En la tarde de ese día, aterriza en el aeropuerto de Moscú un gigantesco cuatrimotor “Cóndor". Al abrirse la puerta del aparato aparece, sonriente, el ministro de Relaciones Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop. Un grupo de funcionarios soviéticos le da cordial bienvenida. Inmediatamente, el ministro sube a un automóvil y parte a toda velocidad hacia el Kremlin. Allí lo aguardan Stalin y Molotov, para dar termino a las negociaciones del reparto de Polonia.
La conferencia en el Kremlin se prolonga hasta altas horas de la noche. Al finalizar la reunión, Ribbentrop se dirige a la embajada alemana y envía un telegrama a Hitler, comunicándole las pretensiones Soviéticas. Stalin está decidido a adueñarse de las naciones bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, a fin de crear un cordón defensivo entorno a las fronteras occidentales de la URSS. En consecuencia, ofrece a Alemania parte de los territorios que le han sido asignados en el reparto de Polonia a cambio de Lituania. Estonia ha accedido ya, bajo la amenaza de una invasión, a entregar a Rusia bases y militares.
El 28 de septiembre Hitler contesta a Ribbentrop, comunicándole que acepte el trueque propuesto por Stalin y, además, hace saber al ministro que ya ha ordenado la evacuación de los alemanes residentes en Estonia, Letonia y Lituania. De esa manera, da vía libre a la expansión rusa sobre las costas del mar Báltico.
Una vez obtenida la aprobación de Hitler a las exigencias soviéticas, Ribbentrop da rápidamente término a las negociaciones. En la madrugada del 29 de septiembre, firma junto con Molotov un tratado de amistad y límites. Una cláusula secreta de dicho pacto determina la definitiva desaparición de Polonia y las naciones bálticas como Estados independientes.
Llega ahora el turno de Finlandia. Stalin, valiéndose del respaldo alemán, resuelve exigirle también la entrega de bases y territorios.
Una Semana más tarde llegaba a Moscú la delegación finlandesa, presidida por juho Kusti Paasikivi. Molotov dio amistoso recibimiento a los delegados y, sin tardanza, propuso a PaaSikivi la firma de un pacto de ayuda mutua similar al que Rusia acababa de concertar con los países bálticos. Este tratado equivalía, de hecho, a establecer un protectorado soviético sobre Finlandia, Paasikivi, sin titubear, lo rechazó de plano.
Rusia reclamaba a Finlandia la cesión en "arrendamiento" del estratégico puerto de Hangö, situado en la boca del golfo de Finlandia, a fin de establecer una base aeronaval. Exigía, además, la entrega de una serie de islas en el citado golfo, y una extensa faja territorial en el istmo de Carelia. En compensación, los soviéticos estaban dispuestos a entregar a Finlandia algunos kilómetros de tierras desiertas al norte del lago Ladoga, y a autorizar la fortificación de las islas Aland, situadas en el golfo de Botnia.
Profundamente alarmado, Paasikivi retornó inmediatamente a Helsinki, y entregó el ultimátum soviético a su gobierno. Al terminar su lectura, el primer ministro, Aino Cajander, ordenó la movilización de 200.000 reservistas.Finlandia Se aprestó así a enfrentar la agresión soviética.
Ante el fracaso de las negociaciones, Paasikivi abandonó definitivamente la capital rusa el 13 de noviembre. A partir de ese momento, la guerra se hizo inevitable.
El incidente de Mainila
En la tarde del 26 de noviembre, el embajador finlandés entró presurosamente en el despacho de Molotov. El ministro soviético lo saludó friamente, y le entregó una nota con la denuncia de un incidente que acababa de tener lugar en la frontera. De acuerdo a dicho informe, las tropas finlandesas habían disparado varios cañonazos sobre el pueblo ruso de Mainila, en el istmo de Carelia, dando muerte a un grupo de soldados soviéticos.
Molotov, con tono amenazador, señaló al embajador que, aun cuando su gobierno no pretendía exagerar la magnitud del hecho, había decidido exigir a Finlandia el retiro de todas sus fuerzas a una distancia de 25 km. de la frontera, a fin de evitar nuevas provocaciones. Esta medida equivalía a ceder a las tropas soviéticas una ventajosa y profunda cabecera de puente en territorio Finlandés.
En las primeras horas de la mañana del 30 de noviembre, el embajador finlandés fue llamado urgentemente al comisariato de Relaciones Exteriores, donde un funcionario le comunicó, sin mayores ceremonias, la ruptura de relaciones diplomáticas entre Rusia y Finlandia. En ese mismo momento, Molotov dirigía un mensaje radial anunciando al pueblo soviético la iniciación de las hostilidades.
