
Su familia era de ascendencia polaca y se presume que se trataba de una familia desestructurada.
Eddie, como lo llamaban sus amigos, comenzó a delinquir siendo menor de edad. A los 12 años, en compañía de unos amigos, entraron en una fundición para robar bronce, pero esa no fue la única vez, pues hasta que cumplió 17 años fue apresado varias veces por la policía en relación a casos de hurto, robos de casas y por alterar el orden público.
Entre 1932 y octubre de 1937, fue detenido varias veces,fue enviado a la cárcel en 1938, saliendo con libertad condicional al año siguiente. Sin embargo, tres meses después fue detenido por la policía acusado de robar un coche y conducir ebrio en compañía de unos amigos, estrellándose, fue detenido, y por estar en libertad bajo libertad condicional fue enviado nuevamente a prisión.
Por segunda vez salió de la cárcel con libertad condicional y fue conminado por el juez a encontrar un trabajo que lo mantuviera alejado de la vida delictiva. Logró conseguir un empleo de plomero en una compañía en Dearborn, Michigan, ciudad donde conoció a Antoniette Wisniewski y con quien luego se casaría. Como no tenía suficientes ingresos para mantener a una familia fue a vivir con sus padres.
Debido a que su país estaba en guerra, luchando en varios frentes en el mundo, y hacía falta soldados, se presentó voluntario. Pero por sus antecedentes penales fue calificado como 4F (no apto para el servicio militar), aunque un año después fue reclasificado 1-A (apto para el servicio) y reclutado, ya que hacían faltan hombres para nutrir el ejército, habiéndose suavizado las normas para alistarse.
El 24 de enero de 1944, fue enviado a Camp Wolters en Texas, para su entrenamiento, y seis meses después fue trasladado para prestar servicio en Francia. Llegó a Europa y fue asignado como reemplazo, junto con otros reclutas, en la Compañía G, del 109º Regimiento de la 28ª División de Infantería.
Mientras se dirigía a la unidad asignada, se encontró en medio de un bombardeo de la artillería alemana y en compañía del recluta John Tankey, que se había hecho amigo de él, se vieron separados de los demás reclutas que se dirigían al frente. (refirió más tarde, que fue en ese momento, cuando decidió que no estaba hecho para el frente).
Al día siguiente se encontraron con una unidad de Policía Militar canadiense, con quienes permanecieron durante mes y medio. El soldado Tankey escribió a su regimiento explicando las razones de la tardanza de ambos en incorporarse a su compañía. Finalmente regresaron al regimiento el día 7 de octubre de 1944. No se les presentaron cargos debido a que por el rápido avance de las tropas estadounidenses en Francia, muchos reemplazos tuvieron dificultades para encontrar a sus unidades.
Sin embargo, al día siguiente, Slovik se presentó ante el comandante de su compañía, el capitán Ralph Grotte, diciéndole que "estaba demasiado asustado para servir en el frente" y solicitó ser reasignado a una unidad en la retaguardia. Le hizo saber a Grotte, que si era enviado al frente se escaparía, preguntándole si eso sería considerado como deserción. Grote rechazó la solicitud de traslado enviándolo de regreso a su pelotón y le advirtió que efectivamente sería acusado de deserción si escapaba.
Al día siguiente, 9 de octubre, Slovik desertó. Su amigo Tankey le encontró, y pese a sus advertencias, Slovik sólo comentó "que su decisión estába tomada" Caminó hacia la retaguardia hasta encontrar a un cocinero del Cuartel General a quien le presentó una declaración en papel verde, donde explicaba detalladamente cómo desertó y las razones de la deserción. Explicaba también todo lo que hizo hasta que fue encontrado por la Policía Militar Canadiense y cómo fue enviado de regreso a su unidad. Al final de la declaración añadió que si era enviado al frente se volvería a escapar.
Firmó con su nombre y número de serie:
"Yo, el soldado. Eddie D. Slovik, 36896415, confiesa la deserción del Ejército de Estados Unidos. En el momento de mi deserción estábamos en Albuff en Francia. Yo llegué a Albuff como reemplazo. Ellos estaban bombardeando la ciudad y nos dijeron que caváramos un foso y nos atrincheráramos durante la noche. A la mañana siguiente nos estaban bombardeando de nuevo. Tenía mucho miedo y los nervios me hacían temblar tanto que cuando los reemplazos se fueron, yo no me podía mover. Me quedé en mi foso hasta que todo quedó en silencio y recién fui capaz de moverme. Entonces entré en la ciudad. Al no encontrar a ninguna de nuestras tropas, me quedé toda la noche en un hospital francés. A la mañana siguiente me entregué a la Policía Militar canadiense. Después de estar con ellos seis semanas fui entregado al American M.R. Me dijeron que me las arreglara sólo. Llevado a mi unidad, le conté a mi jefe mi historia. Le dije que si otra vez me enviaban al frente, me escaparía. Dijo que no había nada que él pudiera hacer por mí, así que me escapé de nuevo y me seguiré escapando si me vuelven a mandar allá.
Firmado Eddie Slovik. A.S.N. 36896415"
El cocinero informó a su comandante, quien llamó a la Policía Militar, un miembro de ésta leyó la declaración, advirtiéndole a Slovik que era mejor que destruyera la declaración y regresara a su compañía o sería encarcelado. Slovik se negó y el policía militar lo llevó donde su comandante, el teniente coronel Ross Henbest, quien nuevamente le dio la oportunidad de recapacitar, destruir la declaración y regresar a su unidad. Una vez más Slovik se negó.
Henbest le ordenó escribir en la parte posterior de la declaración diciendo que comprendía perfectamente las consecuencias legales al incriminarse deliberadamente y que sería utilizada como evidencia en un consejo de guerra.
