La Segunda Guerra mundial

Descripción: La SGM fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En este se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo.

Estudios de la Segunda Guerra Mundial

Moderadores: Erwin Rommel, abhang

Responder
Avatar de Usuario
archer
Polkóvnik
Polkóvnik
Mensajes: 2719
Registrado: 30 08 2007 01:10
País 2GM: Unión Soviética
Zona/Región: Stalingrado
Contactar:

La Segunda Guerra mundial

Mensaje por archer » 18 06 2008 07:38

La Segunda Guerra mundial


Introducción

De repente unos sonidos apagados se mezclaron con explosiones… Alguien gritó “Gas mostaza”. Las máscaras inútiles, lejos de amortiguar por completo el fatídico olor, resultaron obsoletas. Era necesario avanzar, la exposición prolongada al gas provocará una catástrofe en la división. Los que todavía podían ver con dificultad sugirieron que se agarraran por los faldones de sus chaquetas para avanzar en fila india a un lugar seguro. De este modo fueron rescatados varios soldados de una muerte por asfixia, entre los que estaba el cabo (Gefreiter), de veintinueve años, Adolf Hitler.

En el tren que lo llevaba al este, Hitler(todavía ciego), estaba próximo a sufrir un colapso, no solo por la acción del gas mostaza, si no por los comentarios de la inminente derrota. El disgusto no fue menor cuando se enteró que la delegación que lo atendía estaba liderada por marineros comunistas y judíos, que intentaban convertir a los pacientes a la revolución.

El bochorno de la rendición de Alemania el 11 de noviembre en el bosque de Compiegne lo abrumó. La vida le pareció intolerable, y la idea del suicidio le atraía enormemente. Pero en vez de ese final, ideas nuevas comenzaron a gestarse en su cabeza que cambiaría para siempre el mundo conocido.


Adolf Hitler

Cuando hablamos de la segunda guerra mundial, se nos viene inmediatamente a la cabeza, un nombre…….
Adolf Hitler…. fue probablemente el mas grande agitador del siglo XX. Ciertamente ningún otro hombre de la época destrozo tantas vidas ni despertó (en algunos) tanto odio. Han pasado mas de 60 años del trágico final y aún encontramos fieles seguidores, quienes piensan que fue un “héroe”, un Mesías caído, y otros que lo ven como un demente, un asesino diabólico sin posibilidad de redención, cuyos éxitos fueron conseguidos por medios criminales.


Datos relevantes
  • Por su culpa tres mujeres decidieron quitarse la vida, dos de ellas lo lograron.
  • Su madre murió en su brazos de cáncer, de ahí que nunca volvió a comer carne: era vegetariano.
  • Tenia terror al cáncer, por lo que consumía brebajes y supuestas recetas que lograban evitarlo. Tenía fobia al cáncer.
  • No fue un pintor de brocha gorda, pero sus pinturas a pesar de su carecía de creatividad y proporción fueron vendidas a buen precio, con lo que sobrevivió durante años.
  • El mejor amigo de su infancia era judío. Continuó viéndolo años después.
Juventud

Su padre fue austriaco de nombre Alois Schicklgruber-Hitler (antes se apellidaba Schicklgruber, pero se cambió el apellido a Hitler puesto que era más prestigioso) y Klara Pölzl (una joven que era 23 años menor que Alois) Adolfo Hitler nació en Braunau, Austria, el 20 de Abril de 1889. Vaya sorpresa que el máximo líder de la Alemania Nazi fuera en realidad austriaco, naturalizado alemán.


Hitler en la Primera Guerra Mundial

Pero si Adolfo Hitler no prestaba el servicio militar en Austria no era por razones de cobardía, puesto que durante la primera guerra mundial se enroló en el ejército Alemán, donde debido al valor y audacia demostrados fue ascendido a cabo. Aunque pese al ascenso se dice que sus superiores no confiaban en Hitler como para asignarle un rango más alto debido a que no le veían capacidad de mando. Hitler debió ser un soldado extremadamente valiente y con sumo afán de lucha, que se ofrecía a realizar misiones peligrosas como el llevar mensajes entre trincheras o cuarteles, al grado que llegó a ganarse una cruz de hierro. Se dice que en la unidad en la que Adolfo Hitler entró al comienzo de la guerra, eran 3500 efectivos, mientras que unas semanas después solo quedaban 600.

Tal era la brutalidad de la Gran Guerra . Sin dejar de demostrar su habilidad en el campo de batalla, en 1916, Adolfo Hitler cae herido a causa de un disparo en la pierna. Sin embargo, pronto se restablece y tras pasar el invierno reponiéndose de su herida, vuelve al frente con gran júbilo. Luego en 1918, tras un ataque por gas mostaza, Hitler cae nuevamente herido; "gaseado" según su cartilla militar. Es ingresado entonces en el hospital Pasewalk , donde es sometido a algunas operaciones y es presa del dolor. Es aquí donde Adolfo Hitler recibe le funesta noticia del fin de la Gran Guerra que trae como consecuencia la caída del imperio Austro-Húngaro y la humillante derrota de su admirada Alemania. Es probable que durante este lapso Adolfo Hitler se sumiera en sus pensamientos y comenzara a darse cuenta de los grandes y veloces cambios del mundo en el que está viviendo. Es aquí donde Hitler comienza su afán nacionalista y su rechazo a las demás facciones políticas como el comunismo, con sus propagandistas bolcheviques corriendo por todos lados, y la actual república demócrata de Weimar, con sus políticos a quienes acusaba de haber traicionado a Alemania al haber aceptado las decepcionantes condiciones del tratado de paz de Versalles (1918).

Es comprensible que Adolfo Hitler se sintiera extraño e invadido por un deseo de actuar después de la experiencia de la Gran Guerra. Ahí, en el campo de batalla, Hitler era respetado e incluso admirado por algunos colegas, cumplía misiones de cierta importancia y se encontraba identificado con sus compañeros y los objetivos de la Gran Guerra, de ayudar a Alemania a demostrar su supremacía. De vuelta en la vida rutinaria Adolfo Hitler tenía mucho que hacer y se encontraba en un estado de pobreza. Es aquí donde las piezas empiezan a encajar como si el destino tuviera todo resuelto y fríamente calculado para él. Hitler se queda en el cuartel de Munich donde espera instrucciones para alguna misión, cualquier cosa que lo saque del aburrimiento en el que se encuentra. Le es asignada una misión a Adolfo Hitler como espía para vigilar las muchas facciones políticas que ahora se encuentran por todos lados en la alemania de posguerra. Para esto lo único que Hitler tiene que hacer es asistir a las reuniones de dichas facciones y enterarse de qué es lo que traman y asegurarse que no planeen ninguna acción violenta o que atente contra el "orden". En una reunión del DAP , en el partido obrero alemán, el 19 de Octubre comienza su carrera política en una taberna en Múnich. Pronto Adolfo Hitler se vuelve el líder principal del partido. En encendidos discursos que brillaban por su audacia y atrevimiento Hitler deja caer toda su ira sobre los culpables (según el) de la miseria alemana: los judíos, comunistas y todas las otras facciones diferentes, eso sin contar con la exaltación del nacionalismo alemán. En estas condiciones la clase media y baja de Alemania, estaba de acuerdo con las ideas hitlerianas; los discursos de Adolfo hitler no hacían otra cosa que reflejar y aumentar el descontento de la población y lo capitalizaba contra las razas e ideas diferentes a las suyas. Al tener a un culpable responsable de los males de la nación, la popularidad de Adolfo Hitler fue creciendo rápidamente. Después rebautizaría al DAP como NSDAP o Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes .

Influenciado por el fascismo de Mussolini , este movimiento, adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso, representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la guerra había acelerado.

