Heinrich Himmler

[Erwin Rommel]

Heinrich Himmler

Heinrich Luitpold Himmler

"Himmler no era precisamente un portador de funciones políticas que ocupara un cargo con competencias consolidadas, sino que fue creando con el tiempo una posición de poder sui generis, totalmente centrada en su persona y basada en los diversos encargos que iba recibiendo del Führer. El liderazgo de la SS y el afianzamiento de su cohesión interna y sostenibilidad en el futuro se convirtieron en el contenido intrínseco de su vida".
Peter Longerich

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Heinrich Luitpold Himmler (7 de octubre de 1900 – 23 de mayo de 1945) es una de las figuras más conocidas del nazismo y uno de los máximos símbolos de los excesos criminales de la dictadura de Hitler. De orígenes oscuros y carrera profesional mediocre, todos sus logros se los debió a su pertenencia al NSDAP y su fidelidad ciega al nacionalsocialismo, convirtiéndose en el hombre más temido del Tercer Reich a medida que se iba haciendo con el control de más áreas de poder.

Llegó a ser, simultáneamente, Comandante en Jefe (Reichsführer) de la SS (Schutzstaffel), jefe de la Policía Alemana, comisario del Reich para el Fortalecimiento de la Etnia Alemana, ministro del Interior y comandante del Ejército de Reserva cuando la 2GM ya estaba sentenciada. Fue el principal brazo ejecutor de las persecuciones políticas y raciales, los crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados por el régimen nazi: a partir de 1941 desarrolló una sistemática política de matanzas colectivas bajo criterios racistas que, para él, debían sentar las bases de la nueva Europa nazi.

• ÍNDICE

1. Vida anterior al nazismo
2. La Gran Guerra, el militarismo y el Partido Nazi
3. Papel en el NSDAP y en el Tercer Reich
4. Un burócrata del genocidio
5. El final de su carrera y de su vida
6. La personalidad de Himmler
7. Fuentes y referencias

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[Erwin Rommel]

1. Vida anterior al nazismo

Heinrich Himmler nació en una familia conservadora de clase media de Munich, el 7 de octubre de 1900. Su padre, Gebhard Himmler, era maestro de escuela secundaria y su madre, Anna María Heyder, una católica ferviente cuyos impulsos devotos debían ser en ocasiones frenados por su marido. Heinrich era el segundo de tres hermanos: su hermano mayor Gebhard -con el que siempre estuvo muy unido- había nacido en 1898 y el pequeño, Ernst, nacería en 1905. Su padre, cuyo padre a su vez había sido también funcionario del estado, inculcaba a sus hijos una profunda valoración por la administración eficiente, el amor por los antepasados germánicos, unas sólidas creencias ultranacionalistas y una obsesiva devoción por el orden y la extrema limpieza.

Longerich aporta una sorprendente anécdota sobre Gebhard Himmler que es muy gráfica a la hora de entender el ambiente de extrema meticulosidad maniática en el que creció Heinrich:

"...en el año 1910, cuando se disponía a emprender un viaje a Grecia sin su familia [Gebhard Himmler] tomó medidas exhaustivas por si no regresaba con vida; entre otras cosas, redactó para cada miembro de la familia una larga carta de despedida, que contenía consejos detallados para el rumbo de su vida y numerosos avisos prácticos sobre cómo desenvolverse en el día a día".

Himmler entre sus dos hermanos, Gebhard (1898) y Ernst (1905)

En familia usaban los diminutivos Heini o Heiner para referirse a Heinrich, que siempre fue un niño físicamente débil y muy delicado de salud. En 1913 la familia se mudó a Landshut, a unos 60 kilómetros de Munich, donde el padre de Himmler ocupó el puesto de vicedirector de la escuela secundaria. Himmler asistió a un colegio católico donde la actividad física era principal en la enseñanza, pues su padre esperaba que el esfuerzo atlético le hiciese mejorar su débil estado físico. Sin embargo, el objetivo nunca se alcanzó: bien al contrario, en un entorno tan viril, Heinrich tenía que soportar ser objeto de burlas por parte de sus compañeros.

Al parecer, su obvio fracaso en asuntos atléticos hizo que el joven Himmler se centrase cada vez más en los estudios, llegando a ser un alumno aplicado, aunque no brillante, interesado especialmente en temas históricos germánicos, filología y filosofía. Este giro hacia los estudios debió satisfacer al padre, que quería que sus hijos estudiasen y se doctorasen, aunque la satisfacción no debió ser completa, ya que no quería bajo ningún concepto que se titulasen en Filología ni en Teología. Según sus propias anotaciones, Himmler era en su preadolescencia un joven con altos principios morales cristianos y no mostraba ninguna clase de sentimiento antisemita.

En su adolescencia Heinrich se hizo cada vez más retraído, con problemas de socialización y una incapacidad patológica para acercarse a las chicas. En sus diarios de juventud se puede ver como sentía una fuerte atracción por las mujeres pero sus relaciones con ellas acababan en fracaso y frustración. Poco a poco fue creando una imagen de mujer idílica, prácticamente asexual, inalcanzable, pura y virtuosa, fruto precisamente de sus propios fracasos. Ese modelo de ideal femenino encajaría años después como un guante con el de otro hombre con problemas en su relación con las mujeres: Adolf Hitler. Entre ambos, con sus prejuicios y visión irreal del género femenino, dibujarían el perfil de la perfecta "mujer aria" durante el Tercer Reich.

