Más de 80 veteranos que desempeñaron un papel vital pero secreto en los esfuerzos por terminar la Segunda Guerra Mundial se reunieron para conmemorar el 80 aniversario del inicio del conflicto
Si hoy el almanaque señalara que vivimos en 1939 y no en 2019 seríamos testigos del inicio del conflicto bélico mundial más sangriento y doloroso que ha presenciado la humanidad. La invasión de Polonia por las tropas de la Alemania nazi, hoy hace 80 años, es el punto de partida de la Segunda Guerra Mundial.
Hitler lanzó sus ejércitos de madrugada. En tierra, puso en marcha sus tácticas de guerra relámpago o Blitzkrieg con las que conseguía enormes avances con unidades motorizadas y blindadas, apoyadas desde el aire de forma decisiva por la acción devastadora de la fuerza aérea, la Luftwaffe, que ya había demostrado sus capacidades destructivas en el infausto bombardeo de Guernika.
Una columna de vehículos del ejército alemán, cruzando el 1 de septiembre de 1939 un puesto fronterizo polaco
“Hitler toma esta decisión porque tiene una gran cosmovisión de a dónde quiere ir y no lo quiere hacer de cualquier manera sino rápidamente. Antes de cumplir una cierta edad quiere alcanzar ciertos desafíos. No es procrastinador sino todo lo contrario. Cree que su zona de expansión natural es hacia el este y, como está llena de pueblos inferiores según su visión racial, es un territorio para ocupar y colonizar”, así de crudamente explica el historiador Artola las motivaciones del líder de la Alemania nazi.
Polonia hizo frente a la invasión lo mejor que pudo, pero pronto la destrucción de las redes de comunicación dejó a decenas de unidades aisladas y sin posibilidad de coordinarse. La leyenda de que la valerosa caballería polaca se enfrentaba a blindados con lanzas es falsa, aunque no el hecho de que fuera fundamental para la defensa, como pone de manifiesto el autor del libro La invasión de Polonia, Juan Vázquez: “A lo largo de la campaña, la caballería polaca cumplió con dignidad y eficacia su misión de cerrar brechas y cubrir al resto de unidades y su espíritu de lucha se mantuvo hasta el final”.
Soldados alemanes rompen la barrera en la frontera entre Polonia y Alemania
Adolf Hitler saluda al desfile de las tropas de la Wehrmacht en Varsovia
Tras una defensa planteada con guarniciones propias de la ciudad y los restos de diferentes unidades reagrupadas en la capital, el alto mando militar polaco rindió Varsovia el día 27 de septiembre, tras 12 días de asedio y continuos bombardeos de la Luftwaffe. El principio del fin.
Nazis y soviéticos, que habían llegado a desfilar juntos en la ciudad ocupada de Brescz, dieron por terminada la campaña en Polonia el 6 de octubre. Al concluir, el balance aproximado de bajas fue de 66.000 muertos y 134.000 heridos por el lado polaco; y 15.000 muertos y 32.000 heridos por el lado alemán.
La cruenta invasión de Polonia abocó al mundo a una guerra total. El delirio expansionista y criminal del régimen nazi se materializó en esa ofensiva con ayuda entonces de los soviéticos. “Hitler tenía una visión muy apremiante de su lucha, creo que incluso por factores de ámbito biológico. Tenía prisa. 74 años después de su suicidio sigue siendo una de las encarnaciones del mal”, concluye Ricardo Artola.