
Albert Speer, (Mannheim, 19 de marzo de 1905 – Londres, 1 de septiembre de 1981), fue Arquitecto Jefe de Hitler en la Alemania Nazi. Llamado también “El primer arquitecto del Tercer Reich” o "El arquitecto del diablo", en 1942 llegó a Ministro de Armamento en el Gobierno alemán.
- Primeros años.
- Ingreso y ascenso en el Partido Nazi, (NSDAP).
- Arquitecto Jefe del Partido.
3.1. La nueva Cancillería.
3.2. El gran proyecto de Germania.
3.3. El proyecto crece.
3.4. Las grandes avenidas.
3.5. El Große Halle. - Ministro de Armamento.
- Juicio de Núremberg y encarcelamiento.
- Liberación y años posteriores.
- La verdad sobre Speer, “el nazi bueno”.
- Anexos:
A. Cargos del tribunal.
B. Extractos del “Diario de Spandau”.
C. Testamento político de Hitler. - Galería Fotográfica.
- Documentales.
- Fuentes.
1. Primeros años
El clima afectivo en la familia Speer no era demasiado bueno. A la apatía y poca calidez que imperaban en el hogar se unía el trato discriminatorio que recibía respecto de sus hermanos. Este ambiente familiar forjó en el joven Speer una personalidad retraída y poco emotiva, con una débil capacidad para mostrar empatía y actitudes cariñosas. Por contra, desarrolló una fuerte capacidad intelectual y una rígida personalidad que unida a su presencia caballerosa le dotaban de cierta imponencia natural. Desde los primeros años de escuela demostró dotes especiales para las matemáticas y la estadística. En 1918 la familia se traslada permanentemente a su vivienda de verano en Heidelberg.
Albert era un practicante de deportes como el alpinismo, el esquí, el remo e incluso el rugby, algo inusual en Alemania, por tanto gozaba de una buena forma física que repercutía en su imagen carismática. A la edad de 15 años entabla amistad con Margret Weber, (1905-1987), la que sería su futura mujer. En 1923 inicia sus estudios en la modesta Universidad de Karlsruhe. Ese año de recesión y desastrosa situación económica provocada por la enorme inflación no permitía a la economía familiar ofrecerle una facultad de mayor nivel. En 1924, con la mejora económica se traslada a la Universidad Técnica de Múnich, mucho más prestigiosa. Al año siguiente se traslada de nuevo, esta vez a la Escuela Técnica Superior de Berlín-Charlottenburg, donde será alumno de su admirado Heinrich Tessenow.
En 1927, con 22 años, se convierte en colaborador de Tessenow impartiendo algunas clases, actividad que compagina con sus estudios de posgrado. Durante su formación universitaria Albert conoce a Rudolf Wolters, arquitecto y funcionario con quien mantendría una estrecha amistad durante más de 50 años. Rudolf colabora con Speer durante sus años de cautiverio, hasta 1966, sirviendo de enlace entre éste y el mundo exterior. Esta amistad se deteriorará con los años hasta el punto de desaparecer totalmente en la última década de vida de Speer, motivado en gran parte por la negativa de Wolters a condenar la política de Hitler. Entre las pocas relaciones que establece en su estancia universitaria también estarían personas como Raphael Geis, de origen judío y posteriormente un ferviente activista antinazi.
El 28 de agosto de 1928, terminados ya sus estudios, se casa con Margret Weber ante la oposición de sus progenitores, que la consideran de clase baja e inadecuada para Albert. Tendrían que pasar siete años para que Margret fuera aceptada en la casa paterna de Albert. El matrimonio tuvo seis hijos: Albert, Fritz, Arnold, Hilde, Margret y Ernst. Este mismo año acepta el cargo de arquitecto de la Corte del soberano de Afganistán, Amán Allah, que deseaba contratar especialistas alemanes para llevar a cabo reformas en su país. Sin embargo, Amán fue derrocado antes de que Speer se trasladara a Afganistán.
2. Ingreso y ascenso en el Partido Nazi (NSDAP)
Después de renunciar a su puesto como ayudante de cátedra de Tessenow debido a los recortes salariales, regresa a Mannheim para tratar de ayudarse de las influencias de su padre pero no tiene demasiado éxito. Se dedica únicamente a gestionar los bienes familiares. En julio de 1932, los Speer visitan Berlín para ayudar al partido antes de las elecciones al Reichstag. Durante esta estancia el entonces Diputado del Reichstag y posteriormente Secretario de Estado de Goebbels y Director Ministerial de Cultura, Karl Hanke, contrata sin honorarios a Speer para re-decorar una villa que acababa de alquilar. Hanke queda encantado con el trabajo y recomienda a Joseph Goebbels al joven arquitecto para renovar la sede del Partido en Berlín. Speer acepta la tarea y suspende entonces sus vacaciones en Prusia Oriental para llevar a cabo el trabajo. Una vez finalizado éste, regresa a Mannheim donde permanecerá hasta la llegada de Hitler al poder en 1933.
Ese año es requerido nuevamente por Goebbels, esta vez para remodelar la oficina principal de su Ministerio de Propaganda en Wilhelmplatz. Goebbels queda impresionado con su trabajo y comienza a recomendarlo a Hitler. Speer se encarga también de los preparativos para la conmemoración del Día del Trabajador en Berlín. Los organizadores del Congreso del Partido Nazi en Núremberg llaman a Speer para que presente sus propuestas, poniéndole en contacto con Hitler por primera vez. Ni los organizadores ni Rudolf Hess llegaban a un acuerdo sobre el plan adecuado, por lo que Hess envía a Speer al apartamento de Hitler en Múnich en busca de su aprobación. Hitler lo hace sin siquiera mirar a Albert a la cara. Pero al final este trabajo le vale a Speer un puesto como Comisionado para la Presentación Artística y Técnica de los Congresos y Demostraciones del Partido.
El siguiente cometido de Albert Speer es servir de enlace en Berlín durante la obras de remodelación de la Cancillería, que estaban siendo dirigidas por el afamado arquitecto Paul Ludwig Troost. Una de las contribuciones más notables fue el balcón desde el que Hitler se dirigía a la multitud que se congregaba en la Wilhemplatz. Este trabajo le puso en contacto diario con Hitler, con el que almorzaba o cenaba mientras mantenían conversaciones sobre el avance de las obras y Hitler le describía los proyectos de su nueva Alemania. Hitler valoraba cada vez más las dotes y personalidad de Speer, hasta incluirlo en su círculo más íntimo de amistades, lo que le proporciona una gran cantidad de encargos por parte del gobierno.
En 1934 se le asigna el puesto de Jefe del Departamento de Despacho de Rudolf Hess, donde entabla amistad con la famosa documentalista y fotógrafa Leni Riefenstahl. Ese mismo año, Hitler le encarga la mejora de las condiciones de trabajo en la construcción de las autopistas, (autobahn), elementos clave de la modernización alemana. Para ello diseña nuevos modelos de barracones para los obreros. Dentro del DAF, (Deutsche Arbeitsfront o Frente del Trabajo Alemán), existía la organización recreativa KDF, (Kraft durch Freude o Fuerza por la Alegría), con la que también colaboró mejorando las condiciones estéticas en las fábricas y talleres.
3. Arquitecto Jefe del Partido
Aconsejado por Leni Riefenstahl, Speer mandó rodear el área con más de cien proyectores antiaéreos creando un efecto de “catedral de luz”. Así era la grandilocuente puesta en escena del partido nazi.

