Alphonse Juin

[cocinilla]

Alphonse Juin

Alphonse Juin

Alphonse Pierre Juin (Bona, Argelia, 16 de diciembre de 1888 - París, 27 de enero de 1967). Militar francés, nacido en Argelia. Participó en las dos guerras mundiales, siendo herido en la primera y cayendo prisionero en la segunda. Liberado en 1941, fue designado por Pétain Comandante de las Fuerzas del Norte de África. En 1942 se unió a los aliados. Mariscal de en 1952. Opuesto a la independencia de Argelia, cayó en desgracia en 1962

BIOGRAFÍA

Alphonse Juin, hijo de un gendarme, nació en Bône, Argelia, el día 16 de diciembre de 1888. Fue estudiante de la escuela Víctor Hugo de la Rue Petit en Constantine. Después de haber asistido a la Academia Militar de Saint-Cyr, participó en la Guerra de Marruecos desde 1912 a 1914 asignado al 1º Régiment des Tirailleurs Algériens, para luego luchar en la Primera Guerra Mundial como Capitán de un cuerpo marroquí, siendo herido en Champaign en 1915 que lo mantuvo en la cama de un hospital durante 8 meses. Después de la guerra se graduó en el Colegio de Guerra en 1921 y sirvió nuevamente en Marruecos y Túnez. Estuvo bajo el mando del Mariscal Hubert Lyautey hasta que fue reemplazado por el General Henri-Philippe Pétain.

En 1923 tomó parte en la Campaña de Ruif y fue nombrado ayudante del general residente. Juin regresó a Francia donde fue nombrado miembro del Alto Consejo de Guerra en París. Entre 1929 y 1933 participó en la planificación de la pacificación del Atlas Marroquí. En 1938 fue ascendido a General, y en 1939, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, fue jefe del estado Mayor del General Nogues. En mayo de 1940 mandó la 15ª División Motorizada. peleó en Jeambloux y Valenciennes y finalmente en Lille, donde fue hecho prisionero por los alemanes. En 1941 fue liberado y enviado a Marruecos, donde por cuenta del Gobierno de Vichy mandó primero las tropas coloniales, y luego todas las fuerzas francesas del África Septentrional.

En noviembre de 1942, después del desembarco aliado, Juin abandonó la sumisión de Vichy y pasó al lado del General Giraud, luchando junto a los angloamericanos en Túnez a la cabeza de las tropas francesas. En noviembre de 1943, el general fue puesto al mando del Cuerpo Expedicionario Francés durante la Campaña de Italia, y en mayo de 1944 estuvo entre los protagonistas de la liberación de Roma. En agosto del mismo año Juin fue nombrado Jefe de estado mayor de la Defensa.

En la posguerra fue, entre otros cargos, Residente General en marruecos (desde 1947 a 1951), inspector general de las Fuerzas Armadas (desde 1951 a 1953) y comandante de las Fuerzas de la OTAN para el sector Centro de Europa. Ascendido a Mariscal de Francia en 1952, diez años después se retiro de la vida militar, declarando su oposición a la independencia Argelina. Murió en París el 27 de enero de 1967.

VIDEO

FUENTES

https://www.cheminsdememoire.gouv.fr/fr/alphonse-juin-1
https://ladresseip.wordpress.com/2017/0 ... chal-juin/
https://fr.wikipedia.org/wiki/Alphonse_Juin
https://www.achac.com/memoires-combatta ... 1888-1967/
https://www.gettyimages.es
https://www.youtube.com

CRÓNICA MILITAR Y POLÍTICA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Ediciones SARPE; Año: 1978; ISBN: 84-7291-122-5 (Tomo VIII)

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons

[abhang]

Un gran militar.
Gracias por la bio.

[tigerwittmann]

Saludos camaradas.

La intervención del Cuerpo Expedicionario Francés de Juin junto a las tropas polacas fue decisiva para saltar el "cerrojo" de la Línea Gustav durante la 4ª Batalla de Monte Cassino. Sin embargo este hecho se vió empañado por las tropelías y violaciones de las tropas argelinas y marroquíes de Juin. Cientos de mujeres italianas de todas las edades fueron violadas sistemáticamente por las tropas norteafricanas. Un hecho tristemente famoso.

Gracias por la biografía, camarada Cocinilla.

Saludos.

[infanteria]

Complementando lo vertido por tigerwittmann les dejo un extracto del libro El Día de la Batalla de Rick Atkinson, pag 845, 847 y 847

A la izquierda de Leese, Juin y sus soldados franceses hicieron mejores progresos, a pesar de la preocupación del jefe francés por tener al descubierto su flanco derecho debido al retraso del VIII Ejército. Desde Pico, los franceses se habían escabullido rápidamente hacia el norte siguiendo los montes Lepini y los valles circundantes. El general Westphal, el jefe de Estado Mayor de Kesselring, se quejó de «esos malditos franceses que llevamos colgados al cuello».

