La Batalla de las Ardenas
Publicado: 28 02 2015 11:20
La Batalla de las Ardenas


A comienzos de diciembre de 1944, Hitler había llevado a cabo una empresa casi imposible: con el resto de los ejércitos que combatieron en Normandía, en Francia, en Bélgica y a poca distancia de la frontera del Reich, desintegrándose en la derrota, logró constituir un nuevo Grupo de Ejército en el Frente Occidental. Y lo que es aún más asombroso, esta nueva gran unidad no se había formado con el único fin de defender la línea del frente, sino con expectativa de atacar el punto más débil del sector americano y avanzar luego, de forma fulminante, hacia el Mosa, como en 1940, y llegar al Canal de la Mancha, lanzando la contraofensiva acorazada mas audaz de toda la historia. Este ataque, cuyo éxito dependía de la rigurosa sincronización de las acciones contra objetivos de importancia vital, requirió la utilización más masiva de fuerzas acorazadas del frente occidental
- FUERZAS ENFRENTADAS
A1. Fuerzas Aliadas
A2. Fuerzas Alemanas - LA BATALLA DE LAS ARDENAS (ARDENAS, BÉLGICA, 16-19 DE DICIEMBRE DE 1944)
B1. ¿Eran posibles cinco objetivos?
B2. Un primer y fatal revés
B3. Éxitos alentadores y graves reveses
B4. La importantísima penetración de Peiper
B5. Skorzeny siembra la confusión
B6. Rumores, desorganización y pánico
B7. El ataque del centro
B8. El Schwerpunkt de las unidades acorazadas
B9. La firme defensa americana
B10. La superación de la primera crisis - LA CRISIS (ARDENAS, BÉLGICA, 16-21 DE DICIEMBRE DE 1944)
C1. La aproximación a Bastogne - LA CONTRAOFENSIVA ALIADA (ARDENAS, BÉLGICA, 22 DE DICIEMBRE DE 1944 AL 28 DE ENERO DE 1945)
D1. Bastogne liberada
D2. Amenaza para la Bolsa de Colmar
D3. En pleno invierno
D4. El precio de la campaña
D5. Apéndice a la batalla - LOS ÚLTIMOS ESTERTORES (BÉLGICA, DICIEMBRE DE 1944)
E1. Un heterogéneo conjunto de defensores
E2. Una operación "por la muerte o por la gloria"
E3. Casi otro Waterloo - GALERÍA FOTOGRÁFICA
F1. Mandos
F2. Mapas
F3. Fotografías varias - FUENTES
A. FUERZAS ENFRENTADAS
A1. Fuerzas Aliadas
12º Grupo de Ejército de los Estados Unidos (Teniente General Omar Bradley)
I Ejército Estadounidense (General Courtney Hodges)
III Cuerpo (General Troy Middleton)
- 4ª División de Infantería
- 9ª División Acorazada.
- 28ª División de Infantería
- 106ª División de Infantería
- 2ª División de Infantería.
- 99ª División de Infantería
A2. Fuerzas Alemanas
Grupo de Ejércitos Oeste (Mariscal de Campo Gerd Von Rundest)
Grupo de Ejércitos B (Mariscal de Campo Walther Model)
V Ejército Panzer (General Hasso Von Manteuffel)
XLVII Cuerpo (General Heinrich Von Lüttwitz)
- 2ª División Panzer
- 7ª División de Infantería Paracaidista
- 130º División Panzer Lehr
- 26ª División Volksgrenadier
- 116ª División Panzer
- 560ª División Volksgrenadier
- 116ª División Volksgrenadier
- 560ª División Volksgrenadier
VI Ejército Panzer (Oberstgruppenführer SS Josep Sepp Dietrich)
I Cuerpo SS Panzer (Gruppenführer SS Hermann Priess)
- 1ª División SS Panzer “Leibstandarte "Adolf Hitler”
- 3ª División Paracaidista “Fallschirmjäger”
- 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”
- 12ª División Volksgrenadier
- 227ª División Volksgrenadier
- 150ª Brigada Panzer
326ª División Volksgrenadier
VII Ejército (General Erich Brandenberger)
LXXX Cuerpo (General Franz Beyer)
- 212ª División Volksgrenadier
- 276ª División Volksgrenadier
- 340ª División Volksgrenadier
- 5ª División Paracaidista
- 352ª División Volksgrenadier
B. LA BATALLA DE LAS ARDENAS
(ARDENAS, BÉLGICA, 16-19 DE DICIEMBRE DE 1944)
(ARDENAS, BÉLGICA, 16-19 DE DICIEMBRE DE 1944)
El 19 de agosto de 1944, inmediatamente después de los desembarcos aliados en el sur de Francia y el mismo día en que, prácticamente, las ultimas unidades acorazadas alemanas del frente occidental era aniquilada en la Bolsa de Falaise, Hitler cursó la siguiente orden: "Preparaos para reanudar la ofensiva en noviembre... Dentro de uno o dos meses deberán enviarse al frente occidental unas 25 Divisiones". Pero ¿cómo?, ¿Dónde podría encontrar Alemania 25 Divisiones después de las enormes pérdidas sufridas en hombres y material?. Los generales del Führer dijeron que se podía considerar un milagro si la Wehrmacht consiguiera reponer la mitad de las bajas; era completamente imposible pensar en constituir un nuevo Grupo de Ejércitos. Pero Hitler replicó afirmando que les demostraría, una vez más. que lo imposible era realizable.
Por primera vez, Alemania se puso incondicionalmente en pie de guerra. Se concedieron poderes dictatoriales a Goebbels para que incrementase la producción bélica y proporcionara nuevo potencial humano al Ejército. la edad de reclutamiento se rebajo hasta los 16 años, y nadie pudo escapar al reclutamiento masivo: obreros no estrictamente indispensables para la industria, comerciantes, empleados del estado, estudiantes universitarios, alumnos oficiales todavía en periodo de adiestramiento, hombres considerados antes como inútiles, presidiarios: a todos se les llamó a las armas: A pesar de los bombardeos masivos, la producción bélica aumentó, alcanzando cotas máximas.
Los recién enrolados, los llamados "Volksgrenadier" (la infantería del pueblo), estuvieron equipados y preparados para marchar a primera línea después de seis u ocho semanas tan solo de adiestramiento intensivo. Así, a principios de noviembre, Hitler había conseguido con gran desconcierto de sus generales, reconstruir la reserva móvil perdida y enviar al frente occidental 18 nuevas divisiones. El problema que preocupa a Hitler era acerca en qué sector debía lanzar su gran ofensiva, si bien hacía tiempo que estaba en consideración la zona de colinas cubiertas de espesos bosques y situada en la zona fronteriza entre Luxemburgo, Bélgica y Alemania, conocido por los alemanes con el nombre de Eifel y en el extranjero con el de Ardenas. Era el camino histórico de las invasiones alemanas, el escenario de sus arrolladora victoria en 1940, y, además mas débilmente guarnecidos del frente occidental. Este fue el factor determinante: la elección recaería, pues, en las Ardenas.
