Operación Paukenschlag (Golpe de Tambor)

Descripción: Fue concebida con el fin de paralizar el tráfico a lo largo de las costas, reduciendo así la navegación mercante de petróleo y otras materias primas a EE.UU.

Etiquetas del tema: Operación Paukenschlag

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abhang
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Operación Paukenschlag (Golpe de Tambor)

Mensaje por abhang » 07 06 2015 23:55

OPERACIÓN PAUKENSCHLAG


El U-123 deja la base naval de Lorient, Francia, con destino al Atlántico NorteEl U-123 deja la base naval de Lorient (Francia), con destino al Atlántico Norte

En noviembre de 1941, casi un mes antes del ataque a Pearl Harbour, Hitler había prometido al Gobierno de Tokio que sus "lobos grises" iban a iniciar una espectacular acción de acoso al trafico marítimo estadounidense en las inmediaciones de la misma costa este atlántica. Se trataba de realizar una operación sincronizada al poco tiempo de ser declarada la guerra a las autoridades de Washington para coger por sorpresa a las defensas de la US Navy.

El Führer, siempre fiel a sus promesas, acató su compromiso al cabo de tan sólo cuatro días del ataque japonés, el 11 de diciembre, y acto seguido levantó todas las restricciones que había impuesto sobre los U-boots, los cuales habían estado aguantando con estoicidad el acoso y ataque de los buques de escolta norteamericanos durante los últimos 5-6 meses sin responderles. Esto abrió un nuevo escenario de guerra para Doenitz, que inmediatamente comenzó a estudiar planes para asestar un golpe devastador contra el tráfico mercante norteamericano en su costa este.

Realmente era un plan sencillo de ejecutarse, ya que aparte de las ofensivas nipona en Asia y en el Pacífico, los mandos militares de EEUU y al misma opinión publica veían aun el conflicto bélico como algo muy lejano. A pesar de ser la única baza seria que Alemania tenia a mano para atacar discretamente los intereses norteamericanos, el almirante Karl Doenitz solo pudo disponer de cinco submarinos para el gran ataque que debía paralizar las comunicaciones náuticas del nuevo y colosal enemigo y provocar de paso auténtico pánico entre sus marinos mercantes. Era el objetivo marcado para la denominada "Operación Paukenschlag".

La operación fue concebida con el fin de paralizar el tráfico a lo largo de las costas, reduciendo así la navegación mercante que transportaba petróleo y otras materias primas rumbo a las zonas industriales de las costas de EE.UU.

Sin embargo, el número de sumergibles disponibles era escaso. De la flota de 91 U-Boots, 23 estaban en el Mediterráneo, 6 en los alrededores de Gibraltar y 4 en Noruega. La mitad de los restantes estaban en reparaciones o mantenimiento y de los que restaban la mitad estaban en operaciones en el Atlántico. Para atacar las costas de EEUU, entre el Cabo Hatteras y el Golfo de San Lorenzo, Doenitz apenas pudo contar con los pocos submarinos antes mencionados, quería enviar en el ataque doce U-Boots, pero las demandas de Hitler para que el grueso de la flota submarina atacara el Mediterráneo y Gibraltar, para apoyar las operaciones del "AfrikaKorps", hicieron no solo que las actividades anti convoyes en el Atlántico casi desaparecieran, quedando reducida las unidades a seis, y al final, en cinco, ya que el U-128 se quedó en su base por problemas técnicos, aunque el máximo responsable del Arma submarina confiaba en la experiencia de los comandantes, para multiplicar el daño que podían causar de manera considerable.

Estados unidos estaba al alcance de los torpedos de los submarinistas alemanes, cuyas cinco unidades del tipo IX se lanzaron al asalto de la costa este norteamericana con gran confianza ante la debilidad de sus defensas. El sueño acariciado por el Führer desde hacia tiempo, un ataque ante el mismo puerto de Nueva York, iba a llegar en una noche de luna llena.

Hay que retroceder al 9 de septiembre de 1941 para comprender que, ya estaba previsto la guerra total con los Estados Unidos, pues en esa fecha fue cuando el Alto Mando de la Kriegsmarine recibió orden directa de Hitler de quedaban suprimidas las restricciones relativas a mercantes estadounidenses. La llamada “zona de seguridad” ante la costa atlántica quedaba anulada por completo. El 11 de diciembre, con la declaración de hostilidades entre los Gobiernos de Berlín y Washington, los U-boots tenían ante si un vasto campo de operaciones para probar su mortífera eficacia.

Mediante una gradual penetración dentro del Golfo de México, Doenitz esperaba debilitar las escoltas aliadas hasta el punto del colapso, eso es lo que esperaba el almirante debido a lo poco protegidas que eran las rutas del comercio marítimo en el Atlántico Occidental. Lo que esperaba el Alto Mando alemán era cuando menos hundir 700000 toneladas mensuales.

