La Segunda Guerra Mundial

La llamada Lewes Bomb fue una de las principales armas de sabotaje del LRDG (Long Range Desert Group) y el SAS (Special Air Service), las unidades de fuerzas especiales del Ejército Británico en el Norte de África. Ambas unidades tenían se encargaban de misiones de inteligencia y sabotaje tras las líneas enemigas, un tipo de guerra no convencional que nunca antes se había puesto en práctica hasta la 2GM. Este nuevo modelo de guerra necesitaba de armas específicas y una de ellas, de extraordinaria efectividad, fue la Lewes Bomb.

El artefacto en cuestión recibía este nombre por haber sido inventado por el teniente John Steel 'Jock' Lewes (1913 – 1941), que había cofundado el SAS junto al teniente David Stirling. El objetivo de esta nueva unidad era infiltrarse discretamente para atacar al enemigo en su retaguardia, saquear los almacenes de abastecimiento, asaltar aeródromos y provocar el máximo daño y confusión, aprovechando el desierto para desaparecer. Para llevar a cabo esta actividad de sabotaje necesitaban un explosivo que les permitiese destruir los vehículos alemanes manualmente. Lewes había comprobado que las granadas y explosivos habituales no resultaban adecuados para inutilizar con una sola carga vehículos como tanques o aviones, así que diseñó un nuevo artefacto por el método de ensayo-error, probando diferentes materiales.

La "Bomba Lewes" se fabricaba mezclando explosivo plástico Nobel 808 con gasoil, dos componentes fáciles de conseguir en abundancia. Fabricado por Nobel Chemicals Ltd., el Nobel 808 era el explosivo plástico de uso más extendido en el ejército británico durante la 2GM dada su estabilidad a diferentes temperaturas y la facilidad de manipularlo y darle forma con las manos. Su misión en la bomba ideada por Lewes era darle a las cargas una alta explosividad, mientras el diésel las dotaba de gran capacidad incendiaria, de manera que uno solo de estos artefactos caseros podía inutilizar un avión o carro de combate enemigo con una sola explosión. Para redondear el efecto de la bomba se añadía nitrato de celulosa y unos 10 gramos de termita que elevaban la temperatura del fuego provocado, con la intención de fundir el blindaje de los vehículos enemigos.

El contenedor del artefacto podía variar, pero generalmente se usaban simples bolsas de tela para introducir dentro los componentes, embadurnadas de alguna sustancia viscosa para facilitar su colocación. Cada bomba pesaba aproximadamente una libra (0,45 kg), de modo que cada uno de los comandos podía llevar varias bombas y adherirlas manualmente a los vehículos que debía inutilizar. Se detonaban con detonadores de lápiz, aunque también se les podían incorporar otros tipos de detonador, como clavijas de presión. Cuando se usaban para destruir aviones enemigos, el lugar más indicado para pegarlas era bajo los depósitos de combustible, ya que la Lewes Bomb, con su alta inflamabilidad y la presencia de termita, hacía arder fácilmente el combustible del avión, maximizando la destrucción.

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