En su libro “Memorias” lo menciona así:
“Las obras del Zeppelinfeld comenzaron inmediatamente (…) El hangar de los tranvías de Nuremberg tuvo que dar paso a la nueva tribuna. Pasé ante el amasijo que formaban los restos de hormigón armado del hangar tras su voladura; las barras de hierro asomaban por doquier y habían empezado a oxidarse. Era fácil imaginar su ulterior descomposición. Aquella desoladora imagen me llevó a una reflexión que expuse a Hitler bajo el título algo pretencioso de “teoría del valor como ruina” de una construcción. Su punto de partida era que las construcciones modernas no eran muy apropiadas para constituir el “puente de tradición” hacia futuras generaciones: resultaba inimaginable que unos escombros oxidados transmitieran el espíritu heroico de los monumentos del pasado. Mi “teoría” tenía por objeto resolver este dilema: el empleo de materiales especiales, así como la consideración de ciertas leyes estructurales específicas, debía permitir la construcción de edificios que, cuando llegaran a la decadencia, al cabo de cientos o miles de años (así calculábamos nosotros), pudieran asemejarse un poco a sus modelos romanos.
Para lograr este fin, pretendíamos renunciar en la medida de lo posible al hormigón armado y a la estructura de acero en todos los elementos constructivos que estuvieran expuestos a la acción de los agentes atmosféricos; los muros, incluso los de gran altura, debían seguir resistiendo la presión del viendo cuando ya no tuvieran tejados o techos que los apuntalaran. Su estructura se calculaba en función de ello.
Para ilustrar mis ideas, hice dibujar una imagen romántica del aspecto que tendría la tribuna del Zeppelinfeld después de varias generaciones de descuido: cubierta de hiedra, con los pilares derruidos y los muros rotos por aquí y allá, pero todavía claramente reconocible (…). A Hitler aquella reflexión le pareció evidente y lógica. Ordenó que, en lo sucesivo, las principales edificaciones de su Reich se construyeran de acuerdo con la “ley de las ruinas”.”
Enlace al artículo del foro: El Zeppelinfeld.
Núremberg iba a ser el escenario de muchos otros edificios oficiales nazis más, la mayoría de los cuales nunca se construyeron. Un ejemplo es el gran Estadio Alemán que habría acomodado a 350.000 espectadores y en el que se celebrarían los Juegos Arios, un sucedáneo de los Juegos Olímpicos ideado por Hitler. En el Campo de Marzo, la Wehrmacht debía realizar desfiles y ejercicios de combate anuales ante más de 160.000 espectadores, sentados en tribunas coronadas por una estatua femenina de 60 metros de altura. Por encargo personal del mismísimo Hitler, Albert Speer en colaboración con su colega Ernst Sagebield, lleva a cabo la ampliación del Aeropuerto de Tempelhof. Diseñan una inmensa mole de kilómetro y medio decorada con águilas sobre esvásticas que, hasta la construcción del Pentágono, fue el edificio más grande del mundo.
Las obras de la descomunal terminal se inician en 1936 y finalizan en 1941. No fue usado como aeródromo de guerra pero en sus enormes sótanos y túneles de comunicación se instalaron talleres para el ensamblaje de motores de aviones Stuka. En la actualidad se encuentra cerrado por no ser rentable económicamente. El 30 de Enero de 1937 Hitler nombró a Speer, Generalbauinspektor, (Inspector General de la Construcción), con rango de Subsecretario de Estado del Reich. Albert acomete entonces la reforma del Estadio Olímpico de Berlín diseñado por Werner March para los Juegos Olímpicos de 1936.
El proyecto original de March fue rechazado por Hitler por considerarlo demasiado moderno. Speer le añadió una cubierta exterior de piedra para darle un estilo más clásico.