Junto a esto, la indemnización que alemania debía de pagar estipulada en el tratado de Versalles son un obstáculo más para la economía alemana. La miseria se vive en cada calle, el marco se ha devaluado hasta no valer casi nada y hambrientos van y vienen sin rumbo fijo, no hay trabajo. El débil gobierno alemán no puede hacer frente a las deudas de posguerra y al abastecimiento propio. Adolfo Hitler se convierte en un activo líder político organizando mítines, grupos y repartiendo propaganda que es muy bien recibida por la gente que se encuentra en la miseria, que es la mayoría. No muchos son los que están a favor de la república y algunos se encuentran temerosos del comunismo, así que Adolfo Hitler logra para su causa grupos que ven en él y su partido un concepto afín a sus ideales, grupos como los radicales católicos, militares y la gente en general que está a disgusto con la molesta situación que se vive a diario por las calles. Es en dichos grupos donde por primera vez anuncia el símbolo del partido nazi: la esvástica . Todos tienen el propósito de devolverle a alemania su puesto como gran potencia europea. Por si fuera poco, Francia, invade las cuencas del Ruhr y el Sarre para garantizar el pago de la deuda. Se siente crecer el descontento. Los rivales más poderosos en este momento son los comunistas, que despliegan una fuerte actividad entre los alemanes.


El Putsch de la cervecería

La primera acción revolucionaria de Adolfo Hitler fue el famoso «Putsch» de la cervecería Burgerbraukeller de Munich, el 8 de noviembre de 1923. La cervecería, llena de alegres bebedores de cerveza estupefactos, fue rodeada por las SA y Hitler pronunció su Putsch

Era un amanecer triste, nublado y con frió. La tropa de los putschistas se hacinaba, malhumorada, desfilaban con dudas y temores por las calles de Munich. No había banda que los acompañara, pues los músicos que no recibieron por adelantado su paga decidieron marcharse.

Las tropas estaban lideradas por hitler con Scheubner, Richter a su derecha Y Ludendorff a su izquierda. A los lados estaban, el coronel Kriebel, el guardia personal Graf, el capitán Hermann goering, con vestimenta particularmente militar.

Detrás de los lideres iban tres unidades en columnas de cuatro, marchando, a la izquierda 100 hombres de la guardia personal de hitler, a la derecha la Bund Oberland y al medio, el Regimiento de Munich.

Era casi mediodía cuando la lenta columna se puso en marcha, los 2000 hombres llegaron al puente de ludwig y se toparon con una pequeña fuerza policial. El comandante de los putschistas avanzaba lentamente, los conmino a hacer alto bajo amenaza de abrir fuego, y de inmediato se volvió a sus hombres y les ordenó que cargaran sus armas.

Ante el avance de las tropas, los policías vacilaron y la columna de soldados callejeros continuo camino con entusiasmo enrolando banderas con esvásticas. Espectadores comenzaron a unirse al desfile. Este entusiasmo inspiró a los que marchaban al canto y la euforia.

Los hombres marcharon, a pesar del crudo frío, hasta llegar a Marienplatz. Algunos tenían la impresión que debían girar y regresar a la cervecería, mientras que otros suponían que debían avanzar al centro de la ciudad.

Ludendorff con cierto autoritarismo, ordenó un giro cuya dirección llevaba a los putschistas a un encuentro cara a cara con fuerzas del gobierno.

Al ver aproximarse la turba, la policía estatal es ordenada a avanzar, pero las tropas callejeras no cedieron y esperaron al enemigo empuñando firmemente sus armas.

Al producirse el encuentro, un disparo sonó y un sargento de la policía murió. Inmediatamente la policía respondió al fuego. Hitler enfurecido disparaba con vehemencia, hasta que su guardaespaldas lo derribó con tal fuerza que le disloco el hombro. Tal era el dolor que el Führer pensó que estaba gravemente herido y quedó postrado en el suelo.

Lo que había empezado como una batalla, terminó en un frenético revoltijo en busca de refugio. La policía estatal rodeo al cientos y los desarmó inmediatamente sin ninguna oposición. El putsch estaba acabado, pero la policía estatal victoriosa, fue abucheada por los civiles que insultaban al gobierno.

Durante su estancia en la cárcel, Adolfo Hitler aprovecha el tiempo para dictarle a Rudolf Hess la primera parte de su libro Mein Kampf (Mi lucha), que es una especie de autobiografía donde puede darse rienda suelta y explicar abiertamente sus ideas e ideales además del clásico discurso inquisidor contra los judíos y la divinización de la raza aria y una alemania para los alemanes. En 1924 Adolf Hitler sale en libertad y vuelve a la actividad del partido, pero ahora optando por la vía democrática como medio de tomar el poder.


El ascenso al poder

En diciembre de 1924, luego de apenas nueve meses de reclusión, Hitler fue puesto en libertad. Pero aparte de algunos fieles y algunos miles de partidarios que todavía creían en él, ahora estaba solo. El partido había sido disuelto y sus fragmentos, reconstituidos bajo diversos nombres, luchaban entre sí. Sin embargo, ni por un momento pensó en abandonar la política que era toda su vida. Recomenzar fue difícil, no obstante el entusiasmo que suscitó su primer mitin en febrero de 1925 en la Bürgerbräukeller. Era necesario reorganizar el partido y la SA, de la que él quería hacer un ejército político y no una organización paramilitar y el problema dejó de ser el de un armamento pesado. Pero dentro de la SA fue electo un pequeño grupo de élite, destinado a permanecer en torno al Führer, la SS (el cuerpo de protección). El partido se articuló en grupos locales reunidos en Gau, cuyos jefes, los Gauleiter fueron electos en un primer tiempo.

En realidad el movimiento no tuvo una organización clara y racional, como por otra parte no la tuvo después el estado nazi. Hitler multiplicaba los cargos y las organizaciones paralelas, mezclando sus competencias con el fin de que sus subordinados se volviesen los unos contra los otros. El personal también fue cambiando. Los hombres de la primera hora o se habían ido o habían muerto el 9 de noviembre. Ludendorff estaba disgustado... Goering, refugiado en el exterior, retornaría sólo con el favor de una amnistía. Para hacer funcionar al partido se recurrió a administradores competentes: Bouhler, Schwarz, Amann. Hess estaba siempre allí, fiel como un perro, mientras otros hombres ascendían: Ley, Darré y Himmler que, en 1929, tomó el comando de la SS.

Pero el control del movimiento amenazaba pasar a tres hombres nuevos. Gregor Strasser, que había dejado su farmacia en Landshut para dedicarse a la política, junto a su hermano Otto, doctor en leyes. Los dos, inteligentes y activos, creían sinceramente en las ideas socialistas del nazismo y fundaron en 1925, junto a un joven doctor en filología de aguda inteligencia, José Goebbels, una nueva rama nord-occidental del movimiento. Gracias a ellos, el nazismo superaba finalmente los límites de Baviera para afrontar los problemas urbanos y sociales de la mayoría del pueblo alemán. La lucha entre las dos tendencias, el socialismo revolucionario de Strasser y el puro oportunismo conservador, se inició enseguida. Hitler no quería revoluciones que obligasen al ejército a intervenir en nombre del orden y temía que las ideas de reformas sociales ahuyentaran a los industriales que comenzaban a financiar el movimiento. Convoc entonces, bruscamente, un congreso de los dirigentes del partido en Bamberg. Goebbels, que incluso un día había tachado al Führer de pequeño burgués, abandonó la izquierda. Otto Strasser se exilió más tarde, pero Gregor se plegó. Para afirmar la propia autoridad, decidió nombrar personalmente los Gauleiter y creó un tribunal del partido para juzgar las disputas entre sus miembros. En los años sucesivos, el número de los adherentes crece lentamente. Goebbels, nombrado Gauleiter en Berlín, trabajó empeñosamente en la capital que era todavía izquierdista en gran parte. Se crearon organizaciones especiales para las mujeres, los estudiantes, los obreros. El partido, si bien era antiparlamentario, parecía querer entrar en el juego de la vida política.

