África de las Heras

Los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial

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LARRY
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África de las Heras

Mensaje por LARRY »

ÁFRICA DE LAS HERAS


África de las HerasÁfrica de las Heras

Nació en Ceuta, el 27 de abril de 1909, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Julián Francisco de las Heras Jiménez, era abogado y Alcalde de Ceuta. Su tío, Manuel de las Heras, fallecido en 1930 en Jaca, tras ser disparado al contener una Rebelión Republicana, era General.

Durante su infancia, se trasladó a Madrid, para estudiar en un Colegio de monjas. Los datos sobre sus primeros años de su vida son escasos y no se sabe mucho de ella hasta 1930, año en el que aparece militando y participando activamente como Agente del Partido Comunista de España (PCE).

Cuatro años más tarde, participó activamente en la Revolución de Octubre de 1934, en Asturias, lugar en el que conoce al histórico dirigente comunista Santiago Carrillo.

En 1936, se integró en las JSU catalanas y un año más tarde comandó una de las patrullas ciudadanas de Barcelona con sede en el náutico de la ciudad. En Burgos, y sobre todo en Madrid, realizó diferentes acciones clandestinas por las calles de la ciudad. En esta época se casó con el preso Luis García Lago, antiguo banquero y miembro comunista, al que iba a visitar a la cárcel. En este año, regresó a Ceuta, por última vez, para avisar a su padre del peligro que corría.

En 1937, es reclutada por varios Agentes de la NKVD Soviética en España. Éstos, Leonid Eitingon, el húngaro Ernö Gero y el ruso Alexei Orlov, la envían a Moscú para su pertinente instrucción.

Se cree que la encargada de introducir en el espionaje a África es Caridad Mercader (madre de Ramón Mercader, el agente que mató a Trotski), que dirigía un Comando de Choque junto con su amante, el ucraniano Pavel Sudoplatov. África fue enviada a Moscú, donde se la instruye como espía.

África de las Heras en Moscú, junto a José Gros y Rafael Vidiella, uno de los fundadores del PSUCÁfrica de las Heras en Moscú, junto a José Gros y Rafael Vidiella, uno de los fundadores del PSUC
Tras la instrucción, se le encomienda su primera misión, por lo que se traslada a Noruega. Su misión: entrar en contacto con militantes trotskistas. Entabla relación con el equipo de Trotski, consiguiendo infiltrarse y convertirse en secretaria del mismo en México. Una vez en México, se dedica a pasar información a la NKVD, ayudando de esta forma a su compatriota Ramón Mercader a organizar el asesinato de Troski por orden de Stalin, aunque este hecho no ha sido confirmado del todo.

Abandona México precipitadamente, manteniéndose escondida en la bodega de un barco ante la presencia en el país de Alexander Orlov, Jefe de los Servicios Secretos Soviéticos en España, en dónde se habían conocido, el cuál iba a desertar a Estados Unidos al temer la purga de Stalin.

En 1941, llegó a la URSS, procedente de México, regresando al KGB, estudiando primero enfermería y más tarde radiotelegrafía, siendo nombrada responsable de radiotransmisiones tras completar con notas sobresalientes el curso. Fue enviada, en mayo de 1942, al Destacamento Guerrillero "Los Vencedores". Salta en paracaídas en los bosques de Vinnitsa (Ucrania), tras las Líneas Alemanas, junto con otros españoles, para interceptar las comunicaciones y enviar mensajes erróneos a los alemanes (trabajo de desinformación y espionaje).

Parte del documento policial que certifica el nombre y los apellidos de Valentín Marchetti SantiParte del documento policial que certifica el nombre y los apellidos de Valentín Marchetti Santi
En 1944, tras dos años de guerrillas, regresa a Moscú, ingresando, una vez más, en el KGB, en dónde recibe un nuevo curso de espionaje.

Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, comienza su labor de espía dentro del KGB, firmando sus informes con el apodo de "Patria".

En 1946, se instala en París, proveniente de Berlín, con el alias de María Luisa de las Heras, haciéndose pasar por una Refugiada del Régimen Franquista. En esta ciudad, conoce al pianista uruguayo Felisberto Hernández.

