En la primera fase de entrenamiento, Knispel fue enviado al Batallón de Entrenamiento de Reemplazo de Panzers, en la Baja Silesia. Allí, recibió el entrenamiento básico de la infantería, antes de adiestrarse en los tanques Panzer I, Panzer II y Panzer IV. El 1 de octubre de 1940, fue transferido a la 3º Compañía del 29º Regimiento Panzer, de la 12º División Panzer. Knispel terminó su entrenamiento como cargador y artillero en un Panzer IV.
El entrenamiento duró hasta el 11 de junio de 1941, y consistió de cursos en Sagan y Putlos. Knispel, como artillero de un Panzer IV, a las órdenes del Teniente Hellman, participó en la Operación Barbarroja. Durante esta Operación, participó en el primer asalto acorazado, como parte del Panzergruppe 3, LVII Cuerpo de Ejército, comandado por el General Adolf Kuntzen.
Knispel participó en combates desde Yarzevo hasta Stalingrado. Knispel regresó a Putlos hacia finales de enero de 1943, y se familiarizó con los nuevos tanques Panzerkampfwagen VI Tiger. Para este momento, se le acreditaban ya un total de 12 blindados destruidos.
Knispel participó también en la Batalla de Korsun, en la Bolsa de Cherkassy, en Vinnitsa, Jampol, Kamenets-Podolsk y el Caúcaso. Al transferirse al Segundo Frente en 1944, la Compañía de Kurt fue reequipada con los tanques Panzer VI Königstiger, y luchó en las proximidades de Caen, en la Bolsa de Falaise y en la retirada de Normandía. Desde Francia, la Compañía de Knispel fue nuevamente transferida al Frente del Este.
A pesar de su brillante Carrera Militar y de su ejemplar Hoja de Servicios, Knispel es un personaje envuelto en cierto misterio, ya que, a pesar de sus éxitos y fama, hay muy poca información sobre él y, sobre todo, el que a pesar de todas sus victorias nunca le fue concedida la Cruz de Caballero, para la que estuvo propuesto en cuatro ocasiones. Los motivos por los que no es suficientemente reconocido, pueden deberse a que su actitud y su carácter chocaban profundamente con la idea que tenía el Partido Nazi de lo que debía ser un soldado alemán. Sin embargo, tanto amigos como, seguramente enemigos, destacaron que era simplemente eso, un soldado, no un fanático [1]. De hecho, a diferencia de otros comandantes de tanques, a Knispel no le consumía la ambición de obtener condecoraciones.Es más, cuando había disputas sobre la destrucción de unidades enemigas, Knispel siempre se quedaba en silencio, esperando que se le atribuyera a alguien más. Tal vez por cosas como el incidente ocurrido en la Estacion Ferroviaria de Cracovia, descrito por el camarada Durand en su Post, Kurt nunca paso del rango de Feldwebel (Suboficial), algo realmente insólito para un Comandante de Carros entre cuyas condecoraciones se encontraban la Cruz de Hierro de 1ª clase, el Distintivo de Asalto Panzer Categoría Oro, concedido por 100 combates contra tanques y la Cruz de Oro de Alemania, ademas de ser el único Suboficial de Tanques mencionado en un comunicado de la Werhmacht.
El 13º Batallón del 4º Regimiento Panzer de la 13º División Panzer había salido de Alemania con los nuevos Panzer IV Ausf F2. Su destino era el área de Elista-Maikop, donde la división trataría de abrirse paso en dirección al Cáucaso en los meses de julio y agosto de 1942. Al llegar a la estación de Cracovia, el convoy permanece durante varias horas parado allí. En ese tiempo, Knispel observa cómo un soldado de las fuerzas de defensa regional vestido con uniforme del Ejército, muy joven y posiblemente polaco, golpea a un prisionero con la culata de su fusil, con el prisionero ya en el suelo la emprende a patadas con este . Kurt Knispel, ignorando los consejos de su amigo y jefe de carro Rubbel, se baja del carro y del convoy, caminando hacia la escena, mientras, el guardia grita, golpea y patea al indefenso prisionero, el cual, exhausto y sin poderse poner de pie permanece en el suelo. Knispel, lleno de rabia, empuña su pistola, apunta al soldado, y se encara con él:
"¡Detente, cerdo!", "¿Qué es lo que quieres?", "¡Pronto te lo mostraré!".
Knispel, más calmado, se vuelve a su carro con una sonrisa en su cara. El soldado, escarmentado, recoge lo que queda de su arma y trata con mayor corrección al prisionero... al menos en ese momento. El mayor premio de Knispel: la cara de gratitud del prisionero. Sin embargo, hasta el jefe del batallón se enteró del incidente. El tren, por fin, se pone en marcha. En la siguiente estación es detenido. Una escuadra de la Feldgendarmerie (Policía Militar) busca a un hombre cuya descripción corresponde a la de Knispel.
"Si lo que quieren es llevarse a uno de nosotros con ustedes, entonces uno de ustedes tendrá que permanecer aquí y sentarse en el carro", replicó el comandante de la compañía. La Policía Militar insiste. Y el comandante de compañía más aún. Desenfunda su pistola y amenaza: ¡En este tren yo estoy al mando! ¡Cualquiera que ponga el pie en él sin mi permiso será fusilado!". La Policía Militar, ante la gravedad de la situación no insiste. Se retira e informa de que el hombre que buscaban no se encontraba en el convoy, olvidándose, aparentemente, el asunto”.
- http://www.hotlinecy.com/NeatStuff/PanzerAces.pdf
- http://www.503-abt.com/KurtKnispel.html
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