Pero ni los desfiles, ni los millares de reuniones, en cuyo transcurso Hitler recorrió todo el Reich, podían enmascarar el hecho de que la República se estaba afirmando, al menos, en el plano diplomático. En 1925, Alemania firmaba el pacto de Locarno y el Ruhr era evacuado. Al año siguiente entraba en la Sociedad de las Naciones y en 1929, el total de los daños de guerra fue sometido a revisión. En las elecciones del Reichstag de 1928, el partido nazi obtenía 809.000 votos y 12 asientos, o sea cerca de 100.000 electores menos que en 1924. A pesar de ello, las bases de la Alemania democrática eran todavía frágiles y limitadas. La vida política, reducida a una serie de mezquinas luchas, no interesaba al país y la prosperidad inaudita que había sucedido bruscamente a la miseria de la inflación se ligaba esencialmente con la afluencia de dólares. Colonizado económicamente por los Estados Unidos, el Reich acusó duramente la crisis económica de octubre de 1929, al mismo tiempo que Stresemann -el más grande estadista de la República-, moría repentinamente en Berlín, después de haber obtenido la evacuación anticipada de la Renania y una nueva reglamentación de las reparaciones de guerra.

En ocasión de la ratificación de esta reglamentación -el plan Young-, los nazis, aliados de la derecha reaccionaria, desencadenaron una gran campaña que, si bien no tuvo un éxito total, contribuyó mucho a la difusión del hitlerismo. Será más bien la crisis económica la que significará para el movimiento un giro decisivo. Todavía en 1928 Hitler admitía que deberían pasar decenas de años antes de que se lograran éxitos. A fines de 1929 el partido ya había triplicado sus efectivos y la SA contaba con 100.000 hombres, es decir, un número igual a] del ejército regular. Detrás del embate de la miseria, el nazismo avanzaba abiertamente.

Por otra parte, la cantidad de desocupados crecía con el mismo ritmo. En ese momento la SA, gracias a su casa de socorros y a sus comedores, ofrece un refugio para los hambrientos. De tal forma, se acrecientan continuamente los efectos del ejército político hasta llegar a contar, en 1933, con 300.000 hombres. El mantenimiento de una tropa semejante y la organización cada vez más numerosa del partido, sin contar los gastos eventuales y los despilfarros, significaban un monto sumamente elevado. La cuestión financiera se torna acuciante y su solución, en un período de crisis general, dependía más de los grandes subvencionistas que de las cuotas, de las entradas o de las colectas en las reuniones. Entre los donantes, encontramos naturalmente a los mecenas, alemanes y también extranjeros como sir Deterding, que financiaba todo lo que combatiese el bolcheviquismo.

Pero la participación de los industriales aumentó, sobre todo, cuando la miseria hizo vislumbrar el espectro de la revolución social. ¿Se podría afirmar, por lo tanto, que Hitler fue sólo el testaferro de la industria pesada? Esta reconfortante imagen es, sin embargo, falsa. El problema nazi no es tan simple y la parte de responsabilidad de los industriales en el advenimiento de Hitler al poder no fue mayor que la del ejército o la de las masas burguesas sobre los cuales se abatía nuevamente el hambre y el temor -muy grande a la proletarización.

En setiembre de 1930 el Reichstag, disuelto antes de tiempo, es reconstituido. Estos días siguen el destino de la democracia alemana: con 107 mandatos (más de 6 millones de votos) los nazis se convierten de golpe en el segundo partido del país, superados en poco por los socialdemócratas y seguidos por los comunistas. Tal incremento de los partidos de extrema derecha y extrema izquierda volvía ingobernable la república democrática. En medio de la miseria creciente, Alemania se preparaba para aquellos tiempos de violencia que asombrarían a un mundo ya bastante convulsionado.

Sin embargo, en los años decisivos que siguieron, en vano buscaremos en Hitler un comportamiento coherente, una visión global de la crisis y de las soluciones necesarias. Entre una SA que espera atraer hacia el nazismo a los oficiales jóvenes cansados del forzado apoliticismo y las jamás extinguidas esperanzas de la izquierda, ya que Strasser, que continúa siendo la mejor cabeza, dirige siempre la organización política del partido, Hitler se mueve hábilmente, sin buscar ni siquiera la sombra de una ideología, fuera fiel vago programa de 1920 y confesando no haber terminado de leer el famoso Mito del siglo XX de Alfred Rosenberg -uno de sus más antiguos colaboradores- que proponía la doctrina de la nueva raza.

En su deseo de apoderarse del poder, Hitler utiliza todos los recursos. Por una parte, granjearse la buena voluntad del ejército y de los grandes capitalistas, y por otra, seducir a las masas populares con un programa revolucionario que luego se cuidaría muy bien de poner en práctica. Juego difícil, complicado por las rivalidades internas de los jefes nazis, que el Führer no trata de aplacar. En diversas ocasiones la SA, que acoge en sus filas a la escoria del pueblo, pero también a elementos impulsados por la necesidad y la desesperación, amenaza amotinarse contra el partido que se está aburguesando.

Esta indecisión corresponde muy poco a la imagen que los fanáticos tienen de Hitler. Incurablemente asocial, no es un hombre de orden ni tiene coraje moral, aunque éstas sean palabras que recorren a menudo sus discursos. Hitler es, sobre todo, un ser contradictorio, activo y perezoso, cruel y sentimental, realista y soñador, intuitivo y racional. El único centro de gravedad de esta personalidad desdibujada, incoherente, es la voluntad de poder de la que el antisemitismo podría ser una expresión. Su vida privada sigue siendo descolorida aunque se rodee de bellas mujeres y frecuente los salones aristocráticos. Aparte de su pasión por los automóviles y el gusto por los cafés de Munich, donde se reúne con sus compañeros, ¿cuál es su preocupación en este período? No parece que la suerte de Alemania estuviese en la cima de sus pensamientos.

En 1929, Hitler hospeda en el bello departamento que para entonces posee en Munich, a una prima lejana, la graciosa Geli Raubal. Su inexplicable suicidio al año siguiente destrozó, según sus amigos, una parte de la personalidad de Hitler.

Pero, cualquiera fuera el hombre Hitler, la propaganda había forjado un mito: el Führer. Bajo la lluvia o a pleno sol, millares de personas exaltadas por charangas y estandartes, aguardan horas para poder verlo o escucharlo. Al atardecer, cuando la espera ha debilitado las conciencias, aparece. Desciende de un avión en el que sobrevoló el Reich o bien de un potente automóvil y surge de improviso como un dios, a la luz cruda de los reflectores y a la claridad de las antorchas. El rostro es tenso e impenetrable. Lo que él dice ahora, ya lo han escuchado muchísimas veces. Pero la voz ronca que atraviesa el micrófono, estos micrófonos que -como lo admitirá un día- le han dado el poder, repite una liturgia que está dirigida a persuadir; pero el público está ya persuadido, condicionado y poseído.


Causas de la segunda guerra mundial


Malestar dejado por la Primera Guerra Mundial

Alemania, derrotada albergaba un profundo resentimiento por la pérdida de grandes áreas geográficas y por las indemnizaciones que debía pagar en función de las reparaciones de guerra impuestas por el Tratado de Versalles en 1919. Algunas de esas cláusulas establecidas dentro del tratado firmado por Alemania fueron:
  1. Pago de indemnizaciones por parte de Alemania a los Aliados por las pérdidas económicas sufridas por los mismos a causa de la guerra.
  2. Reducción del ejército alemán a la cantidad de 100.000 hombres, no posesión de ningún arma moderna de combate ( tanques, aviación y submarinos ).
  3. Reducción de la flota Alemana a buques menores a las 10.000 toneladas.
  4. La gran recesión que se presentó en el mundo entre los años 20 y 30, que en Alemania, crearon desempleo, caída del nivel de vida de la clase media, que a su vez abonaron el camino para el surgimiento de las reivindicaciones alemanas y con ello el impulso al partido Nacional-Socialista (Nazi).
Italia, una de las vencedoras, no recibió suficientes concesiones territoriales para compensar el coste de la guerra ni para ver cumplidas sus ambiciones, no había quedado muy conforme con la repartición de territorios hecha en virtud del Tratado de Versalles. Los italianos obtuvieron sólo los territorios de Trento y Trieste, cuando aspiraban a ganancias mucho mayores. Por otra parte, la miseria reinaba en los campos y la carestía azotaba las ciudades, haciendo crecer el descontento popular.