Por contra, a la vez que se aislaba de las mujeres socialmente, Himmler empezó a mitificar las relaciones de amistad entre hombres, reconociendo en sus diarios una cierta base homoerótica en las relaciones de camaradería paramilitar que tanto le atraían. Combinando esta imagen ideal de la hermandad entre hombres con sus crecientes fantasías sobre violencia nacionalista, Himmler empezó a definir el que sería su pensamiento adulto ya desde su adolescencia.

Imagen sin fechar del joven Himmler

Poco a poco, inspirado por las abundantes lecturas nacionalistas y de exaltación viril que hacía durante su adolescencia, Himmler empezó a soñar con ser oficial del Ejército o la Marina, idealizando la guerra. Es posible que influyese en ello que su padre, precisamente, no quería que sus hijos fuesen militares: quizás parte del atractivo que para Himmler tenía la milicia fuese una cierta rebeldía contra la opinión paterna. Sin embargo, conociendo el perfil del joven, su orientación hacia el ejército parecía coherente, porque allí podría satisfacer su soñado ideal de camaradería masculina y, además, defender honorablemente la nación que su padre le había enseñado a amar de manera exagerada.

Sin embargo, el ensueño de Himmler de ser militar no era más que otra de sus fantasías. No era un deseo demasiado realista. Las trabas de clase que existían en la admisión a la escuela de oficiales del Ejército provocaron que su solicitud de alistamiento fuese rechazada. Lo intentó también en la Marina, pero nuevamente a causa de su clase social fue excluido, alegándose también sus obvias carencias físicas. El rechazo del ejército fue un golpe tremendo para Heinrich, probablemente porque él había planeado que la milicia era su vida ideal y, de golpe, se daba cuenta de tenía nulas posibilidades de ser soldado. Hay que tener en cuenta que durante el resto de su vida Himmler mantendría un gran recelo por el ejército. Pasaría de amarlo idealmente en su adolescencia a desconfiar radicalmente de él, especialmente de los oficiales de clase alta. Parece obvio que este recelo pudo venir provocado por su propio fracaso al querer orientarse hacia la vida militar.

No olvidemos que, años después, Himmler crearía su propio ejército paralelo: la Waffen-SS.

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[Erwin Rommel]

2. La Gran Guerra, el militarismo y el Partido Nazi

En plena adolescencia belicosa de Himmler estallaría la Primera Guerra Mundial. En ese contexto de esfuerzo bélico volvió a ver una oportunidad para convertirse en militar. Aprovechando los contactos del padre, que finalmente había aceptado que su hijo mediano se convirtiese en soldado (el mayor ya lo era), Himmler fue admitido como aspirante a oficial del XI Regimiento de Infantería. Es posible que aquel fuese uno de los momentos más felices de su vida. Firmó una de las primeras cartas que envió a sus padres desde el campamento militar como "miles Heinrich" (soldado Heinrich). Satisfecho por fin con su virilidad, Himmler empezó a fumar, subrayando su propia hombría.

Sin embargo, aquel papel militar no dejaba de ser el mismo ensueño de siempre. En sus cartas, Himmler se quejaba constantemente de la vida castrense, del mal alojamiento y la pésima comida. Recibía constantes envíos postales de sus padres pero respondía encolerizado si las cartas y paquetes no llegaban con la frecuencia deseada. La mayor parte de su instrucción la pasó prácticamente tutelado por sus padres y disfrutando de los fines de semana en la casa familiar. Incluso le daban dinero para que fuese a cenar a restaurantes prácticamente todas las noches, lo que demuestra hasta qué punto la imagen que Himmler se había fabricado del ejército era una pura fantasía.

Incluso cuando empezó a acostumbrarse a la vida en los diferentes campamentos de instrucción por los que fue pasando en Ratisbona y Bamberg, las quejas seguían presentes, además de una creciente ansiedad por ser enviado al frente y entrar en combate. La Gran Guerra tocaba a su fin y Himmler temía que se acabase sin que él tuviese ocasión de luchar. Y de hecho, así sería finalmente: tras el armisticio, recibió la noticia de que sería despedido de las Fuerzas Armadas junto a todos los cadetes de su quinta. Su frustración sería máxima. El hecho de no haber llegado a combatir (a diferencia de su hermano mayor) ni haber llegado a ser nunca oficial lo consideraría durante toda su vida como la gran mancha de su carrera. Hasta el final de sus días, manteniendo sus ensueños adolescentes, manifestaría siempre que la rendición alemana en la Primera Guerra Mundial había frustrado su verdadera vocación: ser oficial del ejército.

Himmler en 1929

Tras el paréntesis en la milicia, Himmler tuvo que retomar su vida académica. Por las fuentes se puede ver que los estudios no eran precisamente su futuro ideal y que, en cierto modo, volvió a ellos frustrado y a regañadientes. Pero el fracaso total de su carrera militar, muerta antes de nacer, seguramente haría muy difícil imponerse esta vez al deseo paterno de que se labrase una carrera seria. Obtuvo su título de bachillerato, que había dejado en suspenso para alistarse, gracias a un curso especial para excombatientes, en el cual tuvo a su propio padre como tutor. Luego estudió Agronomía en el Instituto Universitario Técnico de Múnich (1919-1922). Tras diplomarse como técnico, trabajó como asistente de agricultura en Schleissheim. Todo apuntaba a que Heinrich se encaminaba directamente al tipo de vida funcionarial que su padre y su abuelo habían llevado.