Lista de pasajeros del buque francés Kerguelén, que trajo al Uruguay a Patria en diciembre de 1948. Allí la española figura con el Nº 1 como DARBAT DE LAS HERAS, María Luisa, nacida en 1910 y de profesión, ModelistaLista de pasajeros del buque francés Kerguelén, que trajo al Uruguay a Patria en diciembre de 1948. Allí la española figura con el Nº 1 como DARBAT DE LAS HERAS, María Luisa, nacida en 1910 y de profesión, Modelista
En 1947 se traslada a España, siendo enviada al año siguiente a Uruguay. Se casa, en 1948, con Felisberto, consiguiendo de esta forma llegar a Montevideo en diciembre de 1948, ejerciendo de modista como tapadera. Su matrimonio, aparte de otorgarle la nacionalidad uruguaya, le sirve para infiltrarse en la clase alta de Montevideo, y realizar nuevas amistades que le ayudarán más tarde en su labor secreta.

En 1950, el matrimonio se separa sin que su marido supiera la verdadera profesión de África. En 1956, se traslada a Buenos Aires, para actuar como enlace del recién designado jefe de espionaje en el Cono Sur, Giovanni Antonio Bertoni, alias Valentino Marchetti, Marko.

Patria con Marchetti en 1959Patria con Marchetti en 1959
Se casa ese mismo año con él, por orden del KGB, que veía en esta boda una buena solución para mejorar y facilitar el trabajo de ambos espías. El matrimonio inicia un negocio de antigüedades en el casco antiguo de Montevideo.

En su etapa sudamericana, realiza numerosas misiones, sirviendo además de enlace entre los diferentes espías y la sede central en Moscú. Se cree que ella fue quien trasmitió a la KGB la información de la invasión de la Bahía de Cochinos.

En 1967, regresa a la URSS, tras el dudoso fallecimiento de Valentino, teniendo que realizar tres nuevas misiones en el extranjero, hasta que en 1971, se le destina a la instrucción de nuevos agentes en la Lubianka, sede central del KGB, principalmente para operaciones en países castellanoparlantes.

En 1985, tres años antes de su muerte, abandona oficialmente los Servicios Secretos Soviéticos.

África de las Heras con todas sus CondecoracionesÁfrica de las Heras con todas sus Condecoraciones
Fallece en Moscú el 8 de marzo de 1988 por problemas cardíacos, siendo enterrada con honores militares en el cementerio moscovita de Kuntsevskoe, en cuya lápida sólo aparece la palabra Patria, escrita en castellano.

Tumba de África de las HerasTumba de África de las Heras
Por su labor en el KGB, llegó al puesto de Coronel, siendo responsable entre la Segunda Guerra Mundial y la década de los setenta de la política de la agencia para Europa y América Latina.

Recibió el título de Colaboradora Honoraria de los Órganos de Seguridad del Estado.

Por su labor recibió una docena de condecoraciones, siendo la española más condecorada por la Unión Soviética, entre las que destacan:

Orden de la Estrella Roja. otorgada en dos ocasionesOrden de la Estrella Roja (otorgada en dos ocasiones)

Orden de la Gran Guerra Patria de Segunda ClaseOrden de la Gran Guerra Patria de Segunda Clase

Medalla Guerrillero de la Guerra Patria de Primer GradoMedalla Guerrillero de la Guerra Patria de Primer Grado

Medalla Por la Valentía, otorgada en dos ocasionesMedalla Por la Valentía (otorgada en dos ocasiones)

Orden de LeninOrden de Lenin

Fuentes:

- Wikipedia, La Enciclopedia Libre.
- http://www.africadelasheras.com/
- http://www.elpais.com/
- http://www.clarin.com/
- http://www.rosavientospodcast.com/
- http://www.publico.es/
- http://blogs.periodistadigital.com/
- PowerPoint: "Medallas y Órdenes del Ejército Rojo Soviético". Mariscal Rommel
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LARRY
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Re: África de las Heras(Espia nacida en Ceuta)

Mensaje por LARRY »

Un pequeño aporte:

Felisberto Hernández y la espía soviética

El escritor uruguayo estuvo casado con Africa Las Heras, una agente de espionaje de la URSS, que utilizó a su marido para vincularse con la sociedad uruguaya.

Él ignoraba las actividades de su mujer, pero su obra abunda en pasajes sobre un secreto que sería denunciado

Quién hubiera podido imaginar, aquel 13 de diciembre de 1947, cuando Jules Supervielle presentó en el Pen Club de París a su descubrimiento literario, el cuentista uruguayo Felisberto Hernández, que una de las asistentes al acto no estaba allí por simple casualidad.

