Normandía: más que una operación militarLa primera vez que me puse a leer los acontecimientos del 6 de junio de 1944 estaba cursando la secundaria. Yo era un apasionado de la Segunda Guerra Mundial, pero debo reconocer que el desembarco en Normandía no era uno de los temas que más captaban mi atención.
Sin embargo, a medida que estudiaba más y más los eventos que marcaron el desenlace de la II Guerra Mundial, me fui dando cuenta que el Día D era sin lugar a duda uno de los más importantes.
No se trata sólo de la operación militar, sino de todo aquello que la rodeó y todo lo que implicó.
Desde el punto de vista militar, el desembarco permitió abrir el segundo frente que la Unión Soviética reclamaba para aliviar el esfuerzo que llevaba en la guerra, como única potencia que todavía enfrentaba a la Alemania Nazi en el continente europeo.
A ello hay que añadir que fue la operación anfibia (de desembarco) más grande de la historia militar. Más de 5.000 embarcaciones y alrededor de 4.200 aviones de transporte fueron utilizados en el asalto, apoyados por 2.300 aviones de combate y decenas de barcos de guerra.
Los aliados prepararon más de 150.000 soldados para el asalto inicial, provenientes principalmente de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, pero también había de Francia, Polonia y muchos países más que luchaban contra las fuerzas de la Alemania Nazi.
Del lado alemán, el esfuerzo no fue menor. Cientos de miles de soldados, cuyo nivel de profesionalismo era considerado de lo más alto, esperaban, aunque desprevenidos, en las playas francesas. Apoyados en un complejo sistema defensivo, conocido como la Muralla del Atlántico, que se conformaba por una serie de fortalezas, obstáculos antitanque, cañones de grueso calibre, campos minados, etc.
Dudas
Pero no es simplemente este despliegue lo que ganó mi interés, sino todo el juego de estrategia e ingenio que implicó, así como las dudas que precedieron y sucedieron a esta enorme operación anfibia.
Los aliados nunca estuvieron seguros sobre las posibilidades de éxito de esta operación. Dwight D. Eisenhower, el comandante supremo de las fuerzas de invasión, seguramente no pudo dormir en las horas previas al desembarco.
No es para menos: el general estadounidense ya había pospuesto en 24 horas la operación -debía llevarse a cabo el 5 de junio- por el mal tiempo; y la decisión de invadir no fue unánime. Mientras los comandantes navales y aéreos abogaban por una postergación, los jefes del ejército preferían seguir adelante.
Ike, como se conoce a Eisenhower, se inclinó por atacar el 6 de junio, pero también escribió una carta en la que asumía toda la responsabilidad en el caso de un fracaso.
Trucos
Los comandantes anglo-estadounidenses tampoco sabían si sus estrategias para despistar a los alemanes sobre el lugar del desembarco iban a funcionar.
Los estrategas aliados habían utilizado todos los medios para hacer creer que el desembarco se llevaría a cabo por el Paso de Calais, que representaba la ruta más corta entre el Reino Unido y Francia. No dudaron en crear campos militares falsos que incluso fueron visitados por uno de los generales más respetados por los alemanes, el estadounidense George S. Patton.
Supongo que Hitler y varios de sus subordinados tuvieron más de un dolor de cabeza cuando vieron que el ataque sí iba por Normandía.
El mariscal Erwin Rommel, uno de los más importantes estrategas alemanes y uno de los pocos que insistió en Normandía como punto de desembarco, posiblemente se ulceró al ver que sus mayores temores se hacían realidad.
El día del ataque pescó por sorpresa a los comandantes alemanes, la mayoría de los cuales no estaban presentes, Rommel incluido. Pensaban que -debido al mal tiempo- ese día no habría invasión.
No obstante, el desembarco se inició el 6 de junio y miles de soldados de uno y otro bando combatieron y murieron en las playas.
Los aliados se impusieron, pero la tenacidad de la defensa alemana mostró que la batalla pudo haber sido ganada por cualquiera, especialmente si Hitler hubiera autorizado el uso de sus reservas a tiempo.