3.1. La nueva Cancillería
En sus “Memorias”, Speer describió así la impresión que la Reichskanzlei causaba en el visitante:
“La serie de habitaciones que componen el acceso a la galería de la recepción de Hitler estaban decoradas con una gran variedad de materiales y colores, y alcanzaba los 220 m de longitud. La galería en sí era de 145 m de largo. La propia oficina de Hitler era de 400 metros cuadrados de superficie. Desde el exterior, la cancillería tenía un aspecto severo y autoritario. Desde la Wilhelmplatz, los visitantes entraban en la Cancillería a través de la Corte de Honor (Ehrenhof). La entrada principal del edificio estaba flanqueada por dos estatuas de bronce del escultor Arno Breker: "Wehrmacht" y "Partei" ("Fuerzas Armadas" y "Fiesta").

Hitler concedió a Speer la Insignia Dorada del Partido Nazi como premio a su trabajo, siendo inusualmente generoso en elogios hacia Albert, a quien calificó de “genio”. En 1945 el ejército soviético, a su entrada en Berlín, destruye la segunda cancillería. Posteriormente con sus restos se erigió el monumento-cementerio militar de Treptow, a las afueras de la ciudad. Hitler planeaba levantar una tercera Cancillería, aún mayor, aunque este proyecto nunca llegó a empezarse.
3.2. El gran proyecto de Germania

Finalizada la visita, Hitler confiesa a Speer: “Poder ver París ha sido el sueño de toda mi vida. No puedo expresar todo lo feliz que soy al ver cumplido hoy este deseo”.
A partir de este momento, Hitler y Speer entran en un “estado de éxtasis”, como el propio Speer lo calificaría. Comenzaron a sucederse los proyectos para culminar esa fantástica capital que sería Germania y que debería estar terminada para 1950.