La morena cetrina de ojazos negros que se acercó a Felisberto tenía el acento de Andalucía -después se supo que era oriunda de Ceuta- y un salero no menos andaluz cuya eficacia maravilló a todos: a Supervielle, a Roger Caillois, a Oliverio Girondo.

En menos que canta un gallo, la emprendedora española abandonó la sala seguida por un Felisberto encandilado, al que ella pareció haber alzado limpiamente entre su índice y su pulgar.

La celeridad se imponía.

Africa Las Heras, alias Patria, alias María de la Sierra, alias Ivonne, alias Maria Pavlovna, coronela del Ejército Rojo y miembro de los servicios secretos soviéticos, contaba con sólo cuatro meses para seducir a Felisberto.

Una vez concluida su beca francesa, el escritor regresaría al Uruguay.

Por eso mismo la NKVD, futura KGB, que funcionaba en la siniestra Lubianka moscovita donde Stalin orquestaba sus Purgas desde 1936, le ordenaba apurarse a conquistarlo: ese anticomunista notorio venía de perlas para usarlo de careta.

Junto a Felisberto, la Mata Hari ceutí podría instalarse en Montevideo sin que sus actividades ocultas -la organización de una red de espionaje latinoamericana, justificada, en plena guerra fría, por la amenaza de un tercer conflicto mundial- despertaran sospechas.

Africa, que se presentó ante Felisberto bajo el discreto nombre de María Luisa, era la sobrina rebelde del general Manuel de Las Heras, muerto mientras reprimía una sublevación republicana.

Educada en Madrid en un colegio de monjas, en 1934 la encontramos luchando junto a los mineros de Asturias, salvajemente aplastados por el Ejército de Africa al mando del general Francisco Franco.

Dos años más tarde, en Barcelona, la joven heroína afiliada a las Juventudes Comunistas de Cataluña patrulla la ciudad.

Su extraordinario coraje despierta el interés de dos jefes soviéticos enviados a la Guerra Civil, el húngaro Ernö Gero y el ruso Alexei Orlov, que en 1937 serán los asesinos del dirigente trotzkista Andreu Nin.

La encargada de introducir en el espionaje a Africa Las Heras es Caridad Mercader, que encabeza un grupo de choque junto con su amante, el ucraniano Pavel Sudoplatov.

Tras entrenarse en un colegio exclusivo de Moscú, Africa recibió su primera misión: convertirse en la secretaria de León Trotzki para preparar su asesinato.

En México, ella debería dibujar los planos de la Casa Azul donde Trotzki, su mujer y su nieto habían sido recibidos por Frida Khalo y Diego Ribera, y después los de la casa de la calle Viena, el nuevo domicilio elegido por don León por desavenencias con Ribera y excesivo entendimiento con su talentosa mujer.

Ya estaban listos los dibujos, cuando Alexei Orlov, el ex jefe de Africa, pasó por México, resuelto a pedir asilo político en los Estados Unidos.

Su presencia desbarataba los planes: si el "traidor" se topaba con ella comprendería de inmediato para qué estaba allí.

Africa volvió a Moscú, oculta en la bodega de un barco ruso, mientras Ramón Mercader, hijo de Caridad, perfeccionaba el fallido intento criminal de otro muralista, David Alfaro Siqueiros, que ultimó a Trotzki de un golpe en la cabeza.

Durante la segunda guerra, Africa ganó su grado de coronel lanzándose en paracaídas sobre Vinnitsa, Ucrania, con su pesado equipo de radiocomunicaciones, para desconcertar a las tropas alemanas mandando falsos mensajes.

¿Por qué la elección de Montevideo como centro de operaciones?

Porque nadie habría desconfiado de esa tranquila ciudad, y porque Montevideo, para los rusos, era una vieja conocida.

Entre 1928 y 1943 había funcionado allí el Buró Sudamericano de la Internacional Sindical Roja.

Conozco el tema: en 1928, cuando los emisarios soviéticos aún eran idealistas llenos de fe, mi padre, Carlos Dujovne, del que acabo de escribir la biografía, fue enviado desde Moscú a ese Buró montevideano para organizar una Conferencia Sindical Latinoamericana.

El futuro patrón de Africa en España, Erno Gerö, que llegó a Montevideo en 1933 y que, naturalmente, conoció a mi padre, pertenecía a la nueva camada de agentes secretos, la de los criminales de Stalin.