Almirante DoenitzAlmirante Doenitz
La preparación de la operación fue escasa, ya que no contaban con cartas adecuadas, pero se hicieron a la mar los submarinos, hacia una costa por explorar, con todas las dificultades que ello entraña, a la aventura. Los navíos partieron en fechas dispares, y debían mantener silencio radio total, para evitar la defensa aliada. No debían atacar a ningún barco en su tránsito a sus zonas de patrulla, salvo claro si este tenia el debido porte. En palabras de Doenitz, nosotros no "dejamos pasar nada mayor de 10 mil toneladas". pero los ingleses por estas fechas ya les tenían tomadas las medidas al enemigo, y Bletchley Park (Inglaterra), y su equipo de descifrado, conseguían "trackear" casi cada U-boot.

Mapa de la costa este de los EE.UU.Mapa de la costa este de los EE.UU.
Alemania se sentía fuerte, pues su producción de submarinos alcanzaba las 20 unidades al mes. Se trataba de naves mejor dotadas con nuevas armas y óptimos métodos de defensa. Entre el 18 y el 28 de diciembre de 1941, cinco submarinos germanos dejaron atrás la base naval de Lorient (Francia) y sus refugios de hormigón armado.

Relación de los U- boots, que fueron enviados a la costa este de EE. UU.:
  • U-66, Korvettenkapitän Richard Zapp
  • U-109, Kptlt. Heinrich Bleichrodt
  • U-123, Kapitänleutnant Reinhard Hardegen
  • U-125, Kptlt. Ulrich Folkers
  • U-130, Kapitän zur See Ernst Kals
Las órdenes del almirante Doenitz a sus comandantes:

Van a ir a operar en las costas americanas desde Nueva Escocia hasta el Cabo Aterras. En esas aguas, todavía vírgenes, deben encontrar condiciones al menos tan favorables como las de las aguas británicas hace poco mas de un año. Todo aconseja aprovechar tal situación con rapidez y energía. La inexperiencia de los americanos no durará mucho. Halifax se encuentra a 2400 millas de aquí, Nueva York a 3000, la rada de Sydney (Nueva Escocia) a 2200. Partirán por separado cuando estén dispuestos. La travesía deberá hacerse a marcha económica –diésel y eléctrica- para permanecer el menor tiempo posible en la zona de operaciones. A partir de los 40 grados de longitud quedarán invisibles y no atacarán, excepto a barcos de guerra a partir de cruceros y a buques mercantes por encima de las 10.000 toneladas, y estos últimos solo si pasan por delante de sus tubos de lanzamiento. Una vez lanzado su último torpedo, volverán a toda velocidad para repostar y regresar. De día quedaran posados en el fondo en la proximidad de la costa, para atacar de noche en superficie.

EE. UU. al completo, sea Marina, Fuerza Aérea o terrestre, e incluso la población civil, seguían viviendo tranquilos y felices como si no hubiera guerra. No apagaban las luces de las poblaciones costeras, con lo que era facilísimo ver a los mercantes a contraluz. Y lo que es peor, no había una sola medida antisubmarina decente para protegerse de un ataque, que los ingleses no paraban de avisar.

Tal era la falta de preparación, que debe ser tachada de incompetencia total y máxima por parte del almirante al mando en el Atlántico, el almirante King, cuya fobia hacia todo lo inglés llevó a su país a la mayor derrota naval jamás cosechada en su historia.

Almirante Ernest King, comandante en jefe de la Flota del AtlánticoAlmirante Ernest King, comandante en jefe de la Flota del Atlántico
La operación de submarinos en aguas estadounidenses tomó por sorpresa a las fuerzas de defensa de los EE.UU. y Canadá. El grupo de U-boots, seguido de cerca por seis barcos de 740 toneladas, cruzó el Atlántico en medio de una feroz tormenta que los siguió hasta llegar a las costas americanas, en dos semanas, cerca a Terranova. A mediados de 1942, los barcos de abastecimiento eran vitales para los pequeños submarinos clase VIIC, dada la distancia que los separaba de los puertos franceses y por eso fueron estacionados a 1000 kilómetros de Nueva York.

En esa época, los mercantes estadounidenses y sudamericanos navegaban libremente con luces encendidas de noche y utilizando libremente la banda de radio de 600 metros con comunicados acerca de temas triviales o vitales concernientes a sus posiciones, la navegación, el curso de los destructores, una ayuda incalculable para la navegación, no sólo para los mercantes sino también para los submarinos.

