. Y, aunque todo el mundo le decía que eso sería imposible, lo consiguió gracias a unas prótesis de aluminio. Poco después también pudo conducir un automóvil o jugar al golf. Todo porque el londinense no se resignó a su suerte, o mejor dicho, a su mala suerte. Contra todo pronóstico, tras una larga y dolorosa convalecencia -durante la que se hizo adicto a la morfina-, pudo andar.

Recupera la licencia de piloto

Y hasta volar. Porque, amparado en sus cualidades innatas para vencer a la fuerza de la gravedad y sobre todo en su famosa testarudez, aún minusválido supo salir adelante y en 1932 recuperó asimismo su licencia de piloto y nuevamente fue considerado apto para efectuar prácticas de vuelo, aunque no para su reingreso en el Ejército de su graciosa majestad.

Ya sin uniforme, trabajó en una compañía petrolífera y se casó con Thelma Edwards, pero su mente seguía siempre ocupada por los aviones. Lo volvió a intentar con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y, con el apoyo de su antiguo jefe, logró reingresar en la RAF en 1939, ocho años después de su accidente. Voló primero con bombarderos, para luego recuperar su condición de piloto de cazas con los Spitfire y los famosos Hurricane.

Gracias a su capacidad de liderazgo y a su don de mando, pronto fue nombrado comandante de una escuadrilla destinada a cubrir a las tropas británicas mientras se retiraban de Dunkerque y más tarde líder de otra canadiense, a la que convirtió en una de las más eficientes en la batalla de Inglaterra, la más grande contienda aérea de todos los tiempos, disputada entre julio y octubre de 1940. Sus hombres interceptaron un gran número de naves alemanas antes de que descargasen sus bombas sobre las grandes ciudades de la isla.

Una de las razones de su éxito en combate fue que, como la sangre no podía acumularse en sus piernas, quedaba exento de padecer de 'visión negra' que perseguía a los pilotos al elevar el avión bruscamente aumentando la aceleración vertical y disminuyendo el riego de la sangre en el cerebro.

Sin embargo, durante los enfrentamientos Bader tenía más miedo al mar que a los enemigos. Por ello, ante la posibilidad de que fuera derribado sobre el Canal de la Mancha y de que el peso de sus prótesis pudiera hundirlo sin remisión, las rellenó con pelotas de ping pong. Como anécdota se puede contar que, durante una misión, escuchó ruidos extraños y pensó que era víctima de un ataque. No obstante, el sonido era provocado por la explosión de las bolas.

prisionero en Colditz
Imagen

Prisionero de los alemanes
Debido al éxito de sus estrategias, la RAF puso bajo su mando el aeródromo de Tangmere y tres escuadrillas de Spitfire y otra de Bristol Beaufighter. Pero en 1941, en una de sus misiones sobre Francia, tras haber derribado dos naves alemanas, el avión de Bader fue alcanzado y tuvo que saltar en paracaídas tras dejar las dos prótesis en el aparato. En tierra, lógicamente, fue capturado por las tropas alemanas.

Bader era muy conocido por los pilotos nazis. De hecho, Adolf Galland el mítico capitán de la Luftwaffe, envió un vehículo para llevarlo a su base aérea y compartir una cena. Sobre aquel mantel se puso en marcha una de las menos conocidas y más increíbles operaciones de la guerra. Germanos y británicos se pusieron de acuerdo para que un avión inglés lanzase en paracaídas un nuevo par de prótesis para Bader.

Una vez recuperada su capacidad de movimiento, inflexible y terco, Bader protagonizó varias tentativas fallidas de evasión, por lo que fue enviado a la inexpugnable fortaleza de Colditz, donde se vieron obligados a confiscarle las prótesis porque se negó prometer no volver a fugarse.

Cuando los nazis se encaminaban hacia la derrota definitiva tras el Desembarco de Normandía, en 1945 el ejército estadounidense liberó Colditz y a Bader. Inmediatamente el piloto se dirigió a París y solicitó un Spitfire para volver a combatir hasta el final de la guerra. Su petición fue rechazada porque el alto mando no deseaba perder a un mito viviente. El 15 de septiembre de 1945 encabezó personalmente el Desfile Aéreo de la Victoria, delante de trescientos aviones que sobrevolaron Londres.

Con la llegada de la paz, fue contratado por el departamento aéreo de la empresa petrolera Shell. La reina Isabel II le nombró caballero en 1976. Douglas Bader falleció el 5 de septiembre de 1982 debido a una crisis cardíaca. Tenía 72 años. Su ejemplo ha inspirado a miles de personas con discapacidad en todo el mundo.

Su vida se llevó al cine a través de la película ‘Proa al cielo’ (1956). Además, Paul Brickhill escribió un libro sobre su vida.
Imagen

http://www.elcorreo.com/alava/ocio/2014 ... ndial.html


El sudor ahorra sangre, la sangre ahorra vidas, y el cerebro, las dos cosas. (Erwin Rommel)
Orden Lenina (1) United States Medal of Freedom (1) Orden Trudovogo Krasnogo Znameni (4) Order Wojskowy Virtuti Militari (1) Cruz al Mérito Naval con distintivo blanco (1) Légion d'Honneur (1) Ritterkreuz mit Eichenlaub, Schwertern und Brillianten (1) Medalla militar individual (1) Pour le mèrite (1)

Responder