
- Antecedentes. Detención de Mussolini
- Buscando a Mussolini
- Operación Roble. El rescate
- Conclusiones
- Galería fotográfica
- Fuentes
El dictador de la Italia fascista, Benito Mussolini no se encontraba en la más cómoda de las posiciones en el verano de 1943. Desde que entró en la guerra en 1940, las Fuerzas Armadas de Italia no habían dejado de sufrir un tropiezo tras otro. La aniquilación de las tropas italianas en Rusia en enero de 1943 y la rendición de las tropas germano-italianas en Túnez en mayo de 1943 fueron dos desastres de grandes proporciones.
El 10 de Julio los aliados anglo-norteamericanos lanzan la Operación “Husky”, es decir, el desembarco e invasión de Sicilia. En vez de recuperarse para defender su tierra natal, la moral de los italianos (civiles y militares) estaba al borde de colapso y era solo cuestión de tiempo que Sicilia y sur de Italia cayeran bajo el control de los aliados. El descontento de los italianos con el gobierno de Mussolini se hacía palpable.
Incluso antes de que el desembarco aliado en Sicilia se produjera, un grupo de familiares de Mussolini, militares y políticos (entre ellos algunos de su propio partido), habían estado conspirando contra él para sustituirlo. Estos planes conspirativos se hicieron más patentes cuando los aliados pusieron sus pies en Sicilia y con el bombardeo aliado de Roma el 19 de Julio, en el que murieron unos 1.500 civiles. Para todos estos conspiradores, estaba claro que Italia debía salir de la guerra, antes de que el país se enfrentara a una catástrofe.
Para los conspiradores el mayor obstáculo a derribar era el propio Mussolini, el cual permanecía aferrado a su alianza con Hitler. La conspiración contra Mussolini incluía a miembros del Comando Supremo (alto mando militar), incluido a su jefe, el General Vittorio Ambrosio, su ayudante, el General Giuseppe Castellano y el jefe de la policía militar, el general Saverio Polito. En principio los conspiradores desconfiaron de los carabinieri (policía militar), pues algunos miembros seguían siendo leales al dictador italiano. Sin embargo, el ataque aéreo sobre Roma mató al jefe de estos, el general Azzolino Hazon, el cual fue sustituido por el general Angelo Cerica, quien accedió a detener a Mussolini si el rey lo autorizaba.
Conscientes de la proximidad de los aliados, los conspiradores planearon arrestar a Mussolini el 26 de julio y ocupar puntos claves en Roma y en otros puntos importantes del país.
A su vez, el descontento con el “Duce” (Mussolini) por parte de sus propios partidarios fascistas, llevó a Mussolini a convocar una reunión del Gran Consejo del fascismo el 24 de julio en el Palazzo Venezia. En dicha reunión la mayoría de los miembros del Gran Consejo votaron a favor de la resolución de Dino Grandi (19 votos a favor, 8 en contra y 1 abstención), la cual privaba a Mussolini de sus poderes. Entre los que votaron a favor de la destitución de Mussolini se encontraba su propio yerno, el que fuera Ministro de Asuntos Exteriores, Galeazzo Ciano.
Dicha votación, aunque significativa, no tenía ningún valor, puesto que el Primer Ministro era el responsable de sus propios actos solo ante el rey, que era el único que podía destituirlo. Mussolini decidió entonces solicitar una audiencia con el rey, Víctor Manuel III, para el día siguiente.
En la tarde del 25 de julio, el rey Víctor Manuel III, recibe a Mussolini y le comunica que es sustituido por el Mariscal Pietro Badoglio. Cuando un sorprendido Mussolini, trató de salir, fue puesto bajo arresto por oficiales de carabineros dirigidos por el capitán Paolo Vigneri y conducido a fuera en una ambulancia, sin especificarle el destino y asegurándole que lo hacían por su propia seguridad
Tres horas más tarde en un discurso radiofónico, el rey anuncia la destitución de Mussolini, la cual pilló por sorpresa a los fascistas fieles al “Duce”. Destacamentos de policías y carabineros se trasladaron a centros de comunicaciones claves y procedieron a arrestar a los seguidores de Mussolini, impidiendo así, cualquier contragolpe de los partidarios de Mussolini.
La población de Roma, salió a la calle y derribó varias estatuas del dictador fascista, atacando a la sede de este partido gritando: ¡Muerte a Mussolini!.
Una vez que Mussolini, fue apartado del poder, Badoglio optó por mantener la fachada de continuar la alianza de Italia con Alemania, pero en secreto envió oficiales a Portugal para comenzar a negociar un armisticio con los aliados. Temerosos de una respuesta de Hitler, los conspiradores decidieron mantener a Mussolini en régimen de incomunicación hasta que finalizaran las negociaciones.



