Un estudio desmenuza las rutas de huida de los judíos

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Un estudio desmenuza las rutas de huida de los judíos

Mensaje por Mj Richard Winters » 05 11 2008 09:42

"El historiador Josep Calvet reconstruye la evasión desde la Francia nazi. Al menos 80.000 personas cruzaron la frontera y 55.000 de ellas fueron detenidas."

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Pilotos de combate norteamericanos, judíos de las más diversas zonas de Europa, jóvenes franceses que pretendían pasarse a De Gaulle, belgas, holandeses, pero también neozelandeses o canadienses entre otras nacionalidades tuvieron que cruzar la cordillera pirenaica durante los azarosos años de la Segunda Guerra Mundial. Unos pretendían salvar la vida escapando del fascismo mientras que para otros era sólo un episodio más en su lucha contra el totalitarismo, una etapa antes de incorporarse a la causa aliada.

La travesía por la frontera y su forzada estancia en España huyendo de los nazis conforman una epopeya que empieza a ser desvelada con investigaciones como las que se recogen en el libro Les muntanyes de la llibertat (L´Avenç), del historiador Josep Calvet, un estudio exhaustivo sobre el paso de evadidos por los Pirineos en la II Guerra Mundial.

El libro de Calvet se centra en las redes de evasión que se crearon desde Irún a La Jonquera. El autor ha rastreado en numerosos archivos españoles, franceses, británicos y norteamericanos, además de asociaciones judías, no en vano es una versión de su tesis doctoral, un trabajo que empezó cuando, en el marco de una investigación sobre la presencia del ejército en el Pirineo, cayó en sus manos una lista de 3.000 nombres, una relación exhaustiva de todas las personas que pasaron por la cárcel de Sort entre los años 1940 y 1944.

Los apellidos de aquellas personas eran de los más diversos orígenes y nacionalidades. Todos aprovecharon alguno de los muchos trayectos que de norte a sur les garantizaban poner tierra de por medio para huir de la bota nacionalsocialista.

Estos refugiados hacían el itinerario inverso que años atrás habían recorrido los represaliados por la República y luego los republicanos que huían de las tropas de Franco. Cuando la guerra cambia de signo, los refugiados que entran en España son los alemanes que huyen de los aliados.

Los extremos de la cordillera fueron los puntos de mayor actividad, pero en el Pirineo catalán hubo hasta 125 pasos mientras que en Huesca se contabiliza medio centenar más. Calvet ha calculado por archivos penitenciarios y militares que no menos de 80.000 personas cruzaron la frontera, de las cuales 55.000 fueron detenidas por las autoridades franquistas. La dificultad de cruzar las montañas se hizo ms patente cuando a partir de 1942 los alemanes ocuparon toda Francia.

El gobierno de Franco colaboraba con los nazis repatriando el máximo de evadidos, pero con presiones diplomáticas de los aliados. Cuando la guerra empieza a cambiar de signo, los evadidos son tratados con más tolerancia, como lo demuestra el caso del aviador Yaeger, que, interceptado por la Guardia Civil, es alojado en el hotel Pessets de Sort hasta que un coche del consulado americano pasa a recogerlo para llevarlo a Barcelona y así se reincorpora a la guerra aérea. Esta es una de las historias con final feliz, pero también las hubo de otro signo: suicidios y repatriaciones que significaban la deportación directa a los campos de exterminio.

El visado de Spaak, "un enemigo del Movimiento"

El libro de Josep Calvet recoge numerosos episodios de evadidos. Algunos podían comprar su huida, como la baronesa Rostchild, que, con sus dos hijas, se personó en el Gobierno Civil de Lleida el 28 de diciembre de 1942 y logró autorización para viajar a Barcelona.

Un caso que dio muchos quebraderos de cabeza a las autoridades franquistas fue el de varios ministros del gobierno de Bélgica que se personaron en la frontera de La Jonquera en el verano de 1940 después de que su país fuera ocupado por los nazis. Entre ellos figuraba Paul-Henri Spaak, uno de los impulsores de las Naciones Unidas y de la primera CEE. Spaak estuvo retenido dos meses en La Jonquera a la espera del visado que le permitiera entrar en España.

Spaak y su primer ministro, Hubert Pierlot, querían saltar a Londres para crear el gobierno belga en el exilio y organizar la resistencia.

Fueron obligados a alojarse en el hotel Majestic de Barcelona, pero las presiones alemanas retardaban sus visados hacia Portugal. Al final, eludieron la vigilancia policial y lograron llegar a Lisboa. Spaak mantuvo siempre su animadversión contra el franquismo. En un informe de la embajada española en Bélgica de 1945 se decía que Spaak, "por su filiación de socialista, ha sido enemigo constante de nuestro Movimiento Nacional".


Cabe destacar la muerte nunca suficientemente esclarecida del general neozelandés Reginald Miles, encontrado colgado de una soga en un hotel de Figueres. Miles había conseguido escapar de los italianos que lo habían capturado en Líbia. Cuando entró en España, en 1943, las autoridades franquistas le autorizaron a residir en el hotel.

Su muerte provocó quejas diplomáticas, y los británicos acusaron al gobierno de Franco de tolerar una intervención especial de la Gestapo, que se encargó del suicidio del general.

Las redes de evasión eran un conglomerado en el que intervenían guías del territorio, contrabandistas y personal de los consulados aliados integrados en los servicios secretos. Para muchos era un negocio, mientras que para otros era un deber o una actuación humanitaria. Hubo colaboradores franquistas y entre la policía y la Guardia Civil. Una de las células más activas fue la que operó desde Andorra, dirigida por el ex diputado de ERC Francesc Viadiu, en conexión directa con los servicios secretos británicos.

Una vez detenidos, los refugiados acostumbraban a ser trasladados a varios campos de concentración de donde salían reclamados por vía diplomática hacia Portugal y, de allí, a Gran Bretaña o África.
Fuente: La Vanguardia


- Yo no soy un heroe, pero si estuve en una compañia de heroes - ¡¡¡¡ Currahee !!!!

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