El perfil de Himmler era perfecto para crecer en el NSDAP: era un fanático nacionalista, muy conservador, adoraba el militarismo y estaba deseoso de destacar. Además, influenciado por los grupos en que se movía, especialmente por Dietrich Eckart, el primer ideólogo del nazismo, comenzó a desarrollar su antisemitismo, un sentimiento del cual no tenemos rastro en su vida antes de su entrada en el Partido Nazi. En paralelo, como técnico agrónomo, Himmler empezó a vincular su propia formación en el área agrícola con sus teorías políticas, dando como resultado las teorías de la sangre y la tierra que él mismo convertiría en eje central de la ideología nazi en el futuro.
Su carrera dentro de la estructura nazi fue meteórica. En 1924 conoció personalmente a Hitler, quedando totalmente fascinado. Desde ese momento todos sus esfuerzos dentro de la estructura serían para satisfacer al líder, poder aproximarse a él, ser un digno seguidor y miembro prominente del partido.

En aquella época la SS todavía estaba subordinada a las SA de Ernst Röhm, de modo que el objetivo de Himmler sería independizarse de las Sturmabteilung. Lo lograría en 1933, cuando fue nombrado Gruppenführer de las SA. La incómoda figura de Ernst Röhm sería eliminada definitivamente durante la "Noche de los cuchillos largos" el 1 de julio de 1934, permitiendo que la SS de Himmler pudiese crecer de manera definitiva. A finales de 1932 la SS, que había comenzado como un grupito de unas decenas de personas, ya tenía más de 52.000 miembros; un año después ya eran más de 200.000, bajo las órdenes directas de Himmler. Para el desarrollo de la SS, Himmler se inspiró en la organización de otras sociedades, como la Orden del Temple, los camisas negras italianos o la Compañía de Jesús. Creó un uniforme específico para sus tropas y las convirtió en el núcleo duro del NSDAP, fiel solamente a Hitler y al servicio directo del líder. Este papel contribuiría a encumbrar a su jefe, Himmler, a partir de que Hitler llega al poder el 30 de enero de 1933.

Himmler y Heydrich empezaron por reprimir a los adversarios políticos de Hitler, pero pronto comenzarían también a aplacar cualquier tipo de disidencia dentro del propio NSDAP. Así fue como se convirtieron en los dos hombres más temidos de Europa, mucho más que Hitler. Entre muchos alemanes existía la creencia de que los excesos del nazismo no eran obra del Führer sino que era su despiadado lacayo Himmler el que se excedía en la represión, un argumento que ha sido utilizado innumerables ocasiones para intentar descargar de responsabilidad a los jerarcas nazis de la mayor parte de los crímenes de estado perpetrados durante el Tercer Reich.

Cada vez eran más los ciudadanos que querían enrolarse en la SS, como forma de ponerse del lado de Himmler y, quizas, evitar caer en su infierno. Muchos de los nuevos miembros eran procedentes de la SA y otros grupos del partido nazi caídos en desgracia. Para dar una cierta estructura a esa enorme cantidad de miembros, Himmler creó diferentes divisiones. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, en 1939, esas divisiones de la SS se convertirían en las llamadas Waffen-SS, el brazo militar de la organización. De esta manera Himmler consiguió hacerse con su propio ejército, que actuaría durante la 2GM por su propia cuenta y bajo su mando, en paralelo a la Wehrmacht y causando frecuentes encontronazos con las verdaderas fuerzas armadas. Las Waffen-SS solían acceder a mejores medios, vehículos y armamento, además de dedicarse durante la guerra más a seguir sus propios objetivos raciales, determinados por Himmler, que a colaborar en el esfuerzo por ganar las batallas militarmente.
Con su manera de acaparar poder, Himmler se iría creando grandes enemigos internos dentro de la cúpula del Tercer Reich. Gente como Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr, Albert Speer o Martin Bormann le repudiaban por considerarle soberbio, cruel y falto de astucia. Además, una vez empezada la guerra las injerencias constantes de la SS irían resultando cada vez más molestas e irritantes para militares profesionales como Manstein, Rommel o Runstedt. No obstante, el fiel Heinrich conservaría la confianza del Führer hasta los últimos días de la vida del dictador. No deja de ser sintomático que Hitler se suicidase pocas horas después de conocer la traición de Himmler.