"María Luisa" y Felisberto se casaron en Montevideo y no fueron felices.

El había visto en esa supuesta modista de alta costura una solución a sus endémicos problemas económicos.

Ella, ya lo sabemos.

Transcurridos dos años, Africa no necesitó prolongar la farsa.

Para ese entonces ya estaba relacionada con la flor y nata del Uruguay.

Su centro de radiocomunicaciones equipado con la famosa máquina decodificadora llamada Enigma transmitía en clave a lo largo y lo ancho del planeta.

Sus numerosos amigos de Montevideo apreciaban su serenidad, su amor por los niños, sonreían enternecidos ante su declarada ignorancia en materia política y la compadecían por soportar al gordo maniático en que Felisberto se había convertido.

Ahora podía divorciarse y volverse a casar.

Unica diferencia: su segundo marido, el simpático italiano Valentino Marchetti, también era un espía.

Inquietante semejanza: Felisberto murió de una leucemia en 1964 sin saber quién había sido la señora de Hernández, y Marchetti lo hizo el mismo año, de muerte nunca esclarecida.

Africa permaneció en Montevideo hasta 1967, cuando fue llamada a Moscú a trabajar como instructora de espías.

Contrariamente a tantos de sus jefes y compañeros, fusilados como Beria o encarcelados como Pavel Sudoplatov, ella sobrevivió a todo.

Se dio el lujo de morir en 1988, antes de la caída del Muro de Berlín, condecorada dos veces con la Estrella Roja, una con la orden de la Guerra Patria de II grado, una con la medalla Guerrillero de la Guerra Patria de I grado y dos con la medalla Por la Valentía.

Un bajorrelieve de mármol que representa su plácido rostro está adosado a su monumento, en el cementerio moscovita de Jovánskoye.

La historia ya resultaría lo bastante estremecedora como metáfora extrema de la incomunicación entre dos seres humanos, emparejados o no.

Pero el temblor se acrecienta si a ello se le agregan las características del escritor elegido -literalmente- como pavo de la boda.

Características humanas: hundido en el "pantano" de sí mismo, con un egoísmo infantil y una desesperada búsqueda de su yo, cada vez más desmigajado con el paso del tiempo, Felisberto no estaba en condiciones de observar a nadie con lo que acostumbramos llamar lucidez.

Características literarias: Felisberto siempre escribió sobre falsos mensajes, encubrimientos... enigmas.

No vamos a extremar el respeto por la inteligencia de los servicios soviéticos, conjeturando que su elección de Felisberto se originó en esas comprobaciones.

Pero lo cierto es que la obra de este escritor, basada en su vida, se parecía como dos gotas de agua a la representación comandada por la NKVD.

Razón de más para que se nos acentúe la piel de gallina: si la futura KGB lo seleccionó sencillamente porque estaba a mano, y por su anticomunismo, sin advertir que se trataba de la persona indicada en más de un sentido, cabría imaginar a otro director teatral -destino, azar o como quiera llamárselo- que, por encima de todos, y hasta del espionaje, manejara los hilos.

¿Cuáles eran los temas de esa obra?

A una búsqueda infantil, la del niño que les "levantaba la pollera" a los muebles (si no a la maestra), para espiar por debajo, se le unía la percepción de un "secreto" que acabaría por ser "denunciado".

Un secreto oculto en las cosas más que en las personas (a menos que esas personas, en especial las mujeres, no fueran convertidas en cosas).

"Objetos complicados en actos misteriosos".

"Pruebas escondidas detrás de las sospechas como bultos detrás de un paño".

"Descubrir o violar secretos".

La palabra "violar", nada gratuita, proviene de un curioso erotismo visual y táctil, como si este hombre-niño que parecía frotarse como un gato contra las patas de los muebles -objeto de deseo cuya atracción dependía de la inmovilidad- hubiera gozado de una buena docena de ojos: dos en la cara y diez en las yemas de los dedos.

Con el correr de los años, la obra de Felisberto se convierte en una detenida y por momentos sofocante observación de su personalidad disgregada, dividida en tres : un yo que se le escapa, un cuerpo sentido como ajeno y tildado de "sinvergüenza" y un "socio" que lo vigila, centinela o madre regañona representantes del "mundo"; acaso tres modos personales de identificar el terceto el Yo, el Ello y el Superyó.