Adolf Hitler recibió las noticias de la caída de Mussolini en la Wolfsschanze, en Prusia Oriental. Aunque la admiración de Hitler por Mussolini era patente, también era consciente del derrotismo que había minado la voluntad de Italia para seguir luchando. Inmediatamente decidió recuperar a su aliado y aplastar a los que lo habían traicionado.
En esos momentos el OKW (Alto Mando de la Wehrmacht), informó a Hitler de que las tropas alemanas en Italia, eran insuficientes para montar un contragolpe inmediato y que esta medida podía resultar nociva para los intereses alemanes. Hitler fue persuadido de enviar más fuerzas a Italia hasta que los conspiradores llevasen a cabo algún movimiento en favor de los aliados. Estuvo de acuerdo en esperar el momento oportuno hasta que hubiera suficientes tropas para montar la Operación Achse (Eje), lo que haría detener a los conspiradores y desarmar a todas las unidades militares italianas desleales. Sin embargo, Hitler no estaba dispuesto a que los conspiradores entregaran a Mussolini a los aliados para someterlo a un juicio. Ese mismo día, Hitler decidió establecer un grupo de trabajo especial para encontrar y rescatar a Mussolini. Por consejo de Hermann Goering se decidió poner a cargo de este grupo al general de la Luftwaffe Kurt Student, que estaba con el XI Fliegerkorps en el sur de Francia.

Por otro lado y con el fin de abordar el problema más grande de la posible deserción italiana, Hitler ordenó a Kesselring comenzar la planificación de la Operación Eje, para poder apoderarse de Roma y desarmar a las fuerzas militares italianas desleales. En pocos días el OKW empezaría a enviar divisiones alemanas hacia el norte de Italia, para poder desplazarse en cuanto los italianos dieran señales de presentar un posible armisticio a los aliados.
Inicialmente, la única unidad alemana de cierta importancia que se encontraba cerca de Roma era la 3ª Panzergrenadier Division, ubicada a unos 90 kilómetros al sur de la capital. La 2ª Fallschirmjäger Division fue enviada desde el sur Francia hacia Pratica di Mare. De esta manera se esperaba que estas dos unidades fueran capaces de estar a la altura de las seis divisiones italianas que estaban en las proximidades de Roma. Student decidió formar su cuartel general junto al de Kesselring en Frascati, al sureste de Roma. Aunque Student no había informado de su misión secreta a Kesselring, este fue pronto consciente de que algún tipo de operación estaba en marcha para encontrar al Mussolini.


Para recopilar información Gerhard Langguth (oficial de inteligencia de Student) y Skorzeny empezaron a trabajar sobre el terreno.
Dos días después de que Hitler autorizó la misión de rescate de Mussolini, el SS Obersturmführer Karl Radl, del SS Jäger Bataillon 502, llegó con 29 hombres al aeródromo de Pratica di Mare, 32 kilómetros al sur de Roma. Con ellos también llegó un grupo de oficiales del SD (Servicio de Seguridad) y tres oficiales de la Gestapo bajo el mando de Sarno Beskow. De todos ellos solo Radl sabía el verdadero objetivo de la misión. El resto no conocía detalle alguno sobre la misión. Sin tener idea de cómo realizar la misión, Skorzeny comenzó a enviar a equipos disfrazados de civiles a recorrer Roma, mirando posibles lugares donde Mussolini pudiera estar recluido, especialmente en los cuartes locales de los carabinieri.
Ante la poca experiencia de los hombres de Skorzeny, Himmler envió a dos oficiales SS más experimentados para ayudar en las tareas de la búsqueda. Estos hombres eran el Sturmbannführer Herbert Kappler y el SS Obersturmbannführer Eugen Dollmann, ambos con amplia experiencia en Italia. Ambos empezaron a utilizar sus contactos en la policía italiana, que pronto revelaron que Mussolini fue enviado a un cuartel de carabineros a 5 kilómetros del cuartel general de Kesselring, y de allí conducido al puerto de Gaeta donde embarcaron en una corbeta hacia una pequeña isla frente a la costa. Mientras Langguth y Skorzeny estudiaban a que isla podía haber sido enviado Mussolini, Student estaba recibiendo un constante flujo de rumores de la Abwehr y otras fuentes. Una información falsa decía que había sido enviado a la isla de Ventotene, a continuación a la de Elba, y de ahí hacia el puerto de La Spezia.
En este punto, el SIM (Servicio de Información Militar de Italia), ahora leal a Badoglio, era consciente del interés alemán por conocer el paradero de Mussolini y fue alimentando con falsas noticias a los informantes de Kappler. En realidad, Mussolini estuvo del 28 de julio al 7 de agosto en la isla de Ponza, información que en ningún momento llegó a manos de los alemanes.

Los movimientos alemanes no pasaron desapercibidos para la inteligencia italiana y Badoglio ordenó el traslado de Mussolini de La Maddalena antes de que los alemanes montaran una operación de rescate. El 28 de agosto, Mussolini fue enviado en hidroavión a una base aérea en el lago Bracciano, al noroeste de Roma, y luego conducido en coche hasta el pueblo de Assergi en la región de los Abruzzos orientales. Cuatro días más tarde fue llevado por teleférico hasta el Hotel Campo Imperatore en la cima del Gran Sasso. Badoglio, ordenó al destacamento de guardias que se encargaba de custodiar a Mussolini que este no cayera vivo en manos alemanas.

