Jeep [Vehículo Todoterreno]
Publicado: 31 01 2008 11:02
Jeep


Capaz de correr sobre la blanda arena de las dunas o por superficies de arena endurecida; por rutas terraplenadas o por senderos de carros; por las laderas de las montañas o por cenagales (mientras hubiera un suelo al que agarrarse); correr en diagonal por taludes de pizarra o remontarse a lo alto de una colina.
El Jeep ofrecía también otras ventajas que no poseía ningún otro vehículo. Era capaz de llevar a seis hombres durante muchos kilómetros a la velocidad de 85 kilómetros por hora (y a veces más) y aquellos seis hombres podían abandonar el vehículo en el mismo momento que se detuviera (a menos, desde luego, que llevara capota, momento en que de alguna manera, dejaba de ser un Jeep); bastaba simplemente con que se dejaran caer por cualquiera de sus flancos.
Si uno se había quedado atascado realmente en un arenal o en una ciénaga, cuatro hombres podían volcarlo una y otra vez hasta encontrar terreno más firme, tras haber desmontado el parabrisas y el volante (aunque después no sobrara precisamente la gasolina). La más apreciada quizás de todas sus características era el capot plano en donde uno podía desplegar un mapa, extender el desayuno o los útiles de afeitar o colocar todos aquellos artículos que no estaba verdaderamente autorizado a llevar pero que elevaban el grado del confort personal. Mucho más tarde comprendimos que allí también se podían llevar heridos. Incluso cuando montaron en el Jeep ametralladoras o un cañón, era tan marcado su parecido con un superjuguete que no pudo perder su aspecto alegre.
En la acción real el rendimiento del Jeep era exactamente el que esperaban quienes lo utilizaron y probablemente muy superior al que habían imaginado quienes lo concibieron. Impermeabilizado y con escapes de chimenea, surgió del mar el Día-D, se sacudió el agua como un cachorro y rugió corriendo por las playas. Fue lanzado en paracaídas sobre los Balcanes y operó durante meses sin que sus ruedas tocaran una sola vez la superficie de una auténtica carretera. Se abrió paso, con aire duro y beligerante a través de la nieve y del barro, a través de la jungla, de las calles, de los barrancos y de las tempestades de arena, hecha ya escamas su pintura y doblados y retorcidos sus guardabarros, curvadas y perforadas sus planchas de acero. Dio de sí todo lo que el conductor le exigió, probablemente porque su conductor jamás le pidió algo que fuera incapaz de darle.
Desde luego todos sabemos que un arma no puede ser mejor que el hombre que la maneja. Pero el Jeep dio mucho más de lo que cabía esperar de un vehículo -especialmente de uno proporcionado por el gobierno- quizás porque consiguió de su conductor más de lo que éste, de otra manera, hubiera estado dispuesto a dar.
El Jeep ofrecía también otras ventajas que no poseía ningún otro vehículo. Era capaz de llevar a seis hombres durante muchos kilómetros a la velocidad de 85 kilómetros por hora (y a veces más) y aquellos seis hombres podían abandonar el vehículo en el mismo momento que se detuviera (a menos, desde luego, que llevara capota, momento en que de alguna manera, dejaba de ser un Jeep); bastaba simplemente con que se dejaran caer por cualquiera de sus flancos.
Si uno se había quedado atascado realmente en un arenal o en una ciénaga, cuatro hombres podían volcarlo una y otra vez hasta encontrar terreno más firme, tras haber desmontado el parabrisas y el volante (aunque después no sobrara precisamente la gasolina). La más apreciada quizás de todas sus características era el capot plano en donde uno podía desplegar un mapa, extender el desayuno o los útiles de afeitar o colocar todos aquellos artículos que no estaba verdaderamente autorizado a llevar pero que elevaban el grado del confort personal. Mucho más tarde comprendimos que allí también se podían llevar heridos. Incluso cuando montaron en el Jeep ametralladoras o un cañón, era tan marcado su parecido con un superjuguete que no pudo perder su aspecto alegre.