Japón, que se encontraba también en el bando aliado vencedor, vio frustrado su deseo de obtener mayores posesiones en Asia oriental.

Ideologías anticomunistas: el Fascismo y el Nazismo. Ideologías totalitarias de distinto signo se impusieron en tres naciones europeas: Rusia, Italia y Alemania. Con profundas diferencias entre ellos, estos sistemas tuvieron como denominador común la supresión de la libertad política y el papel de preponderante del Estado controlado por un solo partido.


Fascismo

Mussolini fundó en 1914 un periódico, "Il popolo d'Italia", tribuna que utilizó para incitar la entrada de Italia a la Primera Guerra. Al término del conflicto bélico, creó una unión de ex combatientes bautizada como "Fascio di combatimento". De este grupo nació el movimiento fascista, de cuño nacionalista y anticomunista. Los fascistas declararon la lucha al comunismo y al débil gobierno de la época, organizando expediciones a los pueblos italianos, donde obligaban a dimitir a los alcaldes socialistas.

Benito Mussolini estableció en Italia en 1922 la primera dictadura fascista. Su régimen fue nacionalista y totalitario. La economía se organizó en base a corporaciones gremiales que agrupaban a obreros y patrones. El corporativismo es una de las características principales que identificaron al fascismo. La preparación militar de la población fue otro de los objetivos del régimen fascista.

Mussolini logró algunos éxitos económicos en cuanto a aumentos de producción y gobernó como amo y señor de Italia, destruyendo a todos los partidos no fascistas y a sus adversarios políticos.

En 1937, Italia adhirió al pacto contra la propagación de los comunistas que ya habían firmado Alemania y Japón. Los bloques ya se perfilaban con nitidez.


Nazismo

Adolf Hitler postulaba que según las leyes naturales, los más fuertes debían imponerse a los más débiles. También consideraba que existía una tendencia natural hacia la duración de las razas, idea en la que se basó para luchar por la pureza de la raza aria, tronco étnico de lo germanos.

Según Hitler, los arios eran una raza privilegiada "forjadora de cultura". Los judíos, en cambio, representaban para él un pueblo destructor de esa cultura. Hitler veía en el antisemitismo un fundamento de su misión histórica. Esto le llevó a desencadenar una implacable persecución, que comenzó por despojar a los judíos de sus bienes, continuó con su discriminación en todos los aspectos y culminó con cinco millones de víctimas en los campos de concentración.

El estado debía organizarse en base a un principio aristocrático, donde la autoridad estaría en manos del líder, de especial capacidad, en el cual el pueblo depositaría su confianza. Esto explica que Hitler utilizara el título de Führer, o líder, en el régimen totalitario que logró instaurar. Por último, es necesario mencionar que el Führer consideraba fundamental para el porvenir de Alemania la conquista de un "espacio vital" en Europa, lo que implicaba la expansión territorial.

La oportunidad de triunfo para los nazis se presentó tras la crisis económica desatada el año 1929. La población estaba angustiada por la falta de trabajo y muchos capitalistas veían con temor el avance de los comunistas, que se habían hecho más fuertes después de la Revolución Rusa. Además, había en el ejército un deseo revanchista, provocado por la dura humillación que Alemania había sufrido en la Primera Guerra Mundial. Por todo esto, la idea nazi comenzó a ser captada con simpatía por parte de las masas alemanas, que quería recuperar su orgullo nacional.

Japón no adoptó un régimen fascista de forma oficial, pero la influyente posición de las Fuerzas Armadas en el seno del gobierno les permitió imponer un totalitarismo de características similares. Los militares japoneses aprovecharon un pequeño enfrentamiento con tropas chinas en las proximidades de Mukden (actual Shenyang) en 1931 como pretexto para apoderarse de Manchuria, en donde constituyeron el Estado de Manchukuo en 1932. Asimismo, ocuparon entre 1937 y 1938 los principales puertos de China.


Nacionalismos que se transforman en imperialismos

Las apetencias de expansión y dominio del régimen nacional socialista que desembocaron en la invasión de Polonia por Alemania, lo cual significó el estallido de la guerra dos días después.

El conflicto entre Alemania y Polonia se hacía inevitable. Polonia, Estado eslavo, constituía una traba para la expansión hacia el este soñada por Hitler. Desde 1919, Alemania intentaba formular reclamación de índole fronteriza a costa de Polonia, país que comprendía una minoría germana entre 700 y 800 mil individuos, que en opinión de los alemanes, las fronteras de Alta Silesia también constituían una "flagrante injusticia". Además, la cuestión de Dantzig y el corredor polaco venían produciendo grandes fricciones entre Varsovia y Berlín. En 1919 Dantzig se convirtió en un estado libre bajo control de la Sociedad de Naciones, pero Alemania lo reivindicaba por estimar que su población era casi exclusivamente de lengua Alemana.


La agresión alemana

Hitler inició su propia campaña expansionista con anexión de Austria en marzo de 1938, para lograr la cual no hubo de hacer frente a ningún impedimento: Italia lo apoyó, y los británicos y franceses, intimidados por el rearme de Alemania, aceptaron que Hitler alegara que la situación de Austria concernía a la política interior alemana. Estados Unidos había limitado drásticamente su capacidad para actuar contra este tipo de agresiones después de haber aprobado una ley de neutralidad que prohibía el envío de ayuda material a cualquiera de las partes implicadas en un conflicto internacional.

En septiembre de 1938, Hitler amenazó con declarar la guerra para anexionarse la zona de la frontera occidental de Checoslovaquia con sus 3,5 millones de ciudadanos de lengua alemana.

El primer ministro británico, Arthur Neville Chamberlain, inició una serie de conversaciones que concluyeron a finales de mes con el Pacto de Munich, en el que los checoslovacos, instados por británicos y franceses, renunciaban a la frontera occidental de Checoslovaquia a cambio de que Hitler se comprometiera a no apoderarse de más territorios checos.

Este acuerdo fue infructuoso: Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en marzo de 1939. El gobierno británico, alarmado por esta nueva agresión y las amenazas proferidas por Hitler contra Polonia, se comprometió a ayudar a este país en el caso de que Alemania pusiera en peligro su independencia. Francia también estableció un tratado de defensa mutua con Polonia.


La crisis económica de 1929

En el período que siguió a la Primera Guerra mundial fue necesario reparar los daños que había provocado el conflicto y en ello se ocuparon prácticamente todas las fuerzas de trabajo. En los inicios de la década de 1920 hubo gran prosperidad, por lo que la gente pensó que bonanza y paz eran dos términos que iban de la mano.

Muchos de los proyectos de reconstrucción contaban con el sistema de créditos para lograr financiamiento. El mismo pago de las indemnizaciones de guerra exigidas a Alemania, en virtud del Tratado de Versalles, era realizado gracias a una importante corriente de préstamos provenientes, sobre todo, de Estados Unidos y Gran Bretaña.

La corriente de créditos enviada desde Estados Unidos hacia Europa fue la causa principal del ambiente de prosperidad en el viejo continente. Estados Unidos era entonces el gran soporte del bienestar.

El 19 de octubre de 1929 los indicadores de cotizaciones de la Bolsa de Valores de Nueva York cayeron como una avalancha, creando pánico en el mundo de las finanzas. El año de 1929 está marcado en el calendario de la historia como el inicio de la crisis económica que sumió en la pobreza y la desesperación a millones de personas.