3.3. El proyecto crece
La reconstrucción de Berlín a gran escala, con inmensos edificios, amplias avenidas y un nuevo sistema de transporte empezó a gestarse en las mentes de Hitler y Speer, que comenzaban a ver a Alemania como la gran capital del mundo. “Welthauptstadt Germania” ("Capital Mundial Germania"), sería el nombre acuñado por Speer en sus “Memorias” de 1969 para este sueño utópico y megalómano de una gran ciudad que haría pequeñas a las mayores urbes, aunque Hitler y Speer ya se referían con anterioridad a Berlín como la Capital del Tercer Reich. El título “Welthauptstadt” fue elegido por considerarse que la arquitectura de Berlín era demasiado austera en comparación con otras capitales del mundo como Londres, París y sobre todo Roma.
3.4. Las grandes avenidas
3.5. El Große Halle




4. Ministro de Armamento

Speer era cada vez más valorado y su influencia y poder iban en aumento hasta el punto de obtener la total confianza de Hitler e incluso posteriormente barajarse como su sucesor, pero esto no evitó que en ocasiones también se desoyeran sus consejos, como por ejemplo cuando propuso a Karl Hanke como Jefe de Mano de Obra de los trabajadores alemanes, pero en su lugar y por influencia de Martin Bormann, Hitler nombró en su lugar a Fritz Sauckel, el cual incorporó a trabajadores de los países ocupados en un régimen prácticamente de esclavitud.



La URSS avanza por el este ocupando Rumanía, Hungría y Polonia hasta entrar en Alemania, los Aliados avanzan por el oeste y el sur liberando Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo hasta alcanzar la frontera germana. En el Pacífico, EE.UU libera Manila y ocupa Iwo Jima alcanzando Japón.

Albert Speer se reúne con Hitler en el bunker para una última charla de una hora, en la que le confiesa los desacatos cometidos, a lo que Hitler responde con absoluta indiferencia y frialdad. Hitler le comunica su intención de suicidarse.
Sería la última vez que estarían juntos. Speer trató de convencer a Magda Goebbels de que desistiese de la idea de suicidarse y llevarse a la muerte con ella a sus hijos, pero Joseph Goebbels se lo impidió interrumpiendo bruscamente la conversación. Tras despedirse de Eva Braun, evacua a su familia a Berghof y se reúne con el general Gotthard Heinrici para ordenar a las tropas del frente oriental que se rindieran y se entregaran a los americanos.

5. Juicio de Núremberg y encarcelamiento
Speer también estuvo presente en la Conferencia de Posen, el 6 de octubre de 1943, en la que Himmler dio un discurso en que detallaba a los líderes nazis el Holocausto que ya se estaba produciendo. Speer omitió esta evidencia en sus “Memorias” y posteriormente, al ser acusado en 1971 de este hecho, lo justificó diciendo que había tenido que retirarse antes de la intervención de Himmler.

El 23 de mayo, dos semanas después de la capitulación alemana, los aliados arrestan a los miembros del Gobierno de Flensburgo, y ponen fin formalmente a la Alemania nazi.
Después de ser interrogado en centros de detención para oficiales nazis, en septiembre de 1945 se decide juzgarlo por crímenes de guerra y es trasladado a Núremberg y encarcelado. El juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Robert H. Jackson, sustenta el cargo de fiscal jefe estadounidense durante los juicios, e insiste en el papel de Speer como uno de los principales responsables de la explotación y la esclavitud a la que se sometieron los trabajadores forzados empleados en el esfuerzo industrial bélico del Reich. Por su parte, el abogado de la defensa Hans Flächsner, presentó a Speer como una persona ajena a la ideología nazi y poco menos que arrastrada por las circunstancias a servir a un régimen político con el que no comulgaba.