Los rusos preparan el ataque
Durante los meses de verano que precedieron al ataque, el general Semión Konstantinovich Timoshenko, comandante en jefe de las fuerzas rusas, había concentrado los efectivos de cuatro poderosos ejércitos sobre las extensas fronteras de Finlandia. Pudo completar sin dificultades la maniobra, utilizando la línea ferroviaria que corre desde Leningrado hasta el puerto de Múrmansk, Situado en las costas del océano Ártico. A lo largo de dicha vía emplazó depósitos de armamentos y provisiones, que servirían para abastecer a las tropas rusas destacadas en las desérticas y heladas regiones del norte de Finlandia.
El ejército finlandés sólo contaba en el momento de la invasión con 12 divisiones de infantería, un puñado de tanques anticuados y 170 aviones. Sin embargo, esa fuerza tenía la ventaja de combatir en su propio y agreste terreno. El territorio finlandés, cubierto por millares de lagos, inmensos bosques y extensos pantanos, se prestaba maravillosamente para realizar una lucha defensiva. Los soldados finlandeses eran hábiles tiradores y, valiéndose de esquíes, se desplazaban con facilidad sobre la nieve que, en los meses de invierno, cubría en su totalidad a las distintas regiones del país. Esa extraordinaria movilidad habría de ser una de las principales causas de sus sorprendentes victorias sobre los rusos.
El ejército del Istmo, atrincherado en la línea Mannerheim, debía mantenerse en sus posiciones a fin de impedir la irrupción de los soviéticos sobre los territorios del sur de Finlandia, donde se hallaban concentradas las principales ciudades e industrias del país. Al norte del lago Ladoga, y fin de impedir un ataque por la retaguardia a las fuerzas del general oestermann, fueron emplazadas dos divisiones de infantería.
Para cubrir las extensas fronteras oríentales, Mannerheim sólo contaba, en el momento de iniciarse la lucha, con 6 batallones de infantería.
Victoria en el Istmo
A las 7 de la mañana del 30 de noviembre de 1939, el general Timoshenko lanzó sus fuerzas al ataque. Más de medio millón de soldados, apoyados por miles de tanques y aviones, cruzaron la frontera, confiados en que lograrían aniquilar en pocos días a las tropas de Mannerheim. Los finlandeses, sin embargo, opondrían encarnizada resistencia, y asombrarían al mundo al obtener una serie de brillantes y repetidas victorias sobre los poderosos ejércitos rusos.
La operación fue llevada a cabos por el cuerpo de ejército del general Grendal, integrado por 4 divisiones de infantería y un cuerpo mecanizado. Entre días 6 y 13 de diciembre Grendal desencadenó dieciséis violentos ataques sobre Taipale.
Apoyados por el fuego de centenares de cañones, los infantes rusos avanzaron en formación cerrada sobre las posiciones de los finlandeses. Estos, lograron rechazar uno tras otro los ataques, pero sufrieron pérdidas aniquiladoras. Algunos regimientos de vanguardia quedaron reducidos a menos de la mitad de sus efectivos, pero Taipale no cayó.
Al cesar el bombardeo, los infantes soviéticos se lanzaron a la bayoneta a través de la superficie helada del lago.
Atrincherados en los cráteres de las granadas, los finlandeses los dejaron aproximarse hasta una distancia de 100 metros, y luego abrieron un fuego mortífero con sus ametralladoras y fusiles. Miles de rusos cayeron segados por las balas, y los restantes se vieron forzados a emprender la retirada.
El 19 de diciembre, Timoshenko desencadenó en el centro del istmo el ataque decisivo. Apoyadas por varias brigadas de tanques, 3 divisiones de infantería avanzaron hacia la línea Mannerheím sobre un frente de 30 km.
Durante cuatro días los finlandeses, combatiendo encarnizadamente, lograron contener los incesantes ataques de la infantería y los blindados soviéticos. Pero, finalmente, se vieron obligados a replegarse. Sufriendo terribles pérdidas, los rusos fueron adueñándose paulatinamente de los reductos y trincheras, y el 23 de diciembre arribaron a la última línea de resistencia. Lleno de júbilo, Tímoshenko se aprestó a ordenar el ataque final que culminaría con la ruptura de la línea Mannerheím. En ese momento crucial el general Oesterman dispuso que su única división de reserva pasase inmediatamente al ataque.
La derrota Soviética en el norte
Al iniciarse la invasión rusa el puerto de Petsamo, Situado en las costas del océano Ártico, contaba como única guarnición con una compañía de infantería, armada con dos cañones modelo 1887. Esa minúscula fuerza tendría que enfrentar el ataque de las tres divisiones del XIV ejército soviético.