De nuevo comenzaron a llegar a oídos alemanes un torrente de rumores en su mayoría inútiles sobre una nueva posible ubicación de Mussolini. Fue Kappler el que encontró la pista buena. Kappler, usando métodos de la Gestapo, intervino las comunicaciones de algunos altos funcionarios en Roma, registrando una llamada del Inspector General Giuseppe Gueli al jefe de la policía Carmine Senise, que decía: “Completadas las medidas de seguridad en el Gran Sasso”. Kappler pasó esta vital información a Skorzeny y Langguth. Se confirmó definitivamente la información cuando por casualidad, un oficial de la Luftwaffe que estaba en la base de hidroaviones del lago Bracciano se había fijado en un hidroavión que amerizaba con un inusual nivel de seguridad. Langguth comunicó la noticia a Student, el cual pensó que tenía sentido que el Gran Sasso fuera el lugar de reclusión de Mussolini. Sin embargo Student, necesitaba más información antes de poner la operación en marcha. Langguth sugirió que el teniente Leo Krutoff, un oficial médico de los Fallschirmjägers, podía ser enviado al Gran Sasso para comprobar este lugar como lugar de convalecencia para las tropas alemanas que sufrían de malaria. Krutoff fue enviado al Gran Sasso el 8 de septiembre, y Langguth estuvo recopilando información sobre el lugar, incluyendo un folleto de viaje con una foto del Hotel Campo Imperatore y una descripción de un alemán que había estado allí de vacaciones antes de la guerra. Además Kappler logró otra importante información a través de su adjunto, Erich Priebke. Este, que hablaba con fluidez el italiano, estuvo en los alrededores de Assergi recogiendo información, enterándose por los lugareños que el personal del hotel había sido despedido a principios de septiembre. Esta noticia parecía indicar que alguien importante estaba allí.
Impaciente, Skorzeny exigió un vuelo de reconocimiento sobre el hotel y junto a Langguth y Radl sobrevolaron la zona en un Heinkel He-111. En dicho vuelo solo se consiguieron hacer un par de fotos de muy baja calidad que poco revelaron sobre el hotel y su zona circundante. Sin embargo fue Krutoff el que informó que aunque le habían impedido llegar al hotel en un puesto de guardia de carabinieri, si había observado una cantidad excesiva de seguridad en Assergi, lo cual podía confirmar que Mussolini se encontraba en el Gran Sasso. A la vista de todas las informaciones Student decidió trazar un nuevo plan. Pero, la situación política en Italia cambió bruscamente y la operación de rescate se puso temporalmente en espera.

Finalmente el 3 de septiembre, el general Castellano firmó la proposición aliada de armisticio en Cassibile, Sicilia. Esa misma tarde en Roma, Badoglio mantuvo una reunión con los ministros del Ejército, Marina y la Aviación, y con los representantes del rey. En esta reunión no mencionó los detalles de la firma del armisticio, refiriéndose únicamente a unas negociaciones en curso.
Sin tiempo que perder antes de la invasión aliada en Salerno, el general Eisenhower (Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas) decidió unilateralmente anunciar el armisticio italiano el 8 de septiembre. Las radios aliadas empezaron a comunicar a partir de las 16.30 horas los términos de la rendición italiana. De esta manera, fue revelado a los alemanes el acuerdo secreto entre Italia y los aliados.
Aunque las fuerzas de Kesselring eran ampliamente superadas en número en las proximidades de Roma, de inmediato comenzó a moverse la 3ª Panzergrenadier Division desde el norte y la 2ª Fallschirmjäger Division desde el sur, para converger hacia la capital. Inicialmente, los alemanes lograron desarmar algunas de las unidades italianas, pero luego comenzaron a producirse enfrentamientos en torno al Puente Magliana. Fallschirmjägers se vieron envueltos en duros combates con batallones de infantería, carabinieri y granaderos de Cerdeña. Tanques y vehículos blindados de la división Ariete también se enfrentaron con las tropas alemanas, pero una vez que vieron que no podían doblegar a las tropas alemanas optaron por huir y abandonar la capital en manos de los alemanes.
El día 9 de septiembre el rey y la reina, junto a Badoglio y otros oficiales de alto rango huyeron de Roma en dirección este al puerto de Ortona, donde lograron subir a una corbeta que los llevó al puerto seguro de Brindisi, en la región de Apulia. Sería en Brindisi, donde Badoglio establecería durante unos meses un gobierno pro aliado.
En la mañana del 9 de septiembre Kesselring decidió aplastar con fuerza toda bolsa de resistencia que aún quedaba en la capital italiana y sus alrededores. Un batallón de Fallschirmjägers fue enviado a capturar el Comando Supremo (Estado Mayor) italiano en su sede del Castillo de Orsini. Sin embargo los italianos opusieron una feroz resistencia. Finalmente después de una dura lucha, los alemanes lograron entrar en el castillo, pero los generales italianos ya habían huido.
Al sur de Roma, otro batallón de Fallschirmjägers al mando del mayor Harald Mors, también encontró fuerte resistencia cuando intento desarmar a la división Piacenza. Para complicar más la cosa empezaron a llegar informes sobre un importante desembarco aliado en Salerno. También los buques de la flota italiana que navegaban en dirección a Malta para rendirse a los aliados fueron atacados por la Luftwaffe. En uno de estos ataques fue hundido el acorazado Roma en el cual fallecieron más de 1.300 marinos italianos.
Finalmente el 10 de septiembre, el general Calvi di Bergolo decidió rendir las fuerzas italianas de Roma y sus alrededores a los alemanes. En los combates por Roma, se estima que las bajas alemanas fueron de 600 hombres y las italianas de 1.100.