Pero donde las pistas correspondientes al primer período se vuelven escalofriantes es en el cuento "Las Hortensias", que Felisberto escribe al conocer a María Luisa y que le dedica como regalo de casamiento: "A María Luisa, el día en que dejó de ser mi novia".

Aunque en otros de sus relatos Felisberto ahondó en el tema de la "puesta en escena", nunca como en éste.

La historia es la siguiente: un hombre llamado Horacio vive con su mujer, María Hortensia, a la que llama solamente María para distinguirla de Hortensia, la muñeca de tamaño natural tan parecida a ella que le ha ofrecido (aclaremos, para mayor turbación, que la madre de Felisberto se llamaba Juana Hortensia).

El valet de la casa es un ruso blanco que responde al nombre de Alex.

La manía de Horacio consiste en coleccionar muñecas "un poco más altas que las mujeres normales" para hacerles representar escenas.

Un equipo de artistas le escribe las leyendas y se ocupa de la música, la escenografía y el vestuario.

Horacio halla "presagios" en las muñecas. Se acerca a una de ellas y le parece estar "violando algo tan serio como la muerte".

"Otra (muñeca) a quien él miraba con admiración, tenía una cara enigmática: así como le venía bien un vestido de verano o uno de invierno, también se le podía atribuir cualquier pensamiento".

Las muñecas "parecían seres hipnotizados cumpliendo misiones desconocidas o prestándose a designios malvados".

Al cabo de un tiempo la manía de Horacio se vuelve perversión.

Después de hacer rellenar a Hortensia con agua caliente para sentir su tibieza cuando duerme con ella, ordena que se le practique una "operación" para transformarla en criatura erótica.

Su mujer lo descubre, apuñala a Hortensia y abandona el hogar dejándole una carta: "Me has asqueado la vida".

Pero al marido ya no le importa: ahora se ha enamorado de una muñeca rubia, también operada.

"Después de dormir con ella le puso un vestido de fiesta y la sentó a la mesa.

"Comió con ella en frente; y al final de la cena [...] preguntó a Alex:

"-¿Qué opinas de ésta?

"-Muy hermosa, señor, se parece mucho a una espía que conocí en la guerra.

"-Eso me encanta, Alex".

Es de imaginar la cara que le habrá puesto Africa Las Heras a Felisberto Hernández al leer un cuento, dedicado a ella, donde el autor emplea la palabra justa: "espía".

Acaso haya percibido similitudes extrañas entre la escena escrita y la otra, ésa que la NKVD la obligaba a representar.

A estas alturas, la española captada por los soviéticos ya se habrá hecho una idea del genio escénico de sus superiores jerárquicos, capaces de teatralizar los procesos más crueles con absoluto desprecio por la autenticidad de las presuntas pruebas.

La NKVD, y la futura KGB, manejaban a amigos y enemigos como Horacio a sus muñecas.

¿Qué eran Felisberto y ella misma en sus manos, sino un muñeco-actor ignorante de serlo, y una muñeca-actriz desprovista de individualidad, de voluntad personal, de vida propia?

¿Felisberto supo quién era ella?

Los programas radiales de un anticomunismo virulento en los que participó después de su divorcio han conducido a algunos investigadores uruguayos (entre quienes corresponde mencionar al primero, Fernando Barreiro, que descubrió la historia y la hizo pública en 1998 y del que tengo la mayor parte de estos datos) a deducir que acaso el embaucado esposo haya terminado por enterarse. Nada es menos seguro.

Felisberto, ya divorciado, no dudó en ayudar a su ex esposa a convertirse en ciudadana uruguaya.

Considerando su odio al comunismo, aumentado por el que habría sentido si hubiera descubierto su triste papel de marioneta, de haberse maliciado el engaño no habría contribuido a perpetuarlo.

La historia resulta aún más impresionante en la medida en que nos conduce a interrogarnos sobre los alcances de la palabra saber .

Mi hipótesis es que Felisberto, en "Las Hortensias", descubrió lo esencial de la trama en la que estaba envuelto, por no decir enrollado, sin entender de qué trama se trataba pero palpándola con su docena de ojos habituados a la penumbra.

No a través del cerebro, sin duda, sino de algún otro órgano de percepción no identificado: un riñón sutil, un páncreas perspicaz.