“Me gustaría decir algo de importancia fundamental. Esta guerra ha provocado una catástrofe inimaginable en el pueblo alemán y, de hecho, comenzó una catástrofe mundial. Por lo tanto, es mi deber incuestionable asumir mi parte de culpabilidad en este desastre ante el pueblo alemán. Esta es mi obligación, ya que el Jefe del Gobierno ha evitado la responsabilidad ante el pueblo alemán y ante el mundo. Yo, como un miembro importante de la dirección del Reich comparto la responsabilidad total a partir de 1942".
Ante esta declaración se le preguntó:
"Herr Speer, el testigo Stahl dijo en su interrogatorio por escrito que a mediados de febrero de 1945 le había una que le proporcionara una muestra de los nuevos gases venenosos para asesinar a Hitler, Bormann y Goebbels. ¿Por qué quiso hacer esto?".
Speer contestó:
"Pensaba que no había otra salida. En mi desesperación he querido dar este paso, ya que se había hecho evidente para mí, desde el comienzo de febrero, que Hitler intentaba seguir con la guerra a toda costa, sin piedad y sin consideración por el pueblo alemán. Era obvio para mí que la guerra estaba perdida, que confundió su propio destino con el del pueblo alemán y que en su propio fin, él vio el de su pueblo. Estaba claro que la guerra se había perdido tan completamente que la rendición incondicional tendría que ser aceptada".
Los cargos que se le imputaron fueron los de participar en crímenes contra la paz y guerras de agresión así como crímenes de guerra y contra la humanidad. El periodista y escritor William L. Shirer, observador durante el juicio, afirmó que Speer causó una impresión general de ser uno de los acusados que mayor arrepentimiento mostraron. Speer efectivamente mostró arrepentimiento, declarándose culpable pero negando el conocimiento del Holocausto.
Posteriormente confesaría que el sentimiento de culpa le acompañaría el resto de su vida. También confesó que había planeado acabar con la vida de Hitler al comprender el desastre al que el líder nazi estaba llevando a Alemania, pero esta afirmación no fue tomada muy en serio.
Finalmente Speer es condenado a 20 años de cárcel junto a otros seis acusados, por los cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad y absuelto de los otros dos cargos. La decisión fue muy discutida durante dos días y provocó enfrentamientos entre los jueces soviéticos y norteamericanos, ocho en total, tres de los cuales pedían su condena a muerte. Doce acusados más fueron sentenciados a muerte y tres absueltos.
Fueron varios los motivos que le llevaron a librarse de la pena capital, como el hecho de mostrar arrepentimiento, el error burocrático que, como se dijo anteriormente, impidió que se conociera su afiliación a las SS, (se habían consultado registros anteriores a 1942), la actitud enfrentada de Speer en los últimos momentos de la guerra, con los desacatos y la negativa a seguir la política de tierra quemada y la inseguridad en aquel momento sobre si conocía o no la verdadera naturaleza del Holocausto.
Enlace al artículo del foro: Los Juicios de Núremberg.
El 18 de julio de 1947, Albet Speer es trasladado de la cárcel de Núremberg a la prisión berlinesa de Spandau e ingresado con el número 5. Su estancia en la prisión fue en un principio más dura debido al aislamiento al que estaba sometido. En los turnos de custodia por parte de los países aliados occidentales, (EEUU, Francia e Inglaterra), gozaba de una mayor laxitud en el confinamiento, permitiéndole el contacto con otros reclusos.
Speer decidió emplear su tiempo en prisión no solo en leer sino también en redactar y esbozar varios libros autobiográficos. Las normas internas de censura prohibían estas actividades, por lo que tuvo que recurrir a ayudas externas y sacar adelante sus obras en la clandestinidad. Su antiguo subordinado, Rudolf Wolters, ejerció el papel de contacto externo, haciéndose cargo de transcribir las 20.000 hojas que componían la obra “Memorias: Hitler y el Tercer Reich vistos desde dentro”, terminado en 1954 y publicadas tras su liberación. Wolters también se ocupó de otras tareas como la recaudación de fondos para ayudar a la familia de Speer. Desde 1953 se venían produciendo roces con Wolters ya que este se oponía a que Speer tratara a Hitler de criminal en sus escritos. Un segundo libro comenzaría a gestarse en base a las numerosas cartas que escribió a sus hijos, se trata de “Diario de Spandau”, publicado en 1975. Junto con sus “Memorias” se convirtió en un auténtico best seller, siempre envuelto en la polémica y la sospecha de manipulación, entre otros motivos para sostener la idea, a juicio de muchos tremendamente ingenua, del desconocimiento de Speer sobre el exterminio judío.

