Los visitantes han escrito graffitis en los bunkers, informaron los funcionarios, y a menudo toman "souvenirs", como trozos de alambre de púas o clavos del ferrocarril, para recordar su visita al sitio, lo cual es ilegal.
"No siempre se trata de gente joven, a veces, incluso los profesores extranjeros y turistas toman las cosas", dijo el director del museo, Piotr Cywinski , director del museo.
Antoni Dudek, un historiador polaco líder y miembro del consejo de Instituto de la Memoria Nacional el organismo de control de Polonia, expresó su indignación por los delitos acaecidos en el museo. "Esto es sorprendente. Esto no es realmente el vandalismo, porque el vandalismo es algo que se hace a una parada de autobús. Esta es la barbarie", aseguró, visiblemente afectado.
El vandalismo es difícil de aprehender, dijeron funcionarios del museo, debido a su enorme tamaño. Auschwitz- Birkenau incluye 150 edificios y más de 2 millones de metros cuadrados de propiedad, lo que hace difícil de atrapar delincuentes.
La opción de instalar un circuito cerrado de cámaras en todo el campamento se ha discutido, pero no ha tenido consenso entre las autoridades. “¿Cómo se sentiría usted si visita los cuarteles de Auschwitz-Birkenau y se da cuenta que hay cámaras de vigilancia en cada sitio? ¿Cómo podríamos ser capaces de mantener la autenticidad del campamento?”, se preguntó el viceministro de Cultura de Polonia, Malogorzata Omilanowska.
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