El Centro Internacional de Fotografía de Nueva York ha querido rescatar una de las mayores tragedias de todos los tiempos haciendo públicas una serie de fotografías de la zona de Hiroshima después de que la bomba nuclear hiciera explosión.
La política de EEUU respecto a la publicación de fotografías en las que se observe la desgracia y destrucción es muy estricta, en la actualidad está prohibida la emisión de instantáneas en las que se ve pueda ver a sus combatientes muertos. Es por éste motivo por el que hasta la actualidad se ha carecido de imágenes.
El Gobierno concluyó que no era recomendable mostrar fotografías de la catástrofe para evitar "alterar directa o indirectamente la tranquilidad del público", por lo que sólo un mes después su control se buscó la manera de evitar que llegasen a tener la misma repercusión que otras relacionadas con los campos de concentración.
Fotografías ocultas
Ahora se han conseguido rescatar un total de 60 imágenes que muestran las semanas posteriores a la bomba después de haber permanecido en la oscuridad, escondidas y casi clandestinas durante todo este tiempo.
Forman parte de la colección de uno de los fotógrafos que acompañó a los científicos enviados por EEUU para evaluar los daños causados por la bomba. En un primer momento fueron empleadas en un informe secreto, Los efectos de la bomba de Hiroshima, Japón, que sirvió para llevar a cabo la construcción de las ciudades norteamericanas durante décadas, buscando siempre los mecanismos más eficaces para conseguir proteger a la población de una situación similar a la de Japón. De esta forma se instalaron las fábricas en barrios pequeños para evitar que la producción se viera afectada en caso de ataques, y se construyeron edificios con cobertura de acero, al igual que los búnkeres en los sótanos.
A pesar de la estricta normativa, las fotografías fueron desclasificadas en los años 60, y conservadas durante años por uno de los ingenieros que elaboró el informe de daños. A su muerte, su hija decidió tirarlas, pero un joven rescató gran parte de ellas. En el año 2000 el dueño de un restaurante las consiguió reunir de nuevo, organizando una exposición en 2006, pero tras su escaso éxito pasaron a formar parte de la colección del ICP.
Fuente: http://www.eleconomista.es/La política de EEUU respecto a la publicación de fotografías en las que se observe la desgracia y destrucción es muy estricta, en la actualidad está prohibida la emisión de instantáneas en las que se ve pueda ver a sus combatientes muertos. Es por éste motivo por el que hasta la actualidad se ha carecido de imágenes.
El Gobierno concluyó que no era recomendable mostrar fotografías de la catástrofe para evitar "alterar directa o indirectamente la tranquilidad del público", por lo que sólo un mes después su control se buscó la manera de evitar que llegasen a tener la misma repercusión que otras relacionadas con los campos de concentración.
Fotografías ocultas
Ahora se han conseguido rescatar un total de 60 imágenes que muestran las semanas posteriores a la bomba después de haber permanecido en la oscuridad, escondidas y casi clandestinas durante todo este tiempo.
Forman parte de la colección de uno de los fotógrafos que acompañó a los científicos enviados por EEUU para evaluar los daños causados por la bomba. En un primer momento fueron empleadas en un informe secreto, Los efectos de la bomba de Hiroshima, Japón, que sirvió para llevar a cabo la construcción de las ciudades norteamericanas durante décadas, buscando siempre los mecanismos más eficaces para conseguir proteger a la población de una situación similar a la de Japón. De esta forma se instalaron las fábricas en barrios pequeños para evitar que la producción se viera afectada en caso de ataques, y se construyeron edificios con cobertura de acero, al igual que los búnkeres en los sótanos.
A pesar de la estricta normativa, las fotografías fueron desclasificadas en los años 60, y conservadas durante años por uno de los ingenieros que elaboró el informe de daños. A su muerte, su hija decidió tirarlas, pero un joven rescató gran parte de ellas. En el año 2000 el dueño de un restaurante las consiguió reunir de nuevo, organizando una exposición en 2006, pero tras su escaso éxito pasaron a formar parte de la colección del ICP.