“En un país multicolor, nació una abeja bajo el sol, y fue famosa en el lugar por su alegría y su bondad”: así comienza la entrañable sintonía de “La abeja Maya”, una serie que se emitió a mediados de los años 70 y no ha dejado de reponerse, dando lugar a una película estrenada en 2014. Pero ojo, porque hay quien dice que la avispada abejita era nacionalsocialista y aria, entre otras cosas.
Die abenteuer der biene Maja
El creador del personaje no fue otro que el escritor alemán Waldemar Bonsels (Ahrensburg, 1880 – Ambach, 1952), gran seguidor de Adolf Hitler, que escribía libros místicos y románticos hasta que dio el campanazo con uno infantil titulado, sí, “La abeja Maya”. Pese a su inocente apariencia, el libro fue uno de los más leídos por los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los más vendidos durante el Tercer Reich.
A partir del libro de Bolsens, se creó la serie ‘Die abenteuer der biene Maja’ (en cristiano, ‘Las aventuras de la abeja Maya’), producida por las potencias del eje: Japón, Austria y Alemania. Como muchos de ustedes ya sabrán, la serie narra las peripecias de una abeja de carácter dicharachero y vivaracho que es enviada a buscar polen por la reina de su colmena. En sus andanzas conoce a simpáticos insectos como Willy el zángano, Flip el saltamontes, la señora Abejorro, el ratón Alejandro o la mosca Puck.
Según críticos y estudiosos, en la serie hay mensajes subliminales nazis por todas partes: se dice, por ejemplo, que, visto al microscopio, el polen que aparece cuando las abejitas van de flor en flor tiene forma de esvástica.
La araña Tecla, judía y narigona
Además, las abejas de la serie son rubias y con los ojos azules, rasgos fisionómicos de la raza aria, mientras que la villana de la serie, la araña Tecla, es roja, narigona y toca el violín, tres características negativas que los nazis atribuían a los judíos. Por si fuera poco, aseguran que el orden imperante en la colmena es totalitario, pues la reina dirige a sus abejas en tono militarista contra las avispas enemigas, que serían los países aliados.
Sean paparruchas conspiranoicas o verdades como puños, lo que es cierto es que nunca volveremos a mirar a la abeja Maya con los mismos ojos.
Fuente
Strambotic