En la mañana del 30 de noviembre, las tropas franquearon la frontera y avanzaron lentamente a través de las heladas llanuras. Sobre la costa, una flotilla de cruceros desencadenó un violento bombardeo a fin de apoyar su ataque. Abrumados por la superioridad de los soviéticos, los finlandeses abandonaron Petsamo y se replegaron hacia el interior del país. El jefe del XIV ejército, emplazó entonces dos de sus divisiones sobre la costa, y envió una tercera hacia el sur, acompañada por una poderosa agrupación de tanques. Durante quince días los finlandeses lograron paralizar el desplazamiento de la división soviética, hostigándola continuamente mediante sorpresivos y fulminantes ataques sobre sus flancos y la retaguardia. Sin embargo, los incesantes y sangrientos combates, terminaron por diezmar las filas de la pequeña unidad. El jefe finlandés incorporó entonces a su fuerza a 400 obreros de las minas de níquel situadas en las cercanías de Petsamo, y prosiguió ofreciendo encarnizada resistencia. Finalmente arribaron dos batallones de refuerzo, y lograron rechazar hacia el norte a los soviéticos. En medio de violentas tempestades de nieve ya con una temperatura de 50° bajo cero, las columnas rusas se replegaron hasta la localidad de Nautsi, donde quedaron inmovilizadas hasta el final de la guerra. La ofensiva del XIV ejército rojo había fracasado por completo.
Enfrentado con esa grave amenaza, el mariscal Mannerheim dispuso inmediatamente el envío de refuerzos. Un regimiento de milicianos, integrado por ancianos y muchachos carentes de toda instrucción militar, se dirigió a Rovaniemi, donde desplegó sus efectivos a fin de enfrentar la embestida soviética.
Combatiendo encarnizadamente, los milicianos lograron rechazar a los rusos y ponerlos en fuga. Pertrechados con las armas y tanques abandonados por los soviéticos, los finlandeses reanudaron el ataque y avanzaron hasta la localidad de Sala, próxima a la frontera. Allí el frente quedó estabilizado hasta la conclusión de la guerra.
La ofensiva de Voroshilov
Al concluir el mes de diciembre, los finlandeses habían conseguido rechazar la invasión soviética en todos los frentes. Stalin, enfurecido por la inesperada derrota, decidió nombrar comandante en jefe de sus ejércitos al mariscal Voroshilov. Este procedió inmediatamente a reorganizar las fuerzas que combatían en Finlandia, y reforzó poderosamente sus efectivos. Un nuevo ejército, el XIII, fue destacado en el istmo Carelia, y todas las fuerzas de dicho sector quedaron bajo el mando directo del general Timoshenko. Allí se realizaría nuevamente el ataque decisivo.
Durante los días 8, 9 y 10 repitieron incesantemente los asaltos, y sufrieron terribles pérdidas. Algunos batallones de paracaidistas fueron arrojados detrás de las líneas finlandesas, pero no tardaron en ser aniquilados.
Timoshenko, sin preocuparse por los millares de bajas, prosiguió descargando demoledores golpes contra la línea Mannerheim. Al anochecer del día 10, sus soldados se encontraban combatiendo contra los últimos reductos.
El ataque decisivo
La arrolladora ofensiva de los días 8 al 10, no era sino el preludio, del ataque decisivo. El domingo 11 de febrero a las 8,30 de la mañana, 320 cañones, concentrados en una estrecha franja de 4 km. frente a la aldea de Suma, desencadenaron un bombardeo arrasador. En pocas horas, más de 300.000 granadas cayeron sobre las trincheras finlandesas. Bajo la cubierta de ese fuego infernal, un batallón de tanques rusos provistos de lanzallamas se introdujo en las defensas y logró destruir las casamatas principales.
Un grupo de 70 tanques consiguió finalmente romper las líneas a través de un pantano que se hallaba cubierto por el hielo. Allí no existían prácticamente defensas, y los soviéticos lograron introducir una cuña de unos 3 km. de profundidad. Los infantes finlandeses se lanzaron a la carrera contra los blindados, esquivando el fuego de sus ametralladoras y cañones, a fin de destruirlos con cargas explosivas. Los rusos, sin embargo, habían cubierto astutamente a sus tanques con gruesas redes de acero, que protegieron a los vehículos del estallido de las granadas. La penetración soviética quedó así asegurada.
Había llegado el momento crucial de la campaña. El frente amenazaba derrumbarse en cuestión de horas.
Mannerheim ordena la retirada
En la noche del 14 de febrero, el mariscal Mannerheim convocó a una reunión a todos los comandantes de las unidades emplazadas en el istmo de Carelia. La dramática Conferencia tuvo lugar en el puesto de mando del general Oestermann, situado a 7 km de la línea de combate. A la distancia retumbaba el incesante fuego de la artillería rusa.
El mariscal Mannerheim no tomo esa noche ninguna decisión. Abrigaba todavía la esperanza de contener la ofensiva soviética, mediante el contraataque de dos divisiones de refuerzo que se hallaban en marcha desde el norte. Sin embargo, esas unidades tardaron demasiado en llegar pues, al ser atacadas por los aviones rusos los trenes que las conducían, tuvieron que desembarcar y recorrer a pie los últimos 100 km que las separaban del frente.
