El próximo 12 de agosto, Rusia festejará el 100º aniversario de su Fuerza Aérea.

En verano de 1912, por medio de un decreto del Ministerio de Defensa del Imperio Ruso, quedó constituida una unidad aeronáutica. Posteriormente, según un decreto del presidente de la Federación Rusa, esta fecha fue declarada Día de la Fuerza Aérea de Rusia.
Los historiadores de la Segunda Guerra Mundial siguen debatiendo acaloradamente qué pilotos militares fueron los mejores: los aliados, los soviéticos o los alemanes. Entre los pilotos soviéticos y los aliados el mayor número de aviones enemigos (sesenta y cuatro) fueron derribados por el piloto soviético Iván Kozhedub. El segundo en esta gloriosa lista es su compatriota Alexander Pokrishkin que destruyó cincuenta y nueve aparatos enemigos. Entre los pilotos de los países aliados el mejor fue Richard Bong quien derribó cuarenta aviones, todos japoneses.
Al propio tiempo, el piloto de la Luftwaffe, Erich Hartmann, quien combatió en el frente soviético-alemán, obtuvo trescientos cuarenta y siete victorias y derribó cinco aviones estadounidenses “Mustang”. O sea, el total de los aviones que destruyó asciende a trescientos cincuenta y dos. Además, treinta y cuatro ases alemanes tenían cada uno en su haber ciento cincuenta o más aviones derribados. A estos datos se puede acceder fácilmente en Internet, pero ¿se puede tomarlos en serio?
A estas preguntas tan importantes para la Historia responde el historiador Vladímir Ivanov:
–Uno de los sistemas de recuento de los aviones derribados fue el soviético. Tres puntos terrestres, como mínimo, debían confirmar la declaración de pilotos sobre el derribo de un avión. Los alemanes tenían otro sistema que tenía dos elementos fundamentales: fotodetector que debía registrar el impacto y la confirmación que daba el jefe de unidad. Pero el avión de asalto Il-2, el arma principal de la Fuerza Aérea de la URSS, se caracterizaba por una gran supervivencia. En total, la industria soviética lanzó unos cuarenta mil aviones de este tipo. Si el avión se encendía a causa del impacto, el piloto, al extinguir las llamas, a menudo lograba regresar a su aeródromo de base.
En la etapa inicial de la guerra, cuando el enemigo se adentró profundamente en el territorio de la URSS, muchos pilotos soviéticos tuvieron que entrar en combate sin la debida preparación. Y los novatos tenían que vérselas con los experimentados pilotos de la Luftwaffe. De otro lado, no todos los ases alemanes podían resistir el embate de los veteranos pilotos soviéticos. De todas formas, cabe reconocer que algunos pilotos alemanes derribaron un considerable número de aviones, incluidos los nuestros, continúa Vladímir Ivanov:
–Ello no obstante, los nazis sufrieron enormes pérdidas. En 1941, libraron combates pilotos soviéticos cuya experiencia apenas alcanzaba diez o veinte horas vuelo. Y tuvieron que pelear contra los ases alemanes que habían librado numerosos combates, incluyendo con rivales fuertes de Inglaterra y EEUU. En 1945, la situación cambió de raíz. Ya era Alemania la que lanzaba al combate a los pilotos novatos. Ellos tuvieron que pelear contra pilotos soviéticos con la experiencia de cruentos combates durante en la batalla de Kursk y la liberación de Ucrania. Las pérdidas de los alemanes en 1945 fueron mucho más considerables que las que sufrieron los soviéticos en 1941.
Cuando la industria aeronáutica soviética, trasladada a la parte Este de la URSS, recuperó su capacidad productiva, y los pilotos, al acumular la experiencia de combate, incialmente se igualaron a los alemanes y luego se impusieron sobre ellos, se hizo evidente que la aviación alemana no podía de salir airosa, aun disponiendo la Luftwaffe de pilotos de primera.
Fue en el Frente soviético-alemán donde fue destruido el grueso de la aviación nazi y sus pilotos más experimentados. La mayor parte de la aviación enemiga fue eliminada en el aire.
