
La situación de los judíos
Los primeros pasos fueron los boicots a negocios regentados por judíos. Organizados por Julius Streicher y ejecutados por las SA, siempre bajo conocimiento de Hitler y Goebbels, desde el 1 de abril de 1933 se hizo muy difícil para un ciudadano judío el mantener un negocio en suelo alemán. Pintadas, destrozos, pillajes y violencia física se convirtieron en moneda de cambio en el trato a los comerciantes judíos alemanes, actitud vandálica ampliamente condenada en medios extranjeros. Sin embargo, dentro del Reich este acoso contra los judíos no era mal visto por muchos ciudadanos que, poco a poco, se fueron acostumbrando a él.
El siguiente paso de Hitler fue coartar legalmente a los ciudadanos semitas, retirándoles derechos civiles de forma progresiva. Se aprobaron una larga secuencia de leyes para restringir los derechos laborales de los judíos alemanes, recortando sus derechos de ciudadanía, incluyendo una "Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional" que prohibía de manera tajante a los judíos a trabajar en la administración pública.
El colofón a esta escalada de prohibiciones y obstáculos a la población hebrea serían las Leyes de Nuremberg, aprobadas durante el séptimo congreso anual del NSDAP (15 de septiembre de 1935). Redactadas por el jurista y político Wilhelm Frick, Ministro del Interior, al dictado de Streicher y Hitler, incluían la "Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes" que vetaba las uniones matrimoniales entre alemanes y judíos. Económicamente, se prohibía a los judíos ejercer sus profesiones dentro del territorio alemán, ejercer el comercio u oficios menores. Se prohibió a los alemanes tener judíos en su plantilla de personal. Las propiedades judías fueron devaluadas y vendidas a bajo precio a ciudadanos alemanes "puros".
Esta escalada de marginación social y profesional, aunque también afectaba a gitanos, negros y eslavos, fue letal para los centenares de miles de judíos que vivían en suelo alemán. Por ley del Reich, se les impedía desarrollar cualquier tipo de actividad de sustento, intentando con ello provocar el exilio de la población judía. El objetivo inicial de la política antisemita nazi no era aniquilar a los judíos físicamente, como lo sería desde 1942, sino intentar forzar a los judíos a dejar el Reich y marcharse a otros países.
La situación se hizo insostenible tras el Anschluss (12 de marzo de 1938), al sumarse a los judíos alemanes todos aquellos residentes en Austria, así como los que habían escapado a Austria desde Alemania. Ante el evidente caos y peligro para centenares de miles de judíos que intentaban escapar de un Reich en expansión en el cual no se les permitía vivir, el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt promovió una Conferencia en Evian (Francia) pocos meses después del Anschluss para ver qué se podía hacer con esa población judía y dónde podría ser acomodada.
La Conferencia de Evian
En Evian todas las naciones mostraron en sus discursos una gran solidaridad, simpatía y compasión frente a los refugiados judíos del Tercer Reich. Pero llegaron poco más allá de expresar deseos de que la situación se solucionase. Ningún país mostró intenciones de dar asilo a los judíos, toda vez que se trataba de varios centenares de miles de ciudadanos que alimentar.
El antisemitismo era una corriente extendida y, aunque no gustaban las "formas" de Hitler y los nazis, no pocos países apoyaban o comprendían en el "fondo" las medidas anti-judías de Hitler. El control de la población era visto a esas alturas todavía como un anhelo en muchos países y, a pesar de las evidentes implicaciones genocidas de los actos hitlerianos, la mayoría de las democracias mundiales miraron para otro lado.
La Conferencia de Evian fue un rotundo fiasco que, indirectamente, dio a los nazis más munición ideológica. La propaganda nazi, siempre mordaz, hizo notar que resultaba llamativo que las democracias extranjeras criticasen al nazismo por su trato a los judíos pero que, a la hora de la verdad, ninguna de ellas se dignara a darles asilo en sus países. La única aportación real de la Conferencia fue reducir los trámites de salida de Alemania, pero poco más. Algunos países latinoamericanos aceptaron recibir judíos, en muy pequeñas cantidades. La gran mayoría de países no aceptó cobijar a los inmigrantes exiliados. Una honrosa excepción fue la República Dominicana, que mostró disposición de acoger a 100.000 judíos, aunque en la práctica la cifra final fue mucho menor a causa de las dificultades de trámite.
Jaim Weizmann, futuro primer Presidente de Israel, declaró a "The Guardian": "El mundo parece estar dividido en dos partes: Una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar".