Era increíble. Después de todo, los jefes de la Marina norteamericana hubieran debido suponer que, tras la declaración de guerra, los submarinistas alemanes se presentarían también en aquellos territorios. Maniobrando con cuidado, Hardegen se fue acercando poco a poco a la costa. La sonda señalo un fondo de apenas 40 metros. Allí estaba Nueva York. Hardegen la había visitado en un viaje realizado cuando era cadete, y ahora volvía verla, reflejada en el mar y a lo lejos. Ante Sandy Hock, pequeña isla que separa las rutas de los barcos entre el canal Ambrose y el canal Principal, se amontonaban los cargueros. Se les podía reconocer por las luces reglamentarias. Continuamente entraban y salían pesqueros. Hardegen se veía obligado a tener cuidado para evitar el choque con aquellos pequeños barcos. Pero no pensó en sumergirse. Con la mayor tranquilidad, exploró desde lejos el puerto, comparó con sus mapas los sondeos efectuados y preparó concienzudamente el ataque. Había llegado la hora prevista por el mando.

En circunstancias como esas fue fácil para los U-Boots lograr su primer hundimiento: cuando el buque cisterna SS "Norness" recibió el primer torpedo.

El comandante Hardegen observo desde la torreta de su sumergible la salida de un hermoso petrolero con la línea de flotación a ras de agua, señal inequívoca de que iba bien cargado. Había llegado el momento tan esperado y ante las mismas narices de los norteamericanos, pues podía preparar el lanzamiento de sus torpedos con entera tranquilidad. Igual que en un ejercicio en tiempos de paz y siendo imposible errar el blanco, el torpedo germano se dirigió a 45 nudos hacia su víctima para acertar exactamente en mitad del casco. La formidable explosión iluminó el oscuro cielo de forma imprevista., como un fogonazo cegador. Apenas resultó perceptible el mensaje de socorro emitido por el telegrafista del "Norness". Un segundo torpedo alcanzó al petrolero en la zona de popa, atravesó el casco como si fuera de papel y la nave acabó hundiéndose en medio de un espectacular remolino.

El U-123 pudo continuar su campaña frente a las costas americanas ante la ingenuidad demostrada por los mandos de la aun inexperta US Navy. Tres horas después del "accidente" de Nueva York, las emisoras de radio de la zona advertían al resto de los barcos que un gran petrolero se había ido al fondo por causas inexplicables: la idea de una mina era la más razonable, mientras se iba a pique, el operador de radio informó haber tocado una mina al sur de Long Island, cuando en realidad fue víctima del primer torpedo alemán.

Resultaba evidente que era inadmisible para los militares estadounidenses la presencia de submarinos del Tercer Reich ante las mismas farolas de Long Island.

Confiando en el factor sorpresa logrado, Hardegen se dirigió a mar abierto y busco refugio en las profundidades marinas en espera de otra buena oportunidad de "caza". Su audacia, realmente, no conocía limites.

La mayor concentración de ataques submarinos ocurrió en las costas de Carolina del Norte, donde decenas de barcos pasaban diariamente. Muchas naves fueron atacadas, en el tiempo, y las aguas cerca de Cabo Hatteras ganaron el apodo: "Torpedo Junction". Los militares estadounidenses y las autoridades gubernamentales no querían que la gente se preocupara, así es que las noticias e informes de submarinos enemigos cerca de la costa fueron clasificados, o retenidos al público por razones de seguridad nacional. Durante muchos años, la mayoría no tenía idea de lo mal que estaban las cosas realmente. Pero sabían que las familias que viven en las costas estaban de espectadores de la guerra.

"Escuchamos esas explosiones a cualquier hora del día o de la noche que hacían temblar las casas y a veces romper las paredes," recuerda Blanche Jolliff, de la villa de Ocracoke. Aunque las naves estaban siendo torpedeadas por U-boots enemigos casi todos los días, apenas a unos kilómetros de sus casas, los residentes costeros no tuvieron elección sino vivir tan normalmente como fuera posible.

Reinhard Hardegen, comandante del U-123Reinhard Hardegen, comandante del U-123
Tras 15 días de caza por la costa norteamericana, los cinco submarinos habían mandado al fondo del mar un total de 25 barcos, con una suma conjunta de 160000 toneladas de registro bruto. Para los experimentados "lobos grises", era como un juego de niños el atacar petroleros sin escolta. El U-123 se apuntó 53000 toneladas y fue líder de la "Operación Paukenschlag". Hardegen hizo un total de cinco cruceros en su U-boote y alcanzó la categoría soñada de "as" por sus 28 barcos hundidos y 193000 toneladas, entre ellos el crucero auxiliar "Auronia". El almirante Doenitz le concedió el 23 de enero de 1942 (al termino de su primera misión ante las costas estadounidenses), la Cruz de Caballero, y solo tres meses después adornaba su condecoración con las preciadas Hojas de Roble.