No cabe duda, el desembarco -desde mi punto de vista- traspasó los elementos simplemente militares. Las dudas, los temores, la lucha de egos -como las que protagonizaron varios comandantes aliados y alemanes- siempre darán un toque de pimienta y seguramente capturarán la atención de más de un escolar.Cuál es la importancia del Día D?
El Día D marca el inicio de la invasión aliada del Occidente de Europa en junio de 1944, lo que constituyó un hito en la guerra contra la Alemania Nazi.
Los comandantes aliados consideraron que era necesario contar con un segundo frente, como complemento de la ofensiva rusa, que ya avanzaba por el Oriente rumbo a Berlín.
Centenares de miles soldados, en su mayoría estadounidenses y canadienses, se unieron a las tropas británicas de aire, mar y tierra, en el sureste de Inglaterra, para preparar la llamada "Operación Overlord".
¿Cuándo ocurrió?
El Día D había sido planeado durante más de un año, y aquellos que participaron en la invasión se entrenaron durante meses.
El ambicioso asalto por aire y mar dependía de una combinación de factores, incluyendo el estado del tiempo, nivel de las mareas y, el más importante, la sorpresa.
En principio estaba programado para el 5 de junio, pero las malas condiciones meteorológicas hicieron que el comandante supremo de las fuerzas aliadas, el general estadounidense Dwight Eisenhower, aplazara la operación por 24 horas.
Finalmente, la invasión tuvo lugar desde las primeras horas del 6 de junio de 1944.
¿Cuántos efectivos participaron?
Un total de 156.000 soldados (73.000 estadounidenses y 83.000 británicos y canadienses, entre otras nacionalidades) pusieron pie sobre la costa de Normandía, en cinco sectores cuidadosamente seleccionados.
Entre ellos, unos 23.000 paracaidistas que precedieron a los demás efectivos que llegaron a través del Canal de la Mancha en más de 5.000 embarcaciones.
Sólo durante el Día D, las tropas aliadas registraron 4.000 muertos y 8.000 heridos.
¿Qué pasó en el Día D?
Una brillante estratagema de la inteligencia aliada hizo creer a los alemanes que una gran invasión tendría lugar en el sector de la costa francesa más cercano de la Gran Bretaña.
Este factor sorpresa permitió que las tropas británicas y canadienses aseguraran los sectores de playa denominados Gold, Juno y Sword.
Por su parte, los estadounidenses controlaron sin mayor resistencia el sector de costa denominado Utah, al oeste.
Pero cerca de Omaha, sufrieron una gran cantidad de bajas al dar de lleno con un fuerte contingente del ejército alemán.
Al final del 6 de junio, los aliados controlaban esos cinco puntos estratégicos.
¿Qué pasó después del Día D?
Tras asegurarse las cabezas de playa, el avance tierra adentro fue lento y costoso en número de vidas.
A pesar de la reacción aletargada de los alemanes, los aliados encontraron una firme resistencia a lo largo de los estrechos caminos y en los pueblos del norte de Francia.
Pero gracias al gran número de tropas y al apoyo de los aviones bombarderos, pudieron abrirse paso.
Al momento de cruzar el Río Sena y liberar París de la ocupación nazi, a fines de agosto de 1944, alrededor del 10% de los dos millones de efectivos aliados engrosaban las listas de muertos, heridos y desaparecidos.
Pero el éxito de la Operación Overlord allanó el camino para la victoria aliada.
¿Y si el Día D hubiese fallado?¿Cuán altos fueron los riesgos afrontados en el Día D? ¿Cuál habría sido el destino de Europa si hubiese fracasado?
El cementerio de Bayeux contiene la tumba de unos 22.000 caídos
Los éxitos del Día D no estaban garantizados y el fallo habría significado una catástrofe militar y política.
El comandante supremo de las fuerzas aliadas, Dwight D. Eisenhower, sabía esto mejor que nadie.
La noche del 5 de junio, luego de dar la orden final para proceder con la invasión, el general estadounidense tomó un papel de su bolsillo y escribió el texto de un comunicado de prensa que esperaba nunca tener que publicar.
El texto decía lo siguiente: "Nuestro desembarco no logró un resultado satisfactorio y ordené el retiro de las tropas".