Ojos iluminados por un don premonitorio que también lo condujeron a describir en ese cuento el color de su muerte: cuando Horacio evoca espantado la sangre ennegrecida que oscurece una cara de cera, parecería presagiar el cuerpo de Felisberto, monstruosamente amoratado por la leucemia en el momento de morir.

Para completar la extrañeza, las cenizas de Felisberto Hernández se han perdido.

El no tiene ni un noble monumento como Africa Las Heras, ni una tumbita cualquiera.

De modo que no hay dónde colocarle el epitafio que he imaginado para él: "Murió sin saber nada y sabiéndolo todo".

Pero no nos preocupemos por eso.

¿Existe alguien a quien ese epitafio no le quede como cortado a medida?

La frase puede ser colocada indistintamente sobre todas las tumbas, incluyendo la de Africa, de la que yo sospecho que murió sabiéndose victimaria y sin saberse víctima.


Fuente:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=882319

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Re: África de las Heras(Espia nacida en Ceuta)

Mensaje por LARRY »

Creo que ya no puedo encontrar más que este:

La legendaria Africa fue la más bella y astuta espía de la KGB en el Cono Sur

Africa fue la más legendaria espía soviética en la América del Sur de la posguerra y arribó al Río de la Plata, desde París, en mayo de 1948.

Desde Moscú llegó la orden de seducir a un eminente sudamericano para entrar por la puerta grande y Africa eligió en la Ciudad Luz al gran escritor uruguayo Felisberto Hernández, quien fue el segundo de los tres maridos que se le conocen.

Africa de las Heras y Gavilán era entonces una belleza de 38 años, nacida en el enclave español de Ceuta.

Como era costumbre en las familias bien de la época (su padre era oficial del Ejército), recibió el nombre de la protectora de la ciudad, la virgen de Africa.

El matrimonio con Felisberto Hernández duró tres años y el escritor nunca supo nada de la verdadera actividad de su mujer.

El omnipotente servicio secreto soviético, la KGB (sigla en ruso del Comité de Seguridad del Estado) le dio el nombre secreto de "Patria" y la tuvo en actividad -con centro en Montevideo, pero con ramificaciones que ella controlaba en Buenos Aires y otras capitales latinoamericanas-, durante dos décadas.

Nadie sospechó nunca de Africa, quien a sus colegas espías repetía: "Mi patria es la Unión Soviética".

Antes de la llegada a Montevideo sucedieron algunas de las aventuras más extraordinarias de la española, que según los testimonios narrados en la biografía del periodista y escritor uruguayo Raúl Vallarino, publicada hace dos meses en Montevideo, era muy bonita, de carácter férreo y, al menos en su juventud, muy disponible al sexo.

En 1930 era ya una agente de operaciones especiales del partido Comunista Español.

Participó en el levantamiento de los mineros asturianos de 1934 y en 1936: era integrante de las Juventudes Comunistas de Cataluña.

Africa comandaba una de las llamadas patrullas ciudadanas.

Según el libro el grupo tenía su cuartel general en el Náutico de Barcelona, donde se fusilaban a "los fascistas".

"En el mismo lugar donde ejecutaba a sus enemigos", la patrulla de Africa "realizaba interminables orgías sexuales", afirma uno de los testimonios.

Africa se casó con un dirigente bancario, Luis García Lago, que estaba preso.

Ella le llevaba comida, ropa y afecto.

El hombre pertenecía al aparato clandestino del partido.

No se sabe si también era agente del NKVD, como entonces se llamaban los servicios secretos soviéticos.

García Lago fue despachado a México, hasta donde arribó Africa cuando terminó la guerra civil española.

Para Stalin era un objetivo principal asesinar al revolucionario disidente León Trotsky, algo que logró en 1940 por la mano del agente Ramón Mercader.

Africa fue infiltrada como traductora.

Trabajaba en la Casa Azul de la pintora Frida Kahlo e informaba todo a Moscú.

Fue Africa la que trasmitió el íntimo secreto de que Frida, esposa del muralista Diego Rivera, era amante de Trotsky.

Frida participó en el atentado que lideró el muralista David Alfaro Siqueiros que culminó en el asalto a la casa de la calle Viena del barrio de Coyoacán en donde vivía Trotsky.

Pero Moscú debió quitarla en una tarde de México después de que, en 1939, el general Alexander Orlov, que dirigía las operaciones para matar a Trotsky, había huido a Estados Unidos.