Con Roma controlada por las fuerzas alemanas el 11 de septiembre, el general Student volvió retomar el caso de Mussolini. Pensaba que solo era cuestión de tiempo que Mussolini fuera ejecutado o bien entregado a los aliados. Aunque la mejor información disponible apuntaba al Gran Sasso, no dejaba de ser fragmentaria. Sin embargo Student decidió actuar tan pronto como fuera posible. Por la tarde del 11 de septiembre ordenó al mayor Harald Mors comenzar a planear una misión de rescate para ser llevada a cabo el día 12 de septiembre. Para esta misión Student dijo a Mors que podía utilizar la mayor parte de su batallón del regimiento 7º de Fallschirmjägers (I/7 FJR), a excepción de la 4ª compañía que estaba ocupada en Roma en tareas de seguridad.
Una vez Mors fue informado por Langguth sobre el lugar de la operación, el siguiente paso a tomar fue el “como” llegaría al Gran Sasso. Los tres medios básicos para llegar eran en paracaídas, por planeador o un asalto de una fuerza terrestre. Student y Mors analizaron las tres posibilidades y decidieron que la más factible era un asalto de planeadores. Aunque no se había hecho un asalto de este tipo a esa altura, el tipo de terreno del Gran Sasso parecía el más propicio para el aterrizaje de planeadores. Mors también pensó que el único medio práctico para asegurar una ruta de salida de la fuerza de asalto era enviar otra columna al teleférico de Assergi, donde establecería una posición de bloqueo.
Student ordenó que 12 planeadores del 12 Staffel/Luftlande fueran enviados a el aeródromo de Pratica di Mare y estuvieran disponibles lo más rápido posible para transportar a las fuerzas de asalto. Mors, eligió para el asalto a la 1ª compañía del Oberleutnant Georg Freiherr von Berlepsch. Cada planeador llevaría nueve hombres más el piloto, por lo que Berlepsch contaría con una fuerza de asalto de 120 hombres. Student se aseguró de que la fuerza de asalto recibiera los nuevos fusiles de asalto Fallschirmjägergewehr 42, el cual proporcionaba una elevada potencia de fuego a la fuerza de asalto.
La información alemana sobre la fuerza italiana que custodiaba a Mussolini era muy escasa, pero Langguth estimó que alrededor de 100 carabinieri estaban en el hotel y otros 100 alrededor de la estación del teleférico. Por la experiencia de la lucha en Roma, se pensaba que los carabinieri podían ofrecer una fuerte resistencia y que las fuerzas de asalto podían tener serios problemas en los primeros momentos de la acción. A través de la Luftwaffe, Langguth recibió información sobre el clima que las fuerzas de asalto se podían encontrar en el Gran Sasso. Se esperaban nubes bajas y fuertes vientos en la cima de las montañas, los cuales podían estorbar los aterrizajes de los planeadores. Se pensó que el mejor momento para el asalto era por la mañana, antes que el sol pudiera calentar el aire alpino y causar más turbulencias con las corrientes de aire ascendentes.
En cuanto a la fase terrestre de la operación, Mors y Student decidieron usar a la 2ª y 3ª compañías del batallón en unos camiones Fiat capturados a los italianos durante los combates en Roma, para así apoderarse de la estación del teleférico de Assergi. En total la columna motorizada de Mors contaba con 20 vehículos y 260 hombres. Esta columna motorizada debía salir desde el aeródromo de Pratica di Mare hacia Assergi, a más de 100 kilómetros, así que debía desplazarse con antelación a las fuerzas de planeadores para coordinar la operación.
Para terminar de rematar los detalles de la operación Mors y Student pensaron que después de rescatar a Mussolini lo debían trasladar a Assergi en el teleférico, sin embargo este podría quedar dañado si el combate era intenso. Por lo tanto Student proporcionó dos avionetas Fi-156 Fieseler Storch que podrían tomar tierra con seguridad en la planicie del hotel.
Mientras Mors ultimaba la planificación de la operación, Skorzeny pidió a Student que él y algunos de sus hombres fueran incluidos en la operación. Por razones que aún hoy no están claras, Student accedió a la petición y acordó permitir que Skorzeny y 17 de sus hombres participaran en el asalto, aunque su función era la de actuar como guardaespaldas del “Duce”, liberando así a los hombres de Berlepsch para luchar contra los italianos si fuera necesario. Student también accedió a que Skorzeny escoltara a Mussolini a Alemania cuando finalizara el rescate.
La preocupación de Mors iba en aumento cuando fue consciente de que los planeadores de la fuerza de asalto aún no habían llegado al aeródromo de Pratica di Mare. Student entonces, decidió retrasar la hora H a las 14:00 horas del 12 septiembre, rechazando la solicitud de Mors para un retraso de 24 horas, pues pensaba que quizá los italianos pudieran estar avisados de la operación y trasladar de nuevo al “Duce “. A las 03:00 horas del 12 de septiembre, la columna motorizada de Mors partió desde Frascati para recorrer los 100 kilómetros que le separaban de Assergi.
Mientras, Berlepsch, en el aeródromo de Pratica di Mare organizó su fuerza de asalto en cuatro grupos de tres planeadores cada uno. Berlepsch iría en el primer grupo de tres planeadores y 30 soldados, para comenzar la operación de desembarco y llevar a cabo el asalto inicial en el hotel. Skorzeny y sus SS estarían en el segundo grupo, que se encargaría de asegurar la zona de aterrizaje y custodiar a los prisioneros italianos. Una vez, que Mussolini fuera rescatado, Skorzeny y sus hombres proporcionarían seguridad a éste hasta que estuviera listo para la extracción. El tercer grupo a cargo del sargento Eugen Abel, capturaría la estación del teleférico superior y el cuarto grupo a cargo del teniente Gradler quedaría como reserva junto a las unidades médicas. Berlepsch quería que los tres primeros planeadores aterrizaran juntos casi simultáneamente para proporcionar la máxima fuerza de salto en los primeros momentos de la acción, pero después el resto de planeadores de la fuerza de asalto irían aterrizando de uno en uno con un minuto de diferencia. Por lo tanto, se necesitarían 10 minutos para que aterrizara toda la fuerza de asalto.