Pero sería precisamente en sus años universitarios cuando tomaría contacto con el ambiente paramilitar de ultraderecha que marcaría el resto de su vida. Se inscribió en varios grupos derechistas paramilitares como el Bayerische Volkspartei, uniéndose luego a un grupo paramilitar denominado Reichsflagge (Bandera de la Guerra del Reich), una especie de comando urbano de corte ultranacionalista y militarista. Este tipo de agrupaciones estaban muy en boga en la resentida Alemania del momento. Como reacción a la derrota en la Gran Guerra, canalizaban la frustración de antiguos soldados y jóvenes entusiastas que entendían la violencia urbana como un medio para participar en la convulsa política del país.

En agosto de 1923 se unió al Partido Nazi, con el número de carné 42.404. Dentro de la organización, Himmler destacaba como un meticuloso administrativo, eficiente por su capacidad para organizar. Además, dentro de los diferentes grupos paramilitares de ultraderecha él podía presumir de su formación militar, sin necesidad de que nadie le echase en cara que ésta había sido muy breve y que él no era en realidad un verdadero veterano de guerra. Hasta cierto punto, aquellos grupitos paramilitares de matones armados fueron su verdadera experiencia "militar".

Aunque todavía no conocía personalmente a Hitler, participó en el putsch de Munich del 8 y 9 de noviembre de 1923, como segundo al mando del capitán Ernst Röhm en las barricadas colocadas en las calles de Múnich para combatir a la policía y al ejército.

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3. Papel en el NSDAP y en el Tercer Reich

El perfil de Himmler era perfecto para crecer en el NSDAP: era un fanático nacionalista, muy conservador, adoraba el militarismo y estaba deseoso de destacar. Además, influenciado por los grupos en que se movía, especialmente por Dietrich Eckart, el primer ideólogo del nazismo, comenzó a desarrollar su antisemitismo, un sentimiento del cual no tenemos rastro en su vida antes de su entrada en el Partido Nazi. En paralelo, como técnico agrónomo, Himmler empezó a vincular su propia formación en el área agrícola con sus teorías políticas, dando como resultado las teorías de la sangre y la tierra que él mismo convertiría en eje central de la ideología nazi en el futuro.

Su carrera dentro de la estructura nazi fue meteórica. En 1924 conoció personalmente a Hitler, quedando totalmente fascinado. Desde ese momento todos sus esfuerzos dentro de la estructura serían para satisfacer al líder, poder aproximarse a él, ser un digno seguidor y miembro prominente del partido.

Himmler uniformado en 1933

Con su experiencia paramilitar, se convirtió en uno de los primeros en ingresar en la SS, entrando con el número 168 al poco de ser formada como Escuadras de Protección (Schutzstaffel) personal de Hitler en 1925. Dos años después fue nombrado delegado del Reichsführer-SS, ante la urgencia por crear un grupo de protección para Hitler, ya que Ernst Röhm, jefe de las SA, no proporcionaría esta escolta. En aquella época el cargo de Reichsführer-SS no era más que una especie de comandante de la guardia personal de Hitler, un nombramiento que no era tan importante como el propio Himmler lo convertiría años después. El caso es que consiguió destacar como delegado del Reichsführer, combinando su habitual meticulosidad con un amor por la parafernalia y el culto al líder que encantó a Hitler. Éste, en premio a su trabajo, lo nombró Reichsführer titular el 6 de enero de 1929.

En aquella época la SS todavía estaba subordinada a las SA de Ernst Röhm, de modo que el objetivo de Himmler sería independizarse de las Sturmabteilung. Lo lograría en 1933, cuando fue nombrado Gruppenführer de las SA. La incómoda figura de Ernst Röhm sería eliminada definitivamente durante la "Noche de los cuchillos largos" el 1 de julio de 1934, permitiendo que la SS de Himmler pudiese crecer de manera definitiva. A finales de 1932 la SS, que había comenzado como un grupito de unas decenas de personas, ya tenía más de 52.000 miembros; un año después ya eran más de 200.000, bajo las órdenes directas de Himmler. Para el desarrollo de la SS, Himmler se inspiró en la organización de otras sociedades, como la Orden del Temple, los camisas negras italianos o la Compañía de Jesús. Creó un uniforme específico para sus tropas y las convirtió en el núcleo duro del NSDAP, fiel solamente a Hitler y al servicio directo del líder. Este papel contribuiría a encumbrar a su jefe, Himmler, a partir de que Hitler llega al poder el 30 de enero de 1933.