Esta crisis repercutió en Europa y el resto del mundo. Estados Unidos ya no estaba en condiciones de seguir haciendo inversiones en el extranjero y el colapso se extendió rápidamente. La consecuencia inmediata fue la miseria de millones de personas, y el resultado último, que esta gente desesperada fue presa fácil de doctrinas totalitarias que les prometían recuperación material y empleo a corto plazo.


El débil comportamiento de la Sociedad de las Naciones

En 1935 Mussolini había atacado Etiopía y con gran despliegue de fuerzas no tardó en vencer a las desorganizadas tropas del Negus Fallé Selassie ocupando Addis Adeba. La Sociedad de Naciones aplicó unas sanciones económicas que ni siquiera impidieron la llegada del petróleo necesario para la guerra a los puertos italianos. Inglaterra permitió el paso de buques cargados de tropas por el Canal de Suez y con estos hechos la Sociedad de Naciones se desprestigió totalmente fortaleciéndose Italia y reforzándose el eje Roma-Berlín.

La Sociedad de las Naciones no pudo evitar el estallido de nuevos conflictos internacionales ni cumplir la misión pacificadora para la que había sido concebida. No pudo imponer el cese al fuego cuando Japón, Italia y Alemania empezaron las agresiones. A pesar de que aplicó sanciones económicas y diplomáticas, los países culpables optaron por salirse de la organización en lugar de acatarlas.


La guerra civil española (1936-1939)

Se dice que la Guerra Civil Española fue una especie de campo de prueba, en el que se ensayaron las armas que luego habrían de usarse en la Segunda Guerra Mundial, que se inicia cuando terminó el conflicto peninsular .

Hitler, tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, organizar unas nuevas Fuerzas Aéreas y reimplantar el servicio militar, puso a prueba su nuevo armamento durante la Guerra Civil española .

Alemania e Italia entregaron material de guerra a Franco y enviaron tropas especializadas a combatir en suelo español contra el gobierno republicano en 1936. Las otras potencias no quisieron provocar un enfrentamiento directo y se abstuvieron de intervenir en la lucha.


El Pacto de Acero

Hitler y Mussolini firmaron en mayo de 1939 el "Pacto de Acero", temible alianza ofensiva, con la cual Alemania e Italia se comprometieron a prestarse ayuda militar en caso de guerra, lo que se convierte entonces en el objetivo primordial del nacionalismo. El Eje Berlín-Roma quedó así sellado definitivamente.

Los directores del vasto complejo siderúrgico Krupp estaban vinculados con los nazis y fueron los principales responsables de suministrar el material necesario al esfuerzo de guerra alemán.


La formación del Eje

Los tratados firmados por Alemania, Italia y Japón desde 1936, cuando los dos primeros países acordaron el primero de ellos, hasta 1941 (fecha en la que Bulgaria se incorporó a los mismos) dieron como resultado la formación del Eje Roma-Berlín-Tokio.


Pacto germano-soviético

La noche del 23 de agosto de 1939 en Moscú , Hitler logró que Stalin, a pesar de sus divergencias ideológicas, firmara un pacto de no-agresión entre Alemania y la Unión Soviética (URSS) donde acordaban no luchar entre sí.
Esto permitiría al Führer atacar Polonia, sin temor a una intervención soviética en el frente oriental. De esta forma, Adolf Hitler tuvo el camino despejado.

Adicionalmente, se firmó un protocolo secreto en el que se concedía a Stalin libertad de acción en Finlandia, Estonia, Letonia y en el este de Polonia y en Rumania.


EL INICIO DE LA GUERRA

El 1 de septiembre de 1939, las tropas alemanas invaden Polonia. El 3 de septiembre, Gran Bretaña y Francia, que no habían reaccionado a raíz de la anexión de Austria y que, en la Conferencia de Múnich, el 30 de septiembre de 1938, habían consentido un primer desmembramiento de Checoslovaquia, declaran la guerra a Alemania.

En Italia, Mussolini, de acuerdo con Hitler, declara el estado de no-beligerancia; Estados Unidos proclama su neutralidad; la Unión Soviética y Japón firman un pacto de no-agresión; la Commonwealth se alinea al lado de Gran Bretaña.

El 5 de octubre de 1939 el ejército alemán marchaba sobre las calles de Varsovia. La nación estaba condenada. Su caballería no podía hacer nada contra los tanques alemanes. Los bombarderos destruyeron el sistema de transporte de Polonia, derribaron su pequeña Fuerza Aérea y aterrorizaron a las ciudades. Cracovia cayó el 6 de septiembre. En tres semanas, Polonia es puesta fuera de combate por la infantería y los ejércitos blindados alemanes en combinación con el uso masivo de la artillería y aviación. Es la guerra relámpago o blitzkrieg.

Cuando la lucha casi había terminado llegaron del este los soviéticos. El gobierno polaco huyó al exilio. De un millón de soldados polacos, 700 mil fueron hechos prisioneros y 80 mil habían huido del país. Las fuerzas de expedición alemana eran de un millón y medio de soldados y sólo fueron dados de baja 45 mil.

La Segunda Guerra involucró a todo el mundo. India contribuyó con 2 millones de soldados, Canadá también mandó hombres y su armada.

Stalin decidió apostar soldados en Finlandia para evitar que Hitler tratara de llegar a Stalingrado a través de ese país. Muchos soldados soviéticos murieron congelados. En febrero de 1940, Stalin lo intentó de nuevo. El 12 de marzo, Finlandia firmó un tratado de paz por el que cedía un décimo de su territorio a la URSS.

Alemania empezó la batalla del Atlántico, la campaña más amplia de la guerra. El 3 de septiembre de 1939 un submarino torpedeó al trasatlántico británico Athenia, matando a 112 pasajeros. La flota alemana aterrorizó a los aliados desde Islandia a Sudáfrica.

Mientras EEUU, en 1939, que proporcionaba armamento a Gran Bretaña y Francia, logró mantener al ejército fuera de la guerra hasta el ataque japonés a Pearl Harbor. Alemania estaba mejor preparada para la guerra que ningún otro país en el mundo. Hitler había encabezado un programa de rearme que duró 5 años. Multiplicó la producción y el empleo público, acabó el paro y ganó la gratitud de la gente. La invasión a Polonia fue revolucionaria y los aliados vieron que el enemigo era fuerte. Las fuerzas alemanas eran superiores en entrenamiento, disciplina y espíritu guerrero de soldados.

Suiza permaneció neutral siguiendo su política desde 1648. Fue la única democracia que sobrevivió. Durante la guerra, 400 mil refugiados se trasladaron a Suiza o la cruzaron. En 1939 los nazis reimplantaron los guetos, allí estaban confinados los judíos y fueron establecidos en Polonia. Las entradas eran vigiladas al igual que los movimientos. Las condiciones de vida eran denigrantes: Trece personas por habitación y era habitual morir lentamente de hambre. Las madres ocultaban la muerte de sus hijos para obtener la ración de comida que les tocaba.

Los que habían sobrevivido al hambre y las enfermedades fueron enviados a los campos de la muerte: Auschwitz, Bergen Belsen, Treblinka y Majdanek. El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó Pearl Harbor y EEUU se unió a los aliados para combatir no sólo a Japón sino a las potencias del eje. Dos años más tarde, el Tercer Reich era el imperio europeo más extenso desde los tiempos de Roma. Alemania tenía el sector industrial coordinado a la perfección, un arsenal de armamentos y aviones modernos, junto a grupos de generales con sentido de estrategia aprendido de la derrota.

Tras esto, había un hombre de ideas fanáticas, perspicacia política y magnetismo personal. Hitler estaba lleno de obsesiones. Para una nación militarmente humillada y económicamente arruinada, él ofrecía elitismo basado en nociones maníacas de raza y visión de la vida como una guerra.