Por primera vez, Alemania se puso incondicionalmente en pie de guerra. Se concedieron poderes dictatoriales a Goebbels para que incrementase la producción bélica y proporcionara nuevo potencial humano al Ejército. la edad de reclutamiento se rebajo hasta los 16 años, y nadie pudo escapar al reclutamiento masivo: obreros no estrictamente indispensables para la industria, comerciantes, empleados del estado, estudiantes universitarios, alumnos oficiales todavía en periodo de adiestramiento, hombres considerados antes como inútiles, presidiarios: a todos se les llamó a las armas: A pesar de los bombardeos masivos, la producción bélica aumentó, alcanzando cotas máximas.
Los recién enrolados, los llamados "Volksgrenadier" (la infantería del pueblo), estuvieron equipados y preparados para marchar a primera línea después de seis u ocho semanas tan solo de adiestramiento intensivo. Así, a principios de noviembre, Hitler había conseguido con gran desconcierto de sus generales, reconstruir la reserva móvil perdida y enviar al frente occidental 18 nuevas divisiones. El problema que preocupa a Hitler era acerca en qué sector debía lanzar su gran ofensiva, si bien hacía tiempo que estaba en consideración la zona de colinas cubiertas de espesos bosques y situada en la zona fronteriza entre Luxemburgo, Bélgica y Alemania, conocido por los alemanes con el nombre de Eifel y en el extranjero con el de Ardenas. Era el camino histórico de las invasiones alemanas, el escenario de sus arrolladora victoria en 1940, y, además mas débilmente guarnecidos del frente occidental. Este fue el factor determinante: la elección recaería, pues, en las Ardenas.

En esta ocasión, Hitler preparó personalmente el plan, y aunque se había convencido al anciano, pero todavía muy considerado Feldmariscal von Rundstedt para que volviera la servicio activo u asumiera el mando nominal, por el efecto que ejercería sobre la moral de las tropas, en realidad fue el propio Hitler quien dirigió la batalla. Se reunieron tres ejércitos, dos acorazados y uno de infantería, que constituirían el Grupo de Ejército B, al mando del Feldmariscal Model. El VI Ejército Panzer, constituiría la unidad de cabeza en el ataque, bajo el mando de uno de los camaradas de Hitler, el Oberstgruppenführer SS Joseph Sepp Dietrich, un ex-sargento del Ejército, guardia de corps personal de Hitler en los tiempos de las luchas callejeras y que ya había sido comandante de la famosa 1ª Panzerdivision SS Leibstandarte Adolf Hitler, la guardia personal de Hitler.
Por el flanco del VI Ejército Panzer avanzaría el V Ejército Panzer, que reforzaría el brazo izquierdo de la tenaza, mandado también por otro de los generales combatientes de Hitler, el General Hasso Von Manteuffel. La importante misión de erigir una muralla que protegiera el flanco meridional del ataque se confió al VII Ejército del General Erich Brandenberger, un oficial de la vieja escuela, completamente desprovisto de fantasía pero decidido y tenaz. Hitler decidió a utilizar una vez más el desgastado Cuerpo de Ejército de Paracaidistas, que debería apoderarse de un importante nudo de carreteras tras las líneas americanas, manteniendo lo abierto para que las divisiones acorazadas avanzasen. Al Coronel von der Heydte, un veterano de Creta, se le encargó que constituyera otro Grupo para esta operación. El Führer tuvo asimismo una de las famosas ideas heterodoxas y mandó llamar a Otto Skorzeny, el hombre que había liberado a Mussolini. Skorzeny, recibió la orden de adiestrar unidades especiales de comando, vestidos con uniformes americanos, que debería procede al grueso de las fuerzas, montado en vehículos capturados al enemigo para conquistar los puentes sobre el Mosa y, naturalmente, para sembrar la confusión en las filas americanas.
Para romper el frente se eligió un sector de 136 km de longitud, desde Monschau, al Norte, hasta Echternach, al Sur. La infantería debía interrumpir en una docena de puntos, a través de las lineas americanas, después de una poderosa preparación artillera, abriendo brechas que permitieran a las fuerzas acorazadas lanzarse hacia los puntos de cruce del Mosa, en una clásica Blitzkrieg, antes de que los aliados se recuperasen. Una vez cruzado el río empezaría la segunda fase de la ofensiva: un amplio avance hacia Amberes a lo largo de dos direcciones. El ataque del Grupo de Ejército B iría apoyado por otra, lanzado por 15 Ejército del General Student, en Holanda, y en cuanto se hubieran reconquistado Amberes y el estuario del Escalda, las fuerzas aliadas se quedarían divididas en dos partes y sus cuatro ejércitos serian sin duda aniquilados. Hitler esperaba que así los aliados occidentales estaban dispuestos a estipular la paz por separado y Alemania podría lanzar todas sus fuerzas hacia el este.
Los comandantes alemanes de las grandes unidades operativas protestaron, objetando que el plan era demasiado ambicioso. El anciano von Rundstedt comenzó sarcásticamente: "¿Amberes?, ¡Si conseguimos llegar al Mosa tendremos que arrodillarnos y dar gracias a dios!". Pero Hitler ni siquiera quiso tomar en consideración de los planes modificados que le sometían, rectificando el suyo y recordando, a los que se atrevían a aconsejarle, que su único deber era el de obedecerle. Pero, con todo, la oposición de los generales y los enormes problemas logísticos impuestos por la operación hicieron imposible su comienzo en las fechas establecida en su momento, y Hitler se vio obligado a aceptar continuos aplazamientos. Al final perdió la paciencia y dijo que si hacía caso a los generales el momento del ataque nunca llegaría, y estableció un día y una hora improrrogable: las 05:30 del sábado 16 de diciembre de 1944.
