4. Primera Guerra Mundial (1914-1918)
En cuanto entró en acción se pudo comprobar que Rommel pertenecía a esa rara especie de soldados que encuentran en la guerra la única ocupación en la que pueden desplegar todo su talento. Tan pronto recibió su bautismo de fuego demostró ser un perfecto animal de combate, astuto, implacable, frío, siempre bien dispuesto, sin dar jamás muestras de fatiga, rápido en las decisiones e increíblemente valiente.
4.1. Bautismo de fuego en Longwy
Situación de Longwy
El 22 de agosto de 1914, a las cinco de la madrugada, Rommel entraba en acción contra los franceses, en Bleid, cerca de Longwy. Se le encargó una misión de reconocimiento a través de una niebla espesa. Erwin llevaba patrullando veinticuatro horas, padecía un envenenamiento producido por alimentos en malas condiciones y se hallaba tan fatigado que apenas podía mantenerse firme a su caballo. A pesar de ello, condujo su pelotón hasta la linde del pueblecito señalado, lo inmovilizó allí y se alejó en compañía de un suboficial y dos soldados. A través de la niebla podían distinguir un vallado alto y un sendero que llevaba a otra finca. Rommel echó a andar por este sendero y, cuando iba llegando a un recodo, pudo ver de quince a veinte soldados enemigos que estaban de pie en el camino.
Rommel tuvo que tomar una decisión. La primera decisión como militar no resulta fácil y de ella suele depender la conducta futura de muchos soldados. Y así fue en este caso, pues Rommel hizo entonces lo que luego volvería a repetir una y otra vez: confiando en la sorpresa y en su propio valor, reunió a sus tres hombres y abrió fuego desde donde se encontraba. Hubo una dispersión del enemigo y los supervivientes comenzaron a disparar. El pelotón de Rommel había ido avanzando y éste disimuló a la mitad de sus hombres proveyéndoles de haces de paja, colocando a los restantes en posición de tiro a fin de que protegieran el avance. Reemprendió la marcha hacia adelante y se abrió paso. Casa por casa, todo el pueblo fue rastreado y limpiado. Se trató sólo de una acción militar de escasa importancia, pero era la primera de la que Rommel se hacía responsable y daba buena muestra de la osadía e independencia que le caracterizarían durante toda su carrera.
4.2. Condecoraciones y ascensos (1914-1915)
A pesar de la enfermedad y la fatiga Rommel continuó combatiendo, desfalleciendo en ocasiones pero sin consentir que se le declarara enfermo. El día 1 de septiembre llega al Mosa y, tras cruzarlo, entabla nuevamente combate con la infantería francesa. Rommel continuaba al mando de uno de los pelotones de cabeza y el hecho de encontrarse en esta expuesta posición, unido a la confusión de los constantes enfrentamientos, provocó que quedase atrapado en medio del fuego cruzado. El pelotón pierde contacto con el regimiento y en los informes oficiales se da por muerto a su líder. Afortunadamente, el suabo conseguirá mantener la situación bajo control y logrará retomar la comunicación con sus líneas. Rommel y sus hombres participarían posteriormente en los combates que se desarrollaron a lo largo de verano en el noroeste de Verdún.
Cruz de Hierro Eisernes Kreuz) de Segunda Clase
El día 24 de septiembre fue herido en una pierna hallándose aislado en un bosque cercano a Varennes. Ejerciendo de enlace en solitario, se encontró frente con cinco soldados galos. Logró abatir a dos antes de quedarse sin munición. Al no haber otra opción, cargó a bayoneta calada contra los restantes. En el curso de la acción, una bala enemiga le alcanzó el muslo izquierdo, causándole una herida grave, la primera de su carrera. A medida que iba pasando el tiempo su jefe de batallón había puesto cada vez más confianza en Rommel, asignándole misiones particularmente difíciles al tiempo que le proponía al Alto Mando para la Cruz de Hierro de segunda clase por esta valiente acción. Más tarde escribiría en sus memorias una famosa frase dedicada a este suceso:
- “En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador”.
A finales de año, ya con la condecoración alcanzada y su herida cicatrizada a medias, Rommel se incorporaba al batallón en Argonne. El 29 de enero de 1915 era condecorado con la Cruz de Hierro de primera clase: había trepado con su pelotón hasta la principal posición francesa, a través de una profunda abertura de una treintena de metros practicada en las alambradas; se había apoderado de cuatro fortines, rechazando luego un contraataque enemigo y recuperando uno de los fortines, del cual había sido desalojado. Hecho todo esto Rommel había vuelto a sus líneas, perdiendo en la operación una decena escasa de hombres. Todo un ejemplo de la explotación profunda de ventajas que le haría famoso años después.
Cruz de Hierro (Eisernes Kreuz) de Primera Clase
En atención a sus méritos, Erwin fue ascendido a Oberleutnant (teniente) y enviado a un batallón de montaña que acababa de ser formado, el Wurtembergische Gebirgs-bataillon (WGB). Era una unidad más importante que un batallón normal, compuesta de seis compañías de tiradores y de seis secciones de ametralladoras de montaña. La unidad recibió un intensivo entrenamiento en las montañas austríacas, pasando luego un apacible período de casi un año en un sector tranquilo de los Vosgos, época en que Rommel aprovechó para casarse con Lucía el 27 de noviembre de 1916.
Erwin y Lucía en fechas cercanas a su matrimonio
Durante el estacionamiento Rommel puso a sus hombres a ejercitarse en la elaboración de trincheras y fortificaciones, campo en el que centró entonces su interés por entender que era la única forma de que la infantería se enfrentase en posición estática al efecto de la artillería: ya desde sus primeros mandos destacó por ser un general especialmente cuidadoso con la ejercitación de su tropa.
Posteriormente el WGB se unió al famoso Alpenkorps en el frente de Rumania, legendaria unidad imperial a la que pertenecieron también otros militares legendarios de la Segunda Guerra Mundial como Ferdinand Schörner, Franz Ritter von Epp o Friedrich Paulus. Rommel recibió enseguida el mando de uno de los grupos de combate del WGB, cuya importancia numérica variaba según el tipo de acción que se le asignaba, pudiendo ser desde una compañía a un batallón completo.
Rommel luce con orgullo sus dos Cruces de Hierro (Primera y Segunda Clase)
4.3. Comienzan las hazañas: Gagesti y Cosna (1917)
Varios de los hechos de armas posteriores de Rommel en Rumania e Italia rozan lo increíble.
El método de Rommel era una pura guerra de movimientos, infiltrándose a través de las líneas enemigas en compañía de algunos de sus hombres, a quienes encargaba de ir estableciendo una línea telefónica a medida que avanzaba. En las regiones montañosas, donde hay que vigilar y tener en cuenta tanto las cumbres como los valles, Rommel trabajaba con las expertas tropas del Alpenkorps sobre los declives más acentuados, solamente accesibles a los montañeros más expertos. Y ya fuera con niebla espesa, manto de nieve o asfixiante calor, continuaba su avance a toda marcha, día y noche. Su sentido de la orientación se reveló como privilegiado, evaluando rápidamente las posibilidades de cada región.
Espectacular imagen de una posición alpina de los Alpenkorps durante la Gran Guerra
En sus acciones del frente rumano e italiano Rommel puso en práctica por vez primera el estilo móvil de guerra que le haría famoso en el futuro. En su comportamiento personal parecía insensible al clima, la fatiga, la escasez de alimentos o el sueño. Por insignificantes que fueran las fuerzas de que disponía, no vacilaba en lanzarse al ataque tan pronto ganaba la retaguardia enemiga: entendía que la aparición repentina de sus hombres y el duro fuego inicial de sus ametralladoras sembraban la confusión entre las tropas enemigas.
Imagen de un miembro de los Alpenkorps con su impedimenta
En enero de 1917 se apoderó del pueblo de Gagesti con escasas bajas, en una acción rápida que ya recuerda a lo que haría veintitrés años después en Francia. Permaneció estirado sobre el suelo, a diez grados bajo cero, hasta las diez de la noche, a sólo unos pasos de los puestos avanzados rumanos. Cuando consideró que los defensores ya estarían dormidos mandó abrir fuego sobre el pueblo a sus ametralladoras y a la mitad de sus tiradores, mientras la otra mitad se lanzaba al ataque dando fuertes alaridos. Cuando sus enemigos salían de sus alojamientos, aún no despiertos del todo, Rommel los hizo prisioneros: cuatrocientos soldados rumanos fueron encerrados en la iglesia del pueblo sin apenas haber sido conscientes del ataque alemán. Todo ello gracias al empleo pionero de un concepto de penetración en profundidad, que sería explotada por las divisiones Panzer a partir de 1939 y que brillaría todavía más en la toma de Monte Cosna.
Movimientos de Rommel en Monte Cosna
En agosto de 1917 se hizo con una posición rumana magníficamente fortificada en el Monte Cosna. El monte era un obstáculo natural clave, una gran montaña que cerraba el paso a los alemanes hacia el Mar Negro. Rommel condujo a través del bosque cuatro compañías enteras en fila india, se coló con habilidad entre dos puestos enemigos separados entre sí no más de cincuenta metros sin ser descubierto, instalando una línea telefónica. Cuando logró alcanzar la posición enemiga hacía cerca de una semana que no había dormido y tenía una herida de bala en el brazo. El valor y la decisión de Rommel le habían proporcionado una sólida reputación de soldado duro y mando eficiente.
4.4. Pour le mérite: Caporetto
La carrera militar de Rommel en la Gran Guerra alcanzó su cénit el 26 de octubre de 1917 con la toma de Monte-Matajur, en el sudoeste de Caporetto (hoy Kobarid, Eslovenia).
