
Pero los organizadores del merecido homenaje a la gesta del pueblo soviético parece que ya olvidaron por qué se llevó a cabo en esa fecha dicho desfile militar, aunque durante decenios el 7 de noviembre fue la fiesta nacional de este país. Ya la cambiaron por el Día de la Unidad Popular, el 4 de noviembre, que desde hace seis años es feriado y coincide con el aniversario del levantamiento popular que en 1612 expulsó de Moscú a los ocupantes polacos. Más que una fiesta nacional, el 4 de noviembre es ocasión propicia para que una minoría de jóvenes ultranacionalistas –alrededor de 5 mil– salgan a la calle para gritar sus exigencias recurrentes: “Rusia para los rusos” y “Ya basta de alimentar al Cáucaso”, en alusión al millonario flujo de rublos a fondo perdido que va del Kremlin a los gobiernos pro rusos de dicha región.
Borrado por decreto de la relación de fiestas oficiales, sólo los comunistas celebraron hoy el 94 aniversario del inicio de la revolución bolchevique –Gran Revolución Socialista de Octubre, como se llamaba aquí, acorde con el calendario juliano vigente en Rusia hasta 1918–, con los ya tan tradicionales como poco numerosos manifestación y mitin en el centro de esta capital. Temperatura bajo cero, hora vespertina con oscuridad y severas restricciones policiales para circular libremente por el centro de Moscú, sumadas al discurso poco atractivo de una dirigencia comunista estancada en el pasado, confluyeron para conseguir esta tarde igual resultado que en años anteriores, o sea, que salieran a la calle unas siete mil personas. Los más radicales –en torno de cien militantes del Frente de Izquierda y organizaciones similares– intentaron realizar la primera acción de protesta bajo el lema “Ocupa la Plaza Vieja”, sede de la oficina de la presidencia, que impidió con violencia la policía apenas se pusieron las máscaras del conspirador Guy Fawkes. El Kremlin, con la mirada puesta en los comicios legislativos del próximo 4 de diciembre, celebró este 7 de noviembre con una fuerte dosis de populismo electorero.
El presidente Dimitri Medvediev, al reunirse con representantes del Ministerio de Defensa, anunció que los salarios de los militares, a partir del primero de enero de 2012, se duplicarán y, en algunos casos, triplicarán, en función de la dificultad y calidad de las misiones que se cumplan. De este modo, un soldado por contrato podría ganar el equivalente a 11 mil pesos; un sargento, 15 mil pesos; un teniente, 20 mil pesos; un coronel, 30 mil pesos; un general, de 32 mil a 50 mil pesos, dependiendo del número de estrellas que tenga.