En declaraciones a la cadena de televisión B1TV, el jefe del Estado rumano consideró justo que el mariscal Antonescu autorizara la participación de compatriotas en la ofensiva de los nazis contra la URSS, y aclaró que en su lugar hubiera tomado la misma decisión. Basescu también calificó de «traición» la abdicación de Miguel I, el 1 de diciembre de 1947, porque, en su opinión, el monarca se convirtió en «un lacayo de los rusos».
Las declaraciones de Basescu han irritado profundamente a muchos ciudadanos y medios de comunicación rumanos y a los dirigentes rusos. El jefe del Kremlin, Dmitri Medvédev, descalificó duramente a Basescu, al que acusó de manipular la historia. «Estas bravuconadas vergonzosas justifican la agresión fascista y profanan la memoria de millones de víctimas del nazismo», declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Aleksander Lukachevitch.
Lukachevitch aseguró que «en Rusia (donde murieron 27 millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial) mucha gente está indignada por las declaraciones de Basescu». Pero el dirigente rumano volvió a la carga, y declaró: «Parece que algunos son sensibles cuando se habla de historia. Yo no soy historiador, pero creo que mi respuesta está en total acuerdo con la posición de Rumanía, que a través de su Parlamento condenó el pacto Ribbentrop-Molotov (alianza de no agresión entre la Alemania de Hitler y la URSS de Stalin). No entiendo que algunos se hayan molestado, porque la Unión Soviética ya no existe».