
El director de la oficina, Kurt Schrimm, habló ayer de «una carrera contra el tiempo», debido a la avanzada edad de los sospechosos. El mayor de la lista nació en 1916 y 10 años más tarde el más joven. Schrim informó que la oficina que dirige no ha tenido en cuenta, en sus investigaciones, ni la edad ni el estado de salud de los 30 sospechosos. «Ahora son las fiscalías las que deben decidir», explicó.
Numerosos acusados de haber colaborado con el régimen nazi han permanecido impunes gracias a una sentencia del Tribunal Federal de 1969, que exigía pruebas de que el acusado había participado individualmente en los crímenes para ser condenado, algo que en muchos casos resultaba imposible. Schrimm considera responsables a todos los que trabajaron en la maquinaria de exterminio, ya sea como vigilantes en las cámaras de gas, o como cocineros. La mayoría de sospechosos residen en Alemania. Pero uno vive en Israel y el resto, en Croacia, Austria, Brasil, EEUU, Polonia y Argentina.
NO DEMASIADO TARDE
Desde hace solo dos años, ha cambiado el criterio por el que se puede condenar a antiguos guardias de los campos de exterminio, gracias a la sentencia emitida en mayo del 2011 contra Ivan Demjanjuk, guardián en el campo de Sobibor en 1943.
Era la primera vez que un tribunal consideró suficiente ser vigilante de los campos nazis. Demjamjuk fue condenado a cinco años de cárcel por cooperar en la muerte de 28.000 judíos. No cumplió condena por su avanzada edad y murió el año pasado a los 91 años en una residencia de ancianos, en Baviera.
En julio, el centro Simon Wiesenthal presentó una campaña bajo el slogan «Tarde, pero no demasiado tarde», en la que pedía la colaboración ciudadana, con recompensas de hasta 25.000 euros por ayudar a identificar a criminales nazis.
Fuente: http://www.elperiodico.com