Las fuerzas que el Mando Alemán habían conseguido reunir eran numéricamente inferiores a lo que se había prometido, pero aún así superior a los que los generales esperaban, por lo que su estado de ánimo cambió, pasando de un negro pesimismo a un prudente optimismo. Se consiguió situar 20 divisiones, 7 de ellas acorazadas, en el frente de ataque, donde los norteamericanos sólo disponían de seis, sin que sospecharan nada el Servicio de Información del enemigo. En conjunto, la superioridad numérica era de cinco a dos, lo que supone aproximadamente el mínimo indispensable para el éxito de una ofensiva. Pero, además, el atacante suele tener la ventaja de la elección del terreno y del tiempo, por los que el grueso de las fuerzas atacantes (8 divisiones Volksgrenadier y 5 Panzerdivisionen) estaban concentradas a lo largo de 72 km de las Ardenas, intencional guarnecida por dos divisiones de infantería y un escuadrón de exploración de caballería americana, que disponía como única reserva de un Combat Command (Grupo de Combate) y de una división acorazada que no había participado todavía en combate.
En el Norte, el frente de ataque alemán cubría la línea de la extrema ala derecha del 5 Cuerpo de Ejército, débilmente guarnecida por la 99 División de Infantería americana, y un vació de unos 3 km, inexplicablemente no defendida, entre el frente del V Cuerpo de Ejército y del VIII Cuerpo de Ejército del General Troy Middleton. Inmediatamente después del trecho de frente indefenso, entre los dos Cuerpos de Ejército, se encontraba unos 900 hombres del 18ª Escuadrón de Caballería, que no había establecido el enlace con una división recién llegada a su derecha y estaban dispuestos en una formación poco densa a lo largo de la garganta de Losheim, una de las mas difícil y tradicionales vías de acceso de Alemania a Bélgica.
B1. ¿Eran posibles cinco objetivos?
El resto del grupo de Ejército B actuaría a ambos lados del ataque principal, con la misión de destruir la línea americana y proporcionar protección al avance por ambos flancos. El 3 Ejército americano del General Patton, a la derecha del VIII Cuerpo de Ejército, estaba completando sus preparativos para una gran ofensiva a través del Sarre; a su izquierda, el V Cuerpo de Ejército había comenzado, tres días antes de la ofensiva alemana, un ataque hacia el Norte, contra los diques del Ruhr, y una fase de dicho ataque le impuso una maniobra insólita: la 2ª División de Infantería, una de las mas expertas, destacó una columna hacia delante que, procediendo por el centro de 99ª División, había conseguido un importante nudo de carreteras a 6,5 km en el interior de Alemania. La inesperada presencia de esta división y de su artillería de apoyo contribuiría a desbaratar los planes de la 6ª Panzerarmee SS.
Por el flanco del VI Ejército Panzer avanzaría el V Ejército Panzer, que reforzaría el brazo izquierdo de la tenaza, mandado también por otro de los generales combatientes de Hitler, el General Hasso Von Manteuffel. La importante misión de erigir una muralla que protegiera el flanco meridional del ataque se confió al VII Ejército del General Erich Brandenberger, un oficial de la vieja escuela, completamente desprovisto de fantasía pero decidido y tenaz. Hitler decidió a utilizar una vez más el desgastado Cuerpo de Ejército de Paracaidistas, que debería apoderarse de un importante nudo de carreteras tras las líneas americanas, manteniendo lo abierto para que las divisiones acorazadas avanzasen. Al Coronel von der Heydte, un veterano de Creta, se le encargó que constituyera otro Grupo para esta operación. El Führer tuvo asimismo una de las famosas ideas heterodoxas y mandó llamar a Otto Skorzeny, el hombre que había liberado a Mussolini. Skorzeny, recibió la orden de adiestrar unidades especiales de comando, vestidos con uniformes americanos, que debería procede al grueso de las fuerzas, montado en vehículos capturados al enemigo para conquistar los puentes sobre el Mosa y, naturalmente, para sembrar la confusión en las filas americanas.
Para romper el frente se eligió un sector de 136 km de longitud, desde Monschau, al Norte, hasta Echternach, al Sur. La infantería debía interrumpir en una docena de puntos, a través de las lineas americanas, después de una poderosa preparación artillera, abriendo brechas que permitieran a las fuerzas acorazadas lanzarse hacia los puntos de cruce del Mosa, en una clásica Blitzkrieg, antes de que los aliados se recuperasen. Una vez cruzado el río empezaría la segunda fase de la ofensiva: un amplio avance hacia Amberes a lo largo de dos direcciones. El ataque del Grupo de Ejército B iría apoyado por otra, lanzado por 15 Ejército del General Student, en Holanda, y en cuanto se hubieran reconquistado Amberes y el estuario del Escalda, las fuerzas aliadas se quedarían divididas en dos partes y sus cuatro ejércitos serian sin duda aniquilados. Hitler esperaba que así los aliados occidentales estaban dispuestos a estipular la paz por separado y Alemania podría lanzar todas sus fuerzas hacia el este.
Los comandantes alemanes de las grandes unidades operativas protestaron, objetando que el plan era demasiado ambicioso. El anciano von Rundstedt comenzó sarcásticamente: "¿Amberes?, ¡Si conseguimos llegar al Mosa tendremos que arrodillarnos y dar gracias a dios!". Pero Hitler ni siquiera quiso tomar en consideración de los planes modificados que le sometían, rectificando el suyo y recordando, a los que se atrevían a aconsejarle, que su único deber era el de obedecerle. Pero, con todo, la oposición de los generales y los enormes problemas logísticos impuestos por la operación hicieron imposible su comienzo en las fechas establecida en su momento, y Hitler se vio obligado a aceptar continuos aplazamientos. Al final perdió la paciencia y dijo que si hacía caso a los generales el momento del ataque nunca llegaría, y estableció un día y una hora improrrogable: las 05:30 del sábado 16 de diciembre de 1944.
Las fuerzas que el Mando Alemán habían conseguido reunir eran numéricamente inferiores a lo que se había prometido, pero aún así superior a los que los generales esperaban, por lo que su estado de ánimo cambió, pasando de un negro pesimismo a un prudente optimismo. Se consiguió situar 20 divisiones, 7 de ellas acorazadas, en el frente de ataque, donde los norteamericanos sólo disponían de seis, sin que sospecharan nada el Servicio de Información del enemigo. En conjunto, la superioridad numérica era de cinco a dos, lo que supone aproximadamente el mínimo indispensable para el éxito de una ofensiva. Pero, además, el atacante suele tener la ventaja de la elección del terreno y del tiempo, por los que el grueso de las fuerzas atacantes (8 divisiones Volksgrenadier y 5 Panzerdivisionen) estaban concentradas a lo largo de 72 km de las Ardenas, intencional guarnecida por dos divisiones de infantería y un escuadrón de exploración de caballería americana, que disponía como única reserva de un Combat Command (Grupo de Combate) y de una división acorazada que no había participado todavía en combate.
