La Secretaría de Comunicación de la Xunta, que es quien acomete los trabajos de acondicionamiento de las torres, de más de cien metros de altura, informó de que van encaminados a recuperar y reconocer esta infraestructura, "de gran valor patrimonial y tecnológico".
Los primeros trabajos consisten en el acondicionamiento y desbroce del contorno de las torres, a las que se colocará un nuevo viento o cabo de acero para reforzar el anclaje de una de ellas, para evitar el peligro de derrumbe. Se trata de garantizar el equilibrio de las torres, apoyadas en el suelo en una pequeña pieza de cerámica.
Paralelamente, y en cooperación con el Ministerio de Defensa, titular de las instalaciones, se están estudiando medidas para rentabilizar socialmente estas instalaciones. Así, se trabaja en la posible creación de un taller de empleo que permita recuperar las instalaciones y buscarles el uso más adecuado.
La mejora de las torres pasaría por recuperar la explicación de lo que representaron en la contienda mundial, así como por evaluar la utilidad de estas grandes antenas para los servicios de telecomunicaciones.
El objetivo último, dice la Xunta, es recuperar las instalaciones para que los visitantes puedan conocer la historia a través de estas construcciones mediante vídeos que se proyectarán en este mismo lugar.
Entre otros posibles usos, se estudia su aprovechamiento para el servicio de la Televisión Digital Terrestre en la Terra Chá, para llevar la radio a los marineros o para mejorar la telefonía móvil.
Se trata de tres grandes radiofaros de 112 metros de altura que el régimen de Hitler instaló en 1940 en Cospeito, como sistema de localización de submarinos y aviones.
Son los vestigios de un primitivo sistema de radiolocalización, predecesor del GPS europeo, del que se beneficiaron igualmente los británicos para sus operaciones bélicas. Más recientemente, hasta los años 70, las antenas de Cospeito prestaron servicio a la aviación civil.
Fuente: El correo gallegoLos primeros trabajos consisten en el acondicionamiento y desbroce del contorno de las torres, a las que se colocará un nuevo viento o cabo de acero para reforzar el anclaje de una de ellas, para evitar el peligro de derrumbe. Se trata de garantizar el equilibrio de las torres, apoyadas en el suelo en una pequeña pieza de cerámica.
Paralelamente, y en cooperación con el Ministerio de Defensa, titular de las instalaciones, se están estudiando medidas para rentabilizar socialmente estas instalaciones. Así, se trabaja en la posible creación de un taller de empleo que permita recuperar las instalaciones y buscarles el uso más adecuado.
La mejora de las torres pasaría por recuperar la explicación de lo que representaron en la contienda mundial, así como por evaluar la utilidad de estas grandes antenas para los servicios de telecomunicaciones.
El objetivo último, dice la Xunta, es recuperar las instalaciones para que los visitantes puedan conocer la historia a través de estas construcciones mediante vídeos que se proyectarán en este mismo lugar.
Entre otros posibles usos, se estudia su aprovechamiento para el servicio de la Televisión Digital Terrestre en la Terra Chá, para llevar la radio a los marineros o para mejorar la telefonía móvil.
Se trata de tres grandes radiofaros de 112 metros de altura que el régimen de Hitler instaló en 1940 en Cospeito, como sistema de localización de submarinos y aviones.
Son los vestigios de un primitivo sistema de radiolocalización, predecesor del GPS europeo, del que se beneficiaron igualmente los británicos para sus operaciones bélicas. Más recientemente, hasta los años 70, las antenas de Cospeito prestaron servicio a la aviación civil.