Los asistentes
A continuación, recogemos el listado de los delegados, ordenados por países. Su lectura ofrece también una imagen muy interesante de los altos representantes designados por los diferentes países, contrastando los gabinetes muy técnicos y profesionales de los países nórdicos con las delegaciones americanas, normalmente unipersonales y formadas por miembros de la maquinaria gubernamental dotados con una larga retahíla de cargos y prebendas.
Dr. Tomás A. Le Breton, Embajador en Francia.
Carlos A. Pardo, Secretario General de la Delegación permanente de la Sociedad de Naciones.
Australia
Thomas W. White, DFC, VD, MP, Ministro de Comercio.
Alfred Thorpe Stirling, oficial de enlace australiano en el Foreign Office, Londres.
A.W. Stuart-Smith, Australia House, Londres.
Bélgica
Robert de Foy, Jefe del Servicio de Seguridad belga.
J. Schneider, Director del Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Exterior.
Bolivia
Simón Iturri Patiño, ministro en Francia.
Adolfo Costa du Rels, delegado permanente en la Sociedad de Naciones.
Brasil
Hélio Lobo, Ministro, Academia Brasileña de las Letras.
Jorge Olinto de Oliveira, primer secretario de la delegación brasileña.
Canadá
Humphrey Hume Wrong, delegado permanente de la Sociedad de Naciones.
W. R. Little, Comisionado para la Emigración Europea en Londres.
Chile
Fernando García Oldini, delegado extraordinario y plenipotenciario.
Colombia
Luis Cano, delegado permanente de la Sociedad de Naciones, delegado extraordinario y plenipotenciario.
Prof. J. M. Yepes, asesor legal.
Abelardo Forero Benavides, Secretario de la Delegación permanente de la Sociedad de Naciones.
Costa Rica
Prof. Luis Dobles Segreda, Chargé d'Affaires en París.
Cuba
Dr. Juan Antiga Escobar, delegado permanente en la Sociedad de Naciones.
Dinamarca
Gustav Rasmussen, Ministerio de Asuntos Exteriores.
Troels Hoff, Ministerio de Justicia.
Ecuador
Alejandro Gastelu Concha, Cónsul General en Ginebra, Delegación Permanente de la Sociedad de Naciones.
Estados Unidos
Myron Charles Taylor, Embajador en Misión Especial.
James Grover McDonald, Presidente del Consultive Committee for Political Refugees de Roosevelt.
George L. Warren, Secretario del Consultive Committee for Political Refugees.
Robert T. Pell, Division of European Affairs, Departamento de Estado.
George L. Brandt, Departamento de Estado.
Hayward G. Hill, Cónsul en Ginebra.
Francia
Victor Henri Bérenger, Embajador.
Bressy, Ministro Plenipotenciario, Ministerio de Exteriores.
Combes, Ministerio del Interior.
Georges Coulon, Ministerio de Exteriores.
Fourcade, Jefe de Departamento del Ministerio del Interior.
François Seydoux, Bureau de Asuntos Europeos en el Ministerio de Exteriores.
Baron Brincard, Bureau de Asuntos Europeos en el Ministerio de Exteriores para la Sociedad de Naciones.
Guatemala
José Gregorio Diaz, delegado extraordinario y plenipotenciario en Francia.
Haití
Léon R. Thébaud, Commercial Attaché en París, con rango de Ministro.
Honduras
Mauricio Rosal, Consul en París, delegado extraordinario y plenipotenciario.
Irlanda
Francis Thomas Cremins, delegado permanente en la Sociedad de Naciones.
John Duff, Ministerio de Justicia.
William Maguire, Ministerio de Industria y Comercio.
México
Primo Villa Michel, delegado extraordinario y plenipotenciario en Países Bajos.
Manuel Tello Barraud, Chargé d'Affaires, Delegación Permanente de la Sociedad de Naciones.
Nicaragua
Constantino Herdocia, Ministro en Gran Bretaña y Francia, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario.
Noruega
Michael Hansson, Presidente de la Nansen International Office for Refugees (Nobel de la Paz ese mismo año).
Carl Platou, Director General del Ministerio de Justicia.
Finn Moe, periodista, en representación de asociaciones privadas de refugiados de Noruega.
R. Konstad, Director de la Oficina Central de Pasaportes de Noruega.
Nueva Zelanda
C. B. Burdekin, OBE, New Zealand High Commissioner’s Office in London.
Países Bajos
W. C. Beucker Andreae, Departamento Legal del Ministerio de Asuntos Exteriores.
R. A. Verwey, Ministerio de Seguridad Social.
I. P. Hooykaas, asesor en el Ministerio de Justicia.
Panamá
Dr. Ernesto Hoffmann, Cónsul General en Ginebra, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario, SDN.
