Durante el invierno de 1944-45, el General Eisenhower ordenó al 7º Ejército eliminar el saliente que controlaban los alemanes al sur de Estrasburgo, en la zona de los Vosgos franceses. En el sector norte de la ciudad de Colmar, la 3ª División de Infantería fue la encargada de hacer a los alemanes retroceder al Río Rin.
La bolsa que controlaban los alemanes al oeste del Rin tras el intento frustrado de tomar Estrasburgo (Francia) suponía una grave amenaza para los Aliados. En el sector de Colmar, los alemanes contaban todavía con hombres y material suficientes para lanzar un ataque contra el flanco del 7º Ejército estadounidense, que avanzaba desde el oeste. Las pésimas condiciones climatológicas del invierno, uno de los más crudos de los últimos años, favorecían a los alemanes. La 3ª División fue transferida a la zona de los Vosgos junto con la 28ª División para ayudar a los franceses del Primer Ejército a eliminar el saliente.
La primera fase del asalto consistió en avanzar hacia el sur para cortar el borde superior del saliente. El asalto comenzó el día 22 de enero de 1945. En un rápido avance, los miembros del 3º y 7º regimiento de la 3ª División cruzaron el río Ill a través de un pequeño puente y tomaron una zona boscosa cerca del pueblos de Holtzwihr y Riedwhir, con los franceses avanzando por el flanco izquierdo. Ambos regimientos fueron atacados por la infantería alemana apoyada por carros de la 708 Volksgrenadier Division que les obligó a retroceder apresuradamente al otro lado del río.
Al día siguiente se le ordenó al 15º regimiento retomar la posición en el bosque. La lucha fue tan intensa que la Compañía B quedó muy mermada, con 102 soldados de los 120 que comenzaron el ataque muertos o heridos. No obstante, los hombres de la golpeada Compañía, entre los que se encontraba Murphy, alcanzaron sus posiciones en el bosque.
El día 25 de enero los soldados recibieron refuerzos y la orden de avanzar hasta el extremo sur del bosque. Murphy recibió un impacto de artillería que le llenó la pierna de pequeños fragmentos de metralla, pero siendo consciente de que cada hombre iba a ser necesario para defender la posición, se negó a ser evacuado. Al llegar, vieron que el bosque se extendía unos 500 metros a ambos lados de la posición en la que se encontraban, formando una U, dejando frente a ellos un amplio claro que continuaba hasta llegar al pueblo. Una carretera de tierra partía desde el pueblo y penetraba al bosque hasta su posición.
Ese día el oficial a cargo de la Compañía fue herido por fuego de mortero, quedando Murphy al mando. Temiendo un inminente contraataque al amanecer, Murphy sabía que sus hombres no podrían aguantar la línea por mucho tiempo. Cuando comenzara el ataque alemán, los vehículos acorazados tendrían que avanzar por esa carretera. Colocó a sus hombres formando una línea defensiva en la parte cerrada de la U y ordenó a un cazacarros M-10 y a cinco vehículos blindados a proteger su flanco derecho. Un segundo M-10 se situó unos 40 metros por delante de la línea. Murphy estableció su puesto de mando en una zanja ligeramente por delante de sus hombres. Contaba con su carabina M-1, unos prismáticos y un teléfono de campaña que le mantenía conectado con el cuartel del primer batallón.
A las 14:00 horas del día 26 de enero, los alemanes comenzaron a concentrar hombres y carros en el pueblo para atacar el bosque. Murphy pudo ver claramente como unos 250 soldados alemanes pertenecientes a la 2ª División de Montaña con el apoyo de seis carros de combate comenzaban a avanzar por la carretera directamente hacia su posición con la intención de tomar el bosque y amenazar al cuartel general del regimiento, que se encontraba casi un kilómetro más atrás. Murphy reconoció inmediatamente la importancia de mantener la posición a toda costa.
Los cazacarros M-10 comenzaron a disparar contra los carros alemanes, pero los proyectiles rebotaban contra su grueso blindaje. En poco tiempo, el M-10 del flanco derecho fue alcanzado por un proyectil de 88 mm, matando a dos de sus tripulantes. El resto se refugió en el bosque. Una ametralladora de la compañía B también fue destruida por el fuego de los carros. El segundo M-10 , sin embargo, siguió disparando su cañón y sus ametralladoras contra las fuerzas que avanzaban. De pronto, mientras buscaban una mejor posición para disparar, el carro se atascó en una zanja en un ángulo en el que el cañón no podía apuntar contra los alemanes. La tripulación escapó y se ocultó en el bosque, mientras los alemanes disparaban y alcanzaban al vehículo, que comenzó a arder. Sin los dos vehículos, su compañía sería pronto destruida. Murphy ordenó a sus hombres retroceder al interior del bosque, mientras él se mantuvo en la posición dirigiendo el fuego de artillería y disparando con su carabina.