Heinrich Himmler como Reichsführer-SS

Dentro del nuevo estado nazi el papel de Himmler fue creciendo hasta convertirse en el hombre más poderoso del Tercer Reich sólo por detrás de Hitler. En febrero de 1933, tras el incendio del Reichstag, Himmler y sus ayudantes, Reinhard Heydrich y Karl Wolff, impondrán por toda Alemania la política del terror. Hitler quería destruir toda oposición y su fiel Heinrich era el hombre perfecto para ello. Comienzan las persecuciones políticas, para lo cual Himmler funda el campo de concentración de Dachau, que él mismo gestionaría y que serviría como modelo para el resto de campos. En ellos se retendría a centenares de miles de ciudadanos bajo la simple acusación de ser subversivos contra el Reich. Ese mismo año Hitler pone en sus manos la Policía de Múnich y, en 1934, Hermann Göring es forzado por Hitler a darle a Himmler el mando de la Policía Secreta del Estado, la Gestapo. Desde ese momento, todos los órganos policiales del estado nazi estarán en manos de Himmler, que los convertirá en uno de los más implacables órganos de represión de la historia.

Himmler y Heydrich empezaron por reprimir a los adversarios políticos de Hitler, pero pronto comenzarían también a aplacar cualquier tipo de disidencia dentro del propio NSDAP. Así fue como se convirtieron en los dos hombres más temidos de Europa, mucho más que Hitler. Entre muchos alemanes existía la creencia de que los excesos del nazismo no eran obra del Führer sino que era su despiadado lacayo Himmler el que se excedía en la represión, un argumento que ha sido utilizado innumerables ocasiones para intentar descargar de responsabilidad a los jerarcas nazis de la mayor parte de los crímenes de estado perpetrados durante el Tercer Reich.

El tiempo de ocio de Himmler: prácticas de tiro domésticas

Progresivamente, Himmler fue construyendo un estado paralelo dentro del Tercer Reich que sólo respondía ante él. Infiltró espías de la SS en todos los estamentos del gobierno, de manera que cualquier miembro del Partido Nazi, por importante que fuese, podía tener serios problemas si se enfrentaba a Himmler. El gran momento de gloria en su carrera fue la citada "Noche de los cuchillos largos": entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934 Heinrich Himmler orquestó una matanza de más de trescientos líderes del Partido Nazi para evitar un supuesto golpe de estado contra Hitler. Desde ese momento todo el mundo en Alemania supo que la Gestapo y la SS podían entrar en la vida de cualquier ciudadano y ponerle final.

Cada vez eran más los ciudadanos que querían enrolarse en la SS, como forma de ponerse del lado de Himmler y, quizas, evitar caer en su infierno. Muchos de los nuevos miembros eran procedentes de la SA y otros grupos del partido nazi caídos en desgracia. Para dar una cierta estructura a esa enorme cantidad de miembros, Himmler creó diferentes divisiones. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, en 1939, esas divisiones de la SS se convertirían en las llamadas Waffen-SS, el brazo militar de la organización. De esta manera Himmler consiguió hacerse con su propio ejército, que actuaría durante la 2GM por su propia cuenta y bajo su mando, en paralelo a la Wehrmacht y causando frecuentes encontronazos con las verdaderas fuerzas armadas. Las Waffen-SS solían acceder a mejores medios, vehículos y armamento, además de dedicarse durante la guerra más a seguir sus propios objetivos raciales, determinados por Himmler, que a colaborar en el esfuerzo por ganar las batallas militarmente.

Con su manera de acaparar poder, Himmler se iría creando grandes enemigos internos dentro de la cúpula del Tercer Reich. Gente como Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr, Albert Speer o Martin Bormann le repudiaban por considerarle soberbio, cruel y falto de astucia. Además, una vez empezada la guerra las injerencias constantes de la SS irían resultando cada vez más molestas e irritantes para militares profesionales como Manstein, Rommel o Runstedt. No obstante, el fiel Heinrich conservaría la confianza del Führer hasta los últimos días de la vida del dictador. No deja de ser sintomático que Hitler se suicidase pocas horas después de conocer la traición de Himmler.

Himmler en un desfile

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4. Un burócrata del genocidio

Todo el poder paralelo de Himmler eclosionó al estallar la 2GM. En plena guerra, con la mayor parte de la estructura del Tercer Reich trabajando en el esfuerzo militar y con Hitler concentrado en ganar su guerra, Heinrich Himmler se convirtió en una especie de gobernante paralelo. Iba y venía por todo el Reich, tomando decisiones y siguiendo su propia agenda. Afirmaba siempre estar trabajando bajo órdenes de Hitler, un salvoconducto que en la Alemania nazi era prácticamente sagrado. En una Europa devastada por la guerra Himmler, en la cima de su poder, tenía las manos libres para diseñar y poner en práctica la mayor campaña criminal nunca vista en un estado europeo, con el objetivo de construir para el futuro la Alemania ideal que él y Hitler anhelaban.

Como parte de su plan para la limpieza racial alemana, Himmler creó la Comisión para la Curación y el Cuidado del Reich, una iniciativa personal de Hitler, cuya función era la eliminación de los discapacitados alemanes. La Aktion T4 funcionó entre 1939 y 1941, bajo la responsabilidad de médicos y enfermeras. El objetivo era eliminar a personas señaladas como enfermos incurables, niños con taras hereditarias o adultos improductivos. Se estima que fueron asesinadas entre 200.000 y 275.000 personas, aunque fuentes más moderadas hablan de 70.273 víctimas. El programa fue aceptado por la totalidad de los médicos con muy pocas reservas y ninguna resistencia real, aunque el gremio de las enfermeras sí lo rechazó, viéndose involucradas por ser parte del sistema sanitario. La presión popular de parte de los afectados y también de algunos círculos religiosos católicos y protestantes condujo a que se declarara suspendido el programa en 1941. No obstante, el exterminio continuó, incluso con mayor agilidad que antes, consiguiendo los médicos un mayor margen de maniobra y menos requisitos burocráticos. En esta segunda fase hubo más asesinatos incluso que en la primera y algunos médicos continuaron matando gente todavía después del final de la 2GM, durante la ocupación aliada.

