EL PRINCIPIO
Un domingo tranquilo, el de 13 de mayo de 1945, no iba a presagiar lo que sucedería más adelante. La guerra en Europa había terminado oficialmente hace casi una semana, pero en el Pacífico proseguía en toda su crudeza.
En la isla de Nueva Guinea Holandesa, en Hollandia, (hoy, las provincias indonesias Papúa y Papúa Occidental, en la isla que queda al norte de Australia), los soldados estadounidenses no tenían muchas tareas en su rutinaria actividad, así que de vez en cuando se organizaban unos "paseos" recreativos y de incentivo, que premiaban al personal en avión para ver Shangri-La, un valle verde, misterioso y profundo en el centro de la isla, donde los mapas militares sólo indicaban que había montañas.
Es el valle de Baliem, que tiene unos 80 km de longitud por 20 km de ancho, se encuentra a una altitud de entre 1.600 y 1.700 m, rodeado de montañas y en aquel entonces estaba habitado por unos miles de indígenas que vivían todavía prácticamente en la Edad de Piedra.
Cuando dos corresponsales de guerra sobrevolaron el valle un año antes, lo llamaron Shangri-La, un nombre tomado del paraíso perdido tibetano que en 1933 James Hilton había descrito en su novela "Horizontes perdidos".
Todo el mundo quería ir, pero nadie podía llegar: no se podía aterrizar, ni era fácil ir a pie, pues estaba rodeado de montañas. Así que todos querían tomar uno de estos vuelos, para poder mirarlo desde las ventanas del avión.
Poco se sabía del lugar, y particularmente, de sus habitantes. Un biólogo, Richard Archbold, había estado aquí en 1938, pero él no estaba interesado en la gente, no realizó ningún estudio antropológico, sino en la flora y fauna.
Como suele ocurrir, la falta de conocimiento engendró mitos. Se decía que medían más de dos metros, que practicaban sacrificios humanos...
Ninguno de estos rumores resultó cierto.
EL PASEO
De todas formas, nadie iba a comprobar estas teorías, sólo era disfrutar de un placentero viaje en avión y ver las estupendas vistas desde las ventanas. El día arriba señalado, despegó del campo de aviación (liberado de los japoneses en abril de 1944) de Sentai Drome, 24 militares (entre ellos 9 miembros del WAC [Cuerpo Ejército de la Mujer]) y cinco tripulantes, se embarcaron para tres cuartos de hora para llegar al valle, en el avión C-47 Skytrain "The Gremlin Special" (El gremlin especial), un nombre que resultó desafortunadamente acertado.
Relación de los ocupantes del avión
Piloto coronel Peter Prossen, O-22803 (KIA) San Antonio, TX
Co-piloto mayor George H. Nicholson, O-298227 (KIA) Medford, MA
Ingeniero sgto. Hilliard Norris, 14072653 (KIA) Waynesville, Carolina del Norte
Ingeniero asistente, soldado Melvin A. Mollberg, 17035891 (KIA) Baudette, MN
Radio operador George R. Newcomer, 32273013 (KIA) Middletown, Nueva York
Sargento Kenneth Decker, 19005776 (rescatado) Kelso, Washington
Cabo Margaret J. Hastings, A-218021 (rescatada) Owego, Nueva York
1er teniente John S. McCollom, O-467272 (rescatado) Tranton, MS
1er teniente Robert E. McCollom, O-468926 (KIA) EM
Herman F. Antonini, O-351875 (KIA) Danville, IL
Cabo Charles R. Miller, 36181551 (KIA) San José, MI
Capitán Louis E. Freyman, O-392996 (KIA)
Soldado Marian C. Gillis, A-901668 (KIA) Hollywood, CA
1er teniente Lawrence F. Holding, O-535205 (KIA) Raleigh, Carolina del Norte
Mayor Phillip J. Dattilo, O-336086 (KIA) Louisville, KY
Capitán Herbert F. Bueno, O-262232 (KIA) Dayton, OH
Soldado Mary M. Landau, A-207742 (KIA) Brooklyn, NY
Sargento Belle G. Naimer, A-116702 (KIA) Nueva York, NY
Cabo Melvyn A. Weber, 19180552 (KIA) Compton, CA
Soldado Alethia M. Feria, A-920130 (KIA) CA
Sargento Helen G. Kent, A-902290 (KIA) Taft, CA
Marion W. McMonagle, A-311096 (KIA) Philadelphia, PA
Soldado Eleanor Hanna, A-311558 (murió el 14 de mayo de 1945) Montoursville, PA
Sgto. Laura Besley, A-306040 (murió el 15 de mayo de 1945) Shippenville, PA
EL ACCIDENTE
No se saben las causas exactas de por qué se estrelló contra una montaña, incendiándose después, nubes bajas...volar a baja altura para ver más de cerca los cultivos, algún fallo de los instrumentos... sólo cinco fueron los supervivientes de la tragedia, aunque dos (Eleanor Hanna y la sargento Laura Besley) morirían al día siguiente por la noche.