"Mi decisión de atacar en este momento y lugar se basó en la mejor información disponible".
"Los soldados, aviadores y marinos cumplieron su deber con la mayor devoción y valentía".
"Si hay alguna culpa o falla relacionada con este intento, ésta es sólo mía".
Luego, Eisenhower guardó ese papel en su bolsillo y al final se olvidó de él. Pero, ¿y si lo hubiera tenido que usar?
Factor sorpresa
Cuán cerca estuvo el desastre se puede ver en los hechos que ocurrieron en junio de 1944.
Eisenhower ya había tenido que aplazar el inicio de la Operación Overlord, previsto originalmente para el día 5, debido al mal tiempo. Y no había mucho tiempo para maniobrar.
Cualquier pista sobre dónde y cuándo desembarcarían los aliados, hubiese sido, de seguro, un desastre, ya que esto le habría permitido a los alemanes concentrar todo su poder de fuego en el momento más vulnerable de los aliados, durante su desembarco en las playas de Normandía.
El general sabía que sólo quedaban dos días en esa semana con la combinación ideal de luna y marea para el desembarco; y si no, habría que esperar otras dos semanas.
Afortunadamente, el mal tiempo dio una tregua momentánea, lo que permitió seguir adelante con la invasión el 6 de junio.
Cualquier otra demora implicaba el riesgo de alertar a los alemanes, y era crucial de que éstos fuesen tomados por sorpresa.
Cualquier pista sobre dónde y cuándo desembarcarían los aliados, hubiera sido, de seguro, un desastre, ya que esto le habría permitido a los alemanes concentrar todo su poder de fuego en el momento más vulnerable de los aliados, durante su desembarco en las playas de Normandía.
Una de las claves del éxito fue el extremo secreto, ayudado por una excelente campaña de distracción que convenció a Hitler de que el ataque principal sería por el paso de Calais -en vez de Normandía- y en una fecha posterior.
Fue tan exitosa esta estratagema que cuando los aliados desembarcaron en Normandía, Hitler estaba convencido de que se trataba de un señuelo y retuvo fuerzas vitales que reclamó sin éxito el mariscal alemán Rommel, a cargo de la defensa.
Imparable
Aún así, el desastre casi llega en la playa "Omaha", donde las fuerzas estadounidenses encontraron una resistencia letal y cientos fueron alcanzados por el fuego enemigo mientras bajaban de las lanchas de desembarco, una escena muy bien reflejada en la primeras imágenes de la película de Steven Spielberg, "Rescatando al soldado Ryan".
Por un momento, pareció que los estadounidenses tendrían que retirarse.
Esta escena pudo haber sido mucho peor si los alemanes hubiesen descubierto el plan aliado.
Y luego, ¿qué habría pasado? Con las fuerzas aliadas en estado maltrecho y la Wehrmacht (las fuerzas armadas alemanas) en alerta total, una nueva invasión hubiese sido impensable durante al menos un año.
Mientras tanto, Hitler hubiera concentrado su atención en la guerra con los rusos en el este, aunque sin mucha esperanza.
El Ejército Rojo era para entonces imparable y, eventualmente, las fuerzas de Stalin hubieran conquistado no sólo Berlín, sino que habrían avanzado más hacia el oeste, hasta el Rin o incluso hasta el Mar del Norte y el Canal de la Mancha.
Quizás, toda Alemania y Europa Occidental hubieran quedado detrás de la futura "Cortina de Hierro" y el comunismo se habría impuesto en toda esta región.
Gran Bretaña habría quedado sola frente al poder soviético, con el único respaldo de Estados Unidos y sus aliados de ultramar.
En estas circunstancias, el poderío estadounidense probablemente se habría replegado al otro lado del Atlántico, se habría impuesto el aislacionismo y el Reino Unido se habría visto forzado a llegar a algún tipo de pacto desastroso con Stalin.
En otras palabras, de haber fallado el Día D, toda la historia de postguerra, del Reino Unido, de Europa y del mundo, habría sido radicalmente diferente.
Conociendo lo que pasó en junio de 1944, podemos ver claramente cuán cerca estuvimos de vivir una historia completamente distinta.