Aunque Frascati distaba en unos 100 kilómetros de Assergi, donde estaba la estación baja del teleférico que subía al Gran Sasso, la columna motorizada del mayor Mors eligió una ruta más larga y tortuosa. Recientemente se habían producido combates entre unidades alemanas e italianas en la ruta de Tivoli, que era más corta y para evitar posibles enfrentamientos que retrasarían la operación, Mors decidió tomar la otra ruta. La columna fue encabezada por un destacamento motociclista de exploración, que precedía al cuerpo principal, que consistía en 15 camiones Fiat con los hombres de la 3ª compañía del teniente Karl Schulze. A última hora se incluyeron en la operación dos cazacarros StuG III por si grupos de soldados italianos hubieran colocado barricadas en el trayecto.
La columna de Mors no encontró resistencia en el camino, pero fue vista varias veces por destacamentos de la policía italiana, que transmitieron su ubicación a varias estaciones de la zona. Debido al difícil recorrido la columna progresó lentamente y no fue hasta las 13:00 horas (10 horas después de su partida de Frascati) cuando alcanzó el desvío a Assergi cerca de L´Aquila. Mors ordenó a Schulze dejar un destacamento de bloqueo en esa posición para advertir sobre cualquier avance de fuerzas italianas hostiles. El resto de la columna procedió a recorrer los últimos 8 kilómetros que restaban para llegar a Assergi. Media hora más tarde, Mors se encontraba lo suficientemente cerca del Gran Sasso para ver el Hotel Campo Imperatore con sus prismáticos. En ese instante Mors ordenó al destacamento motociclista que avanzara con cautela hacia Assergi e informaran sobre las tropas italianas destacadas allí.
Los carabinieri que custodiaban la estación del teleférico inferior habían establecido varios puestos de control y estaban alerta cuando los alemanes llegaron. Un guarda forestal fue el primero en detectar la presencia de intrusos y cuando trató de advertir a los carabinieri fue mortalmente herido por disparos de un Fallschirmjäger. La columna alemana fue tiroteada por varios carabinieri ubicados en varios edificios de Assergi, pero los alemanes consiguieron reducir de forma contundente la resistencia de estos. En estos combates un carabinieri murió y dos fueron heridos. En este punto, los carabinieri decidieron que no podían resistir ante los alemanes y mayoría de ellos se rindieron. Poco después Mors, y el cuerpo principal llegaron a Assergi y encontraron que la estación de teleférico estaba intacta y las tropas italianas reducidas. A las 14:17 horas el destacamento de Mors recibió de la fuerza de planeadores la señal de “misión cumplida”. Después de asegurar el área alrededor del teleférico, Mors envió a Schulze y varios hombres que ascendieran por la línea del teleférico al Gran Sasso.