En la acción real el rendimiento del Jeep era exactamente el que esperaban quienes lo utilizaron y probablemente muy superior al que habían imaginado quienes lo concibieron. Impermeabilizado y con escapes de chimenea, surgió del mar el Día-D, se sacudió el agua como un cachorro y rugió corriendo por las playas. Fue lanzado en paracaídas sobre los Balcanes y operó durante meses sin que sus ruedas tocaran una sola vez la superficie de una auténtica carretera. Se abrió paso, con aire duro y beligerante a través de la nieve y del barro, a través de la jungla, de las calles, de los barrancos y de las tempestades de arena, hecha ya escamas su pintura y doblados y retorcidos sus guardabarros, curvadas y perforadas sus planchas de acero. Dio de sí todo lo que el conductor le exigió, probablemente porque su conductor jamás le pidió algo que fuera incapaz de darle.
Desde luego todos sabemos que un arma no puede ser mejor que el hombre que la maneja. Pero el Jeep dio mucho más de lo que cabía esperar de un vehículo -especialmente de uno proporcionado por el gobierno- quizás porque consiguió de su conductor más de lo que éste, de otra manera, hubiera estado dispuesto a dar.
1. HISTORIA
El ejército americano necesitaba reemplazar la motocicleta con sidecar, su vehículo de reconocimiento, por otro con las siguientes especificaciones: Capaz de transportar 300 kg, con batalla menor de 2 m., altura por debajo de 90 cm, el motor debía permitir circular cómodamente de 6 a 100 km/h, debía ser capaz de trazar giros de aproximación y alejamiento de 45 a 40 grados, debía tener un parabrisas abatible, debía tener iluminación de conducción y apagado total y debía pesar menos de 600 kg.
Tres empresas encararon el desafío: Ford, Bantam y Willys-Overland; a lo largo de los meses siguientes las tres intercambiaron ideas e inspiración hasta que cada empresa produjo 1500 modelos para ser sometidos a prueba. Finalmente el modelo de Willys-Overland fue el elegido (especialmente por su precio de 738,74 dólares), con algunas modificaciones para incorporar las características superiores de los modelos de Ford y Bantam.
Su actuación en la Segunda Guerra Mundial fue magnífica y los soldados quedaron encantados. El oficial del ejército Ernie Pyle declaró: “no creo que pudiéramos continuar la guerra sin el Jeep. Lo hace todo. Va a todas partes. Es fiel como un perro, duro como una mula y ágil como una cabra. Transporta el doble de peso para el que fue diseñado, y aún así sigue adelante. Y no es incómodo una vez que te acostumbras a él”.
Los capós planos se convirtieron en altares para los capellanes y mesas de póker para los soldados rasos. El parabrisas abatible les permitió transportar camillas con heridos. Un oficial del ejército dijo: “puede hacerlo todo excepto hornear una tarta”. Quizá no, pero llegó incluso a hacer helado: algunos soldados ingenieros usaban sus Jeep para darle corriente a un dispositivo refrigerante.
Existen diversas versiones sobre el origen del nombre "Jeep". La versión más aceptada proviene del dibujo animado de los años treinta Popeye el Marino, en el que aparecía un personaje llamado Eugene the Jeep, una mascota amarilla similar a un perro, con poderes sobrenaturales. Entonces, los soldados estadounidenses atribuían esos poderes al Jeep, durante la Segunda Guerra Mundial; esta versión se acompaña de otra menos imaginativa, la cual atribuye el nombre a las siglas G.P., General Purpose, bajo las cuales el ejército de EE.UU. convocó el concurso para proveerse de un pequeño vehículo utilitario de cuatro ruedas. La razón por la cual estas versiones se confunden y se debaten, es finalmente por la forma en como está escrito: Se dice que el nombre de Jeep resulta de la pronunciación reducida de las siglas en inglés G. P., es decir Yi Pi; sin embargo dado que el personaje de Popeye el Marino usaba el nombre Jeep tal y como se escribe el nombre de la marca, sumado a que es posible leer que este simpático personaje sólo se comunicaba mediante la repetición de "jeep jeep", es que finalmente le es atribuido el origen del nombre.