El 15 de febrero, Timoshenko redoblo los ataques en la cuña abierta al este de Suma, y la penetración se extendió hasta el punto límite de la ruptura.
Mannerheim comprendió que el fin había llegado. El dia 15, en consecuencia, ordeno la retirada de los ejércitos emplazados en el sector occidental y central del istmo hasta la posición defensiva al sur de Viborg. Replegándose durante la noche a través de los bosques y pantanos helados, los finlandeses lograron alcanzar sin dificultad la segunda línea de resistencia.
Al amanecer del 17 de febrero, los soviéticos advirtieron que los finlandeses habían abandonado la línea Mannerheim. Timoshenko, sin tardanza, ordeno avanzar a sus fuerzas, y esa misma tarde tomó contacto con la nueva posición. Los rusos se lanzaron inmediatamente al ataque, pero fueron rechazados.
La batalla final
La primavera se acercaba, y con ella el deshielo, que nuevamente convertiría a los miles de lagos y pantanos que cubrían el istmo de Carelia, en infranqueables obstáculos para el desplazamiento de los tanques y vehículos motorizados. Ante esa amenazadora perspectiva, el mariscal Voroshilov decidió dar rápido término a la campaña, flanqueando a las fuerzas finlandesas emplazadas en el istmo, mediante un ataque a través de la superficie helada del golfo de Finlandia.
Como preludio a la ofensiva, dos divisiones rusas atacaron a la fortaleza de Koivisto, emplazada en la margen meridional de la bahía de Viborg, y luego de tres días de sangrientos combates, lograron desalojar a la guarnición. El 25 de febrero los rusos se internaron en la bahía precedidos por fuertes formaciones de tanques. Desde la costa Septentrional, los finlandeses rompieron el fuego con sus Cañones de 30,5 cm. Las gigantescas granadas, al explotar, abrieron enormes grietas en el hielo, por las cuales desaparecieron, hundiéndose en las aguas heladas, compañías enteras de soldados y centenares de tanques y camiones.
El 1 de marzo los rusos lograron establecerse a lo largo de la costa septentrional, y concentraron allí su artillería para iniciar el bombardeo contra las posiciones finlandesas. Tres días más tarde, comenzó el ataque. Seis divisiones se lanzaron al asalto contra las trincheras defendidas por 12 batallones de agotados soldados finlandeses.
Ese mismo día, los rusos avanzaron por primera vez a través del golfo de Finlandia. En sucesivas oleadas, atacaron los reductos de la costa defendía, por 5 batallones finlandeses apoyados por unidades de milicianos. Nuevamente, fueron derrotados. Para reforzar sus divisiones, los soviéticos abrieron caminos a través de la nieve que cubría a la superficie helada del golfo con una capa de dos metros de espesor.
Por esas improvisadas carreteras se desplazaron, en interminables columnas, tanques, camiones y tractores llevando a remolque piezas de artillería y trineos cargados de soldados y municiones. Ante ese gigantesco despliegue de fuerzas, Finlandia tendría inexorablemente que sucumbir. El 7 de marzo dos divisiones soviéticas lograron poner pie sobre la margen septentrional de la bahía de Viborg. Timoshenko ordenó entonces concentrar la masa de su artillería frente a ese sector, y desencadenó un bombardeo infernal. Dos días más tarde, y luego de sostener encarnizados combates, los rusos lograron extender hacia el interior la cabecera de puente, y cortaron con el fuego de sus cañones la ruta que unía al puerto de Viborg con Helsinki.
Luchando desesperadamente las tropas de Mannerheim emprendieron la retirada. El 3 de marzo, 6 divisiones soviéticas se lanzaron al ataque contra Viborg y entablaron furiosos combates callejeros con los sobrevivientes de tres regimientos finlandeses.
Mannerheim y sus generales comprendieron que la guerra estaba perdida. El ejército finlandés había agotado totalmente su capacidad combativa.
Termina la guerra
El 6 de marzo una delegación finlandesa se trasladó a Moscú, y al día siguiente inició las negociaciones que pusieron fin a la sangrienta contienda.
El 13 de marzo cesó el fuego en todos los frentes. De acuerdo a lo exigido por Stalin, todo el istmo de Carelia, los territorios situados sobre el océano Ártico, y el puerto de Hangö en el mar Báltico, pasaban a manos de los soviéticos.
Fuentes:
http://www.ww2incolor.com
http://noseq.com
http://elgrancapitan.org
http://www.lasegundaguerra.com/
http://www.wikipedia.org/
http://www.history.com/
http://www.forosegundaguerra.com/
http://dsc.discovery.com/
http://www.youtube.com