A las 12:10 horas, cuando los aviones remolcadores Hs-126 habían sido reabastecidos de combustible y los planeadores debidamente cargados, las sirenas del aeródromo avisaron de un ataque aéreo. Aunque el aeródromo no fue bombardeado, la alarma causo otro retraso de media hora, y no fue hasta las 13:00 horas cuando la fuerza de asalto estuvo lista.
A las 13:05 horas, el primer grupo de tres aviones con sus respectivos planeadores despegó y el resto siguió a intervalos de dos minutos. La distancia recta entre Practica di Mare y el Gran Sasso era de 126 kilómetros en línea recta. En el Hs-126 de cabeza viajaba Langguth para proporcionar información, pues era el que más familiarizado estaba con el terreno de los alrededores del Gran Sasso. Una vez en el aire, los grupos de planeadores se encontraron con fuertes vientos, lo cual podía ser peligroso para ejecutar la maniobra necesaria para superar las montañas. Los fuertes vientos hicieron que algunos hombres se marearan y vomitaran, como los menos acostumbrados SS de Skorzeny, con los que se encontraba el también mareado general Soleti.
Cuando los planeadores se acercaron al Gran Sasso desde el sudoeste, pasando cerca de L´Aquila, estos se encontraron unas rachas de vientos aún más fuertes y con una nubosidad abundante. Cerca de Assergi, a las 14:03 horas, los planeadores comenzaron a cortar los cables de remolque a una altitud de 2.300 metros, comenzando los pilotos de estos a maniobrar para acercarse a la zona de aterrizaje. Aunque la aproximación fue silenciosa y la nubosidad abundante, es posible que algunos centinelas italianos pudieran ver la maniobra de los planeadores.
Mientras los planeadores alemanes se aproximaban al objetivo, la noche en el Gran Sasso había sido bastante agitada. Después de escuchar las noticias sobre el armisticio, Mussolini hizo un débil intento de suicidio con una cuchilla de afeitar, pero fue detenido por el teniente Faiola. A partir de ese instante Mussolini no estaría solo, debía ser acompañado por alguien para que no intentara ningún acto desesperado. En esos momentos, los italianos parecían sospechar que algo estaban tramando los alemanes. Alrededor de las 11:30 de la mañana el prefecto de la policía de L´Aquila informó al general Gueli en el Campo Imperatore de que una columna motorizada alemana había sido vista y que un ataque sobre el Campo Imperatore era inminente. Gueli agradeció la información pero la única medida de seguridad que tomó fue poner un destacamento de 40 hombres en la estación superior del teleférico junto al Campo Imperatore.


Mientras todo esto ocurría, el teniente Faiola, encargado de la vigilancia de Mussolini, había sido alertado de los aterrizajes de planeadores alemanes. Después de mandar a varios de sus hombres asegurar la entrada principal, corrió hacia el tercer piso para pedir instrucciones al general Gueli.
Habían pasado cinco minutos desde el aterrizaje del planeador de Skorzeny cuando aún no habían encontrado la entrada principal del hotel. Entretanto, el planeador número 6 había logrado tocar tierra entre el hotel y la estación superior del teleférico. También el planeador número 7 con el sargento Abel acababa de aterrizar al este del hotel. Mientras todo esto ocurría los italianos comenzaban a reaccionar y los guardias apostados en la entrada principal del hotel corrieron hacia el lado este del hotel, donde el general Soleti y varios alemanes aturdidos por el impacto seguían pululando alrededor del planeador de Skorzeny.
Los acontecimientos en el hotel Campo Imperatore se precipitaban, y mientras el teniente Faiola pedía instrucciones al general Gueli sobre qué hacer con el “Duce”, la entrada principal del hotel quedó prácticamente sin vigilancia. Algunos de los guardias que estaban en el interior del hotel, al ver a los paracaidistas alemanes, corrieron a sus habitaciones a esconderse en lugar de asegurar la entrada principal como había ordenado Faiola anteriormente.
Desde la ventana de su habitación, Gueli miró por la ventana, y vio a más planeadores alemanes aterrizando a un par de cientos de metros de distancia. A lo lejos, un grupo de paracaidistas fuertemente armados se dirigían a marchas forzadas hacia el hotel. A la vista de los acontecimientos Gueli entró en pánico y comenzó a gritar a los centinelas para que no dispararan. Faiola, al darse cuenta que su general estaba gritando de pánico y era incapaz de pensar racionalmente, despertó a Osvaldo Antichi, su segundo al mando. Juntos corrieron hacia la habitación de Mussolini, donde encontraron a este mirando por la ventana el aterrizaje de las fuerzas alemanas. Faiola gritó al “Duce” que se retirara de la ventana y que había recibido órdenes superiores de ejecutarlo antes de que los alemanes lo rescataran. Viendo lo crudo de la situación, Mussolini instó a Faiola a no matarlo, pues si los alemanes lo encontraban muerto, seguramente mandarían ejecutar a todos los guardias, incluido el mismo. Con estas palabras de Mussolini, Faiola vaciló.