Desde la invasión de Polonia, Himmler ordenó identificar, apresar y ejecutar a la clase intelectual polaca, incluyendo religiosos y profesorado. También puso en marcha la persecución racial contra judíos, gitanos y eslavos. Cualquier ciudadano que Himmler considerase como negativo para el futuro Reich era perseguido y aislado en campos de concentración, que fueron brotando por toda Polonia como ya habían brotado en Alemania. La condición sexual, creencias religiosas o pertenencia étnica pasaron a ser motivo para ser detenido en los campos sin ningún derecho, juicio ni expectativa de libertad en el futuro. La mayoría de los detenidos acabarían muriendo en los campos, que eran gestionados personalmente por el propio Himmler.

Himmler junto a Kaltenbrunner en el campo de concentración de Mauthausen

Otros ciudadanos eran directamente asesinados de manera sumaria por los Einsatzgruppen ("grupos operativos"), escuadrones de ejecución que Himmler creó en el seno de la SS para agilizar las matanzas y que ya habían actuado en Austria y Checoslovaquia tras las anexiones. Estos escuadrones iban por detrás del ejército y se encargaban de fusilamientos masivos de judíos, gitanos y comunistas. Según sus propios expedientes, los Einsatzgruppen asesinaro alrededor de un millón cuatrocientas mil personas a lo largo de la guerra, casi exclusivamente civiles, sin ninguna supervisión judicial ni necesidad de formular acusación alguna.

Durante la invasión de Polonia algunos mandos de la Wehrmacht protestaron por los excesos cometidos por la maquinaria criminal de Himmler, obteniendo como respuesta que esos actos eran ordenados directamente por Hitler. Poco a poco la resistencia a estos crímenes masivos por parte de los oficiales fue pasando al silencio. Cada nueva invasión era una nueva ocasión para que Himmler afilase su maquinaria criminal. Francia, los Balcanes, Grecia... En cada nuevo territorio invadido se aplicaban los planes de Himmler de arrasar con todos aquellos ciudadanos que no deberían existir en el futuro Reich.

Himmler inspeccionando el campo de Mauthausen en 1941 (Bundesarchiv)

La invasión de la URSS marcaría un punto de inflexión, ya que un país tan inmensamente poblado saturó por completo la maquinaria criminal de la SS y la Gestapo. Los campos de concentración se quedaban muy pequeños para contener a todos los ciudadanos de la URSS a los que había que quitar de circulación. Además, en la Unión Soviética había comunistas por doquier y se encontraban también muchos judíos o eslavos que habían escapado a las persecuciones nazis de Polonia o Checoslovaquia, que se sumaban a la enorme cantidad de judíos que vivían en los territorios soviéticos. Esto obligó a Himmler a dar un paso más en su política racial. Ya no bastaba con detener a toda esa gente y meterla en un campo de concentración de manera permanente: había que eliminarla de manera definitiva, del modo más eficiente posible, empezando por los judíos.

Así nació la Solución Final.

Las directrices del exterminio judío se empezaron a materializar en 1941. Para esta gigantesca matanza planificada, la mayor de la historia, se usaban eufemismos como "reinstalación". El 31 de julio de 1941 Reinhard Heydrich recibió una orden de Hermann Göring para preparar la "solución final de la cuestión judía". En otoño de ese año el propio Himmler, autor del plan general de exterminio de los judíos europeos, ordenó a Odilo Globocnik, general de la SS, comenzar la aplicación de su plan con los judíos residentes en el Gobierno General (la antigua Polonia). Se crearon tres campos de exterminio (Belzec, Sobibor y Treblinka) y comenzaron los asesinatos en grupo de judíos utilizando gas Zyklon B, un pesticida a base de cianuro fabricado por la farmacéutica Bayer.

El 20 de enero de 1942 en el distrito de Wannsee, al suroeste de Berlín, Reinhard Heydrich, en representación de Himmler, se reunió con jerarcas de la SS para dar escala masiva al exterminio judío. El plan era investigar a fondo toda Europa para deportar a todas las personas de ascendencia judía a los campos de concentración y exterminio del Este.

Como Belzec, Sobibor y Treblinka no tenían capacidad suficiente, en Auschwitz-Birkenau, el campo más grande, la SS empezó en enero de 1942 a gasear gente en una granja reformada. Desde el 26 de marzo llegaban a Auschwitz numerosos transportes de judíos, organizados por Adolf Eichmann, haciendo necesario reformar una segunda granja. En julio de 1942 Himmler ordenó ampliar el campo y construir cuatro cámaras de gas con sus respectivos crematorios.

