Como cada año, China rememoró hoy su particular "holocausto", en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, con una ceremonia en el Memorial de las Víctimas de la Matanza de Nankín por los Invasores Japoneses, construido sobre una fosa común de más de 10.000 cuerpos.
Allí cientos de personas compartieron esta noche una vigilia con miles de velas encendidas, sujetadas con las manos a la altura del pecho, mientras otro conjunto de velas formaba la fecha de la triste efeméride, "13-12-1937", informó hoy la agencia oficial Xinhua.
La vigilia, en presencia de monjes budistas chinos y japoneses, se incorporó el año pasado como un nuevo gesto más en las ceremonias que se celebran todos los años.
A la ceremonia que se celebra frente al memorial todas las mañanas de 13 de diciembre suelen acudir cientos de personas, entre autoridades, supervivientes de la masacre, vecinos de Nankín, visitantes de otras partes del país y asociaciones de amistad con China de distintas ciudades japonesas.
La exhaustiva y prolongada matanza es todavía poco conocida fuera de Asia, aunque cada vez se la recuerda más gracias a libros como "La violación de Nankín", de Iris Chang, o películas como "Ciudad de vida y de muerte" (en chino "Nanjing! Nanjing!", de Lu Chuan), Palma de Oro en el Festival de San Sebastián en 2009.
El año pasado se estrenó también la película de Zhang Yimou "Las flores de la guerra" (en chino "Jin ling shi san chai", algo así como "Las 13 horquillas del cementerio dorado"), protagonizada por Christian Bale, quien de niño ya participó en otra cinta sobre la misma guerra, "El imperio del sol" (Steven Spielberg, 1987).
La historia del "Holocausto chino" cuenta también con su propio "Oskar Schindler chino", el alemán John Rabe, representante en 1937 de Siemens en China, y que encabezó a un grupo de 22 extranjeros que se quedaron en Nankín para crear una Zona de Seguridad Internacional para refugiados, que sirvió para salvar a entre 250.000 y 300.000 personas.
Junto con Rabe, conocido por los chinos como "el buen alemán de Nankín", en el museo del Memorial destacan también los misioneros estadounidenses Minnie Vautrin y John Magee, cuya cámara grabó las primeras y más exhaustivas imágenes de la masacre.
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