Un nervioso teniente del puesto de mando del regimiento le preguntó dónde se encontraban los alemanes y Murphy le respondió: “Si esperas un minuto al teléfono, te pasaré con uno de esos bastardos”. A pesar de que la artillería diezmaba a los alemanes, no lograba detener el avance enemigo. Cuando Murphy se quedó sin munición para su carabina, se preparó para retroceder. Pero pronto vio que el M-10 que se encontraba por delante, aunque ardiendo, mantenía intacta la ametralladora de calibre 50 de la torreta. Era la única oportunidad de detener a los alemanes. Sin pensárselo dos veces, se encaramó al vehículo y comenzó a disparar. Con su innata capacidad para tomar decisiones acertadas en los momentos de mayor peligro, concentró su fuego contra la infantería con la esperanza de que los carros no se atreverían a continuar avanzando sin su protección. Disparó contra varios alemanes que habían llegado a pocos metros de su posición, así como contra grupos que intentaban penetrar al bosque por la izquierda y por la derecha. Un testigo de la hazaña de Murphy narra que el intenso fuego enemigo, que golpeaba contra el vehículo en el que se encontraba, no amedrentó a Murphy, que continuó disparando sin pausa.
Además de una tremenda suerte que no le abandonaba, el humo de ambos carros ardiendo y el ruido ensordecedor de la batalla se aliaron con Murphy, ya que los soldados alemanes que avanzaban no eran capaces de determinar el punto de origen de las certeras ráfagas que les diezmaban y aún menos pensar que podían provenir de un carro ardiendo. De pronto, dos proyectiles de 88 mm. acertaron al cazacarros, haciendo perder el equilibrio a Murphy. Todo el vehículo quedó envuelto en un grueso humo negro. Milagrosamente, tal y como cuentan testigos de la acción, cuando el humo comenzó a despejarse pudieron ver que Murphy seguía aferrado a la ametralladora, disparando sin parar. Los únicos momentos en los que dejaba de disparar eran cuando llamaba a la artillería o recargaba una nueva cinta para la ametralladora. En un momento de la batalla, los cielos se despejaron lo suficiente para que la los caza-bombarderos estadounidenses pudieran despegar y atacar a las fuerzas que se acercaban a Murphy. Con una increíble sangre fría, fue dando órdenes a la artillería para que marcara con bombas fumígenas las posiciones de los alemanes, facilitando el trabajo de los pilotos.
Pero estos seguían avanzando, acercándose cada vez más al extremo del bosque donde un solo hombre les impedía el paso. Murphy finalmente dio órdenes a la artillería para disparar a pocos metros de su posición. Fue en ese momento cuando los desconcertados alemanes se dieron cuenta de que alguien debía estar dirigiendo el fuego de artillería contra ellos, mientras que la ametralladora que no localizaban estaba literalmente segando a sus hombres. Aunque un pequeño grupo de enemigos logró penetrar por el bosque, la mayoría retrocedió al pueblo de Holtzwihr y con ellos los vehículos acorazados, tal y como Murphy había previsto. En ese momento se dio cuenta que el hilo telefónico que le mantenía en contacto con la artillería se había cortado por la metralla. Con el pantalón lleno de la sangre de sus heridas, Murphy saltó del carro y entró en el bosque, desde donde oyó una gran explosión. El M-10 desde el que había plantado cara en solitario al avance alemán acababa de explotar, haciendo saltar la torreta en pedazos. Cuando volvió a su compañía, Murphy no quiso ser evacuado, organizando personalmente un contraataque para desalojar a los alemanes que habían logrado penetrar en el bosque y recuperar las posiciones iniciales.
El día 2 de junio de 1945, en un campo de aviación de Salzburgo (Austria), ante la totalidad de la 3ª División de Infantería formada ante él, el Teniente General Alexander Patch, comandante del 7º Ejército, entregó a Audie Murphy la Medalla de Honor del Congreso (Congressional Medal of Honor) por la acción de Holtzwihr. Fue la culminación de una insigne carrera militar en la que había recibido todas las medallas al valor que su país le podía ofrecer, incluyendo dos Estrellas de Bronce (Bronze Star), la Cruz al Servicio Distinguido (Distinguished Service Cross), dos Estrellas de Plata (Silver Star), tres Corazones Púrpura (Purple Heart) y la Legión al Mérito (Legion of Merit).
A continuación, una serie de fotos de Audie Murphy.
Fuentes:
To Hell and back, Audie Murphy - Ed. Henry Holt & Company - 2002 *
* Audie Murphy escribió este libro en 1949. Los estudios Universal le propusieron en 1955 hacer una película basada en el libro con la condición de que fuera él mismo el protagonista. El film fue un éxito sin precedentes, y mantuvo el récord como la película que mayores ganancias generó a los estudios hasta que en 1975 la película Tiburón le quitó el puesto.
http://www.audiemurphy.com/ftbenning.htm
http://www.warfoto.com/AudieMurphy.htm
Archivos Denis Toomey - http://www.dogfacesoldiers.org
Archivos NARA
Archivo Stan Smith
Archivo Rick Heller