Paraguay
Gustavo A. Wiengreen, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Hungría.
Perú
Francisco García Calderón Rey, Ministro en Francia, con rango plenipotenciario.
Reino Unido
Edward Turnour, 6th Earl Winterton, MP, Canciller del Ducado de Lancaster.
Sir Michael Palairet, KCMG, Ministro Plenipotenciario.
Sir John Shuckburgh, KCMG, CB, Vicesecretario de la Colonial Office.
J. G. Hibbert, MC, Colonial Office.
E. N. Cooper, OBE, Home Office.
R. M. Makins, Asesor de la Sociedad de Naciones en asuntos Exteriores; secretario de la delegación.
Capitán Victor Cazalet, MP (secretario de Edward Turnour).
T. B. Williamson, Home Office (secretario de Edward Turnour).
República Dominicana
Virgilio Trujillo Molina, enviado especial y Ministro Plenipotenciario (hermano del dictador Rafael Leónidas Trujillo).
Dr. Salvador E. Paradas, Chargé d'Affaires, delegado permanente en la Sociedad de Naciones.
Suecia
Gösta Engzell, Jefe del Departamento Legal del Ministerio de Asuntos Exteriores.
C. A. M. de Hallenborg, Ministerio de Asuntos Exteriores.
E. G. Drougge, Secretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Suíza
Dr. Heinrich Rothmund, Jefe de Policía, Departamento Federal de Justicia y Policía.
Henri Werner, abogado, Departamento Federal de Justicia y Policía.
Uruguay
Dr. Alfredo Carbonell Debali, Delegado plenipotenciario.
Venezuela
Carlos Aristimuño Coll, enviado extraordinario plenipotenciario.
También estuvieron presentes los representantes de la High Commission for Refugees from Germany, Sir Neill Malcolm y su secretario Frederick Ponsonby, Tevfik Erim, Jean Paul-Boncour y su asistente Gabrielle Boisseau, así como los intérpretes y traductores, J. Herbert, Edward Archibald Lloyd, Louis Constant E. Muller y William David McAfee.

Consecuencias
"En realidad, el pogromo de noviembre [de 1938, aka Kristallnacht] había despejado el camino, de la forma más brutal imaginable, para salir del punto muerto en el que se había atascado la política antijudía nazi en 1938. La emigración se había reducido a poco más que un goteo, sobre todo desde la Conferencia de Evian, en la que, a iniciativa del presidente Franklin D. Roosevelt, los representantes de treinta y dos países reunidos en ese centro turístico francés deliberaron entre el 6 y el 14 de julio y confirmaron la negativa de la comunidad internacional a incrementar las cuotas de inmigración para los judíos".
Ian Kershaw, Hitler, Barcelona, 2010, página 610.
Tal como se expresa en las palabras de Kershaw, la Conferencia de Evian sería trascendental para el destino de centenares de miles de judíos en los territorios controlados por los nazis. Las deliberaciones de Evian supusieron dar la espalda al genocidio de forma oficial por parte de las autoridades y gobiernos que podrían haberse organizado para evitar el Holocausto.
El resultado de la propia conferencia pone de manifiesto que el antisemitismo no era, en absoluto, una cuestión exclusiva de Alemania, ya que todos los países occidentales mostraban una mayor o menor tendencia a ese sentimiento. Desde luego, ninguno de los países que asistieron a Evian puso de su parte para acoger exiliados judíos, con lo cual todos ellos acabaron propiciando que esos ciudadanos perseguidos no pudiesen escapar del Tercer Reich. Con ello, se colaboró indirectamente en los pasos del futuro Holocausto, empezando por la Noche de los Cristales Rotos que tendría lugar apenas cuatro meses después, y llegando hasta la Conferencia de Wansee (20 de enero de 1942) y la “Solución Final”.
Cabe preguntarse hasta qué punto la inacción de los países reunidos en Evian, su absoluto desentendimiento del destino de los judíos europeos amenazados por las políticas nazis, no alentó a Hitler, Himmler y los demás jerarcas a tomar decisiones más drásticas y criminales, toda vez que, en Evian, las democracias demostraron que no les importaba demasiado el destino de los judíos.
En el lujoso Hôtel Royal de Evian se puso el primer sello al destino de millones de judíos.

Bibliografía
Ian Kershaw, Hitler, Barcelona, 2010.
Fuentes
http://www.ushmm.org
http://www.panoramio.com
http://www.biografiasyvidas.com
http://machinemeandotorg.files.wordpress.com
http://es.wikipedia.org
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons