Joseph P. Kennedy [Nazis Redimidos V]

Descripción: Joseph Patrick "Joe" Kennedy fue un inversor, empresario, diplomático y una figura política de los Estados Unidos y padre del presidente John F. Kennedy.

Etiquetas del tema: Joseph P. Kennedy Nazis Redimidos

Los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial

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Joseph P. Kennedy [Nazis Redimidos V]

Mensaje por Erwin Rommel » 16 03 2011 06:18

La finalidad de esta serie de biografías denominada “Nazis Redimidos” es presentar las biografías de destacados personajes del mundo cultural, político o empresarial que fueron personalidades favorecidas por el Tercer Reich o favorables al nazismo y a Hitler y que luego, tras un proceso de "desnazificación" más o menos complicado, siguieron siendo personalidades en la vida cultural y la historia internacional. Espero lo disfruten y que aporte novedades sobre la biografía de algunos de los personajes más interesantes del siglo XX.



Joseph P. Kennedy

Joseph Patrick KennedyJoseph Patrick Kennedy

(6 de septiembre de 1888 - 8 de noviembre de 1969)
Empresario y político estadounidense, patriarca de la familia Kennedy


ÍNDICE
  1. Orígenes y formación
  2. Años 30
  3. Segunda Guerra Mundial y relación con el nazismo
  4. Posguerra: tragedias familiares



1. Orígenes y formación
Joseph Patrick Kennedy, hijo de Patrick Joseph Kennedy, nació en Boston (Massachusetts) el 6 de septiembre de 1888. Su padre era dueño de un próspero negocio de importación de vinos y bebidas alcohólicas y una figura muy influyente en el Partido Demócrata local como representante destacado de la comunidad católica de inmigrantes irlandeses. Los propios abuelos de Joseph habían llegado a los Estados Unidos a mediados de 1840 para escapar de la gran hambruna irlandesa. Kennedy creció en un ambiente sectario y resentido, a pesar del éxito económico de la familia, pues los católicos-irlandeses se sentían marginados de los estratos dirigentes, por lo que muchos de ellos eran activos militantes del Partido Demócrata.
Foto de Kennedy en el anuario del Boston Latin SchoolFoto de Kennedy en el anuario del Boston Latin School
Su biografía, a grandes rasgos, es la típica del gran hombre “hecho a sí mismo” en los Estados Unidos, un compendio de todos los puntos comunes. Por decisión de su madre, Mary Augusta, estudió en el colegio público más prestigioso de Boston, la Boston Latin School, donde a pesar de ser un estudiante corriente en cuanto a sus calificaciones empezó a mostrar gran carisma público, ganando elecciones de presidente de clase y jugando en el equipo de baseball. Tras su fase escolar, escogió Harvard como destino universitario natural. Allí siguió su carrera en el baseball universitario, intentando también introducirse en los círculos más altos. El rechazo sufrido al intentar ingresar en una fraternidad universitaria le convenció de los prejuicios contra los irlandeses, creando un carácter marcadamente racista y clasista.

En 1914, como parte de su ascenso social, se casó con Rose Fitzgerald, hija de John Francis Fitzgerald, el alcalde de Boston. La pareja tuvo nueve hijos, incluyendo a varios de los políticos más relevantes del siglo XX norteamericano: John Fitzgerald Kennedy, Robert Kennedy y Edward Kennedy. En 1919 Kennedy logró el puesto de gerente en la empresa Hayden, Stone and Company, donde se convirtió en un experto en los entresijos financieros de Wall Street. Gracias a su olfato en el mercado de valores, Kennedy se convirtió en el clásico especulador multimillonario, retirándose de la empresa justo antes del crack del 29, sobreviviendo con ello su fortuna a la Gran Depresión.


2. Años 30

Con su economía en excelente estado, Kennedy se volcó en su carrera política a través del Partido Demócrata, aprovechando su proximidad a los círculos de poder católicos y su solvencia monetaria: se convirtió, gracias a su posición económica, en uno de los principales captadores de votos y fondos en la campaña presidencial de Franklyn Delano Roosevelt, pescándolos en los caladeros católicos que tan bien conocía.

En 1934 el presidente Roosevelt buscó un agradecimiento discreto a sus servicios electorales, nombrando a Kennedy presidente de la Securities and Exchange Commission (Comisión de Bolsa y Valores). Con su preciso conocimiento de primera mano del sistema económico, Kennedy fue capaz de combatir las mismas prácticas especulativas que le habían hecho multimillonario y que habían contribuido a la gran debacle económica. Los principales medios de comunicación estadounidenses reflejaron la paradoja de que un advenedizo, rico gracias a la especulación de los años 20, se convirtiese en el hombre honesto que debía poner coto a esas prácticas.