En el Norte, el frente de ataque alemán cubría la línea de la extrema ala derecha del 5 Cuerpo de Ejército, débilmente guarnecida por la 99 División de Infantería americana, y un vació de unos 3 km, inexplicablemente no defendida, entre el frente del V Cuerpo de Ejército y del VIII Cuerpo de Ejército del General Troy Middleton. Inmediatamente después del trecho de frente indefenso, entre los dos Cuerpos de Ejército, se encontraba unos 900 hombres del 18ª Escuadrón de Caballería, que no había establecido el enlace con una división recién llegada a su derecha y estaban dispuestos en una formación poco densa a lo largo de la garganta de Losheim, una de las mas difícil y tradicionales vías de acceso de Alemania a Bélgica.
B1. ¿Eran posibles cinco objetivos?
El resto del grupo de Ejército B actuaría a ambos lados del ataque principal, con la misión de destruir la línea americana y proporcionar protección al avance por ambos flancos. El 3 Ejército americano del General Patton, a la derecha del VIII Cuerpo de Ejército, estaba completando sus preparativos para una gran ofensiva a través del Sarre; a su izquierda, el V Cuerpo de Ejército había comenzado, tres días antes de la ofensiva alemana, un ataque hacia el Norte, contra los diques del Ruhr, y una fase de dicho ataque le impuso una maniobra insólita: la 2ª División de Infantería, una de las mas expertas, destacó una columna hacia delante que, procediendo por el centro de 99ª División, había conseguido un importante nudo de carreteras a 6,5 km en el interior de Alemania. La inesperada presencia de esta división y de su artillería de apoyo contribuiría a desbaratar los planes de la 6ª Panzerarmee SS.

El Grupo de Ejército B debía alcanzar cinco objetivos iniciales y, además, rápidamente, pues de lo contrario se desvanecería en seguida la ambiciosa esperanza de llegar a Amberes. Los dos primeros objetivos consistían en establecer sólidas líneas defensivas en los extremos del frente de ataque, para proteger los flancos y defenderlos de un posible contra-maniobra de envolvimiento por parte del enemigo. El tercer objetivo preveía la ruptura de las líneas guarnecidas por los americanos y un avance fulminante hacia el Mosa, conquistando sus puertos en 24 o 48 horas como máximo; el cuarto objetivo era el asignado a las fuerzas acorazadas del General von Manteuffel, que debían avanzar al lado de la Panzerdivisionen SS, manteniendo la marcha de éstas, aunque su recorrido fuera más largo, y conquistar ademas, sobre la marcha, el importante nudo ferroviario de carreteras de St. Vith. Como quinto objetivo, el ala izquierda de las fuerzas de Manteuffel debía conquistar primero Bastogne, un nudo de carreteras muy importante, y después continuar el avance para apoderarse de los puentes en un tercer trecho del curso del Mosa.

La larga noche del 15 de diciembre fue una de las más oscuras y frías de aquel invierno. A medianoche todo estaba preparado en el bando alemán: unos 200.000 hombres, que disponían de una dotación de carros de combate, cañones y munición más abundante que en los últimos tiempos, estaban dispuestos a lanzar la ofensiva más poderosa que habían llevado a cabo en el frente occidental de 1940. Más lejos, en la retaguardia, los 1.250 paracaidistas del Coronel von der Heydte esperaba la llegada de los camiones que les transportaría a los aeródromos. Así mismo, los hombres de Otto Skorzeny, vestidos con uniformes americanos y a bordo de vehículos capturados, estaban formados detrás de los carros de combate de la cabeza de la 1ª Panzerdivisionen SS.
Los hombres encargados de lanzar el ataque, muchos de los cuales iban a combatir por primera vez, intentaban descansar antes de que comenzara el fuego artillero de preparación. Su entusiasmo había sido debidamente preparado para una serie de "Órdenes del Día", destinadas a levantar su moral y cursadas por lo más prestigiosos jefes de la Wehrmacht, como von Rundstedt y Model, así como también por el propio Führer en persona. Muchos de aquellos soldados estaban convencidos de que iban a participar en una gran batalla, gracias a la cual, y por algún milagro, Alemania acabaría por ganar la guerra.
Frente a esta poderosa concentración había unos 80.000 americanos, la mayor parte de los cuales estaban dormidos tranquilamente, ajenos por completo a la inminente tempestad que caería sobre ellos, pues mientras el Servicio de Seguridad alemán trabajaba con admirable eficacia el Servicio de Información aliado había demostrado su desoladora ineptitud.
Los hombres encargados de lanzar el ataque, muchos de los cuales iban a combatir por primera vez, intentaban descansar antes de que comenzara el fuego artillero de preparación. Su entusiasmo había sido debidamente preparado para una serie de "Órdenes del Día", destinadas a levantar su moral y cursadas por lo más prestigiosos jefes de la Wehrmacht, como von Rundstedt y Model, así como también por el propio Führer en persona. Muchos de aquellos soldados estaban convencidos de que iban a participar en una gran batalla, gracias a la cual, y por algún milagro, Alemania acabaría por ganar la guerra.
Frente a esta poderosa concentración había unos 80.000 americanos, la mayor parte de los cuales estaban dormidos tranquilamente, ajenos por completo a la inminente tempestad que caería sobre ellos, pues mientras el Servicio de Seguridad alemán trabajaba con admirable eficacia el Servicio de Información aliado había demostrado su desoladora ineptitud.

A las 05:30, la artillería alemana abrió fuego y casi todas las posiciones americanas se vieron atacadas durante un periodo que osciló entre 20 minutos a una hora y media. Cuando ceso la preparación artillera se encendieron centenares de reflectores que, apuntando hacia las nubes bajas, iluminaron indirectamente el campo de batalla. Poco después, antes de que los aturdidos americanos tuvieran tiempo de recuperarse, irrumpieron las tropas alemanas. El objetivo tácticamente más importante era construir una solida protección en los flancos, estableciendo fuertes líneas defensivas en cada extremo del frente de ataque. Estas líneas, aunque no tenían la importancia del ataque de los medios acorazados, eran vitales, pues sin ellas las potentes unidades aliadas, situadas al norte y al sur de las Ardenas, podrían bloquear la ofensiva efectuando a su vez una maniobra de envolvimiento en forma de tenaza.
La línea septentrional se debía extender desde la ciudad de Monschau hasta Eupen, a lo largo de una carretera elevada.
Sepp Dietrich decidió lanzar primero un ataque a la derecha y a la izquierda de Monschau, y una vez sus tropas hubieran hundido las líneas americanas, abriendo una brecha para las Panzerdivisionen SS, les haría efectuar una conversión a la derecha para formar una muralla defensiva ininterrumpida hasta Lieja.