6. Liberación y años posteriores

7. La verdad sobre Speer, “el nazi bueno”
Su propia hija Margret Nissen afirma en su libro “¿Es usted la hija de Speer?”, que su padre se llevaría a la tumba el verdadero alcance de su implicación y grado de conocimiento del Holocausto. Su estrategia durante el juicio pasó de basarse en la ingenuidad y el desconocimiento del horror del que participaba, a una postura de arrepentimiento y aceptación de su parte de responsabilidad, una hábil maniobra que le salvó el cuello. Pero, ¿era Speer en realidad la educada, tímida, culta y encantadora persona que parecía ser?. Speer fue el presunto responsable de la expulsión de sus viviendas y posterior deportación de unos 50.000 judíos, exceptuando a aquellos que trabajarían en las plantas de producción que ocuparían los nuevos espacios confiscados. Este episodio se conoció como “El asunto de los pisos judíos”. Esta podría ser quizá la acción más directamente achacable a Speer en relación con los crímenes contra el pueblo semita.
En el año 2005 salieron a la luz unos documentos de las SS entre los que figuraban sus proyectos de ampliación del campo de Auschwitz, esto hubiera supuesto sin duda un cambio radical en la historia que estamos contando. Pero Speer consiguió hasta el final de sus días mantener de forma bastante aceptable su imagen aséptica de simple gestor y planificador de los recursos fabriles y armamentísticos del Reich. La investigación de la Historia le ha jugado, aunque póstumamente, una amarga pasada. La figura de Speer sirvió de coartada para otros correligionarios nazis que se escudaron en él para justificarse. El argumento, muy sencillo: “Si el mejor amigo del Führer no sabía nada cómo lo iba a saber yo”.
Respecto a esta amistad, Speer afirmó algunas cosas sobre Hitler como:
- "Si Hitler hubiera tenido un amigo, éste habría sido yo...Hitler, (...) era incapaz de sentir amistad por nadie, no creo que supiera lo que esta significaba...”
- “A pesar que de estuve mucho tiempo a su lado, nunca llegué a conocerlo. No sé quién fue exactamente Adolf Hitler."
- “En el pecho de Hitler, en el lugar donde debía existir un corazón, había solo un hueco".
- “Hitler fue lo mejor para Alemania. Sin embargo, Alemania no fue lo mejor para él..."
En una conversación entre Speer y Simon Wiesenthal, éste le dijo a Speer: “Si hubiéramos sabido lo que sabemos ahora, a usted le hubieran ahorcado en Nüremberg en 1946”.
Speer, que mantuvo hasta el final que no sabía nada del Holocausto, guardó silencio.
Wiesenthal entonces dijo: “Sabía que tenía razón”.
8. Anexos:
A. Cargos del tribunal.
Original del día 1 del juicio:
El acusado Speer usó los cargos mencionados y su influencia personal de tal forma que: Participó en la planificación militar y económica y la preparación de los conspiradores nazis de Guerras de Agresión y Guerras en Violación de Tratados Internacionales, Acuerdos y Garantías expuestas en los Cargos Primero y Segundo de la Acusación; y autorizó, dirigió y participó en los Crímenes de Guerra expuestos en el Tercer Cargo de la Acusación, y en los Crímenes contra la Humanidad expuestos en el Cuarto Cargo, incluyendo en particular el abuso y explotación de seres humanos para trabajos forzados durante el transcurso de guerras de agresión”.
B. Extractos del “Diario de Spandau”.
-Primer año:
Septiembre de 1946, prisión de Núremberg.
“…los presos de la planta baja han sido condenados a muerte. Respecto a nosotros siete, el ministro de Economía del Reich, Walter Funk, el almirante Erich Raeder y Rudolff Hess, heredero de Hitler, han sido condenados a prisión perpetua; el Jefe de las Juventudes del Reich, Von Schirach y yo, veinte años; Constantin Von Neurath, primer ministro del Exterior y luego gobernador de Bohemia y Moravia, quince años y, por último, diez años para el almirante Karl Dönitz.”
(…)
“…yo tenía veintiséis años cuando oí hablar por primera vez a Hitler, quien no me había interesado en absoluto hasta entonces; y él puso todo un mundo a mis pies cuando cumplí los treinta años. Yo no lo ayudé a encumbrarse, ni financié su rearme. Mis sueños siguieron girando en torno a la arquitectura. No ambicioné poder alguno, sólo quise ser un segundo Schinkel.”
(…)
“Me espantan sin cesar los horribles cuadros que tuvimos ocasión de presenciar durante el proceso; la documentación acusatoria describía ejecuciones masivas y muertes múltiples en cámaras de gas que jamás podré olvidar.”
(…)
“Varios días de aletargamiento. Espesa niebla fuera. Los guardianes opinan unánimemente que Hitler vive todavía.”
(…)
“Hoy, durante la ducha, Hess reveló que su amnesia era ficticia. […] él […] dijo […] Cuando yo ya estaba a punto de ceder, se me careó con mi secretaria. Por tanto hube de fingir que no la reconocía. Ella prorrumpió en llanto.”
(…)
“Tras un riguroso examen de conciencia, debo manifestar que yo no fui antisemita.”
(…)
“¿Cómo no evidencié nunca mi desagrado cuando Hitler hablaba de “aniquilamiento” o “exterminio” […]?. Sin duda se simplificaría la cuestión acusándome de oportunismo o cobardía. Lo fatídico, lo más intranquilizador para mí es que aquel vocabulario no me extrañó, no me produjo jamás verdadera consternación.”
(…)
“Ése fue el caso de Hitler. Una buena parte de su éxito estribó, creo yo, en su osadía para hacerse pasar por un gran hombre.”
(…)
3 de enero, 1947.
“Según calculo, he recorrido ya unos cuatrocientos kilómetros en el patio de la prisión.”
(…)
“…a estas alturas me ha pasado el arrebato, y aunque tuviese el valor necesario para suicidarme, me falta ya la propensión.”
(…)
“…esa victoria que se nos fue de las manos por incapacidad, arrogancia y egoísmo. […] la superioridad técnica es el factor determinativo de las guerras modernas, y nosotros no la poseíamos.”
(…)
Julio de 1947, prisión de Spandau.
“Ya ha transcurrido un mes en Spandau.
Me agacho a menudo para recoger las migas que caen de la mesa. Por la noche me acuesto hambriento; […]”(…)
“El reciente vuelo sobre Berlín me ha mostrado que aquella gran misión a la cual di tanto crédito, se ha quedado en proyecto.”(…)
“Debemos trabajar desde las ocho de la mañana hasta las once y media, y desde las dos de la tarde hasta las cuatro y media. Se me concede el tiempo restante para mis propias ocupaciones. No me siento infortunado.”
C. Testamento político de Hitler.
Testamento político de Hitler
9. Galería Fotográfica