El 6 de octubre de 1943, en Posen, Heinrich Himmler en persona informó de la "solución final" a las altas esferas nazis, por orden de Hitler:

• "Había que adoptar la difícil decisión de conseguir que esa gente desapareciera de la faz de la Tierra. Ya que para la organización que debía ejecutar la orden fue la más difícil que jamás tuvimos [...] Creo que puedo afirmar que esta orden se ejecutó sin dañar la mente o el espíritu de nuestros hombres y nuestros líderes. El peligro era grave y siempre estaba presente, pues la diferencia entre convertirse en seres crueles y sin corazón, y ya nunca respetar la vida humana, o ablandarse y sucumbir a la debilidad y los colapsos nerviosos [...] es la brecha que media entre Scilla y Caribdis, es abrumadoramente estrecha".

Himmler con su hija Gudrun en 1938

Desde 1942 la principal función de Himmler en el Tercer Reich sería coordinar todas estas tareas de genocidio planificado. Para ello usaba un tren especial en el cual se desplazaba por toda la Europa ocupada por los nazis, visitando los campos. Heinrich, siempre tan dotado para la burocracia y la gestión meticulosa, estaba en su salsa, gestionando cargamentos y envíos de judíos hacia el Este, saturando las líneas férreas europeas, y procesando el trabajo de los campos. Después de sus largos días de trabajo, volvía a su casa y hacía una vida familiar normal con su mujer y su hija.

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[Erwin Rommel]

5. El final de su carrera y de su vida

En los días finales del Tercer Reich, la suerte de Himmler cambiaría de manera radical. El enorme poder que había ido acaparando dentro de la maquinaria de favores nazi acabó jugando en su contra. Desde que la guerra se vio prácticamente perdida, Himmler empezó a estar en el punto de mira de los demás jerarcas nazis, que desconfiaban enormemente del Reichsführer-SS. Resultaba cada vez más evidente que el fiel Heinrich empezaba a pensar que el Reich estaría mejor sin Adolf Hitler al mando y que había que empezar a buscar la paz, lo cual desató las enemistades de los más fieles del círculo del Führer, como Goebbels y Bormann. Tras el fracaso del intento de asesinato del 20 de julio de 1944 -en el cual una hipotética participación de Himmler es uno de los grandes enigmas de la 2GM- el Reichsführer-SS empezó a darle forma a la idea de negociar una paz separada con los Aliados occidentales mientras se mantenía la lucha contra la URSS. Su idea original fue usar a los prisioneros de los campos de concentración como moneda de cambio para las negociaciones.

El conde Folke Bernadotte, vicepresidente de la Cruz Roja de Suecia, había convencido a Himmler de que los Aliados jamás negociarían una paz con Hitler y que sólo él tenía posibilidades de conseguirla, en favor de Alemania. Siguiendo esa línea, en abril de 1945 Himmler se reunió en Estocolmo con Hilel Storch, representante del Congreso Judío Mundial, para tratar la apertura de negociaciones. El movimiento diplomático fracasó, entre otras cosas porque Himmler estaba demasiado implicado en los crímenes del nazismo. Tras este fracaso, en una creciente desesperación, solicitó a Folke Bernadotte que transmitiera al general Dwight D. Eisenhower una propuesta de rendición del Frente Occidental. En su proposición, Himmler se postulaba a sí mismo como Ministro de Policía para la ocupación estadounidense de Alemania. Eisenhower rechazó la propuesta, señalando al Reichsführer-SS como uno de los principales criminales nazis.

Himmler no tenía escapatoria. Pero la situación empeoraría para él.

La noche del 28 al 29 de abril de 1945 Adolf Hitler se enteró de la traición de Himmler por medio de los comunicados de la agencia Reuters. Cabe calcular la ira que debió embargar a un Führer ya desesperado al conocer que Himmler, a quien en esos días todavía veía como su posible sucesor, le había intentado vender a los Aliados para salvar su posición. Primero, como represalia, Hitler mandó ejecutar a su propio cuñado, Hermann Fegelein, esposo y padre de la hija que esperaba Gretl Braun, por ser el principal enlace de Himmler. Después, en uno de sus últimos actos oficiales, el Führer despojó a Himmler de todos sus cargos, le expulsó del Partido Nazi y fue condenado a muerte en ausencia por traición. En el Berlín sitiado por los soviéticos se dio orden de detener al que hasta hacía unas horas era el segundo hombre más poderoso del Tercer Reich y el hombre más temido de la Europa ocupada por el nazismo, con el fin de ejecutarle, aunque la orden nunca pudo llevarse a cabo.

La traición de Himmler acabó definitivamente con el ánimo de Hitler, que se suicidó dos días después de conocerla.

Pero la repercusión de su traición al nazismo fue letal para las posibilidades de supervivencia del propio Heinrich Himmler. Siendo uno de los hombres más famosos de Europa, debía intentar escapar de una ciudad de Berlín donde todos le buscaban: los Aliados para detenerle, juzgarle y (con seguridad) ejecutarle; y los alemanes para ejecutarle, sin juicio. Sin ninguna duda, era el primero en la lista de los nazis prófugos más requeridos.

A principios de mayo, arropado por el pequeño grupo de quienes todavía le eran fieles, Himmler logró trasladarse a Flensburg, cerca de la frontera danesa, para quemar su último cartucho. Desde esta ciudad Karl Dönitz, designado Reichspräsident, continuaría actuando como jefe de estado alemán hasta ser detenido por los británicos el 23 de mayo de 1945. Himmler le pidió a Dönitz que le convirtiese en el segundo hombre de la Alemania de posguerra, pero el almirante se negó. Desde ese momento, el antiguo Reichsführer-SS supo que estaba perdido y sólo le quedaba escapar.

