Amor y sexo bajo la ocupación nazi
Amor y sexo bajo la ocupación nazi

En julio de 1940 los alemanes se establecieron en Francia. Los soldados alemanes se instalaron como los dueños y señores de París, el sueño sin cumplir de la I Guerra Mundial, y pusieron en marcha la "operación seducción".
Desde su llegada, el ejército alemán daba conciertos en las grandes plazas parisinas a las que acudían miles de personas. Mujeres francesas y homosexuales cayeron rendidos ante el poder de seducción de los soldados alemanes.
La ocupación de París también insufló vida a los prostíbulos parisinos, que fueron fueron requisados y acondicionados para las fuerzas ocupantes.. Los soldados recibían una lista de los burdeles autorizados y no dudaban en filmarse retozando con prostitutas a modo de souvenir personal.
El gobierno de Vichy, representante del orden moral, reconoció oficialmente los burdeles y creó una especie de servicio público de sexo. Al igual que los alemanes, quería canalizar el placer y controlar los cuerpos. Pero en la primavera de 1944 los nazis y la milicia impusieron su terror; se reanudaron los bombardeos aliados y el ambiente se volvió asfixiante. En estas circunstancias, amar a un alemán significaba ser una mala francesa.
En el verano de 1944 los alemanes perdieron la guerra. El futuro eran los aliados que llegaban como un soplo de libertad. Los franceses estaban eufóricos ante la liberación. Pero el frenesí en ocasiones se convirtió en ajuste de cuentas. Reinaba una única consigna: castigar a todos los que se hubieran beneficiado de la ocupación.
El gentío pedía cuentas a quienes se habían acostado con el enemigo. Su delito: “colaboración horizontal”. A más de 20.000 mujeres les raparon la cabeza. Pero raparles el pelo no era el único castigo. Era uno de los castigos. Hubo 2000 ejecuciones sumarias de mujeres por haberse acostado con el enemigo, por haber pertenecido a organizaciones colaboracionistas, por haber llevado uniforme, por haberse exhibido con soldados alemanes o por haber denunciado.
Desde su llegada, el ejército alemán daba conciertos en las grandes plazas parisinas a las que acudían miles de personas. Mujeres francesas y homosexuales cayeron rendidos ante el poder de seducción de los soldados alemanes.
La ocupación de París también insufló vida a los prostíbulos parisinos, que fueron fueron requisados y acondicionados para las fuerzas ocupantes.. Los soldados recibían una lista de los burdeles autorizados y no dudaban en filmarse retozando con prostitutas a modo de souvenir personal.
El gobierno de Vichy, representante del orden moral, reconoció oficialmente los burdeles y creó una especie de servicio público de sexo. Al igual que los alemanes, quería canalizar el placer y controlar los cuerpos. Pero en la primavera de 1944 los nazis y la milicia impusieron su terror; se reanudaron los bombardeos aliados y el ambiente se volvió asfixiante. En estas circunstancias, amar a un alemán significaba ser una mala francesa.
En el verano de 1944 los alemanes perdieron la guerra. El futuro eran los aliados que llegaban como un soplo de libertad. Los franceses estaban eufóricos ante la liberación. Pero el frenesí en ocasiones se convirtió en ajuste de cuentas. Reinaba una única consigna: castigar a todos los que se hubieran beneficiado de la ocupación.
El gentío pedía cuentas a quienes se habían acostado con el enemigo. Su delito: “colaboración horizontal”. A más de 20.000 mujeres les raparon la cabeza. Pero raparles el pelo no era el único castigo. Era uno de los castigos. Hubo 2000 ejecuciones sumarias de mujeres por haberse acostado con el enemigo, por haber pertenecido a organizaciones colaboracionistas, por haber llevado uniforme, por haberse exhibido con soldados alemanes o por haber denunciado.
Fuentes:
http://www.rtve.es/television/documenta ... -tematica/
http://www.youtube.com