El fallecido General George C. Marshall definió al Jeep: “La mayor contribución de América a las operaciones de guerra modernas”. De hecho, la historia de la Segunda Guerra Mundial es también la historia de los primeros años de Jeep puesto que después de 1941 participó en todas las campañas como vehículo ametralladora, vehículo de reconocimiento, ambulancia, camioneta, limusina para el frente, portador de municiones, máquina para el tendido de alambres y taxi.
En Las Ardenas, durante la Batalla del Bulge, (1944-45), los Jeep 4 x 4 cargados con camillas ocupadas con soldados heridos, corrían hacía la salvación por delante del ejército Nazi. En el desierto del Sahara, las junglas de Nueva Guinea y los campos nevados de Islandia, los vehículos Jeep arrastraron cañones antitanques de 37 mm hasta los campos de batalla. En Egipto, Gran Bretaña utilizó una patrulla de vehículos Jeep del SAS y el LRDG para poner fuera de combate los camiones de suministros que estaban en ruta hacia las fuerzas de Rommel, la víspera de la batalla de El Alamein. En Guadalcanal, los vehículos Jeep acompañaron a los marines norteamericanos.
Tres empresas encararon el desafío: Ford, Bantam y Willys-Overland; a lo largo de los meses siguientes las tres intercambiaron ideas e inspiración hasta que cada empresa produjo 1500 modelos para ser sometidos a prueba. Finalmente el modelo de Willys-Overland fue el elegido (especialmente por su precio de 738,74 dólares), con algunas modificaciones para incorporar las características superiores de los modelos de Ford y Bantam.
Su actuación en la Segunda Guerra Mundial fue magnífica y los soldados quedaron encantados. El oficial del ejército Ernie Pyle declaró: “no creo que pudiéramos continuar la guerra sin el Jeep. Lo hace todo. Va a todas partes. Es fiel como un perro, duro como una mula y ágil como una cabra. Transporta el doble de peso para el que fue diseñado, y aún así sigue adelante. Y no es incómodo una vez que te acostumbras a él”.
Los capós planos se convirtieron en altares para los capellanes y mesas de póker para los soldados rasos. El parabrisas abatible les permitió transportar camillas con heridos. Un oficial del ejército dijo: “puede hacerlo todo excepto hornear una tarta”. Quizá no, pero llegó incluso a hacer helado: algunos soldados ingenieros usaban sus Jeep para darle corriente a un dispositivo refrigerante.
Existen diversas versiones sobre el origen del nombre "Jeep". La versión más aceptada proviene del dibujo animado de los años treinta Popeye el Marino, en el que aparecía un personaje llamado Eugene the Jeep, una mascota amarilla similar a un perro, con poderes sobrenaturales. Entonces, los soldados estadounidenses atribuían esos poderes al Jeep, durante la Segunda Guerra Mundial; esta versión se acompaña de otra menos imaginativa, la cual atribuye el nombre a las siglas G.P., General Purpose, bajo las cuales el ejército de EE.UU. convocó el concurso para proveerse de un pequeño vehículo utilitario de cuatro ruedas. La razón por la cual estas versiones se confunden y se debaten, es finalmente por la forma en como está escrito: Se dice que el nombre de Jeep resulta de la pronunciación reducida de las siglas en inglés G. P., es decir Yi Pi; sin embargo dado que el personaje de Popeye el Marino usaba el nombre Jeep tal y como se escribe el nombre de la marca, sumado a que es posible leer que este simpático personaje sólo se comunicaba mediante la repetición de "jeep jeep", es que finalmente le es atribuido el origen del nombre.