Cambió su apariencia afeitándose su famoso bigote, se rasuró la cabeza y se puso un parche en un ojo. Trató de hacerse pasar por un gendarme de la policía militar dirigiéndose a Baviera. Consiguió atravesar Alemania junto a sus hombres en un vehículo hasta Bremervörde. Pero la inteligencia danesa había informado a los aliados de su presencia en Flensburg, permitiéndoles recuperar su rastro.

Himmler y su grupo fueron detenidos por una unidad británica en Brandeburgo, cerca del puerto de Bremen. Entonces cometería su último error: usó una de las identidades falsas que tenía preparadas, la de Heinrich Hitzinger, un sargento de la Geheime Feldpolizei que había sido ejecutado por derrotismo. Los Aliados estaban muy interesados en detener a miembros de la Feldpolizei, así que identificarse como un sargento de esta organización fue un grave error por parte de Himmler. Sin conocer su verdadera identidad, le llevaron cerca de Lüneburg para ser interrogado. Despertó muchas sospechas porque sus papeles de identidad resultaban demasiado correctos para ser un soldado huyendo.

Una de las fotografías del cuerpo sin vida de Himmler

Aquel gris hombrecillo que había aterrorizado a toda Europa y gestionado el asesinato industrial de millones de personas tuvo su último ataque de grandeza. Se quitó el parche, se puso sus características gafas y se identifico como Heinrich Himmler, pidiendo entrevistarse con Eisenhower o Montgomery. Thomas Sylvester, el oficial británico a cargo de los interrogatorios, puso los hechos en conocimiento de sus superiores y recibió órdenes de evitar el suicidio de Himmler. En la inspección le encontraron dos cápsulas metálicas, una con una ampolla de vidrio con cianuro y la otra vacía. Con urgencia le ordenaron desvestirse y comenzaron a buscar la cápsula de veneno que faltaba. Un doctor vio algo extraño entre sus molares e introdujo su mano en la boca de Himmler intentando extraer el objeto. Violentado por recibir un trato que no esperaba, Himmler mordió la mano del doctor, rompiendo la cápsula de cianuro que escondía entre los dientes. Los presentes escucharon claramente el ruido del cristal al romperse, así que intentaron inducirle el vómito con agua con cal y haciéndole un lavado gástrico. Pero Himmler había muerto casi en el acto. Los soldados fotografiaron el cuerpo y realizaron una máscara mortuoria, para documentar su muerte; lo envolvieron en una red de camuflaje y lo enterraron en un lugar no señalado en las proximidades de Lüneburg.

El hombre que había asegurado a sus oficiales y hombres de la SS que se responsabilizaría por todas sus acciones acabó sus días intentando escabullirse con una identidad falsa y envenenado por su propio cianuro. De haber sobrevivido, Himmler habría sido juzgado como el mayor criminal nazi de la 2GM en los juicios de Núremberg y, con toda seguridad, ejecutado.

Máscara mortuoria de Heinrich Himmler

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[Erwin Rommel]

6. La personalidad de Himmler

La personalidad de Heinrich Himmler ha despertado especulaciones de todo tipo, sólo superadas por las que ha desatado la propia figura de Adolf Hitler. El hecho de que Himmler fuese el máximo responsable de crear y desarrollar la maquinaria de terror del Tercer Reich manteniendo al mismo tiempo una vida "normal" con su familia ha hecho verter ríos de tinta. Se han escrito toneladas de artículos que intentan explicar cómo fue posible que un hombre llegase a planificar el asesinato masivo de millones de personas como si fuese simplemente un trabajo más, lo cual combinado por su fetichista gusto por el esoterismo le ha convertido en un "monstruo", un personaje muy vendible y que despierta la curiosidad de los lectores.

A la hora de buscar una explicación a la monstruosa personalidad de Himmler se suele considerar como principal "sospechoso" a su padre, Gebhard: un hombre autoritario, un estricto maestro de Liceo, tradicionalista y ultranacionalista. Siguiendo la clásica explicación de que un criminal nazi se forja en la infancia (el mismo tipo de explicación que se ha intentado con Hitler y el resto de jerarcas), si Himmler era como era de debía a un desequilibrio provocado en su infancia, traumatizado por la figura de su padre.

La familia Himmler al completo (Bundesarchiv)

Lo cierto es que este tipo de explicaciones resultan demasiado simplistas. Es muy sencillo achacar a todos los jerarcas nazis su frialdad ante sus crímenes porque estaban "mal de la cabeza", lo cual sería todo un record de mala suerte al haberse reunido todos en el mismo lugar y al mismo tiempo (y haber sido capaces de llegar al poder). Para que una figura como la de Himmler se diese tuvo que combinarse una mezcla de factores. Esto no significa que la forma de ser de su tradicional familia no influyese en su carácter. De hecho, es seguro que la forma de ser de su padre influyó en Heinrich, que era tan fanático de la rutina, el orden, la pulcritud y la burocracia como lo fue Gebhard. Pero la impronta o el trauma familiar, por sí solos, no dan una explicación satisfactoria sobre la extraña personalidad que permitió a Himmler convertirse en el mayor burócrata del crimen de estado que se haya visto en el siglo XX.