En 1938 Roosevelt le convierte en embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, quizás como forma de quitarse de en medio la fulgurante carrera política del magnate irlandés. Sólo una maniobra de estas características explicaría el nombramiento de un absoluto ignorante en cuestiones de política internacional para la embajada más importante de los Estados Unidos en Europa, especialmente en el ambiente prebélico de entonces. Las ambiciones políticas de Kennedy eran, fundamentalmente, llegar a la presidencia de su país a través de su fortuna. Para Roosevelt, Kennedy, un absoluto advenedizo, sería un informante veraz sobre la amenazante situación europea, lejano a la anglofilia habitual de los mensajes de los embajadores norteamericanos, serviles ante la monarquía británica.


3. Segunda Guerra Mundial y relación con el nazismo

Para Joseph Kennedy la gran misión en la que basaba todas sus esperanzas políticas, era impedir la guerra o, como poco, que los Estados Unidos se mantuviesen al margen de la misma. Al fin y al cabo él mismo aspiraba a presidir su país y no debía considerar muy halagüeñas las oportunidades de derrotar al Tercer Reich. En sus primeros meses en el cargo tuvo gran fortuna, pues era evidente la sintonía con la postura de Neville Chamberlain, basada en el apaciguamiento de Hitler.

El principal problema de Kennedy fue que su fascinación por el nazismo y la comprensión de sus políticas resultó tan profunda que acabó por convertirse en intolerable: más bien se puede decir que el antisemitismo del propio Kennedy, mezclado con su pensamiento económico voraz, le hizo simpatizar abiertamente con los nazis. Años más tarde se conocería el resumen enviado a Berlín por el embajador alemán en el Reino Unido, Herbert von Dirksen, acerca de una entrevista con Kennedy esa misma primavera de 1938:

“Kennedy desea mejorar las relaciones entre Alemania y Estados Unidos (...) piensa que es económicamente beneficioso el régimen de Hitler para el pueblo alemán (...) opina que Alemania debe tener mano libre en el Este de Europa y que la prensa norteamericana y el mismo presidente están muy influidos por los judíos (...) opina que lo que perjudica al régimen nazi no es que quiera deshacerse de los judíos, sino la gran propaganda con que apoyamos la operación (...) Kennedy entiende nuestra política con los judíos.”
Joseph P. KennedyJoseph P. Kennedy
En un principio, Roosevelt se mantuvo relativamente satisfecho de la postura antibelicista de su embajador en Inglaterra, pues concordaba con la posición general en el país antes de Pearl Harbor. Durante 1938 se llegó a hablar de Kennedy como vicepresidente de los Estados Unidos en la candidatura a las elecciones presidenciales de 1940. Pero la fortuna de Kennedy fue cambiando a medida que Roosevelt necesitó un menor aislacionismo, especialmente tras el declive del premier Chamberlain: Kennedy aborrecía a Churchill al que consideraba un "borracho y fanfarrón imperialista", una postura, por otra parte, muy propia de un irlandés resentido con el Reino Unido.

En septiembre de 1938, en plena crisis de los Sudetes, Kennedy recibió en Inglaterra la visita del héroe americano Charles Lindbergh, otro norteamericano notorio que era confeso simpatizante del Tercer Reich. El aviador acababa de conocer Alemania en primera persona, así como su ejército, y le aseguró al embajador Kennedy que la Luftwaffe no tenía rival posible en Europa, opinión que rápidamente transmitió a Washington como refuerzo de su postura aislacionista: "Alemania tiene una aviación con la que puede bombardear cualquier ciudad europea sin que sea prácticamente posible presentar resistencia".

Joseph Kennedy vivió un pequeño triunfo personal con los Acuerdos de Munich, firmados durante la noche del 30 de septiembre de 1938 por los jefes de gobierno de Reino Unido, Francia, Italia y Alemania para zanjar dicha crisis de los Sudetes, cediendo a las presiones de Hitler. Pero las cosas se le fueron de las manos poco después, cuando en un discurso aseguró que estos Acuerdos eran el ejemplo de que era posible un entendimiento con las dictaduras. Roosevelt se vio en la obligación de contradecir a su embajador: "no puede haber paz si el imperio de la ley se sustituye por una constante sacralización de la fuerza".

A pesar de la llamada de atención presidencial, Kennedy no modificó su postura pública, derivada de sus profundas convicciones. Poco después, tras la Noche de los Cristales Rotos, la prensa norteamericana hizo públicas, con gran revuelo, las opiniones antisemitas de Kennedy, típicas en cualquier paleto medio de los Estados Unidos: conspiración judía mundial y vínculos con el comunismo. Por ejemplo, había expresado públicamente que la política de Roosevelt con respecto a la Guerra Civil Española era "una imposición judía".