B2. Un primer y fatal revés
El ataque al norte de Monschau lo bloqueó, antes del amanecer y en el punto en que se había obstruido la carretera, el 102º escuadrón de Caballería, que, a la luz de las bengalas, infligir a la Volksgrenadier numerosas bajas y paralizó el ímpetu del ataque. Al sur de Monschau, los Volksgrenadier se enfrentaron con un batallón de la 99 División de Infantería, establecido en buenas posiciones defensivas sobre una elevación. En cuanto cesó la preparación artillera, las tropas alemanas avanzaron impetuosamente y en formación cerrada hacia los americanos atrincherados. Entonces, lo que se produjo no fue un combate, si no una carnicería; pero los jóvenes soldados alemanes continuaron avanzando. Por lo menos en tres ocasiones llegaron a las líneas de las posiciones alemanas; más, a pesar de su arrojo, no pudieron rebasarla, pues su número era demasiado escaso. El ataque fue rechazado, y sufrió la misma suerte otros intentos efectuados aquel mismo día.
La línea septentrional se debía extender desde la ciudad de Monschau hasta Eupen, a lo largo de una carretera elevada.
Sepp Dietrich decidió lanzar primero un ataque a la derecha y a la izquierda de Monschau, y una vez sus tropas hubieran hundido las líneas americanas, abriendo una brecha para las Panzerdivisionen SS, les haría efectuar una conversión a la derecha para formar una muralla defensiva ininterrumpida hasta Lieja.
B2. Un primer y fatal revés
El ataque al norte de Monschau lo bloqueó, antes del amanecer y en el punto en que se había obstruido la carretera, el 102º escuadrón de Caballería, que, a la luz de las bengalas, infligir a la Volksgrenadier numerosas bajas y paralizó el ímpetu del ataque. Al sur de Monschau, los Volksgrenadier se enfrentaron con un batallón de la 99 División de Infantería, establecido en buenas posiciones defensivas sobre una elevación. En cuanto cesó la preparación artillera, las tropas alemanas avanzaron impetuosamente y en formación cerrada hacia los americanos atrincherados. Entonces, lo que se produjo no fue un combate, si no una carnicería; pero los jóvenes soldados alemanes continuaron avanzando. Por lo menos en tres ocasiones llegaron a las líneas de las posiciones alemanas; más, a pesar de su arrojo, no pudieron rebasarla, pues su número era demasiado escaso. El ataque fue rechazado, y sufrió la misma suerte otros intentos efectuados aquel mismo día.

Al final de la primera jornada, el plan de construir una solida línea defensiva en el sector septentrional había fracasado, lo cual fue un golpe cuyas consecuencias se harían más graves para los alemanes. Unos 136 km más al sur, la modalidad táctica para el ataque adoptado por el General Brandenberger preveía que una de las cuatro divisiones de Volksgrenadier cruzase el Sauer, antes del amanecer, al oeste de la ciudad. Después de unirse al sur de la misma, las dos divisiones deberían apoderarse de las alturas situadas detrás de las posiciones de la artillería americana para obligarlos a retroceder. Una vez efectuada esta parte del plan, sería posible tender sobre el Sauer un puente de barcazas para que los cañones pesados y el equipo necesario para construir la línea defensiva meridional pudieran cruzar el río. Al mismo tiempo, una tercera división cruzaría el Sauer más al norte, y efectuaría una conversión a la izquierda para extender en aquella dirección la línea defensiva meridional.
Defendían el sector de Echternach del frente americano, el 12º Regimiento de Infantería, perteneciente a la 4ª División de Infantería, cuyos efectivos no estaban completos. Los Volksgrenadier atacantes eran unos 12.000 hombres, por lo que la relación a su favor era de 4 a 1; no obstante, hay que tener en cuenta que se trataba en gran parte de muchachos de 16 años, del último reclutamiento, que disponían de un pequeño número de vehículos, de ningún carro de combate y de un escaso número de cañones autopropulsados, lo que contribuía a compensar la inferioridad numérica de los americanos. En algunos puntos, pequeñas unidades norteamericanas consiguieron resistir a pesar de la desigualdad de las fuerzas: 21 hombres transformaron una solida casa campesina de piedra en un fortín y durante cuatro días rechazaron todos los ataques. En otro lugar, 60 americanos, con una sola ametralladora y atrincherada en un hotel hicieron de él un reducto desde el que contuvieron el avance alemán el tiempo suficiente para que la infantería propia acudiera a liberarlos. Pero en otros muchos puntos las escasa fuerzas americanas fueron arrolladas.
El LX Batallón Acorazado de Infantería, que desde hacía unos días se encontraba en un pequeño sector del frente para efectuar ejercicios de combate, recibió la alarma con una hora de antelación, pues la División Volksgrenadier que debía atacarles avanzó lentamente a causa de la niebla. Los alemanes, aunque eran numéricamente muy superiores a los defensores, no disponían de cañones autopropulsados, mientras que la infantería acorazada americana estaba perfectamente equipada y, por consiguiente, pudo infligir graves pérdidas a la artillería alemana, arrastrada por caballos, y a los medios de transporte no acorazados. La línea defensiva de los americanos cedió varias veces; pero la llegada de reservas salvó la situación y al atardecer la infantería acorazada seguía manteniendo sus posiciones, haciendo fracasar el intento de los Volksgrenadier de enlazar con los atacantes de Echternach y constituir con ello la línea defensiva meridional.
En este frente los alemanes no habían conseguido conquistar los objetivos mas importantes. Arrollaron las posiciones avanzadas americanas y penetraron con fuerza al oeste de Sauer, pero no pudieron rechazar a la artillería de la 4ª División de Infantería, cuyos hombre habían demolido los puentes provisionales. Aunque la posición de los americanos en el extremo del flanco meridional del frente de las Ardenas era precaria y lo sería aún más mientras no llegaran los refuerzos, se había conseguido retrasar el avance alemán, desbaratando el orden previamente establecido por las diversas fases de la contraofensiva. También este contratiempo, como el del sector septentrional, tendrá consecuencias graves para el desarrollo de la batalla.
B3. Éxitos alentadores y graves reveses
Pero a lo largo de la dirección principal de ataque, en las primeras 24 horas, se produjeron notables éxitos alemanes, un éxito parcial, una derrota grave y tres reveses de duración limitada, cosas que la operación no se podía permitir. El gran éxito y la grave derrota tuvieron como escenario el frente del VI Ejército Panzer: un grupo de combate, que marchaba en cabeza de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler”, pasó a través del espacio no guarnecido entre los V y VIII Cuerpo de Ejército americanos e interrumpió en las zonas indefensas de la retaguardia; pero, en cambio, la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”, junto con la 12ª División Volksgrenadier y la 227ª División Volksgrenadier, que debían abrir una brecha para los carros de combate, quedaron paralizadas ante los americanos durante todo el día.