Longerich explica que el padre de Himmler no era tan diferente de otros severos padres del momento:

"La autoridad paterna se manifestaba no sólo en una actitud distante o severidad despótica, sino también en un trabajo con los hijos; éstos eran sometidos a un sistema de reglas y prohibiciones cuyo cumplimiento el padre velaba de forma estricta y a veces excesivamente meticulosa. Su rigor buscaba un efecto duradero y no desdecía en absoluto, al parecer, de la bondad, el afecto y la ternura".

Si la severidad del padre no parece tan inusual y, desde luego, no parece motivo suficiente para educar a un hijo criminal, lo mismo ocurre con su famoso retraimiento social. Es cierto que Himmler fue un adolescente cerrado en sí mismo, con ciertos problemas de socialización y, especialmente, con una relación muy extraña con el sexo opuesto. Sus escritos personales de esa época muestran a un muchacho muy interesado en las mujeres pero, curiosamente, con poca o ninguna relación con ellas, como si todas sus relaciones afectivas y sexuales con chicas se quedasen en su imaginación. Pero, por otra parte, esta extrema timidez y sus problemas para relacionarse con el sexo opuesto son normales en la adolescencia de millones de chicos (y muy especialmente en aquella época) sin que eso justifique que todos los adolescentes solitarios y con poco éxito con las chicas lleven un genocida gélido en su interior.

Heinrich Himmler fue un hombre relativamente normal, cuyas convicciones morales y raciales le permitieron llevar a cabo una tarea para la cual se sentía capacitado. Era la persona ideal para aquella tarea. La conciencia que tenía de la superioridad de la raza alemana, una forma de pensar xenófoba y excluyente que era muy común en su época en Alemania, unida a su afición por las historias míticas y heroicas y su admiración por Hitler le convirtieron en la herramienta perfecta para gestionar el genocidio planificado más espeluznante de la historia europea.

Se le suele pintar como un hombre sin empatía, frío e inhumano, sin embargo su hija Gudrun le recordaba como un buen padre, atento y afectuoso. Igualmente, gusta mucho dibujar al monstruo Himmler como un ser desalmado e insensible por la vida humana, pero sabemos por ejemplo que cuando Hitler le ordenó enviar al exterminio también a centenares de miles de ciudadanos holandeses Himmler enfermó e intentó no cumplir esa orden hasta conseguir que Hitler cambiase de opinión. No nos engañemos: si este hombre fue capaz de planificar el asesinato de discapacitados, judíos, gitanos, eslavos, homosexuales y comunistas, entre otros, es porque veía "natural" considerar a todos esos grupos como menos dignos de la vida que los honrados alemanes de pura raza aria. Una forma de pensar que no era exclusiva de él, sino que estaba muy extendida entre los ciudadanos europeos de entonces.

Muchos artículos y documentales se preguntan qué había de raro en este hombre para poder ponerse al frente de semejante crimen masivo sin sufrir aparentemente secuelas. Esto es un error. Hay que preguntarse qué tipo de ideas morales y políticas hacen posible que centenares de miles de miembros de la SS siguiesen las órdenes criminales de Himmler y Hitler sin rechistar y que millones de alemanes mirasen para otro lado e, incluso, aplaudiesen.

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7. Fuentes


Bibliografía

• Ian Kershaw, Hitler, 2008
• Peter Longerich, Heinrich Himmler, 2009
• Peter Padfield, Himmler. El líder de las SS y la Gestapo, 2006
• Rosa Sala Rose, Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, 2003

Fuentes online

http://www.ushmm.org/wlc/sp/article.php ... d=10007925
http://es.wikipedia.org
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/himmler.htm
https://www.jewishvirtuallibrary.org/js ... mmler.html


Fuentes imágenes

http://es.wikipedia.org
http://www.parismatch.com
http://cultura.elpais.com
http://www.pinterest.com
http://ww2gravestone.com
http://noticias.terra.cl
https://elginhistory12.wikispaces.com
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[abhang]

Excelente biografía de este "monstruo", persona mediocre, que en otro contexto no hubiera pasado en el escalafón de un grado medio;
fiel seguidor de su "amo", con un inmenso poder y muriendo de la forma más patética.

Saludos y enhorabuena Erwin, por tan estupendo artículo.

[guti99]

Menudo tipejo.....

Pero como siempre camarada erwin brindándonos un mas que excelente trabajo.

Gracias y saludos

[Walther Model]

Otro destacado trabajo como a los que nos tiene acostumbrados, herr Rommel. Vayan mis felicitaciones y agradecimientos por semejante Bio perfectamente desarrollada.
En cuanto a Himmler, el apelativo mediocre le resulta mas que adecuado. Fracasado mediocre. Un saludo.

[Erwin Rommel]

Gracias camaradas.

Hacía tiempo que debía esta biografía. Al fin la he podido sacar.


Saludos

[Walther Model]

Y de que manera! La leí 3 veces ya. Desde mi humilde opinión, esta muy bien lograda. Es interesante, por tratarse de quien se trata, pero mas allá de eso, resulta una lectura atrapante y eso hace a la diferencia.