El fallecido General George C. Marshall definió al Jeep: “La mayor contribución de América a las operaciones de guerra modernas”. De hecho, la historia de la Segunda Guerra Mundial es también la historia de los primeros años de Jeep puesto que después de 1941 participó en todas las campañas como vehículo ametralladora, vehículo de reconocimiento, ambulancia, camioneta, limusina para el frente, portador de municiones, máquina para el tendido de alambres y taxi.
En Las Ardenas, durante la Batalla del Bulge, (1944-45), los Jeep 4 x 4 cargados con camillas ocupadas con soldados heridos, corrían hacía la salvación por delante del ejército Nazi. En el desierto del Sahara, las junglas de Nueva Guinea y los campos nevados de Islandia, los vehículos Jeep arrastraron cañones antitanques de 37 mm hasta los campos de batalla. En Egipto, Gran Bretaña utilizó una patrulla de vehículos Jeep del SAS y el LRDG para poner fuera de combate los camiones de suministros que estaban en ruta hacia las fuerzas de Rommel, la víspera de la batalla de El Alamein. En Guadalcanal, los vehículos Jeep acompañaron a los marines norteamericanos.
2. VARIACIONES
En la imagen podemos ver algunas de las múltiples variaciones que se le hicieron al Jeep.

Jeep alargado de diez asientos. Utilizado por el Servicio de Guarda Costas de los Estados Unidos, era noventa centímetros más largo que el MB o el GPW estándar.
GPA. Modelo anfibio que no tuvo demasiado éxito. Se vio ampliamente superado por su hermano mayor DUCKW.
Ambulancia. Se usaron infinidad de modelos para transportar las camillas con los heridos. Con la camilla encima del capó o como el modelo del dibujo, en la que permitía transportar varios heridos en un mismo viaje. En algunos diseños, se prolongó tanto el vehículo que puso en peligro su estabilidad.
Semioruga Usado para rescate aéreo y para esta finalidad en regiones muy septentrionales se le dotaron de modo experimental unas orugas al Willys MB. Los tractores Jeep para la nieve eran conversiones oruga en un cincuenta por ciento con una velocidad máxima de 78 Km/h y una autonomía de 340 Km. con solo 180 Kg de peso más que el vehículo estándar. En el T29 se reemplazaron las ruedas delanteras por esquís.
Versión cableado. Usado para el tendido de cables de comunicación mediante Jeep.
GPA. Modelo anfibio que no tuvo demasiado éxito. Se vio ampliamente superado por su hermano mayor DUCKW.
Ambulancia. Se usaron infinidad de modelos para transportar las camillas con los heridos. Con la camilla encima del capó o como el modelo del dibujo, en la que permitía transportar varios heridos en un mismo viaje. En algunos diseños, se prolongó tanto el vehículo que puso en peligro su estabilidad.
Semioruga Usado para rescate aéreo y para esta finalidad en regiones muy septentrionales se le dotaron de modo experimental unas orugas al Willys MB. Los tractores Jeep para la nieve eran conversiones oruga en un cincuenta por ciento con una velocidad máxima de 78 Km/h y una autonomía de 340 Km. con solo 180 Kg de peso más que el vehículo estándar. En el T29 se reemplazaron las ruedas delanteras por esquís.
Versión cableado. Usado para el tendido de cables de comunicación mediante Jeep.
3. GALERÍA FOTOGRÁFICA























4. VÍDEOS
5. FUENTES
Bibliografía: Indestructible Jeep. Ed. San Martín. ISBN 84-7140-121-5http://carblueprints.info
http://de.wikipedia.org
http://es.wikipedia.org
http://www.soldadosdigital.com
http://www.tahiti-pacifique.com
http://www.coches.net
http://rogerelsantos.wordpress.com