Slovik fue puesto en custodia y confinado en los calabozos de la división. El auditor militar de la división, teniente coronel Henry Sommer, nuevamente le ofreció a Slovik la oportunidad de regresar a su unidad suspendiendo los cargos, enviándolo a una nuevo regimiento donde nadie sabría lo que había pasado, pero nuevamente se negó. Slovik pensó que sería encarcelado, algo que ya lo había sufrido, y que era mejor que el combate, y cuando terminara la guerra, saldría en libertad bajo palabra. Muy convencido le dijo al auditor que sabía lo que hacía y que aceptaba el consejo de guerra.
El informe psiquiátrico dijo que Slovik no sufría alteraciones mentales y que estaba consciente de lo que hacía. Slovik fue acusado de deserción y enjuiciado el 11 de noviembre de 1944.
Su abogado defensor, capitán Edward Woods manifestó que Slovik había decidido no declarar.
Fueron presentados como testigos soldados a los que Slovik les había dicho que desertaría para evitar ser enviado al frente.
Los nueve oficiales de Estado Mayor que la componían, provenientes de otras divisiones, lo declararon culpable y fue condenado a muerte. Uno de los jueces, describió de esta manera el panorama desolador:
"Se escucharon cinco testigos. Los interrogatorios fueron superficiales. La defensa no hizo ningún alegato final. El tribunal se interrumpió durante diez minutos, se reanudó, y se retiró casi inmediatamente después. Tres votos fueron realizados a puerta cerrada, el veredicto por unanimidad: culpable de todos los cargos.
En audiencia pública, una vez más, el presidente anunció el veredicto y la sentencia: ser dado de baja, renunciar a toda su retribución y complementos de vencimiento, y ser ejecutado ante el pelotón de fusilamiento. El juicio había comenzado a las 10:00 am.; todo había terminado a las 11:40 am." El comandante de su división, Norman Cota, revisó y aprobó la condena.
Mientras tanto, la 28ª División de Infantería fue enviada al Bosque de Hürtgen, donde se esperaba que las bajas serían numerosas. El índice de deserción era bajo, (menos del 0.5%), y las faltas graves cometidas por los soldados comenzaba a subir peligrosamente.
El 9 de diciembre de 1944, Slovik le escribió una carta al Comandante Supremo Aliado, General Dwight D. Eisenhower pidiéndole clemencia, eso ocurrió en momentos en que las deserciones aumentaban e iba a comenzar la ofensiva alemana en las Ardenas. La resistencia alemana era muy fuerte y junto al inclemente invierno minaban la moral de las tropas estadounidenses.
El 23 de diciembre, Eisenhower confirmó la sentencia indicando que era necesario sentar un precedente para evitar que aumentaran las deserciones. La decisión dejó a Slovik totalmente asombrado, pues pensaba que le conmutarían la pena por prisión y que después de la guerra saldría de la cárcel. Es decir, esperaba repetir la historia que comenzó a los 12 años cuando fue sorprendió robando bronce.
La ejecución
Se llevó a cabo el 31 de enero de 1945 a las 10:04 cerca a la ciudad de Sainte-Marie-aux-Mines. Cuando lo preparaban para ponerlo ante el pelotón de fusilamiento, Slovik dijo que no lo estaban fusilando por desertar, porque miles de soldados habían desertado, sino que era un chivo expiatorio por ser un ex convicto.
Sus últimas palabras fueron:
"Yo robaba cuando era un niño, y por eso me fusilan. Me matan por robar pan y goma de mascar cuando tenía 12 años".
Vistiendo un uniforme al que arrancaron las insignias y botones, y con una manta sobre los hombros, se eligió una casa que tenía un alto muro de mampostería, fue amarrado a un poste. no se permitió que los franceses vieran la ejecución. Los soldados fueron escogidos de su regimiento. Las armas utilizadas era el rifle estándar M-1, con una bala por rifle.
Once balas impactaron el cuerpo de Slovik, pero sólo 4 fueron mortales, la trayectoria de las balas eran desde el cuello, hombros y cerca del corazón. El médico militar confirmó que Slovik no había muerto aún, y cuando los soldados recargaron las armas, murió en esos momentos. Todo duró unos 15 minutos.
El soldado Edward Slovik murió a los 24 años de edad y fue enterrado en el cementerio militar de Fère-en-Tardenois, en una parte reservada, junto a otros 95 soldados estadounidenses ejecutados por violaciones y asesinatos. las lápidas están ocultas por arbustos y tienen números secuenciales en lugar de nombres, con lo cual es imposible su identificación de manera individual si no se sabe la clave.
Fue el primer soldado estadounidense ejecutado por deserción, desde la Guerra Civil Americana, y el único por este motivo en la IIGM.
Su mujer, Antoinette, le fue retirada los pagos de su marido, ya que había sido dado de baja de forma deshonrosa, ella y la familia de él, que se enteraron en el año de 1953 del desenlace por medio de un periodista, pidieron los restos al Ejército sin éxito, y escribió a 7 presidentes estadounidenses, sin ningún resultado, hasta que murió en 1979.
Fue un veterano de guerra, Bernard V. Calka, de origen polaco, quien en 1981 se interesó por la historia, y empezó un particular trabajo para que los restos de Solvik regresaran a su país, convenció al presidente Ronald Reegan en 1987, y este veterano recaudó más de 8.000 dólares para el coste de la repatriación.
Eddie Solvik fue enterrado junto a su esposa, en el cementerio Woodmere, Detroit (Michigan).






VÍDEO
Película "Ejecución del soldado Slovik" (1974), actor Martin Sheeen
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F:
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