Hoy 22 de junio se han cumplido 70 años del lanzamiento de la Operación 'Barbarroja'. Esta operación supuso abrir el Frente Oriental en la 2GM, que se convirtió automáticamente en el teatro de operaciones más grande de la Historia Militar así como en el más sangriento del conflicto.
Podríamos decir que el Frente Oriental fue el principio de todo. Fue el inicio de las atrocidades en Europa, pues las invasiones nazis anteriores se habían desarrollado con relativa limpieza. Fue el inicio del enquistamiento del conflicto, porque las operaciones de conquista alemanas se habían llevado a cabo con rapidez y pulcritud hasta entonces. Fue el inicio del declinar de la blitzkrieg, táctica militar que encontró la horma a su zapato en la amplitud rusa.
También fue el principio de la persecución criminal a los judíos y otros pueblos europeos. Si bien ya existía presión y marginación antes de 1941, la apertura del Frente Oriental, con la gran cantidad de ciudadanos judíos y de otras etnias despreciadas por los nazis que allí residían, precipitó la reclusión, la ampliación de los campos y, finalmente, llevó a los nazis a descartar la emigración forzosa de esos millones de personas, en beneficio de la criminal "Solución Final".
Igualmente, la Operación 'Barbarroja' marcó la llegada de una fuerza invasora gigantesca a suelo soviético, en pos del "espacio vital" deseado por el Reich, suponiendo la deportación y traslado forzoso para decenas de millones de personas, tanto ciudadanos que eran obligados por los nazis a abandonar sus casas y ciudades como alemanes que eran enviados por la SS a "colonizar" el Este.
La invasión de la Unión Soviética marcó también el final del mito de la superioridad técnica del ejército alemán. Alentado por los éxitos anteriores, la máquina militar nazi había cosechado dos años de grandes y rápidos éxitos, atemorizando al mundo democrático. En Rusia, como Napoleón, Hitler encontró su Talón de Aquiles, exhibiendo sus fuerzas una capacidad menguante para sobreponerse a los problemas logísticos y técnicos a la hora de alcanzar sus objetivos militares.
'Barbarroja', finalmente, fue el principio del fin para el Tercer Reich. A pesar de que nada hacía suponerlo el 22 de junio de 1941, con el exitoso avance sorpresa de la Wehrmacht por tierras soviéticas, la invasión de la URSS acabaría por clavar la mayoría de las puntas en el ataúd del régimen nazi: primero en Moscú, luego en Stalingrado y, posteriormente, en Kursk.
Por todo ello, merece que dediquemos un minuto a recordarlo: hace 70 años se estaba haciendo Historia.
También fue el principio de la persecución criminal a los judíos y otros pueblos europeos. Si bien ya existía presión y marginación antes de 1941, la apertura del Frente Oriental, con la gran cantidad de ciudadanos judíos y de otras etnias despreciadas por los nazis que allí residían, precipitó la reclusión, la ampliación de los campos y, finalmente, llevó a los nazis a descartar la emigración forzosa de esos millones de personas, en beneficio de la criminal "Solución Final".
Igualmente, la Operación 'Barbarroja' marcó la llegada de una fuerza invasora gigantesca a suelo soviético, en pos del "espacio vital" deseado por el Reich, suponiendo la deportación y traslado forzoso para decenas de millones de personas, tanto ciudadanos que eran obligados por los nazis a abandonar sus casas y ciudades como alemanes que eran enviados por la SS a "colonizar" el Este.
La invasión de la Unión Soviética marcó también el final del mito de la superioridad técnica del ejército alemán. Alentado por los éxitos anteriores, la máquina militar nazi había cosechado dos años de grandes y rápidos éxitos, atemorizando al mundo democrático. En Rusia, como Napoleón, Hitler encontró su Talón de Aquiles, exhibiendo sus fuerzas una capacidad menguante para sobreponerse a los problemas logísticos y técnicos a la hora de alcanzar sus objetivos militares.
'Barbarroja', finalmente, fue el principio del fin para el Tercer Reich. A pesar de que nada hacía suponerlo el 22 de junio de 1941, con el exitoso avance sorpresa de la Wehrmacht por tierras soviéticas, la invasión de la URSS acabaría por clavar la mayoría de las puntas en el ataúd del régimen nazi: primero en Moscú, luego en Stalingrado y, posteriormente, en Kursk.
Por todo ello, merece que dediquemos un minuto a recordarlo: hace 70 años se estaba haciendo Historia.
Erwin Rommel
