La muerte de la Wehrmacht
Las campañas de 1942
Portada de La muerte de la Wehrmacht
Las campañas de 1942
Portada de La muerte de la WehrmachtTítulo: La Muerte de la Wehrmacht. Las campañas de 1942
Autor: Robert M. Citino
Editorial: Crítica
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788498920079
Año de Edición: 2009
Páginas: 560
Sinopsis
En el verano de 1942 los ejércitos de la Alemania nazi parecían estar a punto de conseguir sus objetivos más ambiciosos: en Rusia iban a cruzar el Volga para apoderarse del codiciado petróleo del Cáucaso; en el norte de África, Rommel se encontraba a las puertas de Egipto, a punto de avanzar hacia el canal de Suez.
En noviembre, sin embargo, con pocos días de diferencia, los desastres de el Alamein y de Stalingrado iban a cambiar el curso de la guerra. No se trataba tan solo de dos derrotas, nos dice el profesor Citino, un gran experto en historia militar: "lo que sucedió en las campañas del verano y otoño de 1942, en el transcurso de seis meses, fue el fin de todo un modo de hacer la guerra, que databa de siglos". Fue el fin de la tradición prusiana de "guerra de movimiento" y del estilo de actuación independiente de los mandos subordinados: la muerte de la Wehrmacht.
Este libro nos ofrece las claves necesarias para entender las causas de la derrota alemana en la segunda guerra mundial.
En noviembre, sin embargo, con pocos días de diferencia, los desastres de el Alamein y de Stalingrado iban a cambiar el curso de la guerra. No se trataba tan solo de dos derrotas, nos dice el profesor Citino, un gran experto en historia militar: "lo que sucedió en las campañas del verano y otoño de 1942, en el transcurso de seis meses, fue el fin de todo un modo de hacer la guerra, que databa de siglos". Fue el fin de la tradición prusiana de "guerra de movimiento" y del estilo de actuación independiente de los mandos subordinados: la muerte de la Wehrmacht.
Este libro nos ofrece las claves necesarias para entender las causas de la derrota alemana en la segunda guerra mundial.
Opinión
Muchos son los lugares comunes creados alrededor de la temática de la segunda guerra mundial. Tantos fueron los hechos y acontecimientos que para su común comprensión ha sido necesaria la creación de ciertos estereotipos que han ido tomando carta de naturaleza a base de su continua difusión y repetición. Pero, quizás, el estereotipo estrella es el de la Blitzkrieg, la guerra relámpago. Es difícil que nadie, ya sea profesional de la historia o mero aficionado, haya sido capaz de abstraerse a ese potente cliché de la sempiterna Blitzkrieg.
Pues henos aquí ante un libro que trata de modo específico de las formas de hacer la guerra de la imponente Wehrmacht y, sin embargo, no cita el reiterado concepto de la guerra relámpago en más de cuatro ocasiones. Se trata, por tanto, de un texto que se une a los desmitificadores del citado concepto y que ahonda en los verdaderos modos y formas de las fuerzas armadas alemanas en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial; para ser más exactos, en las fatídicas campañas del año 1942, donde se determinó gran parte del desenlace de la guerra.
El autor pretende a lo largo de la páginas de esta obra desarrollar la idea centrada en que las tácticas y modos operacionales desarrollados por la Wehrmacht en el inicio de la guerra que tanto asombraron, y aún asombran, no eran más que la actualización y puesta al día de los modos, que durante siglos, los pruso-germanos habían utilizado en los campos de batalla de Europa. Basada en la situación geopolítica que ostentaba Alemania -y con anterioridad el Imperio Alemán, e incluso, Prusia- los mandos germanos desarrollaron una estrategia de guerra que buscaba el golpe de mano en pos de campañas de corta duración, evitando la guerra de posiciones que favorecía a aquellos Estados que contaban con gran población y grandes recursos naturales. Para la consecución de estos objetivos se dejaba gran libertada de movimiento a los mandos de unidades sobre el campo de batalla, que eran los que tomaban las decisiones tácticas en cada momento, con poca o ninguna interferencia del alto mando. En este modo de hacer la guerra, que nos plantea el autor, se encontrarían recogidas todas las grandes campañas del inicio de la SGM, siendo su aspecto de gran movilidad, conferida por el desarrollo de los carros de combate, solo una actualización del atávico planteamiento germano.
No se trata, por tanto, de una nueva táctica de guerra, sino de la repetición de los usos bélicos que los mandos pruso-germanos llevaban siglos poniendo en practica, eso sí, con los nuevos ingenios que la tecnología había sido capaz de desarrollar y la, no menor, aportación de las dos nuevas armas, la aviación y los blindados.