Defendían el sector de Echternach del frente americano, el 12º Regimiento de Infantería, perteneciente a la 4ª División de Infantería, cuyos efectivos no estaban completos. Los Volksgrenadier atacantes eran unos 12.000 hombres, por lo que la relación a su favor era de 4 a 1; no obstante, hay que tener en cuenta que se trataba en gran parte de muchachos de 16 años, del último reclutamiento, que disponían de un pequeño número de vehículos, de ningún carro de combate y de un escaso número de cañones autopropulsados, lo que contribuía a compensar la inferioridad numérica de los americanos. En algunos puntos, pequeñas unidades norteamericanas consiguieron resistir a pesar de la desigualdad de las fuerzas: 21 hombres transformaron una solida casa campesina de piedra en un fortín y durante cuatro días rechazaron todos los ataques. En otro lugar, 60 americanos, con una sola ametralladora y atrincherada en un hotel hicieron de él un reducto desde el que contuvieron el avance alemán el tiempo suficiente para que la infantería propia acudiera a liberarlos. Pero en otros muchos puntos las escasa fuerzas americanas fueron arrolladas.
El LX Batallón Acorazado de Infantería, que desde hacía unos días se encontraba en un pequeño sector del frente para efectuar ejercicios de combate, recibió la alarma con una hora de antelación, pues la División Volksgrenadier que debía atacarles avanzó lentamente a causa de la niebla. Los alemanes, aunque eran numéricamente muy superiores a los defensores, no disponían de cañones autopropulsados, mientras que la infantería acorazada americana estaba perfectamente equipada y, por consiguiente, pudo infligir graves pérdidas a la artillería alemana, arrastrada por caballos, y a los medios de transporte no acorazados. La línea defensiva de los americanos cedió varias veces; pero la llegada de reservas salvó la situación y al atardecer la infantería acorazada seguía manteniendo sus posiciones, haciendo fracasar el intento de los Volksgrenadier de enlazar con los atacantes de Echternach y constituir con ello la línea defensiva meridional.
En este frente los alemanes no habían conseguido conquistar los objetivos mas importantes. Arrollaron las posiciones avanzadas americanas y penetraron con fuerza al oeste de Sauer, pero no pudieron rechazar a la artillería de la 4ª División de Infantería, cuyos hombre habían demolido los puentes provisionales. Aunque la posición de los americanos en el extremo del flanco meridional del frente de las Ardenas era precaria y lo sería aún más mientras no llegaran los refuerzos, se había conseguido retrasar el avance alemán, desbaratando el orden previamente establecido por las diversas fases de la contraofensiva. También este contratiempo, como el del sector septentrional, tendrá consecuencias graves para el desarrollo de la batalla.
B3. Éxitos alentadores y graves reveses
Pero a lo largo de la dirección principal de ataque, en las primeras 24 horas, se produjeron notables éxitos alemanes, un éxito parcial, una derrota grave y tres reveses de duración limitada, cosas que la operación no se podía permitir. El gran éxito y la grave derrota tuvieron como escenario el frente del VI Ejército Panzer: un grupo de combate, que marchaba en cabeza de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler”, pasó a través del espacio no guarnecido entre los V y VIII Cuerpo de Ejército americanos e interrumpió en las zonas indefensas de la retaguardia; pero, en cambio, la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”, junto con la 12ª División Volksgrenadier y la 227ª División Volksgrenadier, que debían abrir una brecha para los carros de combate, quedaron paralizadas ante los americanos durante todo el día.

El segundo e importante éxito lo consiguió al norte del Schnee-Eifel el Grupo de Manteuffel, que cruzó fulminante las posiciones del 18º Escuadrón de Caballería en la garganta de Losheim y llegó a la carretera principal que conducía a St. Vith, avanzando hasta unos 15 km de distancia de este importante centro. Sin embargo, también allí, el ataque clave que debía permitir envolver por el sur del Schnee-Eifel para efectuar la conjunción con el ala derecha de las fuerzas atacantes, permaneció inmovilizado todo el día a un kilómetro y medio, aproximadamente de línea de partida. El intento principal del General Manteuffel para llegar al Mosa lo efectuó el ala izquierda, donde el XLVII Panzerkorps escogido, formada por una Panzerdivision, dos divisiones de infantería y una división paracaidista del VII Grupo de Ejército, bajo el mando del General Erich Brandenberger, proyectaba cruzar el Our, cortar la carretera estatal y apoderarse de los puentes sobre el siguiente río, el Clerve, que discurría más al oeste, en el breve tiempo de 24 horas. Si la maniobra salía bien, al día siguiente los alemanes podían ocupar Bastogne y lanzar los carros de combate por las buenas carreteras que conducían al Mosa.
Pero también en este intento del centro fue insatisfactoria, pues una Panzerdivision y la división de infantería de apoyo no consiguieron cruzar el Our en su sector y los vehículos acorazados se vieron obligados a desplazarse hacia el sur para avanzar por otro puente. Sin embargo, la 2ª Panzerdivision que en el plan tenía la misión de proceder a todas las demás unidades combatientes, cruzo el Our y avanzó, subiendo por las pendientes boscosas para apoderarse de la carretera estatal Skyline Drive (carretera del horizonte, como la designaban familiarmente los conductores de los camiones americanos que la recorrían para transportar los abastecimientos del 9º Ejército norteamericano) consiguiendo con ello una victoria una victoria parcial. La 28º División de Infantería norteamericana, a pesar de su inferioridad numérica y del estado de agotamiento de sus hombres, consiguió impedir que el enemigo cruzara el rio Clerve durante todo el segundo día, y su valiente resistencia permitió ganar unas horas valiosísimas, necesarias para reforzar Bastogne.
Aunque entonces ninguno de los dos bandos podía darse cuenta, el esquema que se podía trazar al final de los dos primeros días de combate determinó el resultado de la batalla. Vale la pena detenerse a examinar con más detalle los acontecimientos. La confianza en la victoria había llegado al máximo en las filas del 6ª Panzerarmee SS, pues se le había confiado la mayor y más corta dirección de ataque hacia el Mosa y además se le asignaron los contingentes más numerosos de carros de combate, artillería y hombres. Habían proyectado lanzar dos ataques acorazados principales: la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend” efectuaría el de la derecha, y su gran rival, la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte “Adolf Hitler” avanzaría por la izquierda.