Kobarid (Caporetto), Eslovenia, en la actualidad
Los austríacos habían solicitado la ayuda de los alemanes y el Alto Mando alemán envió al citado sector el XIV ejército, formado por siete divisiones de veteranos, que debía apoyar una ofensiva austríaca contra las posiciones italianas del valle de Isonzo. El batallón de montaña de Wurtemberg fue agregado de nuevo al Alpenkorps, que debía atacar por el centro en dirección a Matajur. Luego de haber protegido el flanco derecho del regimiento bávaro que encabezaba el ataque, el batallón de Rommel marcharía inmediatamente detrás de él, algo que no le interesaba de ningún modo a Rommel, quien pudo persuadir a su jefe de que le autorizara a avanzar por la derecha y a lanzar un ataque independiente contra las posiciones italianas.
Desarrollo de la Batalla de Caporetto
De este modo, mientras los bávaros ocupaban sus emplazamientos de salida, Rommel, sin ser descubierto, hizo que sus tropas atravesaran antes del alba el frente italiano. Al apuntar el día, una de sus cuñas avanzadas se adentraba en el frente italiano y se apoderaba, a bayoneta calada, de una batería artillera sin disparar un solo tiro. Rommel instaló allí una compañía para ampliar la brecha y se dispuso a penetrar la retaguardia italiana con otra compañía, aunque finalmente tuvo que dar marcha atrás para auxiliar a su primera compañía, que sufría el ataque de un batallón enemigo, el cual, atacado por detrás, tuvo que rendirse.
Rommel, en un gesto que sería característico de sus acciones en Francia en el 40, envió al jefe de su batallón un mensaje, acompañándolo de un millar largo de prisioneros italianos. El comandante Sprösser, valorando la acción que se le presentaba, se lanzó inmediatamente con otras cuatro compañías. Con seis compañías puestas bajo su mando, Rommel pudo proseguir su acción de ruptura. Alcanzó un camino muy angosto y puso en él a sus tropas en fila india a lo largo de cerca de cuatro kilómetros, mientras los italianos estaban absorbidos por la batalla principal que se desarrollaba en su frente. Rommel se instaló detrás de las líneas enemigas, en territorio abierto, sobre el camino principal de Monte-Matajur. Allí se apoderó de una columna de abastecimiento, de un automóvil de la Plana Mayor de Mando, de 50 oficiales y de 2.000 soldados pertenecientes a la 4.ª Brigada de bersaglieri.
Montándose en su automóvil de mando, hizo un rápido recorrido de reconocimiento y se decidió a marchar campo a través en dirección a Monte-Matajur, clave de la posición enemiga. Durante todo el día y toda la noche empujó hacia adelante a sus extenuadas tropas, llegando con el alba al campo de la brigada de Salermo. Acompañado de dos oficiales y algunos tiradores se adentró por entre una multitud de soldados armados y les ordenó que se rindieran. Tras unos momentos de vacilación, 43 oficiales y 1.500 soldados depusieron las armas, al parecer bajo los efectos de la sorpresa y del poder de la decisión de Rommel.
En lo alto de la cumbre de Monte-Matajur, que acababa de escalar, Rommel lanzó el cohete que anunciaba la victoria. Atrás quedaban cincuenta horas de acción ininterrumpida, recorriendo veinte kilómetros a vuelo de pájaro en la montaña y habiendo ascendido hasta 2.000 metros de altura. Había capturado 150 oficiales y 9.000 soldados y se había apoderado de 81 cañones. Y todo ello preguntándose a sí mismo por la carencia de espíritu combativo que mostraban los italianos.
Esta acción no sólo mostró la pasta de la que estaba hecho Rommel sino que le proporcionó su promoción a capitán y la distinción con la valiosa Pour le mérite, legendaria medalla 'Blue Max' disputada por los generales. Las acciones de la Batalla de Caporetto, cuyo resultado supuso el golpe definitivo para Italia, también servirían para distinguirse a otro futuro mando de la Wehrmacht, Ferdinand Schörner, encuadrado entonces, como Rommel, en los Alpenkorps.
Rommel luce la Pour le mérite ganada en Caporetto junto a su Cruz de Hierro de Primera Clase
4.5. Longarone: la astucia del Zorro
Ya como capitán, Rommel tendría su capítulo final en la Gran Guerra, al cruzar a nado las aguas heladas del Piave acompañado solamente por seis hombres en una cordada. Tras realizar el vadeo, atacó el pueblo de Longarone, apoderándose de él y de la considerable guarnición que lo ocupaba. Para ello urdió una treta simple pero efectiva, abriendo fuego desde diversos lugares poco antes del amanecer, aprovechando la oscuridad.
Al alba avanzó en solitario hacia las filas italianas, comunicando a sus adversarios que estaban cercados e invitándoles a rendirse, cosa que hicieron. Tras esta última hazaña, propia de una astucia que ya empezaba a ser un rasgo característico, se le concedió un permiso y luego, para su disgusto, se le destinó a un cargo de Estado Mayor que ostentaría hasta el final de la Guerra. Ya por entonces, en su división, se empezaba a usar una frase que resumía la idiosincrasia del personaje:
- “El frente se haya donde se haya Rommel”.
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