Así mismo también se trata, aunque sea de forma indirecta, otro de los grandes clichés de esta guerra, la responsabilidad del Alto Mando germano en las decisiones estratégicas. Hitler consiguió desarrollar un sistema de mando, tanto político como militar, que se centraba de forma absoluta en su persona; todas las grandes decisiones pasaban por su mesa. Con el paso de los años este sistema se radicalizó aún más llegando en un determinado momento a convertir a Hitler desde Jefe del Estado hasta Comandante en Jefe de un Cuerpo de Ejército. La interpretación de este decadente sistema ha solido ir aparejada de la idea de la oposición del Alto Mando a las decisiones del Líder y, por tanto, de una limitación en la responsabilidad en los errores que posibilitaron la contundente derrota final. Pero esto no fue así. El autor nos intenta hacer ver como la mayoría de las decisiones trascendentales, más allá de donde nacieran, estaban refrendadas por el Alto Mando germano. La responsabilidad en la dirección de la guerra, tanto en sus victorias como en sus derrotas, fue una responsabilidad compartida entre el Führer y su Alto Mando.
Se trata, en fin, de una obra centrada en la Wehrmacht y sus modos bélicos en el transcurso de las decisivas batallas del año 1942 donde se desarrollaron tanto las más importantes victorias como las más determinantes derrotas hasta convertirse en el fin de esta tradición militar. Su tiempo había pasado.
Pues henos aquí ante un libro que trata de modo específico de las formas de hacer la guerra de la imponente Wehrmacht y, sin embargo, no cita el reiterado concepto de la guerra relámpago en más de cuatro ocasiones. Se trata, por tanto, de un texto que se une a los desmitificadores del citado concepto y que ahonda en los verdaderos modos y formas de las fuerzas armadas alemanas en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial; para ser más exactos, en las fatídicas campañas del año 1942, donde se determinó gran parte del desenlace de la guerra.
El autor pretende a lo largo de la páginas de esta obra desarrollar la idea centrada en que las tácticas y modos operacionales desarrollados por la Wehrmacht en el inicio de la guerra que tanto asombraron, y aún asombran, no eran más que la actualización y puesta al día de los modos, que durante siglos, los pruso-germanos habían utilizado en los campos de batalla de Europa. Basada en la situación geopolítica que ostentaba Alemania -y con anterioridad el Imperio Alemán, e incluso, Prusia- los mandos germanos desarrollaron una estrategia de guerra que buscaba el golpe de mano en pos de campañas de corta duración, evitando la guerra de posiciones que favorecía a aquellos Estados que contaban con gran población y grandes recursos naturales. Para la consecución de estos objetivos se dejaba gran libertada de movimiento a los mandos de unidades sobre el campo de batalla, que eran los que tomaban las decisiones tácticas en cada momento, con poca o ninguna interferencia del alto mando. En este modo de hacer la guerra, que nos plantea el autor, se encontrarían recogidas todas las grandes campañas del inicio de la SGM, siendo su aspecto de gran movilidad, conferida por el desarrollo de los carros de combate, solo una actualización del atávico planteamiento germano.
No se trata, por tanto, de una nueva táctica de guerra, sino de la repetición de los usos bélicos que los mandos pruso-germanos llevaban siglos poniendo en practica, eso sí, con los nuevos ingenios que la tecnología había sido capaz de desarrollar y la, no menor, aportación de las dos nuevas armas, la aviación y los blindados.
Así mismo también se trata, aunque sea de forma indirecta, otro de los grandes clichés de esta guerra, la responsabilidad del Alto Mando germano en las decisiones estratégicas. Hitler consiguió desarrollar un sistema de mando, tanto político como militar, que se centraba de forma absoluta en su persona; todas las grandes decisiones pasaban por su mesa. Con el paso de los años este sistema se radicalizó aún más llegando en un determinado momento a convertir a Hitler desde Jefe del Estado hasta Comandante en Jefe de un Cuerpo de Ejército. La interpretación de este decadente sistema ha solido ir aparejada de la idea de la oposición del Alto Mando a las decisiones del Líder y, por tanto, de una limitación en la responsabilidad en los errores que posibilitaron la contundente derrota final. Pero esto no fue así. El autor nos intenta hacer ver como la mayoría de las decisiones trascendentales, más allá de donde nacieran, estaban refrendadas por el Alto Mando germano. La responsabilidad en la dirección de la guerra, tanto en sus victorias como en sus derrotas, fue una responsabilidad compartida entre el Führer y su Alto Mando.
Se trata, en fin, de una obra centrada en la Wehrmacht y sus modos bélicos en el transcurso de las decisivas batallas del año 1942 donde se desarrollaron tanto las más importantes victorias como las más determinantes derrotas hasta convertirse en el fin de esta tradición militar. Su tiempo había pasado.
Fuentes
Imagen de la portada: http://www.casadellibro.com/libro-la-mu ... 79/1254326
Sinopsis: Contraportada del libro