El 1 de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia, Kennedy entendió finalmente la magnitud del desastre para sus intereses personales, así como la dimensión de la catástrofe. El día 11 de septiembre comunicó a Washington su propuesta de un nuevo intento de un acuerdo con Hitler, abandonando a una Gran Bretaña que, según Kennedy, estaba condenada a la derrota: "Creo que esta situación cristalizará de tal manera que el Presidente será llamado a ser el salvador del mundo. El gobierno inglés, como tal, no puede desde luego aceptar ningún acuerdo con Hitler, pero puede llegar el momento en que el propio Presidente pueda elaborar un plan de paz mundial".

Ese mismo día, Roosevelt, visiblemente contrariado por la actitud de su embajador, decidió establecer su propia línea de contacto con Churchill, nombrado Ministro de Marina del gabinete de guerra. El posterior nombramiento de Winston Churchill como Primer Ministro terminó por asestar el golpe de gracia a la carrera política de Kennedy, que sólo pudo empeorar durante Dunkerque y los bombardeos aéreos Londres, durante los cuales el embajador americano se ganó fama de cobarde. Roosevelt no lo destituyó en ese momento para evitar tenerle de vuelta en Estados Unidos, haciendo campaña en su contra, durante las presidenciales de 1940. Aquellas elecciones para las que, irónicamente, Kennedy había aspirado a ir como vicepresidente.

El embajador terminaría dejando Londres por su cuenta, en octubre de 1940, un mes antes de las elecciones, obligando a Roosevelt a mantenerle controlado, prometiendo que no entraría en una guerra europea. Fue entonces cuando Kennedy pronunció quizás la más torpe de sus torpes frases públicas, al afirmar en Estados Unidos que "la democracia ha fenecido en Inglaterra y también aquí", desatando la ira de Roosevelt. Las esperanzas de Kennedy estaban ya depositadas en una victoria nazi que cambiase radicalmente la postura del gobierno de Washington. Para ello formó pareja con Charles Lindbergh, siendo ambos pronazis las cabezas más visibles del movimiento aislacionista. Sus intentos de mantener a Estados Unidos al margen de una guerra con Hitler terminarían en Pearl Harbor, pretexto perfecto para la entrada del país en una “guerra global”, y no europea, con lo que Roosevelt cumplía de cierta manera su promesa electoral.


4. Posguerra: tragedias familiares

Perdidas sus opciones políticas propias, Kennedy se dedicaría a respaldar con sus contactos y poder social y económico la carrera de sus propios hijos. Pero las desgracias empezarían a cebarse con su familia, constituyendo una de las historias familiares más conocidas de los Estados Unidos. En primer lugar tuvo que asumir el internamiento de su hija mayor, Rosemary, en una clínica debido a un retraso mental. El suceso, uno de los mayores misterios del clan Kennedy, no estuvo exento de polémica pública por los agresivos métodos con los que la familia Kennedy había intentado “curar” a su hija de su fuerte carácter: tras intentar meterla en un convento, sin éxito, la sometieron a una lobotomía radical por decisión del propio Joseph P. Kennedy, resultado de la cual la muchacha quedó permanentemente incapacitada.

Familia KennedyFamilia Kennedy
Este suceso se consideró el primero de los desastres familiares, pero no sería el último. La Segunda Guerra Mundial, a la que tan fuertemente se había opuesto, le trajo a Joseph Kennedy la muerte de su hijo favorito y sucesor designado, Joseph Patrick Jr., que cayó, combatiendo, precisamente en Europa en 1944. Cuatro años más tarde, en 1948, su hija Kathleen muere en un accidente de aviación, cuando se dirigía a Cannes, Francia. En 1964 su hijo John Fitzgerald Kennedy, después de conseguir el sueño paterno y llegar a la Casa Blanca, muere asesinado en Dallas, seguido en 1968 por su hermano Robert Francis Kennedy, senador y, nuevamente, candidato presidencial, también asesinado.

El 19 de diciembre de 1961, a los 73 años, Joseph Kennedy había sufrido él mismo una embolia que le dejó parcialmente incapacitado, pero plenamente consciente de los dramas familiares hasta su propia muerte, el 18 de noviembre de 1969.
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Fuentes
http://www.britannica.com
http://www.jfklibrary.org
http://www.forosegundaguerra.com
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk
http://xroads.virginia.edu
http://es.wikipedia.org




ENLACES DE INTERÉS
Serie biográfica "Nazis Redimidos"

Otros episodios:

  1. Wilhelm Furtwängler
  2. Herbert von Karajan
  3. Henry Ford
  4. Charles Lindbergh
  5. Joseph P. Kennedy


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