La cabina se derrumbó hacia delante, hacia la cabina del piloto. Las paredes del fuselaje se derrumbó como si succionado hacia el interior, ambas alas arrancadas, la sección de cola quebraron como un juguete de madera. Las pequeñas explosiones sonaron como disparos, el humo negro sofocó la luz. el aire se hizo más amargo con el hedor de la quema de metal, cuero quemado, goma quemada, cables que se queman, se quema el pelo, carne quemada....
Eran Margaret Hasting, bella cabo del Ejército, con quemaduras en las piernas, el segundo es el sargento Kenneth Decker, quien sufrió una herida terrible en la cabeza y quedó amnésico (no recordaba nada del accidente aéreo), y el tercero, teniente John McCollom, el cual no tenía muchas heridas físicas, pero sufrió lo que sólo se puede describir como una herida existencial. Su inseparable hermano gemelo Robert iba en el avión pero murió calcinado, así que cuando salió a la selva, se encontró solo por primera vez en la vida.
Esa misma tarde, se encuentran con los nativos de Uwambo. Estos nunca habían visto a un hombre blanco... ¡y mucho menos a una mujer!, afortunadamente se rompe la tensión con unas sonrisas y dándose las manos, los estupefactos nativos se hacen cargo de ellos, alimentándoles, dándoles cobijo y curando sus heridas con los primitivos medios de que disponían, a pesar de que practicaban el canibalismo, y el ritual era que si mataban a un guerrero, se comían su carne.
Según el ritual, si mataban a un enemigo, era común comerse su carne. Varios querían matarlos pero Wimayuk Wandik, el líder de la tribu, les recordó de una leyenda que profetizaba que un día, espíritus o fantasmas de piel clara bajarían del cielo. Así que, en vez de comérselos, decidieron que tenían que ayudarlos y protegerlos.
EL RESCATE
Entre tanto, el Ejército estadounidense no sabía bien qué hacer: habían visto a los supervivientes pero no había forma de rescatarlos. No se podía aterrizar. No se conocían cuántos habían sobrevivido ni en qué estado, la tarea era abismal... un rescate por tierra suponía una caminata de 150 kilómetros a través de la selva, con indígenas y soldados japoneses que se negaban a rendirse... lo único que podían hacer era enviar a más soldados, con medicinas, una radio y provisiones para ayudarlos pero, ¿a quién se le podía pedir que fuera a un lugar desconocido habitado por tribus salvajes, sin esperanza de volver?.
Alguien se acuerda de que se está formando una unidad especial, liderada por C. Earl Walter jr., un estadounidense que creció en Filipinas. Capitaneaba una unidad de paracaidistas filipinos, el batallón de reconocimiento 5217a, que habían sido entrenados para llevar a cabo misiones detrás del frente enemigo.
Como no habían sido llamados a la acción, estaban a la espera cuando les llegó una llamada preguntándoles si querían ser los voluntarios de esta misión.
El lema de la compañía era "cueste lo que cueste". Y que cuando le dijo a sus soldados 'hay miles de enemigos por cada uno de nosotros, no hay forma de escapar, tendremos que marchar por kilómetros sin casi ninguna provisión y nadie nos puede ayudar... ¿alguien quiere venir?". Y todos se levantaron y dijeron "cueste lo que cueste'".