Pronto otros los maldijeron con idéntica vehemencia. Tras haber aportado tanto al éxito aliado en Diadema, algunos soldados coloniales se deshonraban ahora a sí mismos, a su ejército y a Francia. Centenares de atrocidades —presuntamente cometidas en su mayor parte por soldados africanos— tuvieron lugar en la campiña italiana durante las últimas dos semanas de mayo, entre ellas asesinatos y violaciones en grupo. «Durante todo el día, nuestros hombres los vieron rondando por la zona en busca de mujeres», escribió a Clark un capellán estadounidense el 29 de mayo.
«Nuestros hombres están asqueados y dicen que prefieren matar a los goums marroquíes que a los alemanes... Dicen que si permitimos que esto continúe, habremos perdido aquello por lo que luchamos».

Otro capellán citó detalles: una chica de quince años fue violada por dieciocho soldados coloniales; una mujer de veintisiete años por tres soldados; otra de veintiocho años por cinco soldados.

Un jefe de batallón de artillería estadounidense habló de una mujer italiana a la que cuatro marroquíes dispararon en el tobillo derecho para luego violarla; a su hija también le dispararon en el pie izquierdo y la violaron. En Ceccano, añadió, «aproximadamente setenta y cinco mujeres de entre trece y setenta y cinco años de edad han sido violadas; una asegura que la violaron diecisiete veces la noche del día 29 y once veces la mañana del día 30».

Otro jefe de batallón habló de una criatura de tres años a la que los coloniales franceses mataron a tiros cuando su madre se resistió a su acoso sexual.

«Una delegación de curas y ciudadanos frenéticos» imploró a los soldados estadounidenses que apostasen guardias en Pisterzo para impedir más desmanes, informó. Los soldados norteamericanos «acudieron como cruzados para salvar a Europa de cosas como éstas», añadió. «Estos casos afectan gravemente a la moral y los deseos de combatir de mis hombres». El jefe estadounidense de la 13.a brigada de Artillería de Campo, asignada a las fuerzas francesas, avisó a Clark de que sus trece jefes de batallón podían testificar acerca de actos de barbarie similares.

Las autoridades italianas contaron setecientos delitos de «violencia carnal» tan sólo en la provincia de Frosinone. «Por toda la montaña», declaró una mujer en Esperia, «se podían oír gritos». Entre los numerosos testimonios de víctimas había el de una joven de dieciséis años de Lenola: «Los marroquíes me cogieron y me violaron cuatro veces. Había conmigo una chica de doce años… que sufrió la misma violación». Norman Lewis, el autor y oficial de la inteligencia británica, investigó diversas acusaciones y halló «violaciones generalizadas» en muchos pueblos. «En Lenola, que cayó en manos aliadas el 21 de mayo, violaron a cincuenta mujeres, pero —como no las había en número suficiente— también violaron a niños e incluso a ancianos», escribió Lewis.

«A cualquier hora del día o de la noche, hombres y mujeres jóvenes y mayores son objeto de actos de fuerza de todo tipo, desde palizas hasta violencia carnal, heridas y asesinatos», escribió a Clark un general italiano el 25 de mayo.
«Suplico a su excelencia… que intervenga por el honor de la causa aliada».

Ocasionalmente los italianos se vengaban, señaló Lewis. Cerca de Cancello, cinco soldados coloniales fueron envenenados, castrados y decapitados.

Según un oficial estadounidense, la respuesta de algunos oficiales franceses fue un gesto de «¿y qué?», o dijeron que los italianos estaban pagando el precio de haberse puesto del lado de Hitler.

J. Glenn Gray, un teniente de la contrainteligencia estadounidense doctorado por la Universidad de Columbia, escribió que «las quejas se han trasladado al general francés al mando, que se ha limitado a reír y decir “Esto es la guerra”».

El general Juin no estaba riendo ni mucho menos, aunque su reacción inicial no fuese demasiado fuerte. En un memorando del 24 de mayo, Juin condenó los «actos de pillaje» y advirtió que «por fuerte que sea nuestra animosidad contra una nación que ha traicionado perversamente a Francia, debemos mantener una actitud digna».

Cuando llegaron más informes acusatorios, Clark envió a Gruenther al cuartel general francés el 27 de mayo y mandó por carta una reprimenda al jefe francés. Juin comunicó aquel día a sus oficiales que las conductas indeseables habían «provocado la indignación en círculos aliados». Exigió «castigos sin piedad». Quince soldados coloniales fueron fusilados o colgados en los pueblos, y otros cincuenta y cuatro recibieron condenas de prisión de entre cinco años y cadena perpetua.

Con el objetivo de desalentar la concupiscencia de los goumiers, Clark aprobó el transporte a Italia de mujeres bereberes a bordo de barcazas de la Marina; se dijo que, para que fueran menos visibles, algunas vestían uniformes de hombre. El gobierno italiano, que mantenía unos registros muy meticulosos de los delitos aliados contra civiles italianos, documentó más de cinco mil presuntas fechorías cometidas por los coloniales franceses. «Sufrimos más durante las veinticuatro horas de contacto con los marroquíes que en los ocho meses que pasamos bajo los alemanes», se quejó un italiano. Eran «salvajes», dijo un soldado de la 88.a división, y «daban mala fama a la guerra y a los soldados».