Una vez dentro del edificio, Skorzeny, supo por uno de sus hombres que había visto a Mussolini asomado a la ventana, que este se encontraba en el segundo piso. Entretanto más tropas alemanas se acercaban al hotel. Skorzeny decidió subir las escaleras y rápidamente alcanzó el segundo piso donde alcanzó la habitación donde estaba retenido el “Duce”. Cuando entró sacó su pistola y vio a Mussolini flanqueado por dos oficiales (Faiola y Antichi). Los hombres que acompañaban a Skorzeny retuvieron a los dos oficiales italianos y entonces Skorzeny se acercó a Mussolini al que dijo las siguientes palabras: "¡Duce, el Führer me ha enviado a liberarle!". Supuestamente, un cansado Mussolini exclamó: ¡”Yo sabía que mi amigo Adolf no me abandonaría!”. Desde que el planeador de Skorzeny aterrizó hasta el momento preciso de la liberación de Mussolini habían transcurrido diez minutos.
Fuera del hotel, el resto de planeadores habían aterrizado, unos con mayor fortuna que otros, aunque no se hubieron de lamentar víctimas mortales entre los Fallschirmjägers. La gran mayoría de los elementos del teniente Berlepsch ya se encontraban frente al hotel cuando Skorzeny liberó a Mussolini. Parece ser que el único disparo que se hizo en toda la operación de las tropas de planeadores fue cuando un Fallschirmjäger novato disparó accidentalmente su rifle al aire cuando salía de su planeador.
Cuando Berlepsch entró al hotel encontró a las tropas italianas totalmente sorprendidas por la acción de las tropas de los planeadores. Los confusos soldados italianos estaban boquiabiertos y paralizados. Aprovechando la situación, Berlepsch empezó a dar órdenes a sus hombres para que registraran el hotel y tomaran las posiciones claves de este. En esos momentos, Berlepsch aún no sabía que Mussolini ya había sido rescatado por Skorzeny y sus hombres. Berlepsch no ordenó desarmar ni confinar a los soldados italianos, sino que simplemente optó por ignorarlos una vez que quedó claro que estos no iban a ofrecer resistencia.
Satisfecho por la operación y viendo la situación controlada en el hotel, Berlepsch ordenó al teniente Opel que fuera con el segundo pelotón a ayudar a los hombres del planeador nº 6 que estaban en la estación superior del teleférico. La situación allí ya estaba controlada, pues los sorprendidos soldados italianos que custodiaban la estación del teleférico tampoco habían opuesto resistencia. Fue entonces cuando Berlepsch ordenó contactar con radio con las tropas de la columna de Mors. Eran las 14:17 horas cuando Mors recibió por radio el mensaje: “Misión cumplida”.
En el interior de la habitación de Mussolini, Skorzeny dejó a este brevemente custodiado por algunos hombres y se fue hacia abajo para contactar con Berlepsch. Cuando ambos se vieron, Skorzeny volvió de nuevo a la habitación de Mussolini. Después de una charla y de recoger varios efectos personales de Mussolini, Skorzeny y sus hombres llevaron a este a la puerta principal del hotel.


Cuando Mussolini salió del hotel escoltado por Skorzeny, numerosos Fallschirmjägers y soldados italianos comenzaron a fotografiarse con él. Después se dirigieron a la avioneta del capitán Gerlach, donde Mors, Berlepsch y Skorzeny posaron con el “Duce”. Cuando Mussolini iba a subir a la avioneta, Skorzeny llevó a Gerlach a un lado y le exigió que él tenía que acompañar a Mussolini en el Storch. Gerlach protestó, alegando que Skorzeny sobrecargaría la avioneta y que el recorrido para el despegue era bastante corto. Bajo diversas amenazas por parte de Skorzeny, finalmente Gerlach aceptó que este los acompañara.
Finalmente Gerlach subió a la cabina del Storch, seguido por Mussolini y Skorzeny. A fin de tener viento de cola, Gerlach aceleró el motor girando el aparato y luego comenzó su recorrido de despegue. Eran las 15:15 horas, aproximadamente. Normalmente, el Storch necesitaba unos 80 metros para despegar, pero una avioneta sobrecargada como la que pilotaba Gerlach necesitaba el doble de recorrido. Utilizando toda su habilidad, Gerlach logró levantar el vuelo justo antes de llegar al borde de un empinado precipicio, pero aún después de levantar el vuelo, tuvo problemas para ganar altitud. El motor no estaba funcionando a buen nivel, y Mussolini y Skorzeny sufrieron un vuelo angustioso, hasta que Gerlach logró ganar un poco de altitud y se dirigió hacia el oeste. Alrededor de las 16:15 horas, Gerlach aterrizó en Pratica di Mare, donde Mussolini y Skorzeny subieron a un Heinkel He-111 que los trasladaría a Viena. Una vez llegados a Viena, Hitler llamó a Skorzeny personalmente y le felicitó por el rescate. También le comunicó que se le había otorgado la Cruz de Caballero y que había sido ascendido a Sturmbannführer.
Mientras Skorzeny volaba con Mussolini en el Storch directo a la fama, Mors en Campo Imperatore, ordenó a sus hombres que sacaran el equipo útil de los planeadores y se dirigieran al teleférico para descender a la estación inferior en Assergi, donde se encontraba el resto de la columna. Esta operación se hizo sin prisas y cuando todo el personal llegó a la estación inferior, Mors decidió pasar la noche en Assergi. En la mañana del 13 de septiembre, Mors encabezaba la columna motorizada rumbo a Frascati (el lugar de partida el día anterior), adonde llegaron sin incidentes.