Africa se convirtió en una heroína (secreta) de la URSS tras luchar dos años detrás de las líneas alemanes en la guerra patriótica contra los invasores nazis.

Fue varias veces condecorada. Al final de su vida había acumulado ocho condecoraciones, entre ellas nada menos que la Orden de Lenin.

Desde la base de Montevideo, Africa viajó muchísimo en los '50 y '60 a Buenos Aires.

Allí la mandó su superior, el "rezident" de la KGB, que tenía una cobertura diplomática en la embajada soviética en Montevideo.

Encontró en la capital argentina a un importante agente, un italiano que la KGB llamaba "Marko" y cuyo verdadero nombre era Giovanni Antonio Bertoni.

Africa tenía una merecida fama por su habilidad para conseguir documentos oficiales que eran falsificados. De ese encuentro con "Marko", ella volvió con varios libros infantiles que contenían mensajes en clave con importante información para la KGB sobre temas argentinos.

La central de Moscú ordenó radicar a Bertoni en Montevideo con el nombre falso de Valentín Marchetti, con el que Africa, que ya tenía la ciudadanía uruguaya con la identidad de María Luisa Las Heras, debió casarse.

El marido de Africa también logró instalarse sólidamente en el dorado mundo de las clases acomodadas y los intelectuales de Montevideo.

Mientras su mujer se hacía fama como costurera de alto rango, Marko-Marchetti abrió una casa de antigüedades de gran prestigio que se llamaba "Antiquariat".

Entre los poderosos que visitaban el negocio había un político de altísimo nivel, que Raúl Vallarino no identifica y con razón.

En los mensajes que iban y venían de Moscú se lo nombra como "Iván".

Era un homosexual no declarado, salvo para el ojo de lince de Africa.

Desde Buenos Aires, los espías soviéticos hicieron venir a "Nikolai", un joven agente argentino de 26 años y gran pinta, encargado de seducir a "Iván".

Consumado el encuentro fatal, filmado y fotografiado, el personaje uruguayo debió elegir entre el suicidio o la colaboración.

Colaboró durante varios años.

La fatalidad fue que Bertoni-Marchetti comenzó a compartir las críticas del partido Comunista italiano a Moscú.

Alarmada Africa avisó a la KGB y tiempo después "Marko" cayó muerto en su casa.

Al parecer, Africa obedeció otra vez y quitó a su marido de circulación con uno de esos venenos inodoros e insípidos que no dejan huellas.

Aunque la policía uruguaya aceptó la tesis del infarto por causas naturales, no faltaron las sospechas.

En 1965, Africa comenzó a levantar la central de espionaje, que contaba con media docena de agentes, laboratorio fotográfico y de cine, máquinas para falsificar documentos y varios cifrarios.

En 1966 llegó la orden definitiva de cerrar todo y abandonar Uruguay.

Africa volvió a Moscú y se dedicó a entrenar espías del KGB.

En 1988, a los 78 años, murió del corazón en un hospital de Moscú.

Recibió funerales especiales de heroína de la URSS y de coronel de la KGB en el cementerio de Kuntsevskoe, situado en el extremo sur de Moscú.

Un bajorrelieve muestra su rostro ya anciano y en su homenaje el KGB puso junto a su nombre la inscripción "Patria", para evocar a uno de sus mejores espías.


Fuente:

http://www.clarin.com/.../07/29/elmundo/i-03001.htm

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Re: África de las Heras

Mensaje por abhang »

Vaya personaje, había oído hablar vagamente de esta mujer, a todas luces, tuvo una vida interesante...cuántos secretos se habrá llevado a la tumba.
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Re: África de las Heras (Espía nacida en Ceuta)

Mensaje por Fiel Regular »

Comentando en un chat el personaje que nos ocupa, me dice una amiga: "Mi padre era amiga de su hermana Virtudes, y mencionó una vez que tenía una hermana muy misteriosa, que hacía muchísimos años que no sabían de ella".

Así pues, África era muy enigmática, no creo que excepto sus jefes (y aún así, algo se guardaría) alguien la haya conocido bien.

Aparte de su participación en la IIGM y sus andanzas por Uruguay, creo que su mejor operación es la de llevar la secretaría de Trotsky. Todo lo que he visto, leído, ojeado, nunca, nunca he visto "su secretaria, acompañado de..., a su lado estaba..."; nada, ni rastro ni señal de esta espía tan profesional.
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