Fuente: http://spanish.ruvr.ru/2012_08_08/la-Fu ... s-pilotos/
En verano de 1912, por medio de un decreto del Ministerio de Defensa del Imperio Ruso, quedó constituida una unidad aeronáutica. Posteriormente, según un decreto del presidente de la Federación Rusa, esta fecha fue declarada Día de la Fuerza Aérea de Rusia.
Los historiadores de la Segunda Guerra Mundial siguen debatiendo acaloradamente qué pilotos militares fueron los mejores: los aliados, los soviéticos o los alemanes. Entre los pilotos soviéticos y los aliados el mayor número de aviones enemigos (sesenta y cuatro) fueron derribados por el piloto soviético Iván Kozhedub. El segundo en esta gloriosa lista es su compatriota Alexander Pokrishkin que destruyó cincuenta y nueve aparatos enemigos. Entre los pilotos de los países aliados el mejor fue Richard Bong quien derribó cuarenta aviones, todos japoneses.
Al propio tiempo, el piloto de la Luftwaffe, Erich Hartmann, quien combatió en el frente soviético-alemán, obtuvo trescientos cuarenta y siete victorias y derribó cinco aviones estadounidenses “Mustang”. O sea, el total de los aviones que destruyó asciende a trescientos cincuenta y dos. Además, treinta y cuatro ases alemanes tenían cada uno en su haber ciento cincuenta o más aviones derribados. A estos datos se puede acceder fácilmente en Internet, pero ¿se puede tomarlos en serio?
A estas preguntas tan importantes para la Historia responde el historiador Vladímir Ivanov:
–Uno de los sistemas de recuento de los aviones derribados fue el soviético. Tres puntos terrestres, como mínimo, debían confirmar la declaración de pilotos sobre el derribo de un avión. Los alemanes tenían otro sistema que tenía dos elementos fundamentales: fotodetector que debía registrar el impacto y la confirmación que daba el jefe de unidad. Pero el avión de asalto Il-2, el arma principal de la Fuerza Aérea de la URSS, se caracterizaba por una gran supervivencia. En total, la industria soviética lanzó unos cuarenta mil aviones de este tipo. Si el avión se encendía a causa del impacto, el piloto, al extinguir las llamas, a menudo lograba regresar a su aeródromo de base.
En la etapa inicial de la guerra, cuando el enemigo se adentró profundamente en el territorio de la URSS, muchos pilotos soviéticos tuvieron que entrar en combate sin la debida preparación. Y los novatos tenían que vérselas con los experimentados pilotos de la Luftwaffe. De otro lado, no todos los ases alemanes podían resistir el embate de los veteranos pilotos soviéticos. De todas formas, cabe reconocer que algunos pilotos alemanes derribaron un considerable número de aviones, incluidos los nuestros, continúa Vladímir Ivanov:
–Ello no obstante, los nazis sufrieron enormes pérdidas. En 1941, libraron combates pilotos soviéticos cuya experiencia apenas alcanzaba diez o veinte horas vuelo. Y tuvieron que pelear contra los ases alemanes que habían librado numerosos combates, incluyendo con rivales fuertes de Inglaterra y EEUU. En 1945, la situación cambió de raíz. Ya era Alemania la que lanzaba al combate a los pilotos novatos. Ellos tuvieron que pelear contra pilotos soviéticos con la experiencia de cruentos combates durante en la batalla de Kursk y la liberación de Ucrania. Las pérdidas de los alemanes en 1945 fueron mucho más considerables que las que sufrieron los soviéticos en 1941.
Cuando la industria aeronáutica soviética, trasladada a la parte Este de la URSS, recuperó su capacidad productiva, y los pilotos, al acumular la experiencia de combate, incialmente se igualaron a los alemanes y luego se impusieron sobre ellos, se hizo evidente que la aviación alemana no podía de salir airosa, aun disponiendo la Luftwaffe de pilotos de primera.
Fue en el Frente soviético-alemán donde fue destruido el grueso de la aviación nazi y sus pilotos más experimentados. La mayor parte de la aviación enemiga fue eliminada en el aire.