SS Dixie Arrow hundido el 26 de marzo de 1942 frente Ocracoke
Lento pero seguro, aumentó el patrullaje de la Marina y de los guardacostas de Estados Unidos y de aviones del Cuerpo Aéreo del Ejército que comenzaron a prevenir los ataques de los submarinos. Los dirigibles desde una estación en la ciudad de Elizabeth buscaron submarinos desde arriba, mientras que yates privados y veleros con radios fueron usados para patrullar y acosar a los buques de guerra alemanes. El Ejército instaló centros de escucha para el seguimiento en lugares como Ocracoke, para detectar el paso de los submarinos.

De enero a julio de 1942, el arma submarina alemana provoco una auténtica carnicería en la flota mercante aliada a lo largo de la costa americana, desde el Caribe hasta Halifax. Una sangría que incluso llego a paralizar el tráfico de crudo con lo que ello implicaba. Un desastre tanto en vidas como en material.

Le tomó a EE.UU. un mes establecer un sistema adecuado de convoyes en la costa este. Los submarinos ya habían hundido 87 barcos con 514.366 toneladas frente a esas costas durante los primeros cuatro meses. Pero Doenitz prontamente comenzó a mover sus submarinos enviándolos al sur, cuando aparecieron los convoyes, sin hacer ningún esfuerzo para atacarlos en manada. Los alemanes aumentaron los hundimientos en el Golfo de México y el Caribe, donde aún no se implantaba el sistema de convoyes, hundiendo en mayo 41 barcos, con un total de 219.867 toneladas. Casi la mitad de éstos eran buques-tanque torpedeados frente a las Bocas del Mississippi. Este número de hundimientos se redujo al establecerse el sistema entrelazado de convoy, que permitía que los convoyes fueran entregados en el mar de una escolta a otra. El sistema requirió un minucioso planeamiento del movimiento de los convoyes y su lugar de encuentro, pero ofreció la necesaria flexibilidad a los complicados métodos de navegación en el Caribe y el Golfo.

El 14 de abril de 1942, el primer submarino alemán atacado por la Marina en aguas estadounidenses, fue hundido a dieciséis millas al sureste de Nags Head. En los siguientes meses, tres submarinos más fueron hundidos a lo largo de la costa de Carolina del Norte: uno por un bombardero del Cuerpo Aéreo de Estados Unidos, uno por una nave de patrulla de los guardacostas y otro por un destructor de la Marina. En total en Carolina del Norte fueron hundidos cuatro submarinos alemanes que es el mayor numero de hundimientos en todos los Estados.

El mando estadounidense vio la urgencia de extender el sistema de convoyes al sureste de Trinidad. La escasez de escoltas retardó la operación pero el vicealmirante Ingram, comandante de la Flota del Atlántico Sur, logró reunir suficientes fuerzas para frustrar las esperanzas alemanas de continuar con la "Operación Paukenschlag".

Aún así, Doenitz ordenó la salida de una segunda ola de submarinos con rumbo a la zona del Cabo San Roque durante los meses de noviembre y diciembre, hundiendo 20 barcos entre Trinidad y Bahía, con la pérdida del U-164 y del U-507 debido a la acción de aviones "Catalina" estadounidenses que operaban desde bases en Brasil.

La "Operación Paukenschlag" fue entonces concluida y los submarinos enviados a aguas noruegas.

Pero el saldo fue tremendamente favorable para el Arma submarina alemana. En los primeros seis meses de 1942, fueron hundidos 585 barcos aliados con 3.081.000 toneladas y la pérdida de sólo 21 submarinos, 6 de ellos en las costas de EE.UU. Sin embargo ese balance estaba lejos de las 700.000 toneladas mensuales requeridas para superar las construcciones navales aliadas.

Restos del U-171 frente a las costas de Carolina del Norte



FUENTES

http://www.exordio.com/1939-1945/prologo.html
http://www.exordio.com/blog/category/op ... z3cPjjAs16
http://propugnator.blogspot.com.es/
http://elnacionalista.mforos.com/
http://ww2diario.blogspot.com.es/


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Re: Operación Paukenschlag (Golpe de Tambor)

Mensaje por tigerwittmann » 13 06 2015 12:03

Saludos camaradas.

Interesante artículo, Antonio.
A pesar de lo fructífero de la operación, los u-boot no pudieron frenar a la industria naval americana, que reponía con relativa facilidad las bajas.

Gracias por el post.
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Re: Operación Paukenschlag (Golpe de Tambor)

Mensaje por James Doolittle » 13 06 2015 12:48

Muy interesante para el logro de la defensa estadounidense de sus costas fué el aporte de la población civil a través de sus yates privados y pesqueros.
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