Los nazis exprimieron Europa hasta el hambre, organizaron los campos de la muerte, pero falló en el aprovisionamiento de sus Fuerzas Armadas.

La ideología nazi era irracional, como Hitler. Mezclaba un optimismo maniático con una paranoia enfermiza. Dirigió en persona las operaciones militares.


1940

En 1940, siguiendo el ejemplo de Hitler, Mussolini llevó su pueblo a la guerra contra Polonia y Francia. La URSS fue el más despreciado enemigo de Hitler, el país que más sufrió en la guerra. En 1943 detuvieron el avance alemán a Stalingrado e iniciaron un contraataque destinado a acabar en las ruinas de Berlín. El vasto territorio ruso, la enorme población y los inviernos asesinos hacían muy difícil conquistar Rusia. Los rusos resistieron heroicamente. Muchos seguidores de Stalin estaban dispuestos a morir por la revolución.

Durante la Segunda Guerra los ingleses perdieron el dominio de su imperio, pero salvaron su honor. Lucharon solos, por meses, soportando bombardeos y penurias extremas, mientras Hitler consumía Europa.

Hitler veía a Estados Unidos como la patria de los mediocres, filisteos sin autenticidad, sin historia, incapaces de ideales o grandeza. El desprecio enfermizo por la potencia norteamericana fue el factor más decisivo de su caída. Estados Unidos estaba protegido por dos mares, era dueño de grandes recursos y no dependía tecnológicamente de nadie. Esto le dio la ventaja necesaria para vencer. EE.UU se convirtió en la potencia más letal del mundo con el bombardeo atómico, pero la victoria la convirtió en la más brillante.

En 1940 fue la invasión nazi a Francia y a los países bajos. Los ingleses rescataron a trescientos mil soldados del puerto francés de Dunkerque. Hitler suspendió el ataque y Churchill prometió no rendirse. En marzo de 1940 Mussolini quería la guerra pero su pueblo no. Se juntó con Hitler y prometió soldados para el ataque a Francia. El 10 de junio le declaró la guerra a los aliados.

Después de la invasión polaca, Hitler esperó 7 meses para su siguiente movimiento. El 9 de abril de 1940 llegó a Noruega, lo sometieron en dos meses. Luego cayó Dinamarca.

El rey y los ministros se escondieron en montañas nevadas, luego escaparon a Londres. Alemania había ganado una fuente inagotable de minerales y bases desde donde atacar a Gran Bretaña.

Líderes franceses y británicos cayeron. Nacieron nuevos gobiernos, encabezados por Paul Reynaud y Winston Churchill. Cuando los alemanes atacaron Francia, Reynaud fue enviado a los campos de concentración nazi. Churchill se convirtió en el máximo exponente británico de la intransigencia contra Hitler. Fue símbolo de la determinación británica. Alemania tomaba Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

El 2 de mayo de 1940 tanques alemanes entraron a Francia. La organización de defensa era pésima y los alemanes tenían más aviones. El 3 de junio, doscientos aviones bombardearon París. Once días después los nazis entraron a la capital sin resistencia, marchando por los Campos Elíseos. El 16 de junio, Reynaud fue sustituido por el mariscal Henri Petain. El 22 firmó un armisticio. Parte del norte y del oeste francés eran zonas ocupadas. Petain trasladó la capital a Vichy y rompió relaciones con los británicos. Convirtió a la Francia ocupada en una dictadura fascista. De Gaulle, que había huido a Londres, fundó el movimiento Francia Libre, con exiliados y habitantes de colonias francesas que ayudaron a los aliados.

La armada británica y la barrera natural del canal de la Mancha protegieron a Gran Bretaña de la guerra relámpago. Hitler sabía que tenía que destruir la RAF(Real Fuerza Aérea) antes de invadir por mar. La aviación alemana intensificó la campaña a principios de agosto con incursiones diarias. Desplegaron mil 300 bombarderos y mil 200 cazas, pero los aviones alemanes estaban poco armados. Los cazas germanos operaban al límite de su alcance y las modernas estaciones de radar británicas impedían que el enemigo atacara por sorpresa.

El 28 de agosto, los británicos sorprendieron a los alemanes y atacaron Berlín. Era el primer ataque a la capital. Hitler contraatacó temerariamente bombardeando centros de población: Londres, Liverpool, Coventry, incluso fue alcanzado el Palacio de Buckingham.

En septiembre, Alemania había perdido muchos aviones y Hitler aplazó la invasión por mar. Pero intensificó los bombardeos con la esperanza de que Gran Bretaña se rindiera. Así continuaron hasta junio de 1941, cuando la fuerza aérea alemana fue necesaria en Rusia.

En agosto de 1940, la URSS se anexó 3 pequeñas naciones: Lituania, Estonia y Letonia. Desde mediados de ese año, los norteamericanos estaban dispuestos a ayudar a las víctimas de la agresión nazi. En septiembre, le prestó a Churchill cincuenta destructores antiguos a cambio del derecho a construir bases militares en posesiones británicas del hemisferio occidental.

Luego, estableció el servicio militar obligatorio como medida defensiva. Roosevelt salió reelegido.

Tras la invasión de Hitler, más de veinte mil judíos que vivían en Bélgica, Francia y Holanda escaparon a Suiza, España y Portugal, con la ayuda de ciudadanos solidarios que les daban documentos falsos y protección para llegar a países neutrales.


1941

En 1941, el 7 de diciembre, Estados Unidos fue atacado en Pearl Harbor por fuerzas navales y aéreas japonesas. El Congreso declaró la guerra a Japón. El ataque sorpresa del almirante Yamamoto resultó efectivo. Simultáneamente, los japoneses atacaron a los británicos en Malasia y Hong Kong e instalaciones americanas en Filipinas y Guam. El 8 de diciembre, el Pacífico estalló por la acción japonesa.

Los líderes nipones creían que la guerra estaba por terminar. Gran Bretaña y EEUU no podrían resistir la voluntad militar de Japón. Hitler estaba de acuerdo: ahora no es posible perder la guerra, tenemos un aliado que no ha sido vencido en 3 mil años.

El 11 de diciembre, Hitler declaró la guerra a Estados Unidos.También lo hizo Italia. Gran Bretaña se la declaró a Japón.

Con EEUU en la lucha, el panorama de los aliados mejoró. El ejército alemán fue en ayuda del italiano ante las derrotas en África. Rommel fue enviado a ese continente con órdenes de mantener posiciones contra los británicos. Fue ambicioso y logró avanzar.

En abril los alemanes tomaron Grecia y Yugoslavia. Los defensores británicos no pudieron hacer nada. Roosevelt firmó en agosto el tratado del Atlántico con Churchill. Era un pacto de paz que abogaba por la autodeterminación de todos los pueblos y prometía la destrucción de la tiranía nazi. En mayo de 1941, Hess, secretario de Hitler, fue a Escocia en misión de paz, decidida por sí mismo. El gobierno alemán declaró que estaba loco y los británicos lo encarcelaron. En junio Roosevelt y Churchill le avisaron a Stalin que Hitler planificaba asaltar Rusia. Cuando comenzó el ataque, la relación británico-rusa cambió. Se comprometieron a no firmar la paz separadamente con Alemania. Además, juntos invadieron Irán. Británicos y americanos suministraron ayuda a Rusia.

El 22 de junio de 1941, tres millones de soldados alemanes atacaron la URSS a lo largo de un frente de 2800 kms. El ejército era el más grande del mundo con cuatro millones de hombres activos y tres millones en reserva. Pero tenían problemas: aviones obsoletos y dirección militar débil. A pesar de las advertencias aliadas, Stalin no había movilizado sus tropas.

Hitler esperaba conquistar Rusia en dos meses, pero los soviéticos resistieron con tenacidad. Los invasores mataban sin piedad. Comenzaron las primeras matanzas masivas de judíos. Los escuadrones fusilaron a cientos de hombres, mujeres y niños.