Cada una de estas unidades esperaba lanzarse al ataque detrás de una División Volksgrenadier que debía llevar a cabo la ruptura inicial; frente a estas divisiones, se encontraban tan solo cuatro batallones de la inexperta 99º División de Infantería norteamericana. Sin embargo, como en aquel momento estaba en su apogeo el ataque aliado contra los diques del Ruhr, inmediatamente al norte, había en este frente una masiva concentración de artillería americana. La preparación artillera alemana fue más fuerte allí que en cualquier otro sector. Precisamente, un par de días antes, un informe del servicio de contraespionaje americano afirmó que el frente alemán que se oponían a uno de los batallones de la 99º División de Infantería parecía muy débil, añadiendo de qué disponían tan sólo de dos cañones arrastrados por caballos. Poco después de una hora de cañoneo ininterrumpido, el oficial que mandaba el batallón exclamo:”Indudablemente, van a matar de agotamiento a sus dos caballos”.
Pero también en este intento del centro fue insatisfactoria, pues una Panzerdivision y la división de infantería de apoyo no consiguieron cruzar el Our en su sector y los vehículos acorazados se vieron obligados a desplazarse hacia el sur para avanzar por otro puente. Sin embargo, la 2ª Panzerdivision que en el plan tenía la misión de proceder a todas las demás unidades combatientes, cruzo el Our y avanzó, subiendo por las pendientes boscosas para apoderarse de la carretera estatal Skyline Drive (carretera del horizonte, como la designaban familiarmente los conductores de los camiones americanos que la recorrían para transportar los abastecimientos del 9º Ejército norteamericano) consiguiendo con ello una victoria una victoria parcial. La 28º División de Infantería norteamericana, a pesar de su inferioridad numérica y del estado de agotamiento de sus hombres, consiguió impedir que el enemigo cruzara el rio Clerve durante todo el segundo día, y su valiente resistencia permitió ganar unas horas valiosísimas, necesarias para reforzar Bastogne.
Aunque entonces ninguno de los dos bandos podía darse cuenta, el esquema que se podía trazar al final de los dos primeros días de combate determinó el resultado de la batalla. Vale la pena detenerse a examinar con más detalle los acontecimientos. La confianza en la victoria había llegado al máximo en las filas del 6ª Panzerarmee SS, pues se le había confiado la mayor y más corta dirección de ataque hacia el Mosa y además se le asignaron los contingentes más numerosos de carros de combate, artillería y hombres. Habían proyectado lanzar dos ataques acorazados principales: la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend” efectuaría el de la derecha, y su gran rival, la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte “Adolf Hitler” avanzaría por la izquierda.
Cada una de estas unidades esperaba lanzarse al ataque detrás de una División Volksgrenadier que debía llevar a cabo la ruptura inicial; frente a estas divisiones, se encontraban tan solo cuatro batallones de la inexperta 99º División de Infantería norteamericana. Sin embargo, como en aquel momento estaba en su apogeo el ataque aliado contra los diques del Ruhr, inmediatamente al norte, había en este frente una masiva concentración de artillería americana. La preparación artillera alemana fue más fuerte allí que en cualquier otro sector. Precisamente, un par de días antes, un informe del servicio de contraespionaje americano afirmó que el frente alemán que se oponían a uno de los batallones de la 99º División de Infantería parecía muy débil, añadiendo de qué disponían tan sólo de dos cañones arrastrados por caballos. Poco después de una hora de cañoneo ininterrumpido, el oficial que mandaba el batallón exclamo:”Indudablemente, van a matar de agotamiento a sus dos caballos”.

En cuanto ceso el cañoneo, las unidades alemanas atacaron con fuerza en todas las zonas avanzadas americanas y la mayor parte de los defensores murieron o cayeron prisioneros. Sin embargo, cuando los Volksgrenadier trataron de aprovechar la victoria se vieron inmovilizados por un denso fuego de morteros y de artillería y no pudieron avanzar. Algunos hombres de las Hitlerjugend, perdieron la paciencia por el retraso, trataron de hacer avanzar solos a los carros de combate; pero fueron detenidos por las granadas rompedoras de gran calibre. Al oscurecer, hacia las 16:30 horas, los supervivientes americanos habían formado reductos alrededor del puesto de mando del batallón, en la espesura del bosque, y, aunque reducidos a la mitad de sus efectivos, mantenían el frente. Estos jóvenes soldados inexpertos, tan solo dos semanas de su incorporación a primera línea, lograron detener a dos Panzerdivisionen escogidas de las SS durante 24 importantísimas horas; es decir, el tiempo necesario guarnecer sólidamente las elevaciones situadas detrás de la serie de colinas de Elsenborn, contra las cuales la Hitlerjugend, en los días que siguieron, acabó sufriendo perdidas irremplazables antes de renunciar a sus intentos y trasladarse a otro sector.
Pero el grupo de combate a la cabeza de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte “Adolf Hitler” estaba mandada por uno de los mas rígidos, severos y audaces oficiales de las divisiones acorazadas de las SS, el Coronel Joachim Peiper, que exigía y obtenía de sus hombres una obediencia ciega, que casi se podría definir como suicida. Indignado porque los Volksgrenadier no habían sabido abrir una brecha para su grupo de combate, Peiper continuo avanzando contra viento y marea y condujo personalmente a los carros de combate a través de las atrincheradas zonas de la retaguardia, ordenando que se derribaran todos los obstáculos que no pudieran evitar. Sus unidades de cabeza, interrumpiendo en tierra de nadie al anochecer, y aunque perdieron cinco carros, siguieron avanzando sin descanso toda la noche, y al amanecer del 17 de diciembre ocuparon la ciudad de Honsfeld, mucho mas allá de las líneas americanas, capturando numerosos vehículos y cañones abandonados por el enemigo.
B4. La importantísima penetración de Peiper
Los hombres de Peiper efectuaron entonces una conversión para trasladarse al sector de la Hitlerjugend, donde se apoderaron de un gran depósito de carburante en Bullange y obligaron a 50 soldados americanos a llenar sus depósitos. Después de mediodía localizaron una columna de refuerzos americanos que procedía del norte. Esta columna formaba parte de la 7ª División Acorazada americana, que se dirigía a St. With; y si la columna de Peiper hubiera llegado tan solo media hora antes se habría encontrado con el Combat Command acorazado americano y se hubiera desarrollado una gran batalla entre vehículos acorazados. Pero la ocasión había pasado y precisamente en aquel momento la casualidad condujo al cruce de Malmédy una batería de observación de artillería de campaña, con 125 hombres que nada pudieron hacer contra los carros de combate y los cañones de una Panzerdivision, siendo rápidamente capturados.