Una vez finalizada la operación de rescate Mors y Berlepsch discutieron el asunto de la intrusión de Skorzeny en el asalto y decidieron llevar el tema al general Student.
Himmler usó el ataque para demostrar la eficacia de sus SS y desacreditar al Almirante Canaris y el Abwehr. Goebbels, Ministro de Propaganda del Reich, decidió usar la figura de Skorzeny para convertirlo en una especie de superhéroe nazi. El papel de los Fallschirmjägers de Goering fue convenientemente minimizado.
Skorzeny, entrevistado por la radio, se erigió en organizador de la operación y responsable del rescate de Mussolini. Adornó el papel realizado por sus SS e incluso se inventó la historia de un gran combate entre sus hombres y las tropas italianas que protegían al “Duce”.
Mors, enfurecido al enterarse de las falsedades vertidas por Skorzeny fue de inmediato a protestar al general Student, el cual lamentaba haber permitido que los SS participaran en la operación. Student intentó que el Reichmarschall Goering intentara lavar la imagen de sus Fallschirmjägers, sin embargo este había perdido gran parte de su crédito en el régimen nazi tras el fracaso del puente aéreo en Stalingrado y sus denuncias fueron ignoradas.

El éxito de los alemanes al rescatar al Mussolini fue evidente. En el mejor de los casos evitaron que este fuera entregado a los aliados, o que en el peor de los casos hubiera sido ejecutado antes de que fuera rescatado. Con Mussolini libre, Hitler pensó que lo podía utilizar para reconstruir la Italia fascista. Sin embargo Mussolini era un hombre enfermo y roto, que había perdido todo su espíritu de lucha. Aun así, Hitler le convenció para que volviera a Italia y estableciera un nuevo régimen fascista como alternativo al gobierno pro-aliado del mariscal Badoglio que se había establecido en la localidad sureña de Brindisi. Reducido a la función de aliado menor y totalmente dependiente de los alemanes, Mussolini estableció la República Social Italiana (RSI) en Salò en el norte de Italia tan solo 11días después de su liberación. Aunque se reclutó un pequeño ejército, la función de la RSI era poco más que un estado títere que tenía como misión ayudar a los alemanes para mantener el orden en el norte de Italia. Mussolini sabía que sus días como líder independiente habían acabado. Una de las medidas que adoptó el gobierno títere de Mussolini fue permitir a la Gestapo la persecución de los judíos italianos. Tanto Kappler como Gueli (que ahora trabajaba como jefe de seguridad de Mussolini en la RSI) jugaron un papel importante en la persecución de los judíos de Italia.
La incursión en el Gran Sasso fue un importante éxito para Himmler, el cual lo utilizó para justificar la creación de batallones paracaidistas de la SS totalmente independientes de la Luftwaffe. Otro resultado de la incursión en el Gran Sasso fue que Himmler logró desacreditar al Abwehr de Canaris, que finalmente fue suprimido y absorbido por el RSHA en febrero de 1944. Incluso las tropas de élite Brandenburgers fueron puestas bajo el control del SD. En el SD se decidió que la capacidad de estas tropas de élite ya no eran necesarias y fueron enviadas al Frente Oriental como división de infantería estándar.
Sin duda el gran triunfador de la Operación Roble fue Otto Skorzeny. A partir de ese momento su fama fue en aumento y le fueron encargadas numerosas operaciones secretas. Entre las más destacadas la Operación Panzerfaust (toma del poder en Hungría) y la Operación Greif (operación de infiltración de comandos alemanes tras las líneas estadounidenses en las Ardenas).
5. Galería fotográfica










6. Fuentes
Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. Edita Sarpe.
Rescuing Mussolini. Gran Sasso 1943. Robert Forczyk.
Batallas decisivas vol V. JFC Fuller.
Fallschirmjäger in action. Uwe Feist, Norman Harms & Ron Volstadt.
https://en.wikipedia.org/wiki/Gran_Sasso_raid.
http://www.defensemedianetwork.com/stor ... mussolini/
http://ww2db.com/battle_spec.php?battle_id=248