Las atrocidades y el asedio a Leningrado incitaron a los rusos para pelear más tenazmente. Comenzó el invierno más duro en diez años. La nieve y la temperatura inmovilizaron a los vehículos alemanes y se congelaron los soldados. En diciembre los rusos contraatacaron, obligando a los germanos a retroceder.

Todas las naciones latinoamericanas se unieron a los aliados y al finalizar la guerra, refugiados nazis se instalaron en varios de estos países.


Costes y consecuencias de la guerra

Con la capitulación japonesa, el mundo inició una nueva etapa a la que llegaba con un espectacular cambio de panorama respecto a la situación de 1939. En 1945, el mundo tenía abiertas graves heridas, la posición de cada uno de los principales componentes de la comunidad internacional era distinta y ésta pretendía organizarse de acuerdo con reglas nuevas.

La cifra de muertos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial no puede determinarse de forma absolutamente precisa pero es muy posible que llegase a alcanzar los 60 millones de personas, al menos cuatro veces más que el número de muertos producidos durante el conflicto de 1914-1918. Como es lógico, este balance debe ponerse en relación con la potencia destructiva de las armas y el carácter de guerra total que tuvo desde el mismo momento de su iniciación o en un momento inmediatamente posterior.

Si se examinan esas cifras contabilizándolas por naciones, el resultado puede parecer algo sorprendente porque alguno de los vencedores cuenta entre quienes más padecieron en el conflicto. La cifra de ciudadanos de la URSS muertos como consecuencia de la guerra se eleva a 20 millones de personas (y quizá incluso un 25% más) de los que tan sólo un tercio serían militares. Porcentualmente, esa cifra supondría al menos el 10% del total de los habitantes de la URSS, pero en el caso de Polonia los seis millones de muertos representan todavía una cifra muy superior, el 15%. En esos porcentajes se incluye la población judía de ambos países. El tercer lugar en el grado de sufrimiento producido por la guerra corresponde a Yugoslavia, cuyo número de muertos (de un millón y medio a dos) derivó de la existencia de una guerra civil en la que el componente étnico jugó un papel primordial.

Estos tres países pueden ser considerados entre aquellos que resultaron vencedores en la guerra. Los demás que se alinearon en ese mismo bando tuvieron un número mucho más reducido de muertos. Francia, ocupada en su totalidad por los alemanes, experimentó 600.000 muertos, mientras que Gran Bretaña sufrió 500.000 pérdidas. La gran diferencia respecto a los padecimientos de la Primera Guerra Mundial de estos dos países radica en el número de muertos civiles. Gran Bretaña, que no los tuvo en 1914-1918, ahora, en cambio, padeció unos 60.000 como consecuencia de los bombardeos. Del conjunto de los aliados, los Estados Unidos resultaron ser los mejores parados, con 300.000 muertos, todos ellos militares.

De los países vencidos en la contienda, el mayor número de muertos le correspondió a Alemania, con algo menos de cinco millones. El peso del Ejército en este número de bajas se aprecia en el hecho de que existió durante mucho tiempo un mayor número de mujeres que hombres en Alemania (todavía en 1960 existían 126 mujeres por cada 100 hombres). Dos millones de japoneses murieron como consecuencia de la guerra, una cifra inferior también en términos porcentuales. La población civil japonesa tan sólo padeció la guerra en los meses finales de la misma.

Las muertes producidas por la guerra constituyen tan sólo una parte de sus consecuencias. Como resultado de la misma hubo, principalmente en Europa, 30 millones de desplazados, un tercio de los cuales fueron alemanes que sufrieron de forma directa las consecuencias de la doctrina que les había llevado a lanzarse a una nueva expansión hacia el Este. Quienes habían expulsado a la población autóctona (por ejemplo, en los Sudetes checos) se vieron, a su vez, obligados a emigrar ahora. También una cifra elevada de japoneses pasó por idéntica experiencia. Ambos países descubrieron en la posguerra que podían lograr un lugar mucho más confortable en el mundo de la posguerra renunciando a la expansión territorial e intentando un desarrollo económico que resultaría espectacular en ambos casos.

Sin embargo, por el momento la situación en que se encontraron esos dos países no tenía nada de reconfortante porque la destrucción padecida fue muy superior a la que sufrieron los beligerantes durante la Primera Guerra Mundial. En Alemania, el nivel de producción industrial se retrotrae a las cifras de 1860, mientras que en el Ruhr, la zona más castigada, quedó limitada al 12% de las cifras de la etapa prebélica. Japón sólo se vio afectado de manera decisiva por la guerra en su fase final pero la producción se redujo en un tercio. La Flota mercante quedó reducida a una dieciseisava parte del tonelaje de 1941. Un 40% de la superficie urbana quedó destruida, como consecuencia de los bombardeos norteamericanos, especialmente destructivos cuando las bombas se empleaban ante una frágil arquitectura como la existente en el archipiélago.

Pero las consecuencias de la guerra no fueron crueles solamente para los vencidos, sino también para los vencedores y ello en los más diversos terrenos. Francia, primero derrotada y luego vencedora, pudo considerar arruinadas aquellas instituciones que durante muchos años no sólo ella sino la totalidad del mundo había podido considerar como la ejemplificación señera de la libertad política. Al concluir la guerra, había muerto la Tercera República, cuyas instituciones necesitaban transfigurarse por completo para adaptarse a la realidad de un mundo nuevo. Gran Bretaña había sido quien, con su decisión durante el verano de 1940, consiguió detener el avance nazi en el momento mismo en que todo el mundo la consideraba derrotada. Nunca, sin embargo, recuperaría ni tan siquiera la sombra de su poder de otros tiempos. En los instantes finales de la guerra estaba en la ruina: su deuda equivalía al triple de la renta nacional anual y por vez primera en mucho tiempo carecía de partidas invisibles con las que compensar una balanza comercial deficitaria porque las había liquidado en los años precedentes. Poco tiempo pasaría hasta que se hiciera patente de forma abrumadora la necesidad de considerar inevitable la liquidación del Imperio.

Frente a la decadencia de estas dos potencias europeas, dos gigantes estaban destinados a dominar el mundo de la posguerra. Los Estados Unidos no representaban más que un 7% de la superficie del globo, pero producían tanto como el resto en conjunto. Incluso en aquellos sectores en los que con el paso del tiempo se demostraría su debilidad relativa (como el petrolífero) el porcentaje de su producción se acercaba a un tercio de la mundial. De este modo, el mundo posterior a 1945 tenía que ser el de la hegemonía norteamericana. También fue el mundo de la hegemonía soviética, aunque ésta en realidad fue mucho más aparente que real. En efecto, por grandes que fueran los temores a su expansión, lo cierto es que la URSS había padecido mucho más que el resto de los vencedores. Por otro lado, en esta guerra, la Unión Soviética perdió el monopolio de su condición de única potencia revolucionaria del mundo: aunque eso de momento pudo parecer no tan grave. Con el transcurso del tiempo, China (y, en menor grado, Yugoslavia) se convertirían en rivales, más que en colaboradores. La URSS, cuyo protagonismo en la guerra fue decisivo, salió de ella con una convicción en su capacidad de liderazgo e incluso con el convencimiento de que podría llegar a superar a su adversario capitalista. Sólo con el transcurso del tiempo acabaría descubriendo que podía competir en el terreno militar, pero que era incapaz de hacerlo en otros campos a la larga mucho más decisivos, como el económico y el tecnológico.

Por último, hay que tratar de los cambios territoriales que tuvieron lugar en el mundo como resultado de la guerra. Este conflicto, en efecto, supuso escasas modificaciones de las fronteras, en comparación con los de otros tiempos, aunque tuviera una repercusión mucho más duradera en la configuración global del mundo.