Pero el grupo de combate a la cabeza de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte “Adolf Hitler” estaba mandada por uno de los mas rígidos, severos y audaces oficiales de las divisiones acorazadas de las SS, el Coronel Joachim Peiper, que exigía y obtenía de sus hombres una obediencia ciega, que casi se podría definir como suicida. Indignado porque los Volksgrenadier no habían sabido abrir una brecha para su grupo de combate, Peiper continuo avanzando contra viento y marea y condujo personalmente a los carros de combate a través de las atrincheradas zonas de la retaguardia, ordenando que se derribaran todos los obstáculos que no pudieran evitar. Sus unidades de cabeza, interrumpiendo en tierra de nadie al anochecer, y aunque perdieron cinco carros, siguieron avanzando sin descanso toda la noche, y al amanecer del 17 de diciembre ocuparon la ciudad de Honsfeld, mucho mas allá de las líneas americanas, capturando numerosos vehículos y cañones abandonados por el enemigo.
B4. La importantísima penetración de Peiper
Los hombres de Peiper efectuaron entonces una conversión para trasladarse al sector de la Hitlerjugend, donde se apoderaron de un gran depósito de carburante en Bullange y obligaron a 50 soldados americanos a llenar sus depósitos. Después de mediodía localizaron una columna de refuerzos americanos que procedía del norte. Esta columna formaba parte de la 7ª División Acorazada americana, que se dirigía a St. With; y si la columna de Peiper hubiera llegado tan solo media hora antes se habría encontrado con el Combat Command acorazado americano y se hubiera desarrollado una gran batalla entre vehículos acorazados. Pero la ocasión había pasado y precisamente en aquel momento la casualidad condujo al cruce de Malmédy una batería de observación de artillería de campaña, con 125 hombres que nada pudieron hacer contra los carros de combate y los cañones de una Panzerdivision, siendo rápidamente capturados.

Peiper, que desde luego había conseguido romper el frente, esperaba llegar a su objetivo (el puente sobre el Mosa en Huy) a última hora de la noche o en las primeras horas de la mañana siguiente. Unos kilómetros más allá se encontraba Stavelot, desde donde partía una buena carretera que, casi en línea recta y a lo largo de 64 km, conducía al Mosa. Lo que sucedió a partir de entonces constituye un misterio. Sus fuerzas de cabeza se vieron obligadas a detenerse cuando los vehículos semiorugas quedaron inutilizados; pero este era in inconveniente ya calculado, y, por otra parte, la reacción alemana puso fuera de combate dos carros americanos y capturó aún más prisioneros. No obstante, aquel encuentro movió a los comandantes a obrar con cautela y por ello hasta el crepúsculo las vanguardias del grupo de combate no avanzaron hasta las elevaciones situadas al otro lado del río, mas allá de Stavelot. En este lugar, los alemanes vieron centenares de vehículos americanos y llegaron a la conclusión de que habían alcanzado una posición fuertemente defendida.
Pero lo cierto era que la única unidad que se encontraba en Stavelot era un batallón de ingenieros y no había ni carros de combate ni cañones contracarro. Los vehículos eran camiones que transportaban carburante desde un enorme depósito a unos kilómetros de distancia. Los carros de combate alemanes de cabeza fueron a parar a un campo minado establecido recientemente por los americanos, y los comandantes, que habían avanzado durante 36 horas, debieron considerar que ya habían tentado bastante a la suerte, pues exageraron notablemente la fuerza de los defensores. Peiper, en contra de su costumbre, no se trasladó al lugar y permitió que se hiciera una pausa. Probablemente comprendía que, de todas maneras, habría tenido que detenerse. Mas, sea cual sea la explicación de la detención del grupo de combate de Peiper en Stavelot , en el curso de la segunda noche de la ofensiva, lo cierto es que señaló el punto de inflexión decisivo en el avance de la 6ª Panzerarmee SS, pues a la semana siguiente, aunque seguían constituyendo la amenaza más grave contra el sector septentrional del frente, ya no estuvo en condiciones de continuar la penetración hacia el oeste por falta de apoyo y, sobre todo, por falta de carburante.
Los refuerzos americanos, constituidas por la 82ª División Aerotransportada y la 30ª División Acorazada, atacaron implacablemente a las fuerzas de Peiper, que entonces permaneció aislado del resto del 1ª Panzerdivision SS. La inesperada y tenaz resistencia de la 99 División americana ofreció al 1 Panzerkorps y el retraso provocado por los extensos campos minados que había en este frente crearon un gran embotellamiento en el tráfico de la retaguardia alemana, donde la artillería propulsada por tracción animal, los convoyes de abastecimiento, el material de pontoneros, las unidades de reserva y los gigantescos cañones de asedio intentaban avanzar para respetar los tiempos previstos en el programa de ataque.
Pero lo cierto era que la única unidad que se encontraba en Stavelot era un batallón de ingenieros y no había ni carros de combate ni cañones contracarro. Los vehículos eran camiones que transportaban carburante desde un enorme depósito a unos kilómetros de distancia. Los carros de combate alemanes de cabeza fueron a parar a un campo minado establecido recientemente por los americanos, y los comandantes, que habían avanzado durante 36 horas, debieron considerar que ya habían tentado bastante a la suerte, pues exageraron notablemente la fuerza de los defensores. Peiper, en contra de su costumbre, no se trasladó al lugar y permitió que se hiciera una pausa. Probablemente comprendía que, de todas maneras, habría tenido que detenerse. Mas, sea cual sea la explicación de la detención del grupo de combate de Peiper en Stavelot , en el curso de la segunda noche de la ofensiva, lo cierto es que señaló el punto de inflexión decisivo en el avance de la 6ª Panzerarmee SS, pues a la semana siguiente, aunque seguían constituyendo la amenaza más grave contra el sector septentrional del frente, ya no estuvo en condiciones de continuar la penetración hacia el oeste por falta de apoyo y, sobre todo, por falta de carburante.
Los refuerzos americanos, constituidas por la 82ª División Aerotransportada y la 30ª División Acorazada, atacaron implacablemente a las fuerzas de Peiper, que entonces permaneció aislado del resto del 1ª Panzerdivision SS. La inesperada y tenaz resistencia de la 99 División americana ofreció al 1 Panzerkorps y el retraso provocado por los extensos campos minados que había en este frente crearon un gran embotellamiento en el tráfico de la retaguardia alemana, donde la artillería propulsada por tracción animal, los convoyes de abastecimiento, el material de pontoneros, las unidades de reserva y los gigantescos cañones de asedio intentaban avanzar para respetar los tiempos previstos en el programa de ataque.