10. Documentales.
Serie: Speer y Hitler
1. Alemania, el engaño
2. El proceso
3. Spandau, la condena
4. Epílogo
11. Fuentes
Escritas:
“Diario de Spandau”, Albert Speer. Editorial Plaza & Janes S.A., 1977. ISBN: 84.01.41124-6
Internet:
http://deutschlandostmark.blogspot.com. ... tects.html
http://elsecretodezara.blogspot.com.es/ ... itler.html
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/GERspeer.htm
http://www.elholocausto.net/parte01/01cr03.htm
http://www.hislibris.com/diario-de-span ... ert-speer/
http://otraarquitecturaesposible.blogsp ... e-las.html
http://www.lasegundaguerra.com/viewtopi ... 260&t=9200
http://www.aeropuertosarg.com.ar/losfor ... ic=22615.0
http://es.wikipedia.org/wiki/Welthauptstadt_Germania
http://es.wikipedia.org/wiki/Rudolf_Wolters
http://www.fotocommunity.de/pc/pc/display/10920316
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http://blogs.independent.co.uk/2013/01/ ... au-ballet/
http://www.panzertruppen.org/2010/politica/mh021.pdf
http://noticias.arq.com.mx/Detalles/623 ... thSS2yA0yU
http://paxaugusta.blogspot.com.es/2013/ ... bueno.html
http://www.youtube.com
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http://www.lasegundaguerra.com/viewtopi ... 23&t=12039
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