La última de las reuniones de los grandes líderes mundiales aliados tuvo lugar en Potsdam, durante la segunda quincena de julio de 1945, cuando estaba reciente la derrota de Alemania pero todavía se pensaba que la japonesa podía resultar remota. Estuvo presente Truman, sustituyendo a su predecesor Roosevelt, y, a la mitad de la conferencia, debió retirarse Churchill a quien, por decisión del elector británico, le era negado el poder de moldear el futuro, después de haber tenido tan decisivo protagonismo durante toda la contienda.

Ya se ha mencionado la relevancia de esta reunión en lo que respecta a la intervención soviética contra Japón y al descubrimiento de la bomba atómica por los norteamericanos, que Stalin conocía ya. Pero Potsdam supuso también una solución a la cuestión decisiva para la posguerra, la de Alemania, que, sujeta a un tratado de paz posterior, quedó contenida en una fórmula definitiva. En efecto, se acordó hacer retroceder su frontera oriental hasta la línea marcada por los ríos Oder y Neisse y se toleró en la práctica que los soviéticos empezaran a aplicar, por su cuenta y riesgo, un plan de reparaciones sobre la parte que le había correspondido.

Lo primero supuso una emigración masiva hacia Occidente de millones de alemanes y ello, a su vez, trajo como consecuencia que se abandonara cualquier veleidad de convertir a Alemania en un país exclusivamente rural. El mantenimiento de la industria resultaba imprescindible para la subsistencia de la población, por mucho que la solución citada pudiese resultar tentadora.

Por otro lado, los soviéticos se apoderaron de las fábricas de su zona de ocupación en el Este de Alemania y, en muchos casos, las trasladaron a su propio país. La ausencia de sintonía entre las potencias democráticas y los soviéticos hizo imposible un acuerdo definitivo en éste y otros muchos puntos, por lo que los acuerdos sólo pudieron ser parciales, provisionales o incompletos. Se previó la existencia de una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, que se reunió en Moscú en 1945 y en Nueva York en 1946. En la capital francesa se suscribieron los tratados de paz relativos al Este de Europa e Italia, mientras que hubo que esperar hasta 1951 para que en San Francisco se firmaran los relativos al Japón, momento en que ya no estuvieron presentes los nuevos países comunistas.

Los cambios territoriales en la Europa Oriental resultaron relativamente modestos, aunque ratificaron e incrementaron las ventajas que la Unión Soviética había logrado por los acuerdos con Hitler de 1939. Basta decir que la URSS obtuvo el Norte de la Prusia Oriental (que le proporcionaba una salida al Báltico), la Carelia finlandesa, la zona de Petsamo (que le aportaba una frontera con Noruega) y una base temporal (Porkkala) en territorio finés. Además, los soviéticos se anexaron Rutenia, el extremo oriental de Checoslovaquia. En cuanto a Italia, perdió sus colonias, que se independizaron (Libia, Somalia) o fueron incorporadas a otros países: Eritrea, a Abisinia; las islas del Dodecaneso, a Grecia.

En el resto del mundo, los cambios fueron también, en apariencia, pequeños. En el Medio Oriente, por ejemplo, Líbano y Siria lograron su independencia, mientras que la llegada de oleadas de inmigrantes judíos askenazis, procedentes de Europa del Este, tuvo como consecuencia que el Estado de Israel tuviera una condición mucho más beligerante que antes respecto a la población palestina. Lo decisivo, de todos los modos, fue el impulso inicial dado a la descolonización, movimiento un tanto contradictorio por el momento, pues a las promesas de japoneses y norteamericanos de independencia para las colonias se sumó, en esta circunstancia, la victoria de las potencias colonizadoras. De ahí que, por ejemplo, Filipinas consiguiera la independencia y que, por el contrario, los norteamericanos, después de haber apoyado la de Indochina, acabaran por apoyar el mantenimiento de la presencia francesa en aquellas tierras. Japón volvió a sus fronteras de mediados del siglo XIX, cediendo Formosa, Corea, Manchuria y las islas del Pacífico. Pero, mucho más importantes que estas nuevas fronteras territoriales, fueron las consecuencias de la división ideológica del mundo en dos partes enfrentadas.



Unidad: Unidad de Francotiradores del Ejército Rojo


"Un muerto es una tragedia, cientos es una estadística". Iósif Stalin
Ordre de la Libération (1) Distinguished Service Cross (1) Orden Pobeda (1) Infanterie-Sturmabzeichen (1) Battle of the Bulge (1) Ostmedaille (1) Orden Trudovogo Krasnogo Znameni (3) Order Wojskowy Virtuti Militari (1) Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco (1) Légion d'Honneur (1) Ritterkreuz mit Eichenlaub, Schwertern und Brillianten (1) Pour le mèrite (1)

Avatar de Usuario
albertoa
Major General
Major General
Mensajes: 5831
Registrado: 04 04 2008 00:05
País 2GM: U.S.A
Zona/Región: Normandía. Playa Omaha
Ubicación: España

Mensaje por albertoa » 18 06 2008 23:47

Si dentro de unos años mi hijo me pide que le cuente que ocurrió y por qué ocurrió todo esto, le dejaré este artículo para que se lo lea.

Una gran síntesis camarada.
"Aunque el engaño sea detestable en otras actividades, su empleo en la guerra es laudable y glorioso, y el que vence a un enemigo por medio del engaño merece tantas alabanzas como el que lo logra por la fuerza."
Nicolás Maquiavelo.
Ordre de la Libération (1) British Flying Cross (1) Purple Heart (1) Africa Star (1) Kinshi Kunsho (1) Orden Trudovogo Krasnogo Znameni (5) Conspicuous Gallantry (3) Commendation Medal (1) Polemikos Stauros (1) Order Wojskowy Virtuti Militari (1) Cruz al Mérito Naval con distintivo blanco (1) Ritterkreuz mit Eichenlaub, Schwertern und Brillianten (1) Pour le mèrite (1)

s1mon
Sergeant
Sergeant
Mensajes: 224
Registrado: 02 05 2008 02:15
Ubicación: Argentina
Contactar:

Mensaje por s1mon » 19 06 2008 01:22

Muy pero muy buen articulo
felicitaciones.

Mj Richard Winters
First Sergeant
First Sergeant
Mensajes: 539
Registrado: 12 06 2008 09:57
Ubicación: España
Contactar:

Mensaje por Mj Richard Winters » 19 06 2008 08:34

Muy buen articulo archer, como se nota la veterania en el campo de batalla del foro ;) .

Salu2.
- Yo no soy un heroe, pero si estuve en una compañia de heroes - ¡¡¡¡ Currahee !!!!

Avatar de Usuario
by:imlp:
Soldado de 1
Soldado de 1
Mensajes: 37
Registrado: 23 07 2008 01:46
Ubicación: Santiago, Chile

Re: La Segunda Guerra mundial (contenidos ineditos)

Mensaje por by:imlp: » 19 09 2008 16:32

Me pongo de pie con este articulo

GRANDISIMO
Saludos

Avatar de Usuario
archer
Polkóvnik
Polkóvnik
Mensajes: 2719
Registrado: 30 08 2007 01:10
País 2GM: Unión Soviética
Zona/Región: Stalingrado
Contactar:

Re: La Segunda Guerra mundial (contenidos ineditos)

Mensaje por archer » 19 09 2008 16:37

Gracias a Todos! muchisimas gracias

Unidad: Unidad de Francotiradores del Ejército Rojo


"Un muerto es una tragedia, cientos es una estadística". Iósif Stalin
Ordre de la Libération (1) Distinguished Service Cross (1) Orden Pobeda (1) Infanterie-Sturmabzeichen (1) Battle of the Bulge (1) Ostmedaille (1) Orden Trudovogo Krasnogo Znameni (3) Order Wojskowy Virtuti Militari (1) Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco (1) Légion d'Honneur (1) Ritterkreuz mit Eichenlaub, Schwertern und Brillianten (1) Pour le mèrite (1)

Responder