Al final, se llega a la conclusión de que la única forma de salir de allí es por medio de un planeador Waco CG 4 remolcado por un C-47: se prepara una pista adecuada y se deja caer un planeador en el valle, allí se preparan unos postes elevados de los que se cuelga el cable de remolque, un C-47 en vuelo rasante lo enlaza y saca al planeador, es lo que se conoce como técnica del snatch, pocas veces realizada anteriormente, pero nunca se había intentado a esta altitud, ni rodeados de montañas, en la mitad de la selva... nunca en nada parecido a estas circunstancias, nunca en condiciones tan adversas. De hecho, este tipo particular de planeador tenía un apodo durante la II Guerra Mundial: lo llamaban 'el ataúd volador'".
Mientras, la noticia del accidente y de los supervivientes ha llegado a la prensa. Un público harto de batallas y muertes, lee con avidez las noticias sobre la bella cabo voluntaria Margaret Hastings perdida en una tierra de salvajes, la opinión pública necesita ilusionarse con una historia de valor y esperanza y la prensa se la va a dar, la cabo del WAC se convierte en una figura pública con un halo de heroína, tanto es así, que, envalentonado por unas copas, el documentalista Alexander McCann se lanzó en paracaídas al valle para documentar todo el proceso de rescate.
Seis días después de accidente, Walter y 8 de sus mejores hombres se lanzaron en paracaídas sobre Shangri-La (un día antes, se lanzaron un médico y un sanitario).
El 22 de mayo, parte junto a cuatro hombres más en busca de los supervivientes y los dos médicos. Tras desorientarse y tener que abrirse camino por la jungla llegan hasta el grupo al cabo de cuatro días de marcha. Los médicos informan que debido al estado de los heridos es aconsejable esperar unas tres semanas para realizar la evacuación, por lo que plantan tiendas de campaña y acondicionan la zona para la espera. Casi a diario un avión les suministraba lo necesario para su supervivencia, comida, agua, e incluso ropa, aunque con un pequeño contratiempo: Decker y McCollom necesitaban ropa de recambio, pero toda la que llegaba era para la sargento Margaret Hasting. Incluso llegó un cargamento con 3 docenas de sujetadores que provocaron las correspondientes burlas entre los hombres.
En el momento en que fueron rescatados, un guerrero llamado Yali Logo conspiraba con miembros de la tribu para matar a los supervivientes y los paracaidistas.
EL REGRESO
Con los heridos ya repuestos y tras cuarenta días en el valle, los supervivientes son felizmente sacados de allí y en otros dos vuelos sucesivos, ya que el primer planeador sufrió daños en las alas durante el aterrizaje, el resto de los paracaidistas y el documentalista fueron rescatados.
Si no fuera porque el escritor y profesor de periodismo Mitchell Zuckoff encontró tanta evidencia de que ocurrió como él lo cuenta, el relato parecería tan inventado como las leyendas que existían sobre el lugar donde pasó.
Pero así todo hubiera sido ficción, valdría la pena, pues tiene todos los elementos y el encanto de lo mejor de Indiana Jones. Incluso una heroína que físicamente tenía poco que envidiarle a Grace Kelly.
Y fue precisamente gracias a ella que la prensa de la época reportó el incidente. "Cuando los reporteros vieron su foto, empezaron a cubrir la historia pues era como si una joven estrella de Hollywood se hubiera caído en la mitad de la selva: era como salido de una película de Tarzán", comenta Zuckoff.
Y, gracias a que su belleza cautivó a los periodistas, Zuckoff se topó con la historia en el archivo del "Chicago Tribune", cuando estaba investigando otro tema.
"¡Ahí estaba! bajo el título "Rescate en Shangri-La, ¡era como fantasía!", le cuenta el autor a BBC Mundo.
He sido reportero durante mucho tiempo, y yo no soy de tacto suave," dijo. "Yo no creo en la falsa emoción. Pero después de haber pasado tanto tiempo investigando a estas personas, podría marcar la casilla correspondiente a cada uno de los nombres de la memoria y cada una de sus historias. Estar allí, cavando a través de ese lodo y venir a través de una pieza con restos humanos, es difícil de describir, nada es comparable a las emociones que sentí allí".
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y- ... ri-La.html
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/ ... inde_nueva
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... p?p=717968
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